Promesas olvidadas…
¿Se
viene el tercer Fernández? Aníbal Fernández. Dibujo: Pablo Temes
“Conmigo se acabó la grieta”, dijo el Presidente al jurar su cargo. Pero nada de eso ha sucedido.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 10/10/102020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Se cumplieron
ayer diez meses desde el día
en que Alberto Fernández juró como presidente de la Nación. “Conmigo se
acabó la grieta”, fue la promesa que buscó crear una esperanza.
Todo eso se ha
perdido. Nada queda. El
recurso remanido al que apela el Dr. Fernández es fustigar al mal gobierno de
Mauricio Macri. Es lo mismo que hacía Macri cuando equivocadamente creyó que
las consecuencias de sus errores se solucionaban echándole la culpa a Cristina
Fernández de Kirchner.
Mientras tanto
los problemas se acumulan, producto de la falta de gestión que no hace más que
recalentar la manifiesta incapacidad de gestión del Presidente y de su
gabinete.
El episodio del voto de apoyo al
lapidario informe sobre Venezuela de la Comisión de Defensa de los
Derechos Humanos de la ONU –cuya titular es la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet– dejó expuesto a los ojos de todos el
conflicto interno del Gobierno.
Las voces críticas que desde el cristinismo se hicieron escuchar con altisonancia en contra de la acertada decisión del Presidente expresaron no solo discrepancias, sino también desprecio hacia su persona. La violación a los Derechos Humanos del régimen cívico-militar de Nicolás Maduro es tangible y, por ende, indiscutible. Quien esto escribe lo pudo comprobar in situ el año pasado durante sus dos coberturas en Caracas.
Persecución
y cárcel a los opositores, acoso sistemático y permanente a los periodistas, la
violencia criminal de los “colectivos chavistas” –fuerza paramilitar que golpea
y mata a mansalva– aplicada a los que se manifiestan contra el gobierno y un
estado de persecución que atemoriza, son datos consuetudinarios de esa triste
realidad de un país que en la década del 70 supo ser refugio de miles de
argentinos perseguidos por la última dictadura militar.
“En
Venezuela no hay Estado de derecho”, dijo CFK en la intensa
entrevista que le hizo Luis
Novaresio en septiembre de 2017. No se escuchó en ese entonces que
algunas de las voces que salieron a despotricar contra AF hicieran lo mismo con
la ex presidenta en funciones.
Internas.
No fue el incidente por el voto en la ONU el único
episodio de la interna gubernamental. La economía continúa en terapia intensiva y termina
siendo rehén de problemas que tienen una raíz política.
El oficialismo
culpa a los medios por los rumores de cambios en el gabinete, pero los pases de
factura salen del interior de la coalición y en especial del ala dura
kirchnerista. “El tema no son los nombres, sino el rumbo, no podemos influir
demasiado en eso porque entendemos que es potestad del Presidente. Lo que sí
puedo asegurar es que la posible remoción de Cafiero es inviable. Es una pieza
clave para Alberto”, aseguró un moderado del FdT sobre posibles cambios.
El jefe de
Gabinete es uno de los señalados por el kirchnerismo duro por su falta de
aplomo y autoridad política. “Al finalizar su exposición en el Senado, Cristina
se dio vuelta y no lo saludó para evitar la foto”, recordó. Marcela Losardo, la
ministra de Justicia, también está en la mira. Desde el kirchnerismo ya la
habían tildado de “pecho frío” por no militar las causas que los complican. El
último reproche es por su poca o nula capacidad de lobby con la Corte.
Quienes la
conocen destacan su templanza y sus esfuerzos para no quedar atrapada en la lucha
política. Dicen que tiene “lazos suficientes en tribunales” y que, “molesta su
independencia funcional”.
La que logró
críticas unánimes es Sabina
Frederic, ministra de Seguridad. Sergio Berni, que reconoció
públicamente a CFK como la única jefa del movimiento, le marca la cancha
permanentemente. Las críticas llegan también desde el resto del oficialismo.
“No tiene experiencia ni la llegada necesaria para manejar temas tan pesados”,
es lo más liviano que recibe.
Martín
Guzmán está consumiendo su escaso capital político. No todo es
culpa suya pero está aislado en los temas de la macroeconomía con resultados
muy pobres. Las internas con el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, no lo
ayudan y no tiene cintura política para tejer alianzas dentro del FdT. Tampoco
le importa mucho. “Está
solo. Lo banca Alberto. Para colmo en áreas de gobierno que le
son claves –como el Ministerio de Producción– tiene una lista de funcionarios
camporistas que responden a Kicillof y están más cerca de Cristina”, describe
un integrante del FdT.
Ante su falta de
volumen político, los interlocutores buscan llegar directo al Presidente, que
en los últimos diez días comenzó un proceso de acercamiento al empresariado.
Desde el massismo venían alertándolo por la radicalización de sus posturas y su
alejamiento de la clase media. Massa se lo dijo con toda claridad hace un
tiempo en un encuentro en la Quinta de Olivos. El líder del Frente Renovador
terminó siendo clave en el regreso a las clases de manera presencial.
Un empresario de
un sector importante de las pymes aseguró que los gestos de moderación son
útiles pero se preguntó: “¿Cómo pretenden que interpretemos esas señales? ¿En
los hechos qué va a cambiar? Más que una crisis de poder vemos falta de
autoridad y conocimiento del sector para definir un rumbo”.
Como muestra de
ese zigzag, en medio de la pandemia y de la crisis que desató, la Cámara de
Diputados aprobó por amplia mayoría –250 votos– a fines de julio el proyecto de
ley que declara la suspensión de los procesos de concursos y quiebras hasta el
31 de marzo de 2021. Para no beneficiar a Vicentin, la Comisión de Legislación
General del Senado se reunió de manera remota el martes e introdujo cambios al
proyecto que deberá volver a Diputados. El resto de las empresas que necesitan
la protección del Estado para no ser ejecutadas deberá esperar. La grieta no es
negocio para nadie.
En este paisaje de confusión y bruma por el que navega el Gobierno ha reaparecido un personaje: Aníbal Fernández. Las dos reuniones que mantuvo con el Presidente le han devuelto un protagonismo que añoraba. El ex jefe de Gabinete del último tramo del segundo mandato de CFK se está preparando para dejar su irrelevante cargo de interventor en Yacimientos Carboníferos Fiscales y acceder a posiciones de mayor preponderancia dentro del Gobierno. Desde su cercanía lo dicen con todas las letras: “Aníbal vuelve”. “Volvimos para ser mejores”, dijo AF. Otra de sus promesas olvidadas.
Nelson
Castro, Diario Perfil, Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Frente
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