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lunes, 12 de octubre de 2020

Murió Hugo Arana, honró la profesión de artista... @dealgunamanera...

 Murió Hugo Arana, un actor de raza que cautivó con su estilo popular… 

Hugo Arana

Con importantes intervenciones en las "oscarizadas" películas "La tregua" y "La historia oficial", entre otras grandes producciones del cine nacional, pero fundamentalmente con sus trabajos populares en televisión, en recordadas publicidades y con una amplia galería de queridos personajes en el programa cómico "Matrimonio y algo más", Hugo Arana, quien murió hoy a los 77 años, cautivó a todo tipo de público a lo largo de su versátil y prolífica trayectoria. 

© Publicado por el domingo 11/10/2020 y publicado por el Diario Jornada de la Ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, República de los Argentinos.


La labor de este admirado actor prácticamente no tuvo respiro desde su aparición en escena, en 1970, en la película "El santo de la espada" hasta hace pocas semanas, cuando antes de ser internado en una clínica privada por un accidente doméstico, en donde se le detectó que se había contagiado coronavirus, participó junto a Moro Anghileri de la serie "Historias virales", con temática ligada a la cuarentena.

Aunque el propio actor había tranquilizado a sus seguidores semanas atrás en una entrevista radial, en las últimas horas había circulado información que daba cuenta de cierta preocupación en su estado de salud, hasta que finalmente la Asociación Argentina de Actores dio a conocer esta mañana la noticia de su fallecimiento.

"Con gran pena despedimos al compañero actor Hugo Arana. En su prestigiosa trayectoria en cine, teatro y TV ha sido respetado y querido tanto por sus pares como por su público. Acompañamos en este triste momento a su hijo Juan, a sus familiares y seres queridos", informó la institución a través de sus redes sociales.

Precisamente, fue su único hijo Juan Gonzalo, fruto de su matrimonio con la actriz Marzenka Novak, fallecida en 2011, con quien se había casado en 1978, quien encontró al actor tras su accidente doméstico y lo acompañó mientras le hacían los estudios que, finalmente, determinaron que era positivo en Covid-19.

Nacido en la localidad bonaerense de Juan José Paso pero criado en Monte Grande, Hugo Arana brilló en más de 40 títulos del cine argentino y una cantidad similar de programas de televisión; sin embargo, el primer gran impacto popular llegaría en 1972, al protagonizar una recordada publicidad de un vino de mesa, dirigida por Juan José Jusid, cuyo éxito obligó a realizar toda una saga que continuara la historia.

Con una sólida formación actoral con estudios con Augusto Fernandes y tras cimentar cierta experiencia con el grupo de teatro Errare Humanum Est, su aparición en "El santo de la Espada" y su popularidad a partir de la publicidad, lo llevó a convertirse en una cara familiar en la producción cinematográfica y televisiva de la época.

La mencionada "La tregua", "La Madre María", "El soltero", "Y mañana serán hombres" y "La isla" fueron algunas de las películas que lo tuvieron en el elenco en los `70, en tanto que "Papá corazón" sería el título televisivo más relevante en aquellos años.

Pero cuando parecía que los niveles de popularidad alcanzados con la publicidad de vino no iban a ser superados llegó "Matrimonio y algo más", el programa televisivo picaresco de Hugo Moser, en donde Arana descollaría con dos entrañables personajes de grueso trazo, como el caso de "El groncho" y "Huguito Araña".

Aunque se trataría de dos retratos que serían duramente cuestionados hoy, el primero por su carácter misógino y el segundo por su burla a la diversidad sexual, el pulso del humor de la época consagró a este actor como uno de los grandes comediantes de la televisión argentina.

Sin embargo, Arana continuaría con sus incursiones en un cine más "comprometido", con igual grado de efectividad, como en el caso de "La historia oficial", "Made in Argentina", "Un lugar en el mundo", la comedia "Las puertitas del Señor López" y la costumbrista "El verso", entre otras.

