Puede fallar…
Cubilete
parlamentario, Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes
Nada
salió como Macri quería. Viejas facturas en el Congreso.
© Publicado por Nelson Castro el domingo
30/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
En la semana que pasó, hubo un hecho
parlamentario que al
Gobierno le marca el nuevo tiempo que ha comenzado a correr en la dinámica de
la política vernácula. Fue la derrota que la oposición unida le infligió en la
votación por el proyecto de participación privada en la obra
pública. He aquí algunos de los secretos de ese episodio. Nada salió
como estaba previsto.
El propio Mauricio Macri y Mario Quintana habían presionado al presidente de la
Cámara de Diputados, Emilio
Monzó, para que
generara acuerdos confiables entre propios y ajenos a fin de que el tema
fuera aprobado y convertido en ley. “Parece que el apuro del Gobierno
tuvo que ver con alguna promesa de más que hizo a empresarios que participaron de la Mini Davos”,
argumentó un diputado de la oposición.
El proyecto, tal como estaba redactado,
había generado tal revuelo durante su tratamiento en comisión que hasta los
propios radicales aliados de Cambiemos iban a votarlo tapándose la nariz. Es que el proceso de contrataciones del Estado tiene
protocolos muy precisos y controles detallados de transparencia que, según
varios diputados opositores, aparecían demasiado laxos en el proyecto.
Aquí empiezan las especulaciones
políticas que
terminaron con el proyecto de vuelta en comisión: desde Cambiemos no dudan en apuntarle
a Sergio Massa, a quien acusan de haberse vengado por el desplante de
Elisa Carrió en los acuerdos para la votación de la modificación de la Ley del
Ministerio Público Fiscal. La líder de la Coalición Cívica se había negado a
convalidar un proyecto “que tenía nombre y apellido”.
El propio Massa desmintió la posible venganza pero desde
las entrañas del Frente Renovador aseguraron que “algo de eso hubo. Sergio
había trabajado en la búsqueda de acuerdos para votarle a Cambiemos el proyecto
del Ministerio Público Fiscal que acortaría el mandato de su actual titular, la
controvertida Alejandra Gils Carbó, y cuando Carrió salió a pegar cuatro gritos, nos
dejaron a todos pagando. No pueden controlar su propia tropa”,
reconoció una conspicua voz del FR. Al propio Massa se le escuchó advertir que
“votando la nueva ley de participación de privados todos nos van a correr por
izquierda. Ya nos sacrificaron una vez”.
El
proyecto de ley que derribó el "No" de Carrió era no sólo
inconstitucional, sino también peligroso.
Desde Cambiemos señalan que en realidad la
supuesta venganza es una fachada para ocultar que nunca pudieron
controlar los deseos de Facundo Moyano y de José Ignacio de Mendiguren en contra de la nueva ley. Así las
cosas, se trató de una derrota parlamentaria que dejó al Gobierno mal parado
frente a los empresarios de los cuales espera inversiones inmediatas.
Ese es el otro tema. La reactivación de la
economía y la llegada de dólares contantes y sonantes cada
vez se demoran más. “Los índices de la economía han tocado fondo,
todo lo que viene debería ser mejor”, vociferan desde el Gobierno; pero lo
cierto es que la realidad sigue a contramano de este mismo argumento que se
viene escuchando repetitivamente en los últimos dos meses. Según los analistas
de consumo, “el ciudadano común no pierde la esperanza pero las ventas aún no
repuntan. En el Gobierno apuestan a diciembre y enero por los movimientos que
generan las fiestas y las vacaciones”.
Un hombre de consulta respetado como Orlando Ferreres ha
reconocido que la reactivación podría demorar seis meses más.
El proyecto de modificación del Ministerio Público
Fiscal merece un
párrafo. No hay dudas de que su titular, Alejandra Gils Carbó, ha venido desempeñando su cargo con un objetivo
fundamental: ser un alfil del kirchnerismo. Al
momento de su designación, Elisa Carrió hizo escuchar su voz de advertencia en
soledad. Ella predijo lo que otros no vieron o no quisieron ver. Esta
circunstancia le da un valor extraordinario a su férrea oposición al proyecto
de marras.
¿Cuál era su defecto original?: el de ser una ley con
nombre y apellido. Y eso es incompatible con los conceptos elementales de la
vida republicana. Es algo que, por otra parte, abundó a lo largo de los doce
años del kirchnerato. Sirvan como botones de muestra la Ley de Medios y la Ley
de Reforma Judicial. La primera tenía como objetivo la destrucción de
Clarín y la segunda, el copamiento del Poder Judicial. El proyecto de ley que
derribó el “No” de Carrió era no sólo inconstitucional, sino también peligroso.
Le daba al Poder Legislativo un poder tal que ponía en serio riesgo la
independencia de los fiscales.
Quien se va acercando al universo de los
tribunales de Comodoro Py es Daniel Scioli. La decisión
del fiscal Álvaro Garganta de citar a declaración indagatoria a su ex jefe de
Gabinete, Alberto Pérez, y al ex subsecretario administrativo de la
Jefatura de Gabinete, Walter Carbones, en una causa por supuesto manejo
fraudulento de fondos públicos pertenecientes a la gobernación de la provincia
de Buenos Aires, es mala noticia para el ex candidato a presidente.
Junto con esto, la realidad se encarga de dejar a la
intemperie su desastrosa gestión durante sus dos mandatos; inundaciones por
falta de obras de infraestructura, rutas en mal estado, hospitales en situación
calamitosa y corrupción tanto en la Policía como en el Servicio Penitenciario
representan un abanico de males que, a manera de una plaga, castigan y ponen en
riesgo la vida de los bonaerenses.
En estas horas se definen los aspectos
fundamentales del presupuesto. Uno de los reclamos más
intensos sobre la así llamada ley de leyes tiene que ver con los posibles
recortes en el área de Ciencia y Tecnología. Curiosa circunstancia ésta para un
gobierno poseedor de un discurso en el que permanentemente se habla de la
modernidad y del desarrollo. Llamativo también, si se tiene en cuenta que el
jefe de Gabinete, Marcos Peña, es nieto de Eduardo
Braun Menéndez, quien fue la mano derecha de Bernardo Houssay, nada menos.
La decisión de Macri de designar en el cargo de ministro
de Ciencia y Técnica a Luis Barañao, quien había desempeñado idéntica función
durante el gobierno de CFK, fue un gran acierto no sólo por la actitud de
apertura política que representó, sino también por ser un hecho concreto en
la búsqueda de confluencias para el establecimiento de una política de
Estado. De concretarse el recorte presupuestario que están denunciando los
científicos tendrá consecuencias letales para muchos proyectos de investigación
y dejará al garete a muchos científicos que se verán forzados a emigrar. Dejará
sin sustento también la gestión de Barañao.
“Los países ricos lo son porque dedican
dinero al desarrollo científico-tecnológico, y los países pobres lo siguen
siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia.”
(Bernardo Houssay).
Producción periodística: Santiago Serra
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