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lunes, 16 de abril de 2012

¿Cristina vs. Néstor?... De Alguna Manera...

¿Cristina vs. Néstor?...

Néstor Kirchner y Cristina Fernández
“Los enunciados políticos –como la poesía o la lírica– tienen solamente una función expresiva y no una función representativa. Los enunciados políticos no son ni verdaderos ni falsos, pues nada afirman; no contienen conocimiento ni error, caen totalmente fuera del campo del conocimiento, de la teoría, fuera de la discusión acerca de la verdad o la falsedad. Pero son expresivos como la lírica, la risa y la música. Expresan no tanto sentimientos efímeros cuanto disposiciones emocionales o volitivas permanentes. Así, por ejemplo, puede que un sistema político monista sea la expresión de un modo de vida uniforme y armonioso y un sistema dualista, del estado emocional de quien considera que la vida es una lucha eterna. Un sistema ético riguroso puede ser la expresión de un fuerte sentido del deber o quizás de un deseo de gobernar con rigor. A menudo, el realismo es un síntoma del tipo de construcción que los psicólogos denominan extrovertido y que se caracteriza por la facilidad de establecer vínculos con las personas y las cosas. Tal vez el idealismo sea el síntoma de una concepción opuesta, el denominado tipo introvertido, que tiene cierta tendencia a retirarse de un mundo hostil para vivir entre los propios sentimientos y las fantasías.”

Ultimamente se habla mucho de las diferencias de estilos entre Néstor Kirchner y su viuda y sucesora, el primero como representante del realismo y la segunda, del idealismo. El largo párrafo anterior está entre comillas porque corresponde a un texto de Rudolf Carnap, titulado Filosofía y sintaxis lógica; con una trampa: las tres veces que aquí figura la palabra “política”, en el texto original decía “metafísica”. Carnap fue autor del Manifiesto del Círculo de Viena (conocido como Una concepción científica del mundo), cuna del empirismo lógico. Carnap pensaba que la metafísica (la política) y la lírica tenían una gran semejanza. Pero le reconocía a la lírica su carácter no engañoso: “El poeta no afirma que los versos de los demás estén equivocados o sean erróneos, se conforma con decir que son malos”.

Kirchnerólogos que fueron cayéndose del Gobierno y opositores (los primeros un poco más justificadamente) vienen aprovechando cada micrófono que se les pone delante para marcar que la Presidenta está contradiciendo las ideas de su marido, dando de baja leyes y decretos por él promulgados, pasando al ostracismo a funcionarios que Néstor Kirchner valoraba y transformando en enemigos a amigos de hasta no hace mucho.

Quizás sin conocerlo, argumentan algo parecido a Carnap. Que Néstor Kirchner era extrovertido y, entonces, pragmático. Y que la Presidenta es más fundamentalista porque es más teórica y vive encerrada, con menos contacto con el afuera.

Esta discusión se parece bastante al barco de Teseo, aquel que cuando traía atenienses desde Creta, le iban cambiando las tablas que se rompían en el viaje y cuando llegaba, ya no quedaba sana ninguna de las originales con las que el barco había partido. ¿El que llegó era el mismo barco de Teseo o era otro? Historia que se usa para referirse a la paradoja de la identidad. Como ejemplo, vale el cuerpo humano que cada siete o diez años cambia todas sus células sin que las personas dejen de ser las mismas.

¿Es la misma persona (política o ideología) la que privatiza YPF en los noventa y en 2012 estatizaría la mayoría de sus acciones para que vuelvan a control público? Para muchos la respuesta sigue siendo que sí.
Colihue, la editorial emblemática de Carta Abierta, publicó en Argentina el libro Gramática de la multitud, donde se sintetizan las clases de Paolo Virno en el doctorado de Investigación en Ciencia, Tecnología y Sociedad, de la Universidad de Calabria. Siguiendo una tesis de Hannah Arendt, sobre que la política en el siglo XX comenzó a imitar el trabajo, Virno cita un párrafo de la novela de Luciano Bianciardi La vita agra, que dice: “¿Cómo se puede evaluar a un cura, un publicitario o un RR.PP.? ¿Cómo se puede hacer para calcular la cantidad de fe, de deseo de posesión, de simpatía que ellos serían capaces de generar? No tenemos otro patrón de medida que la capacidad de cada uno de permanecer a flote, de subir un poco más; es decir, de convertirse en obispo. En otras palabras, quien elige una profesión terciaria o cuaternaria necesita dotes y actitudes de tipo político. La política, como todos saben, desde hace tiempo ha dejado de ser una ciencia del buen gobierno y se ha convertido en el arte de la conquista y la conservación del poder.

Así que la bondad de un político no se mide en relación con el bien que hace a los demás, sino sobre la base de la rapidez con la que llega a la cima y el tiempo que se mantiene”.

Si para llegar más rápido a la cima, y luego para mantenerse en ella la mayor cantidad de tiempo, hiciera falta primero privatizar YPF y luego estatizarla, no habría entonces diferencia entre Néstor y Cristina Kirchner.

Desde esa visión política, tampoco habría inconsistencias en despedir al procurador general por aprovechar su cargo para vender lobby desde su estudio de abogados, habiendo sido defendidos –ella misma y su esposo– por ese mismo estudio del procurador, ahora despedido. Lo mismo vale para Alberto Fernández, Moyano o Clarín.

Un evento es el mismo no cuando es idéntico sino cuando ocupa la misma posición en su red causal.
“No hay entidad sin identidad”, decía otro colega contemporáneo de Carnap, el también filósofo Willard Quine. Para que exista algo llamado kirchnerismo, debería haber alguna identidad entre las acciones de Néstor y Cristina Kirchner. Cada lector tendrá su opinión sobre si el kirchnerismo se parece o no al barco de Teseo.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por El Diário Perfil de La Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 14 de Abril de 2012.