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domingo, 19 de abril de 2015

El ‘caso Nisman’ desvela los agujeros de la justicia y la política argentinas... @dealgunamanera...

El ‘caso Nisman’ desvela los agujeros de la justicia y la política argentinas...

Protesta en Buenos Aires por el 'caso Nisman'. Foto: N. PISARENKO (AP) 

Tres meses después, la investigación se bloquea en medio de una guerra de poder. Los agoreros lo dijeron desde las primeras horas de aquel 18 de enero: nunca sabremos quién mató a Alberto Nisman, el fiscal de la causa AMIA, el peor atentado de la historia de Argentina y uno de los más sangrientos del mundo, con 86 muertos. Tres meses después, la mayoría de los argentinos piensa que lo mataron, y no se suicidó, pero también creen que nunca se sabrá quién fue.

El pesimismo se ha instalado en la sociedad con noticias constantes sobre el caso que generan aún más confusión. Y sin embargo el asunto sí ha tenido un efecto claro: ha puesto en primer plano la parte oscura de un país donde los servicios secretos están más cuestionados que nunca; la justicia libra una profunda batalla interna entre jueces y fiscales K (cercanos a los Kirchner) y todos los demás, y se produce en público, casi a diario, una guerra entre la fiscal del caso, Viviana Fein, y la exmujer de Nisman, la juez Sandra Arroyo Salgado. Esto impide tres meses después saber mucho más de lo que se conocía el primer día. Los agujeros negros que vinculan la política, la justicia y los servicios secretos, de los que siempre se hablaba en privado, han quedado en un primer plano.

La única certeza de momento es que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha conseguido sobrevivir de manera notable al caso Nisman. La imagen del fiscal, designado para la causa AMIA por los Kirchner, está hundida después de que se supiera que tenía una nutrida cuenta bancaria no declarada en Nueva York y se conocieran detalles de su vida privada, filtrados por la propia policía. Su demanda contra la presidenta por el pacto con Irán agoniza en los tribunales, y ahora ha recaído en un fiscal cercano a los Kirchner.

“La presidenta cayó cinco puntos en febrero por Nisman y los recuperó en marzo. El asunto ha ido perdiendo relevancia para la sociedad”, explica Eduardo Fidanza, director de la encuestadora Poliarquía. “La estrategia de embarrar la cancha ha funcionado. Es como el tango de Discépolo Cambalache, todo se iguala por abajo. El prestigio del fiscal está hundido con las revelaciones. Además, el poder judicial tiene bajo prestigio en Argentina”, sentencia Fidanza.

De hecho el oficialismo, y su candidato más fuerte, Daniel Scioli, recupera fuerza día a día en este año electoral clave. La muerte de Nisman descolocó al Gobierno y le hizo pasar uno de sus peores momentos, pero ha conseguido darle la vuelta y ahora quien está siendo investigado es el propio Nisman y su familia, por posible lavado de dinero —el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, ha llegado a aconsejar públicamente a la fiscal que detenga a la madre del fallecido— y también un personaje clave, Antonio Stiusso, el todopoderoso hombre fuerte de los espías argentinos.

Su relación con Nisman era muy estrecha —el fiscal intentó llamarle varias veces antes de morir— y la presidenta atribuyó la denuncia del fiscal contra ella, presentada la misma semana en la que murió, a una maniobra de Stiusso, al que ella había despedido un mes antes. Ahora todo el poder se ha vuelto contra él, y tiene varias causas pendientes en la justicia, una de ellas iniciada nada menos que por un amigo del Papa, Gustavo Vera, un concejal de Buenos Aires. Stiusso se ha marchado de Argentina y está ilocalizable. Ha mandado ya el mensaje de que no volverá con este Gobierno.

El caso Nisman ha dado pues un giro completo y ahora perjudica a quienes lo iniciaron, pero sobre todo ha dejado claro a todos los argentinos que los agujeros oscuros de los que siempre se habló en privado están bien a la vista.

