jueves, 31 de enero de 2013

Vuelve la pasión... De Alguna Manera...


Vuelve la pasión...


Vuelven los llamados de los amigos, los mensajes de texto, las miradas y las señas por la calle que dicen “nos vemos el sábado”. Vuelven a juntarse los hermanos, los primos, la familia para ver al Globo. También vuelven los miedos, los fantasmas pero la alegría y la esperanza son mucho más fuertes que toda mala onda. Vuelven las excusas para poder rajarse y poder estar ahí.  Si ahí. En el Palacio Tomas Adolfo Duco, nuestra casa.

Quemeros, vuelve la pasión, ni más ni menos… No importa mas nada, juega Huracán.

Este año nos encuentra con toda la fe en poder volver a nuestro lugar, con el envión que nos dieron los últimos partidos de la primera rueda.  No es fácil, va a ser muy jodido pero hay plantel, hay dirigentes y lo más preciado que tenemos, dicho hasta por hinchas de otros clubes: La Gente.

Desde Patria Quemera vamos a ponerle toda la onda y el esfuerzo para que El Globo suba y nos encuentre a mitad de año a los gritos y saltando por Caseros.


Los que tengan Android en su celular ya pueden bajar la aplicación de la página para poder ver todas las novedades al instante, un lujo que el jefe Gerardo Castro nos dio.  Pero además tendremos algo que hace rato que teníamos en mente: la opinión femenina.  Basta con mirar hacia cualquier lado en la Bonavena para darse cuenta que las mujeres son miles y ya no son “las invitadas de los varones”.   

 Ya son jueces y parte.  Y eso se da en un club tan especial como Huracán.  Elegimos a la Quemera mas “enferma”, una verdadera apasionada que les va a contar su opinión femenina luego de los partidos: Victoria Stenvers. Se pueden comunicar con ella por twitter @VicoHuracan

Quemeros, el sábado es el momento y el Duco nuestro lugar.  Vamos todos con la familia a la fiesta que nos hace felices.  ¡¡Vamos a ver al Globo!!

¡Abrazo Quemero!

© Escrito por Carlos Biondi y publicado el martes 29 de Enero de 2013 por patriaquemera.com

Corporaciones y modelo K… De Alguna Manera...


Corporaciones y modelo K…


Los comienzos de año suelen ser agitados en nuestro país. Hace un año se producía la pueblada de Famatina, en La Rioja, la cual visibilizaba a nivel nacional las luchas contra la megaminería que desde 2003 vienen disputando las poblaciones, de cara a las grandes corporaciones, avaladas por los gobiernos provinciales. Poco después, la presidenta Cristina Fernández dejaría en claro la posición del Gobierno nacional sobre el tema: con argumentos muy débiles y denigratorios, fustigaría al ambientalismo, evocaría una vacua idea de “sustentabilidad”, apoyaría a rajatabla a los gobernadores promineros y reafirmaría su alianza estratégica con las corporaciones mineras. Después de este claro alineamiento con las empresas transnacionales, las luchas se tornaron aún más desiguales, pero el Famatinazo tuvo un efecto político y simbólico mayor, pues desnudó uno de los grandes puntos ciegos del discurso épico del oficialismo, a la hora de hablar de las corporaciones.

Algo similar sucedió con la tragedia ferroviaria de Once: el hecho, que costó la vida de 51 ciudadanos, puso de manifiesto que la precariedad no es un tema del pasado neoliberal y que los subsidios millonarios no hacen más que apuntalar las ganancias de  los empresarios, con total desprecio por la vida de los usuarios. Esta semana, al cumplirse once meses de la tragedia, los familiares y amigos de las víctimas anunciaron una gran movilización hacia Plaza de Mayo para el mes próximo. Los familiares leyeron un duro documento donde expresaban su satisfacción por el avance de la causa penal, y subrayaban “el silencio del Poder Ejecutivo”. Pocos días antes, el Gobierno había acordado la compra directa de 409 vagones a la empresa china CRS y un programa de mejoramiento de la infraestructura ferroviaria para municipios. El anuncio, que no hizo alusión alguna a las víctimas de la tragedia de Once, vino a refrendar también la convicción de que el Gobierno no está pensando el sistema ferroviario en clave de reconstrucción de la industria nacional.

