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jueves, 26 de octubre de 2017

Objetivo Global 8: Promover buenos trabajos y crecimiento económico… @dealgunamanera...

Objetivo Global 8: Promover buenos trabajos y crecimiento económico…



Empezamos un nuevo año y tenemos mucho trabajo por delante. El análisis del Objetivo Global que será expuesto hoy se refiere al crecimiento económico. Para ello debemos saber cuál es el indicador más utilizado cuando estudiamos una Economía desde una perspectiva macroeconómica.

© Escrito por Fernanda Medeiros (España/Brasil) el martes 21/11/2015 y publicado por MSD Idiomas Madrid de la Ciudad de Madrid, España.

El indicador que está vinculado al análisis del crecimiento económico es el PIB (Producto Interno Bruto), en lo cual está implícito el valor de la producción de bienes y servicios de un determinado país.

El flujo circular de la renta es generado por actividades económicas de tres agentes económicos: economías domésticas o familias, empresas y sector público.

La medición de la actividad económica puede ser realizada a través de tres perspectivas: producción (oferta de bienes y servicios de empresas), gastos (demanda de bienes y servicios de agentes económicos) y por último, renta (pagos de contraprestación de productos y servicios ofrecidos por las empresas).

Al tener en cuenta que los precios de productos y servicios van cambiando con el paso de los años, podemos clasificar el PIB en nominal (PIB de cada año) y real (variación del PIB respecto a precios de un año base). En síntesis, el PIB nominal nos aporta precios corrientes mientras el PIB real, precios constantes. Dependiendo del análisis que se desea hacer, se puede utilizar una variable u otra.

El PIB también puede ser calculado a través de tres métodos:

1.  Gasto: bienes y servicios adquiridos por los agentes económicos.En este sentido, los tipos de gasto pueden ser:

1.    Consumo privado: gastos de bienes y servicios por parte de familias.
2.    Inversión privada: adquisición de inmovilizados por parte de empresas y adquisición de viviendas por parte de familias.
3.    Gasto público: gasto de bienes y servicios públicos por parte de Administraciones Públicas.
4.   Exportaciones netas: la diferencia entre las exportaciones e importaciones.

  1. Renta: el resultado del obtenido por las empresas posteriormente la comercialización de sus productos y servicios. 
  1. Valor añadido: suma del valor de cada etapa de la producción.   
De este modo, se evita la doble contabilización.

Entretanto es bueno saber que el PIB no refleja la dimensión exacta de todos los bienes y servicios producidos en un país una vez que el indicador solamente incluye actividades económicas contables. En una Economía debemos tener presente que existen otros tipos de actividades que no hacen parte como la Economía sumergida (actividades económicas ocultas a la Contabilidad Pública), trabajo doméstico no remunerado, trabajo voluntario y trueque. En el intento de completar el PIB, la Organización de las Naciones Unidas está elaborando nuevos indicadores alternativos a fin de mejorar la calidad de vida y  bienestar de todos los ciudadanos, como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el Índice de Desarrollo Humano Sostenible (IDHS).


Si asociamos el concepto de crecimiento económico previamente definido al uso de nuevas tecnologías, podemos encontrarnos que ambos están estrechamente relacionados, una vez que la tecnología permite la combinación la combinación de factores productivos. El crecimiento económico podrá ser medido a través del progreso tecnológico responsable por el incremento de la productividad de dichos factores a través:

  1. Del progreso tecnológico: industria de producción de bienes y servicios de información y comunicación.
  2. De la utilización general de tecnologías: los bajos costes y fácil acceso estimula el desarrollo de otros productos y servicios derivados de tecnologías habituales.
  3. Del efecto de desbordamiento: la difusión de nuevas tecnologías incrementará la productividad de factores en sectores no relacionados y por lo tanto, afectará toda la Economía. 
De este modo, podemos afirmar que el aumento del uso del capital repercute un aumento de la productividad y por lo tanto, en el trabajo.

En este sentido, hay tres líneas de debates. La primera demuestra empíricamente en los primeros ensayos que las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) no actúan sobre la productividad del trabajo o su influencia no es relevante. La segunda, al contrario de la primera, sostiene que la inversión en TIC refleja una mayor productividad del trabajo. La tercera y última, asegura que la aceleración de la productividad del trabajo está más allá de las industrias de TIC.

Lo cierto es que estudios recientes comprueban que los cambios tecnológicos influencian la Economía, principalmente en el aumento del stock de capital producido por los mismos cambios y en la productividad total de los factores.


