viernes, 31 de julio de 2009

Polémica por la Educación Sexual... Iglesia Católica... ¿Santa Madre?...

El arzobispo señaló que el manual que los docentes reciben como instructivo “reivindica el derecho a fornicar” y lo definió como “neomarxista”. Dura confrontación con el ministro Alberto Sileoni.

“La tan mentada neutralidad religiosa del Estado en el ámbito educativo, el célebre laicismo escolar, no es compatible con la imposición de una dogmática constructivista y atea que resulta una especie de religión secular, ajena a la tradición nacional y a los sentimientos cristianos de la mayoría de nuestro pueblo”. Eso fue lo que publicó ayer, en un documento, el titular de la Comisión Episcopal de Educación Católica, el arzobispo Héctor Aguer, que criticó el “Material de Formación de Formadores en Educación Sexual y Prevención del VIH/Sida” oficial. Se trata de un manual que se publicó hace dos años y que fue distribuido entre los docentes de escuelas públicas y privadas, laicas y religiosas de todo el país, poco tiempo después de que se aprobara la Ley de Educación Sexual y Reproductiva durante la gestión de Daniel Filmus, en 2006.

Sin embargo, el arzobispo de La Plata obvió que fuera un material para docentes, que no llega directamente a los bancos de los alumnos, y aprovechó para disparar críticas sobre el modo en que se da educación sexual en las escuelas. Dijo que ese manual de 300 páginas da una “imposición totalitaria de dogmas ateos”, tiene una visión “reduccionista”, “constructivista” y “neomarxista” de la sexualidad e implica una amenaza a la libertad de enseñar y aprender. También que busca “la desconstrucción de una concepción de la sexualidad de acuerdo al orden natural y a la tradición cristiana” y “descalificar la educación en el amor que se da en las escuelas religiosas”. El párroco insistió que la educación sexual oficial sólo reivindica “el derecho a fornicar lo más temprano posible y sin olvidar el condón”, y que no refiere “al amor, la responsabilidad, el matrimonio y la familia como un proyecto de vida”. El programa oficial, para Aguer, también ofrece una visión “neomarxista” y excluye “la autoridad de los padres”, lo que califica como “una verdadera subversión del orden jurídico”.

El titular de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, le respondió por la tarde y dijo que su ministerio sólo cumple con la ley: “La Educación Sexual Integral en este país no es una opinión sino una ley que fue aprobada en 2006, la 26.150, por la que cumplimos en impartir contenidos de educación sexual integral en todo el país”. Una fuente de la cartera también aclaró que el manual es sólo un compilado de artículos escritos por prestigiosos especialistas de todo el mundo, que fue financiado por Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, indicó que no se trata de un material que llega a manos de los alumnos y que sólo fue destinado a la capacitación de los docentes en el marco del Programa Nacional de Educación Sexual Integral.

“Los criterios de educación sexual que barajamos son los mismos que marca la ley y que son la promoción de los derechos humanos, la educación en valores, el respeto a la vida, no vamos en contra de que la educación sexual se hable en la escuela o en la familia, todo lo contrario, promocionamos la salud y una visión amplia e integral de la sexualidad. En ningún momento ese manual menciona que se anule a la familia, todo el tiempo se promueve que se converse en casa y se trabaja sobre la base del amor”, dijo la fuente del ministerio. Esta no es la primera vez que la Iglesia –y monseñor Aguer en particular– chocan contra el gobierno nacional por la obligatoriedad de dar educación sexual en las escuelas. En 2007 sacaron su propio manual de educación para el amor, donde los docentes de colegios católicos podían bucear sobre cómo dar el tema a sus alumnos haciendo hincapié en que las relaciones sexuales se dieran sólo dentro del matrimonio y que los métodos anticonceptivos utilizados fueran los naturales.

© Publicado en el Diario Crítica de la Argentina el jueves 30 de Julio de 2009.

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