Malvinas: memoria y justicia...
Sobre la Autoderterminación y el Nacionalismo I. Opiniones para el debate abierto en torno de las islas
Malvinas.
La cuestión Malvinas ha desatado en las últimas semanas opiniones
diversas desde diferentes lugares de pensamiento. Así fue la posición que tomó
un grupo de intelectuales y periodistas que plantearon ante la sociedad una
“posición alternativa”, proponiendo la autodeterminación de los habitantes de
las islas Malvinas, pidiendo al Gobierno revisar el reclamo de soberanía que
está consolidado como política de Estado en todo el proceso histórico que va
desde 1833. Esta posición se planteó desde siempre en la comunidad
internacional, y en la actualidad es respaldada por todos los países
latinoamericanos que entienden que Malvinas es una causa de América latina.
Todo el arco político nacional coincide con la posición
actual del PEN y así se vio reflejado en la declaración de Ushuaia con la
presencia de los representantes de las comisiones de relaciones exteriores de
las cámaras de Diputados y de Senadores que impulsan una resolución de Estado.
La
Presidenta de la
Nación, Cristina Fernández, después de su licencia aparece
públicamente con un nuevo paradigma sobre Malvinas, planteando el concepto de
democracia y soberanía, y haciendo hincapié en la memoria, la verdad, la
justicia y la defensa de la soberanía popular.
Este espacio de pensamiento, de Memoria, Paz y Soberanía
constituido por ex soldados combatientes de Malvinas, en su momento, emitió su
opinión al respecto sobre la intención de los llamados “intelectuales”, pero
observamos que aún persisten otras líneas de pensamiento que sostienen la
“sacralización de la guerra”, que se interponen a cualquier acción que permita
construir un relato distinto de lo contado en cientos de libros que relatan la
guerra de Malvinas con épica militar.
El lunes 27, en una nota publicada en este diario, “La
batalla de los epítetos”, escrita por Ana Jaramillo, miembro del Instituto
Manuel Dorrego y rectora de la Universidad Nacional de Lanús, en su nota de
opinión plantea su preocupación por el debate histórico, metodológico, teórico,
político e ideológico en referencia a la postura “alternativa” de los
intelectuales.
Para los ex combatientes que conformamos este espacio de
pensamiento por la Memoria,
Paz y Soberanía, es de suma preocupación la posición esgrimida en parte de la
nota por la rectora de la
Universidad de Lanús, donde interpela a los argentinos con lo
siguiente: “¿Qué intereses defienden quienes quieren hacer aparecer a los
veteranos como víctimas de la dictadura y no como patriotas que lucharon en una
guerra, y a la población en general que apoyó y apoya los derechos sobre las
islas como manipulados e irreflexivos?”.
Como primera medida, la política por Memoria, Verdad y
Justicia, junto a Malvinas, son políticas de Estado, nuestro país es ejemplo
mundial en la lucha por los DD.HH. y eso también incluye la posibilidad de
investigar, en este presente, los hechos aberrantes cometidos por oficiales y
suboficiales contra los soldados en Malvinas (víctimas), como estaqueos,
muertes injustificadas por hambre, torturas y vejámenes que cometieron las
Fuerzas Armadas que sostenían en su ideología la doctrina de la seguridad
nacional y no la de defensa nacional. En la guerra de Malvinas, si bien hubo
reconocidos actos de valor y heroísmo, participaron represores que hoy están
condenados o bajo proceso por violaciones a los derechos humanos.
Quizá la rectora de la UNLA, Ana Jaramillo, se encuentre incómoda con la
posición que la presidenta Cristina Fernández le impone al tratamiento de la
cuestión Malvinas, que entre otras acciones solicitó la desclasificación del
Informe Rattenbach, y ello lo podemos ratificar porque desde esa universidad el
Observatorio Malvinas, en el año 2010, publicó el libro Malvinas en la Historia. Una
perspectiva suramericana.
En dicha publicación se construye la imagen de una sociedad
que masivamente apoyó la recuperación de las islas Malvinas (páginas 216-217).
Por tratarse de una historia político-militar del conflicto, el texto está
organizado en un relato minucioso de las acciones bélicas y las negociaciones.
Sin embargo, evidencia una serie de importantes inexactitudes que responden a
una intencionalidad política que consideramos muy alejada de la visión de
democracia y soberanía.
En el libro se expresa una línea visible desde la inmediata
derrota, aquella tendiente a lavar las responsabilidades de muchos oficiales
durante la guerra, y notoriamente proteger a algunos de sus cuadros, como por
ejemplo, a Alfredo Astiz. Al respecto, es problemática la inclusión en dicho
libro de fotos de oficiales de la
Armada, y testimonios de sobrevivientes que se vinculan con
los grupos de tareas de la
Marina.
Esta inclusión, sin ofrecer información al respecto, es
distorsiva, pues borra uno de los principales puntos de controversia que
encierra Malvinas: la dictadura que la produjo, la malversación de un reclamo
genuinamente popular por una dictadura ilegítima. Basta recordar que de los
ocho imputados que fueron condenados en la masacre de Margarita Belén, tras 36
años de impunidad, dos de ellos son veteranos de la guerra de Malvinas.
- En consonancia con la política del gobierno nacional, que pregona la memoria como herramienta de reconstrucción política, diferentes centros de ex combatientes del país son querellantes en la causa radicada en el Juzgado Federal de Río Grande Tierra del Fuego, por violaciones a los derechos humanos cometidas por los cuadros militares contra los soldados argentinos, victimas de esos militares de la dictadura.
Aquí vale acotar que el enfoque planteado en el libro, fundamentalmente,
se basa en el apoyo dado al Observatorio Malvinas de la UNLA por personajes que
participaron abiertamente en los levantamientos contra la democracia y forman
parte del staff del Observatorio y que militan activamente en contra de la
verdad de Malvinas, presentando ante la Justicia argumentos para desvirtuar las
denuncias. Uno de los integrantes del Observatorio se presentó como amicus
curiae en la Cámara
Federal de Casación impugnando la denuncia de cientos de
soldados. Otro de los que se presentaron estuvo preso por sedición en ocasión
de los alzamientos de 1990.
Estos sectores se han encargado de darle a la guerra de
Malvinas el carácter de “gesta patriótica”, como si el sentimiento que los
argentinos tenemos con nuestras islas fuera propiedad de esa dictadura genocida
que sólo la usó para salvarse.
La posición de Ana Jaramillo revela una visión parcial e
intencionada de una cuestión muy compleja si es que efectivamente queremos ser
coherentes con las políticas de democracia y soberanía que se promueven.
© Escrito por Memoria, Paz y Soberanía (*) y publicado por
el Diario Página/12 el martes 28 de Febrero de 2012.
(*) Corriente de Pensamiento de Ex Soldados de Malvinas
(Ernesto Alonso, Edgardo Esteban, Mario Volpe, Orlando Pascua, Victor Foresi,
David Zambrino).
http://indecquetrabaja.blogspot.com/2012/02/memoria-verdad-y-justicia-para-los.html
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