© Escrito por Carlos E. Cué el sábado 18/04/2015 y publicado por el Diario El País de la Ciudad de Madrid, España.

lunes, 26 de enero de 2015

Matar al rusito descerebrado…De Alguna Manera...

Matar al rusito descerebrado…


Ahora puedo revelar la fuente porque Alberto Nisman ya murió. Hace exactamente dos años y cuatro días yo hablé largamente con él y me hizo revelaciones que hoy adquieren otro valor. El fiscal muerto estaba con mucha energía pero también, muy preocupado. Había recibido una amenaza más grave que la decenas de aprietes semanales con las que querían intimidarlo. Esta vez a Nisman le corrió un frío por la espalda porque el correo de origen desconocido que le habían mandado decía textualmente:”Rusito descerebrado, te vamos a matar a vos y a tus hijas. Judío hijo de mil putas. ¿No te das cuenta que cambió la mano?”. Semejante aberración era solo el comienzo.

El frío que le corrió por la espalda a Nisman fue porque le exigían que renunciara a la investigación o de lo contrario iban a matar a sus hijas, Iara y Kala. Ahi le enviaban algunas fotos de la casa y hasta del club que ellas frecuentaban y tenían un dato muy reservado que solo lo podrían haber conseguido con espías profesionales.

Hablaban de una inminente mudanza de sus hijas y era algo real que muy pocos sabían. Por cuestiones de estudio, estaban por cambiar de domicilio a los pocos días.

Había algunas precisiones que ni Alberto Nisman sabía.

Pero ese no fue todo el calvario que el fiscal denunció como corresponde en el juzgado Numero 9 a cargo del doctor Luis Rodríguez. Había fotos de atrocidades cometidas por los carteles de los narcotraficantes y le decían ”que tus amigos gringos te ayuden a conseguir un trabajo en el exterior”. Aquí aparece la primera curiosidad porque “gringo”, es la manera despectiva para dirigirse a los ciudadanos norteamericanos que utilizan mas en Venezuela y en Cuba que en Argentina. Aquí, en general se los llama yankys.

El texto repugnante de antisemitismo tiene consignas a favor de Irán y Hezbollah y hacen votos por la “muerte del sionismo usurpador”.

Yo le dije que Nisman estaba preocupado por el nivel de precisión informativa que tenía esta amenaza. Y estamos hablando de hace dos años. Estoy reciclando una columna que escribí en el diario Perfil el 17 de febrero de 2013. Pero también le comenté que estaba con las pilas cargadas de entusiasmo por el trabajo que estaba preparando. Me anticipó que era una denuncia de “600 fojas” que iba a revelar los contactos de kirchneristas con el iraní, prófugo de la justicia, Moshen Rabbani y otras cuestiones de similar gravedad. Insisto con el tema, Hace dos años Nisman me contó esto y yo lo publiqué en Perfil.

Solo hace falta ir al archivo para desnudar la mentira de Cristina que sugiere que otra persona le escribió de apuro el dictamen y que se lo dieron llave en mano para que Nisman lo presentara. Hoy nuevamente Cristina volvió a sugerir que Antonio Stiusso redacto el dictamen como venganza porque lo echaron de los servicios.

En aquel momento, Nisman me contó que tenía escuchas y un trabajo minucioso, casi obsesivo diría yo, sobre el rol de Luis D’Elía que se comportaba como un soldado de Irán. De hecho me detalló algo que tenía entre sus anotaciones pero que era público y por eso me lo podía revelar. Fue un intercambio de tuits entre el piquetero que aplaude a Cristina desde la primera fila y el empresario de medios mas beneficiado con la pauta oficial: Sergio Szpolski. D’Elía acusaba al editor de ser ”un coronel del MOSSAD que recibe millones del gobierno para hacer la comunicación kirchnerista” y el propietario de Tiempo Argentino, entre otros medios K, le contestaba que D’Elía ”era un ladrón que recibía cheques de Irán”. Otros tiempos. ¿Otros tiempos? Creativo Szpolski caracterizaba al régimen de Ammadinejad como el “triple esdrújulo, misógino, homofóbico y xenofóbico”.