Respecto a países menos desarrollados, la aceleración no se aprecia con la misma intensidad. A pesar de las reformas laborales haber fomentado el empleo durante el momento de expansión de las TIC y los resultados presentados en la productividad del trabajo haber sido positivos, no siempre la difusión ha sido acelerada.

En conclusión, el crecimiento económico de un país está asociado su capacidad de producción. Las TIC son herramientas indispensables para impulsar una Economía, pero no debemos desconsiderar otros sectores. 

Sabemos que los países menos desarrollados no avanzan con la misma velocidad que los países desarrollados y por esta razón debemos tener en cuenta otras actividades económicas. Incluso entre países desarrollados puede haber ciertos descompases respecto a los avances tecnológicos. Entretanto, las aperturas y los acercamientos entre países tendrán a ser cada vez más mayor y a través del intercambio de conocimientos será posible colaborar e impulsar los países menos favorecidos y de ahí, crear nuevos puestos de trabajo y optimizar el crecimiento económico.

Referencias Bibliográficas:

Antonio Argadoña (2001). La nueva Economía y el Crecimiento Económico. Documento de Investigación Nº 437.

Ministerio de Educación. Indicadores del Crecimiento Económico. 
Consulta: 17 de Enero de 2016.


lunes, 23 de octubre de 2017

Objetivo Global 7: Aumentar el consumo de energía sostenible… @dealgunamanera...

Objetivo Global 7: Aumentar el consumo de energía sostenible…


El objetivo global de aumentar el consumo de energía sostenible consiste en la generación de electricidad totalmente libre de emisión de carbono. Eso quiere decir que la electricidad mundial debe proceder de recursos eólicos, hidráulicos y solares hasta 2030.

Las fuentes de este tipo de energía son el viento, el agua y el sol (VAS) y podemos afirmar que existe energía renovable para toda la población del planeta.

© Escrito por Fernanda Medeiros (España/Brasil) el sábado 21/11/2015 y publicado por MSD Idiomas Madrid de la Ciudad de Madrid, España.

En el plan trazado para 2030, debe hacerse una combinación de tecnologías centradas en las energías eólicas y solares que representarían un 9% de la demanda. De modo particular, el viento representaría el 51%. Los 40% restantes deberían proceder de la energía solar. Además, el plan incluye 900 centrales hidroeléctricas distribuidas por todo el mundo, de las cuales un 70% ya existen.

Actualmente solo están instaladas un 0,8% de la base eólica necesaria en el mundo. En el intento de aprovechar el espacio ocupado por las turbinas (1% del planeta), estos espacios podrían ser aprovechados para la agricultura, creación de animales o bien, ser terrenos o mares abiertos. Asimismo, las plantas fotovoltaicas ocuparían un 0,33% del planeta.

La construcción de las infraestructuras VAS llevará su tiempo. Entretanto no es su construcción que constituye un desafío porque se trata de una tarea posible. El mayor obstáculo que se prevé es que algunos materiales necesarios pueden dejar de existir o tornarse objeto de especulación.


El hormigón y el acero existentes en el mundo son suficientes y además son reciclables. Los materiales que podrían ser escasos son los metales de tierras raras como el neodimio, utilizado en las cajas de engranajes de las turbinas de sistemas de energía eólica. En caso de haber la cantidad necesaria de estos metales, puede ocurrir que los países que se dedican a construir tales generadores transfirieran su dependencia de un bien no producido en el país por otro, en un futuro no tan distante.

Las células fotovoltaicas están constituidas de silicio, telururo, seleniuro, indio y cobre. La ausencia de telururo e indio puede reducir las posibilidades de algunos tipos de células pero no de todas. Los demás tipos las compensarían. El uso de la plata puede resultar una restricción a gran escala por lo que se debería valorar la reducción del consumo de este metal en las células. Una manera alternativa de disminuir los inconvenientes de la escasez de algunos materiales es el reciclaje de células ya no utilizadas.

Si tomamos por base la fabricación de coches eléctricos (que no liberan carbono durante su uso), encontraríamos algunos problemas. Los metales de tierras raras usados en los motores, el litio en las baterías y el platino en las pilas de combustible no son suficientes para sostener una demanda mundial. Asimismo las reservas de platino no serían suficientes para mantener las industrias por más de 100 años.

