Cómo
la dictadura benefició a los Macri…
Deuda Externa privada pasada al Estado Argentino.
Las empresas que pertenecían a Franco Macri, padre del jefe de gobierno
porteño (N.R.: hoy Presidente de la República), forman parte de un extenso
listado de compañías favorecidas con la estatización de su deuda privada.
Cifras de un negocio vil y millonario.
© Escrito por Manuel Alfieri el lunes 14/01/2013 y publicado por el Diario
Tiempo Argentino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Si tu papá era empresario y se hicieron cargo de su deuda, por lo menos
hay que guardar respetuoso silencio". Las palabras pronunciadas por la
presidenta Cristina Fernández el pasado jueves desde la Casa Rosada y dirigidas
al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, hacían alusión al oscuro
prontuario financiero de las empresas Socma y Sevel. Ambas firmas fueron beneficiadas
durante la dictadura con la estatización de su deuda privada, y todavía eran
propiedad del empresario Franco Macri.
Sin embargo, no fueron las únicas favorecidas en los años de plomo. Socma y
Sevel forman parte de un extenso listado de más de 70 empresas que traspasaron
sus pasivos hacia las arcas del Estado entre 1979 y 1983. La disposición,
tomada por los sucesivos presidentes dictatoriales, benefició a grandes
corporaciones y grupos económicos que, hasta hoy, y pese a la intervención de
la justicia, nunca fueron llamados para dar explicaciones en los Tribunales.
Según consta en la causa que investigó esta espuria maniobra, entre las
firmas nacionales más importantes se encuentran la mencionada Sevel, que a
fines de 1983 adeudaba 124 millones de dólares; Acindar, del ex ministro de
Economía Alfredo Martínez de Hoz, con 649 millones; Compañía Naviera, de la
familia Pérez Companc, con 211 millones; y Loma Negra, de los Fortabat, con 62
millones. También hay corporaciones multinacionales como Techint, IBM, Ford y
Fiat. Y, por supuesto, el listado incluye al sector financiero: Banco Río,
Francés, Citibank y
Supervielle, entre otros.
Algunas de las empresas favorecidas estaban vinculadas a la Fundación
Mediterránea, un think tank liberal nacido al calor del menemismo, que tuvo
como líder a Domingo Cavallo, el orquestador de la estatización de la deuda
externa. Allí aparecen Astra, Alto Paraná SA, Banco Galicia, Grupo SADE e
Industrias Metalúrgicas Pescarmona, entre otras.
El perjuicio que las compañías asociadas a la dictadura ocasionaron al
Estado fue calculado en 1983: 23 mil millones de dólares, más de la mitad de la
deuda externa de esos años, que alcanzaba los 45.100 millones de dólares.
"Fue una de las mayores estafas al pueblo argentino. El Estado fue usado
para negocios privados y para innumerable cantidad de operaciones turbias", aseguró uno de los más rigurosos investigadores del
tema, el ex diputado nacional Mario Cafiero.
Pero, ¿cómo fue posible que estos privados transfirieran sus pasivos en el
exterior a las cuentas públicas? Según el historiador Alejandro Olmos Gaona,
que demandó a un centenar de firmas favorecidas con la estatización de sus
deudas en la dictadura, la respuesta está en los llamados seguros de cambio. "Permitían que una empresa se
endeudara con el exterior a un dólar uno a uno. Cuando el dólar subía y la
empresa debía pagar su deuda, el Estado se hacía cargo de la diferencia",
explicó Olmos Gaona.
Mediante este régimen, el Banco Central les garantizó a estos deudores el
tipo de cambio vigente en aquel momento, con el objetivo de protegerlos en caso
de que hubiera una devaluación que incrementara el valor de estos pasivos. Eso,
justamente, fue lo que sucedió.
"El tipo de cambio aumentó diez veces en un año, con lo cual el
Central les cobró a los privados en pesos y a la tasa inicial, lo que produjo
un descomunal subsidio estatal para los deudores externos privados. Fue una
estafa, pero una estafa legal",
sostuvo el historiador y economista Eduardo Basualdo, autor del libro Deuda
externa y poder económico en la Argentina.
La trama de esta operación fue investigada por el juez Jorge Ballesteros. "Empresas de significativa
importancia y bancos privados endeudados con el exterior, socializando costos,
comprometieron todavía más los fondos públicos con el servicio de la deuda
externa a través de la instrumentación del régimen de seguros de cambio",
afirmó el magistrado en la causa Nº 14.467, donde pesquisó el crecimiento de la
deuda bajo el gobierno militar.
Además, Ballesteros determinó que en muchos casos las empresas ni siquiera
pagaron los créditos obtenidos, pero los funcionarios estatales jamás
reclamaron el dinero. Así, según las pericias, "con fondos del Tesoro
Nacional se cancelaron obligaciones de varias empresas privadas en distintas
monedas". Pero ni el Central ni el Banco Nacional de Desarrollo "iniciaron actuaciones
judiciales para el recupero de las sumas".
El empresariado no sólo fue favorecido con lo dispuesto por el Central
durante los años de plomo, sino también con los escasos controles sobre la
actividad financiera. El juez Ballesteros detectó infracciones a la ley penal
cambiaria, confusión entre deudor y acreedor, sumas no ingresadas al país,
anomalías en la concertación de seguros de cambio, aportes de capital encubiertos
como préstamos financieros, subfacturaciones y autopréstamos. Entre las
entidades acusadas de realizar esta última maniobra estaba Socma, del Grupo
Macri.
También fueron señaladas Cargill, Selva Oil, Sideco Americana, Suchard
Argentina, Celulosa Jujuy, Ford Motors Argentina, Sudamtex, Textil Sudamericana
y Renault.
Otras irregularidades fueron atribuidas a Cementos NOA SA que, de acuerdo
con la causa, de los 50 millones de dólares que acusaba en concepto de deuda
con bancos en el exterior, "sólo
ingresaron al país 6.169.086, es decir, el 12,20%, entregado por el Banco
Exterior de España para la compra de maquinarias. El resto adeudado, más de 44
millones de dólares, jamás ingresó y debió ser asumido por el Estado".
Pese a los intentos por condenar a los políticos y empresarios que
participaron de esta oscura operación, la causa judicial se cerró en 2000, sin
condenas. Apenas hubo, por un tiempo, un procesado: Martínez de Hoz. Después de
su contundente fallo, Ballesteros se limitó a enviar una recomendación al
Congreso de la Nación para que determine a los posibles culpables, algo que
nunca sucedió.
A fines de 2011, en el marco de un nuevo expediente abierto en 2005, el
fiscal Federico Delgado presentó un escrito para volver a investigar la
estatización de la deuda privada. Allí planteó la evaluación del inicio de
acciones de reparación, no sólo contra funcionarios públicos sino también
contra empresas. Pero, hasta el momento, el pedido del fiscal no fue considerado.
Buscamos vida,
los crímenes en Campo de Mayo. (Fragmentos del documental)