El fin de semana anterior a mi publicación en Perfil, Horacio Verbitsky había castigado duro a Nisman acusándolo de haber viajado varias veces a Israel y Estados Unidos y colocando a la misma altura de demonios a Irán e Israel. Todo para argumentar y defender el pacto tenebroso de Etiopía que había firmado su amigo y subordinado, el entonces y actual canciller, Héctor Timerman. En su lenguaje donde mezcla el pensamiento de Cristina con el estilo de los informes de inteligencia que escribía en Montoneros, plantea que los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel fueron “parte de una guerra que no libramos”.

Casualmente pero tal vez no tanto, el domingo pasado , en su habitual columna de Página 12, el mismo comandante cristinista escribió en forma muy crítica de lo que llamó “bodoque acusatorio” de Nisman y llamó a ocupar las calles “para marcarle los límites” a quienes “intenten castigar a la presidenta por la búsqueda de la verdad”. Convoco a la movilización popular si es que “un poder contramayoritario intenta confinar la política a un expediente judicial”. Allí denunció que Nisman se había encontrado con Ken Roy, el consejero político de la embajada de los Estados Unidos “antes de presentar su incandescente dictamen”.

El coro estable del gobierno le había tirado con munición gruesa al fiscal. Anibal y Coqui lo habían tratado de ridículo, estúpido, irracional, empleado de Stiusso y golpista. Diana Conti había dicho que iban a salir con los tapones de punta y le aconsejaba socarronamente a la hija de Nisman que se quedara tranquila, que no le iban a maltratar a su padre. “Ni lo intenten”, pintaron en las paredes los muchachos camporistas de Larroque y se prepararon para movilizar y hacer tronar el escarmiento tal como les recomendó en la mañana del domingo Verbitsky. Por esas horas, Alberto Nisman, murió con un tiro en la cabeza. Hoy la presidenta Cristina planteó que fue un asesinato y que le tiraron el cadáver a ella.

Quien quiera oír que oiga.

© Escrito por Alfredo Leuco el jueves 22/11/2015 y publicado en Alfredo Leuco de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



sábado, 24 de enero de 2015

Porquerías… De Alguna Manera...

Porquerías…


Pocos hechos reflejan mejor nuestro grado de descomposición institucional como el caso AMIA. Más allá del atentado en sí (hubo otros tanto o más salvajes en el mundo antes y después), su investigación se convirtió en un océano venenoso, que salpicó y salpica con distintos tonos a todos los que se involucraron. Y si algo le faltaba era la muerte de Nisman.

En las primeras horas tras la aparición del cuerpo sin vida del fiscal, se señaló que la novedad, políticamente hablando, impactaba casi exclusivamente en el Gobierno (http://e.perfil.com/muerteycerteza). Fuera suicidio o asesinato, el final de Nisman afectaba al kirchnerismo, epicentro de la que sería la última acusación del fiscal especial.

Aturdido por el golpe, el Gobierno intentó salir del paso con la doctrina del suicidio, que resultaba más digerible que la idea de que quedara instalado que el oficialismo había promovido ese final. Con claroscuros, la Presidenta abrazó esa lógica en su primera carta facebookiana. Otros dirigentes y adláteres, como siempre en estos casos, la hicieron propia con furia militonta.

La voltereta fue obvia, decidida el miércoles a la noche en Olivos –en un encuentro con Cristina donde al menos participaron Carlos Zannini y Oscar Parrilli– y típicamente K: no hay mejor defensa que un buen ataque. El “nos tiraron un muerto” era más potable que el resto de las alternativas, concluyeron algo tardíamente. Importaba poco la contradicción, lo dicho.

En ese paso, había que encontrar un responsable. El recientemente desplazado Jaime Stiuso caía como anillo al dedo, por sus más que estrechos vínculos con Nisman y la llamada pista iraní. Tampoco interesaba mucho otro aspecto contradictorio de esta película. Hasta ayer nomás, Stiuso fue el jefe de los espías más poderoso desde el retorno democrático, con un peso alimentado también (pero no sólo) por los Kirchner. Ahora es el enemigo público número uno y Cristina aspira a verlo preso.