Otro punto de actualidad donde naufraga el discurso oficial sobre las corporaciones aparece cuando hablamos de la expansión de la frontera agropecuaria. Este proceso ha significado mayor acaparamiento de tierras en manos de agentes económicos poderosos, más desforestación, más criminalización, más desalojos rurales y asesinatos de campesinos e indígenas. Este verano, por ejemplo, los qom, que mantienen un largo litigio por la titularidad de sus tierras en Chaco y Formosa, volvieron a ser noticia fúnebre: entre diciembre de 2012 y enero de 2013, cuatro integrantes de esta comunidad fueron muertos en circunstancias más que sospechosas, frente a la indiferencia del Gobierno nacional. A raíz de ello, están circulando declaraciones de repudio y cartas abiertas a la Presidenta, de parte de la comunidad académica, que demandan, además de la implementación de medidas urgentes, que el Gobierno nacional condene moral y públicamente estos hechos aberrantes.

Un último ejemplo del rol cada vez mayor que asumen las corporaciones es la llegada del fracking, a partir de la expansión de la frontera hidrocarburífera. Recordemos que la estatización de YPF reverdeció el discurso épico del Gobierno, que venía en baja, luego de lo sucedido con la megaminería y la tragedia de Once. Lo cierto es que, más allá de los anuncios ditirámbicos, la YPF Modelo 2012 apuesta a la asociación con grandes empresas extranjeras, como la americana Chevron (que, a través de Texaco, fue condenada por graves delitos ambientales y violación de derechos indígenas, en Ecuador).

YPF apunta a la explotación del gas no convencional (shale gas), a través de una metodología muy cuestionada en el mundo, la fractura hidráulica, más conocida como fracking. Es una técnica que consiste en el bombeo de fluido (grandes cantidades de agua y sustancias químicas) y arena, a elevada presión, a fin de producir microfracturas en la roca madre que almacena los hidrocarburos. Los riesgos ambientales son muchos y de corto plazo: contaminación de aguas subterráneas y superficiales, lubricación de fallas geológicas que originan movimientos sísmicos y utilización intensiva del territorio. Por ello, el fracking ya fue prohibido en varios estados de Estados Unidos, en Francia, Bulgaria e Irlanda del Norte.

La geógrafa Silvia Leanza, de la Fundación Ecosur, habla de “geocoincidencias” entre cuencas gasíferas y cuencas hídricas, “ya que los proyectos más avanzados coinciden con importantes fuentes de agua potable (y el agua es el insumo de mayor importancia para la “eficiencia” en la explotación de gas no convencional)”. Argentina cuenta con varias geocoincidencias, entre ellas, la Cuenca Neuquina, donde está Vaca Muerta (acuífero Zapala y cuencas de ríos norpatagónicos), la del Chaco-Paraná (acuífero Guaraní y ríos de la Cuenca del Plata), el golfo San Jorge (cuenca del río Senguer). Más claro, imposible…

Nada indica que el Gobierno abrirá la discusión sobre el fracking; todo lo contrario, como ya sucedió con la soja y la megaminería. Argentina se apresta así a sumar nuevos conflictos socio-ambientales que preanuncian un enfrentamiento directo, ya no sólo con las transnacionales, sino con una empresa nacional, YPF Modelo 2012. Pero la acumulación de luchas en defensa del agua es tal que la población ya comienza a movilizarse: esto sucede en Entre Ríos, provincia en la cual distintas organizaciones promueven una ley que prohíba el fracking; en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, donde se han organizado en asambleas –siendo Allen la localidad más amenazada–, y donde la ciudad de Cinco Saltos acaba de convertirse en el primer municipio en el país  en prohibir el fracking; por último, están las luchas de las comunidades mapuches en el norte neuquino, cerca de Zapala y en Loma de la Lata.