Establecido como una de las grandes figuras de la escena nacional, el actor fue convocado para numerosas y reconocidas tiras televisivas, como "La banda del Golden Rocket", "Buenos vecinos", "Tiempo final", "Resistiré", "Mujeres asesinas", "Los exitosos Pells", "Graduados" y "Viudas e hijos del Rock and Roll", entre tantas.

Consecuencia de su prolífica labor, el intérprete cosechó diversos premios, entre ellos media docena de Martín Fierro y dos Cóndor de Plata, pero también tuvo el reconocimiento a nivel internacional cuando obtuvo en 2003 el Premio al Mejor Actor en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, por su trabajo en la película "El viaje hacia el mar".

Más allá de los galardones, la figura de Hugo Arana reunió fundamentalmente el cariño de todo tipo de público gracias a su capacidad para saber componer personajes susceptibles de reflejar la idiosincrasia del argentino medio, tal como ocurrió desde sus primeros pasos en la famosa publicidad rebautizada a nivel popular como la saga del "tío francés".

El acosador coqueteo de Huguito Araña con actores famosos que acudían al piso para ser entrevistados o la bondad y el cariño rústico expresado por "El groncho" hicieron el resto.

Sus virtudes como actor, el carácter afable mostrado en entrevistas y la ausencia de conflictos laborales o personales en su vida pública confluyeron para que Hugo Arana sea reconocido tanto por sus papeles dramáticos como por sus intervenciones humorísticas, y querido y respetado de manera unánime por colegas y por el público en general.



domingo, 4 de octubre de 2015

Eduardo "Tato" Pavlovsky, Q.E.P.D. @dealgunamanera...

Eduardo "Tato" Pavlovsky…


El actor, dramaturgo y psicoterapeuta dedicó su vida al teatro y logró que sus obras recorrieran el mundo. Durante más de cincuenta años de carrera supo desnudar sobre las tablas temas hurticantes para el ámbito político y social.

La Asociación Argentina de Actores recuerda que "Tato" Pavlovsky nació Buenos Aires el 10 de diciembre de 1933, fue pionero del psicodrama en América Latina, una rama de la psicoterapia que apela a lo dramático-grupal como eje de acción y a la cual ese hombre de gran porte gustaba pensar como "marginal, por fuera de las grandes organizaciones".

El trabajo en grupo, el lazo social dentro del consultorio, sobre las tablas, o en los sets de filmación signa su camino, con más de 20 obras y 15 libros, entre ensayos sobre psicodrama, proceso creativo, cuerpo, psicoanálisis y una novela, junto a sus trabajos como actor y director.

Sagaz observador, los techos porteños que tanto gustaba mirar, más precisamente los del barrio de Belgrano, fueron la superficie capaz de permitirle huir de su consultorio cuando un grupo parapolicial fue a buscarlo para secuestrarlo.

Exiliado en España a fines de la década del 70, con reconocimientos y distinciones a nivel nacional e internacional, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Sur de Bahí­a Blanca y ciudadano ilustre de esta ciudad, su mirada analí­tica sobre la letra chica de la historia, el estudio de sus complicidades y pliegues, atravesó sus intensas creaciones.

Sus dos primeras piezas se estrenaron en 1962, "La espera trágica" y "Somos", con Pavlovsky como parte de su elenco, ya que el fallecido artista era un actor de raza y amaba pisar tablas.

Su última producción dramática "Asuntos pendientes", realizó su tercera temporada en el Centro Cultural de la Cooperación en abril de este año y él desplegó allí­ su intensidad sobre el escenario, repuesto luego de atravesar una compleja operación médica.

Susy Evans (analista y su compañera en la vida), Eduardo Misch, Paula Marrón y Lucí­a Allende compartieron escenario con "Tato", dirigidos por Elvira Onetto y desgranaron el relato del crimen de la compra-venta de niños.

El sujeto "infancia", silenciado con frecuencia y usado sin pudores para fines diversos en otras ocasiones, fue uno de los tópicos que el artista abordó, ya desde la magní­fica "Potestad "(1987), trama desgarradora acerca del robo de chicos en la dictadura, narrada desde la óptica de un represor, sin moralinas ni intelectualizaciones que fue llevada al cine, como también sucedió con su pieza “El señor Galíndez".