De manera general, las tecnologías VAS tienen tiempos muertos (periodo que suspenden las actividades por mantenimiento) inferiores que las fuentes tradicionales: las turbinas eólicas terrestres de 2% y las marinas de 5%. Respecto a la energía fotovoltaica, el tiempo es inferior al 2%. Además, una avería en un dispositivo eólico afecta solamente una fracción de la producción mientras una avería en una central térmica (de carbón o gas natural) la pérdida de la producción es relevante.


Una de las principales dificultades del VAS es que el viento no sopla siempre ni tampoco con la misma intensidad en el mismo lugar. De misma manera, sucede con el sol. Las intermitencias pueden ser mitigadas si se alternan las fuentes. Así se podría suministrar energía geotérmica o mareal provenientes de vientos nocturnos y del sol durante el día. Asimismo la conexión o desconexión de las hidroeléctricas podrían regularizar o satisfacer una demanda puntual.

Es de gran utilidad la interconexión y el apoyo de fuentes distintas y geográficamente dispersas, instalación de contadores eléctricos inteligentes en domicilios para la recarga de vehículos eléctricos y posteriormente, instalaciones que sean capaces de almacenar energía para el consumo.

Otro aspecto que debemos tener en cuenta son los costes de toda esta energía sostenible. El kilowatt-hora de las energías eólica, geotérmica e hidroeléctrica cuesta menos de US$ 0.07 cada una, mientras las energías solar y mareomotriz presentan precios más altos. A partir de 2020 se estima que los costes de las primeras se reduzcan a US$ 0.04 o menos. La energía eólica también es cara pero se espera que hasta 2020 los precios estén más asequibles.

Estudios previos realizados prevén que la energía fotovoltaica podrá ser inferior a US$ 0.10 por kWh en los próximos 10 años. En el mismo sentido, se estima que los sistemas de energía solar con dispositivo acumulador térmico podrán producir electricidad 24 horas al día a través de corrientes eléctricas, durante tres estaciones del año (primavera, verano y otoño).

El precio del transporte que lleva baterías de litio o níquel e hidruro metálico (libres de carbono) y pilas de combustible comparado con los vehículos de motor de combustión interna puede ascender a US$ 0,53 por litro. Si además consideramos las externalidades de los combustibles fósiles como el impacto en la salud de las personas, medio ambiente y clima, las tecnologías limpias resultan económicamente más interesantes.


Los costes estimados para la construcción de un sistema VAS que atienda a toda la demanda del planeta en el periodo de 20 años gira en torno de 100 billones de dólares, aparte de la transmisión. Entretanto lo que se debe tener en cuenta es que es una inversión recuperable con la venta de electricidad y energía. El plan trazado ofrece un sistema de producción de energía nueva, limpia y eficiente que se opone al sistema antiguo, sucio y con rendimiento a baja escala.

Para completar, es necesario que las políticas estatales sean participativas en la implantación de este nuevo sistema promisor. Durante algún tiempo deben haber subvenciones al VAS y gravámenes sobre el carbón. De mismo modo, será adecuado un programa de tarifas incentivadoras para el uso de energías renovables que resulte más atractivo que las que se pagan para el uso de la electricidad convencional. Por otro lado, deberían eliminarse las subvenciones existentes para la generación de energía fósil y beneficios fiscales concedidos para su prospección y extracción. En síntesis, cada país debe encontrar su propia fórmula de afrontar las presiones de las industrias energéticas que no cuadran en los nuevos patrones de sostenibilidad y estar dispuesto a invertir en sistemas de transmisión de energía capaz de atender desde zonas menos pobladas hasta grandes centros urbanos.

Con políticas inteligentes y adecuadas sería posible alcanzar un 25% de generación de energía a través de fuentes VAS en los próximos 10 o 15 años y el 100% de nuevos suministros en los próximos 20 o 30 años. Si las políticas se presentan más moderadas, este resultado podrá ser logrado dentro de 40 o 50 años.

Definitivamente, el reto de tener todo el planeta suministrado por energía sostenible provenientes del VAS no es un sueño lejano, sino un proyecto que ya está en marcha. El futuro donde esta tecnología nos alcanzará tardará algo más que 15 años, pero sucederá. El ritmo dependerá de las políticas de cada país, pero seguramente, los países pioneros serán brindados por la mejora de la calidad de vida de su población y a la vez disminuirán el impacto del carbono en el medio ambiente.