Para ello, ya comenzaron a moverse algunos resortes pseudojurídicos, por llamarlos de alguna manera, que inquietan a actuales y ex funcionarios defendidos legalmente en no pocas causas por el “stiusismo”. La Cámpora fue corrida de esta ofensiva, donde abundarán los carpetazos entrecruzados. “Estamos jugados”, habría dicho CFK en esa noche de miércoles movida de Olivos. Allí habría planteado un argumento extra para sostener la ofensiva: “Quién le va a creer al ‘asesino’ de Nisman si dice que tengo una cuenta en el exterior”.

A este chiquero de porquerías se suman, como viene ocurriendo desde hace un tiempo, sectores judiciales, políticos y mediáticos que se rigen más por sus deseos e intereses que por avanzar hacia la transparencia.

Nisman se ha convertido en otro capítulo de esta guerra patética, que acaso no termine siquiera el 10 de diciembre. Ya se sabe: en cualquier guerra, la primera víctima simbólica es la verdad.

© Escrito por Javier Calvo el sábado 24/01/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

martes, 20 de enero de 2015

La muerte de Nisman deja preguntas sin respuesta... De Alguna Manera...

Solo dudas y más dudas…


La noticia impactó, no solo a nivel nacional, sino también internacional. Tiene que ver con el hallazgo del cuerpo del fiscal a cargo del caso AMIA, Alberto Nisman.

Las especulaciones surgen de una información precisa: hoy debía presentar ante el Congreso las pruebas sobre el presunto pacto del Gobierno para exonerar a los iraníes acusados por esa masacre.

Las dudas avanzan al paso de las horas y se acumulan incesantemente. Poder responder cada una de esas preguntas servirá para aclarar más rápidamente lo sucedido con el fiscal. Algunas de ellas son las siguientes:

-¿Se mató o lo mataron a Nisman?

-¿Por qué no dejó una carta de despedida si decidió quitarse la vida? ¿Pudo haber hecho el envío por correo el sábado mismo? ¿A quién?

-¿Es cierto que el fiscal se sentía abandonado a su suerte? ¿Por quién o quiénes?

-¿Por qué el agente de la ex SIDE Antonio Stiusso dejó de atenderle el teléfono? ¿Es la persona que lo envalentonó para avanzar en su denuncia?

-¿Fue Stiusso quien le prometió las escuchas que Nisman juraba tener y de las que solo poseía “desgrabaciones”?

-¿Eran fiables las desgrabaciones que tenía en su poder o fue usado por ex agentes de Inteligencia despechados?

-¿Quiénes son los agentes de la ex SIDE que planeaba dejar al descubierto Nisman?

-¿Fue el fiscal víctima de una interna de los servicios de Inteligencia bajo promesa de algo que finalmente nunca le dieron?

-¿Con quién o quiénes habló Nisman antes de morir?

-¿Cuándo murió exactamente? ¿Quién y cuándo peritará la escena del crimen?

-¿Qué quiso decir Nisman cuando aseguró que con esto se “jugaba la vida”?

-¿Por qué la fiscal Fein se adelantó a decir que parte de la documentación que iba a presentar el fiscal fue hallada sobre su escritorio?

-¿Es lógico que alguien se suicide con un arma calibre 22? ¿Por qué no utilizó la 38 que también estaba a su nombre?

-¿Tenía rastros de pólvora en sus manos?

-¿Le sirve al gobierno el escándalo que generó su muerte?

-¿Quién seguirá con la investigación del atentado a la AMIA?

Ciertamente, hasta que aparezca un elemento concreto en contrario, la muerte de Nisman debe ser analizada como un suicidio.

Las próximas horas pueden ser reveladoras para revertir esa hipótesis, o no. Mientras tanto, el escepticismo ciudadano se ve reflejado en las redes sociales. Allí, hasta ahora, nadie cree que no haya sido asesinado.

© Escrito por Christian Sanz, especial para diario Mendoza Post, el lunes 19/01/2015 y publicado en http://periodicotribuna.com.ar