"El santo de la espada" (1970) de Torre Nilson, "Los herederos" (1972) de David Stivel, "El exilio de Gardel" (1985) de Pino Solanas y "Las mujeres llegan tarde" (2012), de Marcela Balza, son algunas de las 15 pelí­culas en las que puso su cuerpo a diferentes criaturas.

Como terapeuta, no sólo tiene una vasta producción teórica plasmada en libros fundamentales como el primer texto de psicodrama grupal en castellano, "Psicoterapia de grupo de niños y adolescentes", sino que estaba al frente de su propio espacio, Psicodrama Grupal Pavlovsky, donde se brinda formación, entrenamiento profesional, talleres y atención clí­nica.

© Publicado el domingo 04/10/2015 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 20 de enero de 2013

Cristina & Héctor... Víctimas... De Alguna Manera...


Víctimas…

LLORONES. Magnetto y Cristina Kirchner, cada uno en su papel, logran adhesión emocional cuando "lloran la carta".

La contratapa de ayer trató sobre si el peronismo se mantendrá unido en 2015 o la irrupción kirchnerista significará un cisma definitorio. El caso de Darín también hubiera servido de ejemplo para esa columna. Actores es un sindicato que en las últimas cuatro décadas nunca había sido conducido por un peronista. Incluso les escapa a los moldes y a las denominaciones peronistas porque, a pesar de que negocia las paritarias, se llama Asociación, y a su conductor, en lugar de secretario general, se lo denomina presidente. Tuvo líderes radicales y de partidos de izquierda, pero peronistas, no. Hoy, la titular de Actores –la hermana de Darín– es kirchnerista, y la mayoría de sus afiliados es abiertamente oficialista. Este pequeño ejemplo es una muestra de las diferencias que existen entre el peronismo tradicional, el de la marcha, de los sindicatos obreros, del conservadurismo popular, y el kirchnerismo.

Pero el caso Darín es también un buen ejemplo para el tema de la contratapa de hoy sobre cómo, de la misma forma que durante muchos años, se fuera de izquierda o de derecha, la mayoría prefería sentirse peronista, en la Argentina actual, se sea kirchnerista o antikirchnerista, la mayoría prefiere ubicarse en el lugar de víctima. Lo que incluso vale tanto para Magnetto como para Cristina Kirchner; el primero, víctima de quienes atentan contra la libertad de prensa, y la segunda, víctima del ataque de los monopolios.

Ser víctima es ser argentino, y no por casualidad el mejor actor argentino –Darín– es un experto en interpretar papeles que no están marcados por el éxito. Es lógico que, al ocupar Hollywood el espacio del cine de triunfadores, al nuestro le resultara más interesante especializarse en lo que quedaba vacante, que el perdedor que “la da vuelta” sea el género paradigmático de nuestra producción cinematográfica, y hasta que se haya retroalimentado con la actualidad de nuestro país haciendo verdadero aquello de que la realidad copia y supera a la ficción.

Cuando Alejandra Darín salió a bajar los decibeles de la polémica sosteniendo que su hermano y la Presidenta estaban del mismo lado, no se refería a que Ricardo Darín fuera kirchnerista; de hecho, votó por Binner y muchas veces antes ya había criticado al kirchnerismo, sino a que la Presidenta y el actor ocupaban espacios similares en el imaginario colectivo. Ambos enfrentaban fuerzas superiores a las propias, pero se las ingeniaban para superarlas y juntos podrían ser socios fundadores de la Asociación Anti Garcas, los despoderados que les ganan a los que tienen poder.