Referencias bibliográficas:

Mark Z. Jacobson; Mark A Delucchi (2010). Energía Sostenible: Objetivo 2030. Revista Investigación y Ciencia, Enero, pp. 20-27.


sábado, 21 de octubre de 2017

Objetivo 6: Asegurar agua potable y saneamiento... @dealgunamanera...

 Objetivo 6: Asegurar agua potable y saneamiento...


Cuando nos referimos al agua potable y saneamiento, las evidencias no son muy positivas. En América Latina, es un sector que se caracteriza por bajas coberturas y mala calidad del servicio ofrecido, debido a los inconvenientes financieros de las prestadoras de estos servicios.

© Escrito por Fernanda Medeiros (España/Brasil) el jueves 05/11/2015 y publicado por MSD Idiomas Madrid de la Ciudad de Madrid, España.

La falta de incentivos para la mejora de la gestión ha conducido el sector a un nivel de sostenibilidad no tolerado. Además, existen divergencias entre la política tarifaria y las inversiones y financiamiento, que caminan en direcciones opuestas. Dentro del marco institucional y regulador, se requiere ajustes para mejorar la gestión de las empresas responsables por los servicios de saneamiento y para permitir que los órganos gubernamentales competentes ejerzan su función con eficacia.

Los servicios de agua y saneamiento intervienen de manera positiva en los indicadores de nutrición, salud y educación. Asimismo, representa la competitividad de un país en el sentido de contribuir con la mejora sostenible de calidad de vida de la población.

Si bien este sector ha sido incluido en los previos Objetivos del Milenio, debemos entender que con solo ampliar los recursos destinados no se garantiza inversiones sostenibles, ni tampoco que el agua potable y saneamiento va a llegar a los que más los necesitan. Por lo tanto, es necesario una política y metodología que priorice la asignación de recursos a favor de esta parte de la población desfavorecida y que mejore la gestión de las empresas del sector.


El uso del agua debe ser basado en un coste al recurso hídrico. En estos momentos, las tarifas cobradas por las empresas solamente incluyen costes a corto plazo, cuando deberían incluir costes a plazos intermedios. De este modo, observamos que estas compañías están retrasadas y no son capaces de reflejar un coste medio a plazos intermedios, debido a la falta de una medición precisa del uso del servicio por parte de la población.

Una de las estrategias para mejorar la gestión de servicios es optimizar la capacidad instalada a través de la ampliación de la medición de su uso, antes de ampliar el sistema con nuevas inversiones. Una mayor medición contribuirá a la identificación de elementos para en el futuro, abordar el problema del agua que no se factura. En el mismo sentido, el sector debe revisar la distribución de recursos a favor de un mejor financiamiento de las inversiones y adecuar los incentivos obtenidos. A fin de mejorar la gestión de esta prestación de servicio, también se abrieron puertas a la participación privada a través de concesiones.

Los principales desafíos del sector son:

Mejorar las coberturas y la calidad del servicio. 

Si bien las áreas que están mejor atendidas se sitúan en los centros urbanos, hay pequeñas ciudades, zonas urbanas marginalizadas y zonas rurales que carecen de este servicio, principalmente en América Latina. En los pequeños centros urbanos donde no llegan estos servicios, la población cuenta con la diminuta cobertura de compañías privadas. Estas empresas no garantizan el uso adecuado de los sistemas implantados ni tampoco reúnen las condiciones mínimas de sanidad exigidas. Además, el precio del servicio ofrecido es muy elevado.

Aumentar las inversiones y establecer una política financiera.

Las inversiones en el sector de los últimos años presentan una gran volatilidad y una tendencia decreciente. La volatilidad se debe al grado de dependencia de las compañías con las financiaciones del Estado. Por esta razón, es necesario que los países dispongan de una política financiera que garantice la generación de recursos necesarios para financiar el sector y medios para obtener inversiones sostenibles para mantenerlo estable.  

Mejora de la situación económica de las empresas. 

Hay evidencias de que la situación económica de las empresas de agua potable y saneamiento no son las mejores. Los ingresos obtenidos son suficientes para cubrir solamente los costes operativos. En los últimos años, no ha habido mejora sino que los indicadores apuntan hacia una dirección opuesta. Estas empresas están deteriorándose y no hay ninguna estrategia de mejora eficiente puesta en marcha.

Sistema de tarifas adecuado. 

Si bien se reconoce que el agua tiene un valor social, económico y ambiental y que su uso debe estar interrelacionado con estos valores, no se ha establecido un coste al recurso hídrico por lo que las tarifas cobradas incluyen solamente los costes por los servicios ofrecidos. Las tarifas cobradas estarían más adecuadas si incluyesen un costo intermedio a un plazo intermedio.

