El fenómeno del papa Francisco se
mete de lleno en la campaña electoral…
Oficial. El Gobierno empapeló la ciudad con una
imagen del encuentro entre CFK y el Papa.
Los expertos en marketing político reconocen que modificará el tono de la
competencia proselitista. Cómo lo usará la oposición.
A pesar
de que el papa Francisco dejó entrever que no visitará la Argentina hasta
pasadas las elecciones legislativas de octubre, su figura igualmente promete impactar,
y de diversas maneras, en el escenario político. En apenas diez días, Jorge
Bergoglio se subió al pedestal de los referentes más importantes del país,
lugar que ostentaba hasta ahora Cristina Kirchner en soledad.
Políticos,
analistas y publicistas coinciden en que el papa argentino se convertirá en un
foco de referencia para la política. Algunos creen que sus frases u acciones
automáticamente serán reinterpretadas en clave local. Otros afirman que su
estilo, humilde y austero, será un componente nuevo a considerar a la hora de
confeccionar las campañas electorales y que incluso muchos lo podrán utilizar
como ejemplo (y como reflejo de contrastes). Por último, desde la política ya
están todos jugando a su alrededor: unos, abiertamente quieren “apropiarse” de
su figura y mostrar buenos vínculos; otros, en cambio, se encargan de achacarle
al Gobierno el cambio repentino en su relación, que tildan de “hipócrita”.
De
todas formas, todos aclaran que todavía falta tiempo como para analizar el
efecto concreto que tendrá la figura del Papa. Los primeros síntomas ya se
visualizan en la calle: tanto el kirchnerismo como el macrismo pegaron afiches
demostrando su simpatía con el flamante Sumo Pontífice. Para el publicista
Martín Baintrub, “los afiches son las pruebas concretas de que al menos se va a
intentar utilizar al Papa en la campaña”. Pero aclaró: “Esto es muy delicado
porque puede tener un efecto de fuerte rechazo en la opinión pública”. De
cualquier manera, consideró que “como dijo Carville en la campaña de Clinton,
‘es la economía estúpido’, termina siendo lo que define las elecciones, allá y
acá”.
La
socióloga Graciela Römer, por el contrario, sostuvo que “es difícil que la
agenda política no sufra un impacto con esta nueva impronta” e hizo referencia
a “los ejes que va a imponer Francisco, ejes que la ciudadanía está
demandando”. “La ética, el estilo de gestión y la lucha contra la pobreza son
temas que todos van a tener que tener. Va a salir mejor parado el que logre
capturar todos esos temas”, concluyó.
Para el
denarvaísta Gustavo Ferrari, “el cambio de actitud del Gobierno es la evidencia
más clara de que su asunción no será neutra e influirá en el escenario”.
Además, alertó a “aquellos que se pasen de vuelta” sumándose a su imagen, pero
recalcó que podrá ser utilizado como una figura ejemplar. “El contraste con el
Gobierno, todos los días, es brutal”, aseveró.
Desde
el FAP, Margarita Stolbizer aseguró que ellos no tienen previsto ponerlo en la
agenda. “Ya no es terrenal ni doméstico”, explica la diputada. Sin embargo, sus
críticas “a los que aprovechan su figura” es otra forma más de girar en torno
al Papa.
Amplios
sectores de la oposición, además, se muestran contentos por la coincidencia
entre algunos de sus reclamos y las posturas de Francisco. Eso, igualmente,
difícilmente pueda ser capitalizado por alguien en especial. “Si la Iglesia
comenzara a transformarse directamente en sujeto político, no haría más por los
pobres y por la justicia, sino que haría menos, porque perdería su
independencia y su autoridad moral”, reza un documento del CELAM (Consejo
Episcopal Latinoamericano), de cuando Bergoglio lo presidía. Aunque no se
identifique con ninguna fuerza, Francisco ya comenzó a ser un sujeto político
clave.
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Publicado el viernes 21/03/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.