Cuesta imaginar a Magnetto en el papel de víctima, pero Lanata (otro argentino de pura cepa) lo sintetizó al decir que él siempre defendía al más débil y que en la pelea entre el Gobierno y Clarín, el más débil era Clarín. En la contratapa del 1º de diciembre, titulada “El problema de Cristina”, se desarrolló la importancia que tiene la vulnerabilidad en la empatía y el apoyo de los demás, y cómo la vulnerabilidad en que dejó a Cristina Kirchner la inesperada muerte de su marido fue central en el crecimiento y en la recuperación de su popularidad. De la misma forma que, de tanto atacar el Gobierno a Clarín, despertó la solidaridad hacia Clarín aun de quienes habían sufrido su poder.

La recreación fotográfica de Magnetto y Cristina Kirchner llorando que acompaña esta columna habría que interpretarla en clave de lunfardo porteño clásico, donde llorar es vender. Cambalache dice “el que no llora no mama”, concepto que se repite en “llorar la carta”. Cuando Clarín pudo, en sentido metafórico, llorar, despertó algunos sentimientos positivos. Lo mismo Cristina Kirchner: cuando instala que la atacan poderes superiores y metafóricamente llora, se hace más querible. La que todo lo puede produce rechazo. Lo mismo los personajes de Darín que se hacen queribles a pesar de sus múltiples defectos por sus debilidades y no por sus fortalezas.

El Darín de verdad, el de la polémica con Cristina Kirchner, como no podría ser de otra manera, es doblemente víctima y prima donna de las víctimas. Primero es víctima del ataque de la Presidenta y luego de los medios que lo usaron. Pobres medios, culpables de todo, llegará el día en que volverán a ser queridos de tan machucados. ¿Habrá que hacer los reportajes sin título? Porque ningún título podrá nunca sintetizar todo un reportaje, entonces siempre seremos acusados de usar al entrevistado recortándolo.

Refiriéndose a la réplica de Cristina Kirchner, Darín también dijo: “El que me quiera transformar en enemigo del pueblo, yo no lo soy, que mire para otro lado”. Es casi imposible para un actor mantener el cariño de la mayoría del público (el pueblo) e ir en contra de lo políticamente correcto. El kirchnerismo, igualmente sensible a esa necesidad, trabaja el vínculo con los actores también en ese plano. La solidaridad de los actores con el kirchnerismo no es sólo por las reivindicaciones sindicales, los subsidios o los contratos que el Gobierno generó, sino también por poner al Gobierno en el lugar del pueblo.

Se cuenta que en la España de Franco en las corridas el toro representaba al pueblo y el torero, al Estado, porque el primero era la víctima del segundo y por eso, cuando sucedía lo inesperado, y el toro corría al torero, el estadio aplaudía más que nunca. El kirchnerismo logró, mucho más a menudo que otros gobiernos, colocar al Estado en el lugar del pueblo, ser la víctima que “la da vuelta” y supera a poderosos que lo exceden. Si Clarín lograse lo mismo y llegara a 2015, aun maltrecho, lo más íntegro posible, podría tener la oportunidad de colocarse en ese papel de la víctima que genere más simpatía.

Pero la Argentina como país quizá recién pueda “darla vuelta” cuando, como en otros países, el triunfo no requiera tantas coartadas para no generar rechazo.

©Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 20/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



lunes, 15 de octubre de 2012

Hasta siempre "Miseria Espantosa"... De Alguna Manera...


Falleció el actor Alfonso Pícaro...


Este lunes 15 de octubre falleció el actor Alfonso Pícaro. Tenía 84 años. Se hizo popular por sus participaciones en películas y programas humorísticos. Su fisonomía, su carisma y su destreza para la comedia fueron el sello que quedará grabado en la memoria de quienes disfrutaron de su trabajo. Informamos que no se realiza velatorio y que sus restos serán cremados en el Cementerio de la Chacarita, reza el texto enviado por la Asociación Argentina de Actores.

Alfonso Pícaro nació en el barrio porteño de La Paternal. Hijo de inmigrantes italianos, se dedicó a la actuación luego de trabajar en la peluquería de su padre. Afiliado al sindicato de Actores en 1967, llevó adelante una carrera llena de éxitos populares junto a los grandes cómicos de la escena nacional. Será siempre recordado por el inolvidable personaje de “Miseria Espantosa”.