Ajustes en el marco institucional y regulatorio. 

Recientemente hubo cambios en el marco legal y regulatorio del sector que incluyeron contratos de explotación, funciones del ente rector, directorios de las empresas municipales, plan maestro optimizado y por último, tarifas y ampliación al ámbito rural y pequeñas ciudades. Como todas las ciudades son los prestadores de servicio en un mercado libre de competencias y fijan sus propios precios, los gobiernos adoptan las políticas tarifarias y prácticas operativas incapaces de mantener la sostenibilidad y el crecimiento del sector.

Generación de incentivos para una gestión de servicios eficaz. 

La prestación de servicios y aprobación de tarifas son de responsabilidad municipal en el ámbito urbano lo que colabora, en gran parte, a la generación de incentivos para la mejor gestión. Esta estrategia debería ser una prioridad para la gestión de las empresas una vez que torna posible identificar la medición de agua no facturada de acuerdo con el avance de la ampliación de cobertura.

Aumentar la sostenibilidad de las inversiones. 

Las inversiones realizadas desde un nivel central no son sostenibles porque las decisiones fueron tomadas sin tener en cuenta la participación y empoderamiento de las empresas. Se ha identificado que parte de los servicios es sostenible y otra parte, está colapsada. De esta manera, se considera que la construcción de obras y otras actividades pueden colaborar con la mejora de la sostenibilidad de las inversiones.


Hemos visto que hay mucho lo que hacer en las zonas menos desarrolladas. Si bien el sector del agua potable y saneamiento es un recurso básico para una población, sabemos que no alcanza a todos. Quizás por ser un recurso básico, se torna incluso olvidado por existir otras prioridades en las políticas de los Estados. Entretanto, hay que darle especial atención, ampliar sus límites y ofrecer una mejor calidad de vida a todos los ciudadanos.

A través de mayores inversiones en el sector y aplicación de políticas adecuadas para la regulación de tarifas y mejora de la calidad del servicio, será posible atingir la sostenibilidad en el sector. Lo que nos queda por saber es cuánto de inversión estará destinada a este objetivo para poder repartir entre las empresas prestadoras de servicio (públicas o privadas) y la ampliación de los recursos en los próximos 15 años.

De tal manera, debemos pensar que siempre habrá áreas aisladas y alejadas, en las cuales nunca llegarán este recurso, sea por inviabilidad de las obras o bien por los bajos beneficios al introducir un sistema adecuado. En este caso, será más conveniente aplicar políticas sociales que apoyen la movilidad de la población más carente a zonas que estén atendidas por estos recursos básicos.

Referencias bibliográficas:

Marmanillo, Iris. (2007). Agua potable y saneamiento. Banco Mundial, pp. 325-351.


lunes, 16 de octubre de 2017

Objetivo Global 5: Promover la igualdad de género… @dealgunamanera...

Objetivo Global 5: Promover la igualdad de género…


Se entiende por igualdad de género ofrecer a hombres y mujeres las mismas oportunidades. Y para que podamos alcanzar este objetivo, debemos empezar desde el principio, la educación.

Todas las personas deben tener acceso a los estudios, sin distinción, para que en el futuro, disfruten de las mismas oportunidades laborales.

© Escrito por Fernanda Medeiros (España/Brasil) el jueves 01/10/2015 y publicado por MSD Idiomas Madrid de la Ciudad de Madrid, España.

Si volvemos en el tiempo, veremos que no siempre niños y niñas han tenido la misma formación. No siempre han estado estudiando en colegios mixtos, como hacen actualmente. Los cambios fueron surgiendo a medida que la sociedad fue desarrollándose.

Hasta entonces, la educación de las niñas era direccionada y sesgada a un futuro en el entorno doméstico, para lo cual debían ser preparadas a fin de contraer matrimonio, cuidar de la casa, del marido y de los hijos. Los niños, por su vez, tenían acceso a los estudios para prepararles para encontrar un buen trabajo y poder mantener la casa, esposa e hijos. En este contexto, niños y niñas no estaban integrados en colegios mixtos, dado que la formación de ambos era distinta.