En televisión participó del gran elenco de “Telecómicos” junto a Nelly Beltrán, Mario Sapag, Juan Díaz, Atilio Pozzobón y Luisina Brando, entre otros. Fue integrante de “Calabromas” con Juan Carlos Calabró y de “No toca botón” con Alberto Olmedo. Trabajó en “Shopping Center” con el grupo de cómicos conocidos como “los uruguayos”: Ricardo Espalter, Berugo Carámbula, Enrique Almada, Andrés Redondo y Julio Frade. También trabajó en “La Familia Benvenutto” y en “Cebollitas”.

En cine, algunos de los títulos en los que se destacó son “La Cigarra está que arde”, “Qué noche de casamiento”, “Ya tiene comisario el pueblo”, “El manosanta está cargado” y “Las minas de Salomón Rey”. Sus últimos trabajos cinematográficos fueron en películas de tono dramático, como “La venganza” (1999) de Juan Carlos Desanzo con Diego Torres y Laura Novoa y “Dormir al sol” (2010) de Alejandro Chomski, con Luis Machín y Esther Goris.

Entre 1989 y 1994 colaboró con la gestión de Sergio Renán en el Teatro Colón. En 2008, la Asociación Argentina de Actores le entregó el Premio Podestá a la Honorable Trayectoria.


© Publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 15 de Octubre de 2012.
 

martes, 31 de enero de 2012

Juan Carlos Gené... De Alguna Manera...

Murió Juan Carlos Gené...


El dramaturgo, director teatral y actor falleció a los 82 años. Condujo durante años el teatro San Martín, montó decenas de obras y hasta llevó "Hamlet" a la TV en la década del 60.

Murió uno de los hombres que grabaron a fuego su nombre en el teatro argentino durante décadas. El dramaturgo, director y actor Juan Carlos Gené falleció esta tarde a los 82 años.

Lo confirmaron a Clarín.com en la Asociación Argentina de Actores, que Gené presidió. También fue director del Teatro San Martín y del canal 7. Y editó en los 60 la prestigiosa revista Máscara. También por su impulso fueron creados el Grupo Actoral 80 y el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT).

El cuerpo de Gené será velado desde las 16 en la casa de sepelios Zucotti, en avenida Córdoba 5080. Sus restos serán trasladados mañana a las 14 al Cementerio de la Chacarita, para ser depositados en el Panteón de Actores.

Su último trabajo fue como director, el año pasado, de la puesta de Hamlet en el teatro Presidente Alvear, con el protagónico de Mike Amigorena. En los 60, en la aventura televisiva de aquellos años (y en otra TV) junto al clan Stivel contribuyó a llevar la misma obra a la pantalla chica. En ese medio le sacó lustre a Cosa juzgada, como actor y guionista.

Dueño de una prolífica carrera, Gené fue maestro y luchador del teatro. Como docente formó a decenas de profesionales de la actuación. Y como luchador, al frente del gremio de actores, desde lugares oficiales o en la resistencia a la última dictadura (fue prohibido a fines de los 70 junto a otras figuras como Griselda Gambaro o Carlos Gorostiza), su voz se hizo escuchar.

Estuvo exiliado desde prácticamente el comienzo de la última dictadura hasta bien entrados los 90. Algunas de sus obras más emblemáticas fueron El herrero y el diablo (1955), Se acabó la diversión (1967), Golpes a mi puerta (1985), El sueño y la vigilia (1992) y Todo verde y un árbol lila (2007).

Hace tres años, cuando recién se acercaba a los 80 y se mantenía en plena actividad, en una entrevista con Clarín se refirió con hermosas palabras al paso de la vida y la cercanía de la muerte. “Mi sensación es la misma a cuando uno ha pasado una bella temporada de verano en un lugar. De pronto llega el otoño, se están yendo los veraneantes, cambia el clima: ese tono de las obras de Chejov. Uno mira todo y sabe que se tiene que ir”.

© Publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 31 de Enero de 2012.