El modelo educativo separatista tuvo origen en el siglo XVIII y estaba estrechamente relacionado a los principios religiosos y sociales, cuyas interpretaciones eran que hombres y mujeres nacieron para desempeñar funciones distintas en la sociedad y por esta razón, debían tener una educación diferenciada. En ese momento, unas pocas mujeres pertenecientes a las altas clases sociales (aristócratas) defendían la idea de que las mujeres debían tener una educación superior porque desempeñaban el papel de primeras educadoras de sus hijos.

La educación de niños y niños por separado se mantiene hasta finales del siglo XIX, cuando empezaron a surgir propuestas más sólidas a favor de la igualdad en el ámbito educacional para hombres y mujeres paralelamente al origen de colegios mixtos, lo que afloraba muchas opiniones.


Al principio del siglo XX fueron implantados los primeros centros escolares mixtos públicos y privados. En aquel momento, estos colegios se clasificaban como progresistas y opuestos a los valores religiosos de la época. Si bien hubo poca adhesión a este nuevo sistema, las niñas que formaron parte de ello pudieron incrementar su nivel de estudios y por consecuencia, ampliar su nivel de actuación.

Años más tarde las instituciones de ensino mixtas ganaron fuerza y se expandieron, no por consecuencia de un debate pedagógico o acción reivindicativa por parte de las mujeres, sino por la necesidad de legitimar un sistema educativo homogéneo a todos los individuos, independiente del sexo.

El debate que gira en nuestros días hace referencia a la calidad de esta igualdad. Suponemos que hemos logrado ofrecer la misma educación a hombres y mujeres, pero hay dos evidencias que ponen en manifiesto que todavía no hemos logrado ofrecer las mismas oportunidades para ambos.

La primera de ellas es que pocas mujeres acceden a los estudios técnicos, en los cuales se concentran las mejores posibilidades profesionales y salarios más elevados. La segunda es que el mercado ofrece una remuneración superior a los hombres que a las mujeres que tienen la misma formación. 


Son inúmeras las interpretaciones que se pueden dar a estas evidencias pero de manera general, se considera que las diferencias entre hombres y mujeres están relacionadas al contexto social. Cada sociedad establece sus patrones y el papel de la mujer varía de acuerdo con los principios sociales en los cuales ella está inserida.

Estas diferencias generaron nuevas líneas de pensamiento con nuevas reflexiones, como es caso del sexismo, que defiende la idea de que sí hemos logrado la igualdad entre hombres y mujeres a nivel educacional pero no a nivel social. Otra reflexión es que la educación mixta no cumple la función de promover la igualdad de género a la hora de actuar ya que hace prevalecer el androcentrismo (educación para los niños) y disuelve la identidad de las niñas.

Para alcanzar una educación igualitaria entre hombres y mujeres, las instituciones de ensino deben ir más allá de ofrecer un ambiente común para chicos y chicas. Hay que promover la integración de modelos educativos genéricos que posibiliten a ellas actuar donde la presencia masculina es predominante. De mismo modo, introducir en el currículo conocimientos que estuvieron inaccesibles a ellos durante todo ese tiempo, para que puedan ser convertidas en formas de conducta para ambos en un futuro.

Las propuestas de cambios que afectan la población a nivel social y cultural caminan despacio. La percepción y la conciencia llegan de forma gradual a nuestros días. Saber el camino que debe ser recorrido ya es un gran avance hacia a las transformaciones de la sociedad. Pero hay que tener en cuenta otros aspectos asociados al grado de capacidad y nivel de desarrollo de los países (a nivel general) y a los esfuerzos de los individuos (a nivel específico).


Al margen de las reflexiones de igualdad de género, debemos saber que las instituciones solo son el camino por donde debemos tener el derecho y la conciencia de seguir. Entretanto, para actuar en el mercado laboral es necesario tener algo más que conocimiento; es necesario tener práctica. Eso es lo que nos hace más o menos aptos para ejercer una profesión.

La opción de adquirir conocimientos y posteriormente ponerlos en práctica dentro o fuera de la institución de ensino es criterio de cada uno. Los centros de estudios deben posibilitar y promover estas actividades a todos, indistintamente.

El acceso y el contacto con diferentes áreas de ensino generan curiosidad. El estímulo al aprendizaje impulsa nuevas descubiertas. Las innovaciones destacan profesionales altamente capacitados. Las personas conscientes y preparadas pueden transformar el mundo.

Hombres y mujeres son capaces de desempeñar este papel.

Referencias Bibliográficas:

SUBIRATS, Marina. (1994). Conquistar la igualdad: la coeducación hoy. Revista Iberoamericana de Educación, Nº 6, Septiembre – Diciembre.