En fin, enero de 2013 nos recibe con nuevas bofetadas de realidad que reafirman cuál es verdadero rol que el modelo kirchnerista asigna a las corporaciones y a los grandes actores económicos en el esquema del extractivismo dependiente.

© Escrito por Maristella Svampa, socióloga y escritora, miembro de Plataforma 2012, publicado el sábado 26/01/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Carta Abierta a Cristina Fernández... De Alguna Manera...


Carta Abierta a Cristina Fernández

Represión y muerte de ciudadanos argentinos miembros del Pueblo Qom

 
Sra. Presidente de la Nación, Dra. Cristina Fernández

Sr. Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Dr. Julio César Alak.

Sr. Presidente del INAI, Dr. Daniel Fernández

Viernes 18 de enero de 2013

Como es de público conocimiento, en los últimos tiempos se produjeron diversos hechos en los que resultaron muertos miembros del Pueblo Qom de las provincias de Chaco y Formosa, y que hasta hoy no han sido investigados satisfactoriamente.

Entre ellos, pueden citarse los casos de:

* Roberto López, muerto en la represión policial del 23 de noviembre de 2010 a la comunidad Potae Napocna Navogoh (La Primavera), Pcia. de Formosa.

* Mario López, dirigente pilagá de Colonia Alberdi y delegado del MoCaFor que se dirigía al día siguiente a expresar su solidaridad con Potae Napocna Navogoh, muerto tras ser atropellado por un policía.

* Alberto Galván, jornalero Qom perteneciente a la comunidad Paraje El Colchón, cercana a Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco, asesinado a tiros y arrojado a las pirañas el 21 de enero de 2011.

* Mártires López, dirigente de la Unión Campesina, muerto el 14 de junio de 2011 en circunstancias dudosas, luego de ser atropellado dos días antes por un vehículo mientras circulaba en su moto por la ruta en Libertador General San Martín, Pcia. del Chaco.

* Celestina Jara y su nieta Natalia Lila Coyipe de 11 meses, también miembros de Potae Napocna Navogoh, muertas el 10 de diciembre de 2012 tras ser atropelladas por un gendarme quien no sólo no las auxilió sino que junto con sus acompañantes golpeó a Ricardo Coyipe, dirigente Qom y esposo de Celestina, para impedir que, aun estando malherido, les prestara ayuda.

* Imer Flores, de 12 años, miembro de la comunidad Qompi Naqona’a de Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco, asesinado a golpes por una patota el 5 de enero de 2013.

* Daniel Asijak, 16 años, sobrino del qarashe Félix Díaz de La Primavera, muerto en circunstancias dudosas mientras circulaba por la ruta en su moto, el 9 de enero de 2013.

También resultaron víctimas de hechos violentos, siendo gravemente heridos aunque no fallecidos, el propio Félix Díaz, atropellado el 9 de agosto de 2012 por un vehículo 4 x 4 propiedad de la familia en conflicto con su comunidad; su hijo Abelardo Díaz a quien un grupo de matones intentó degollar el 28 de junio de 2012; Samuel Garcete, un hombre de 48 con 9 hijos, perteneciente a la misma comunidad de Formosa, quien aún no se repone de las graves heridas recibidas en la represión del 23/11/2010; en los últimos días (12 de enero de 2013) se conoció un nuevo ataque a otro joven, Gerardo Rodríguez, en el Paraje El Colchón, Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco y a Omar Ávalos, de la comunidad Potae Napocna Navogoh quien fue atacado por varios criollos en el pueblo Laguna Blanca de la Pcia. de Formosa.

Todos los fallecidos eran ciudadanos argentinos pertenecientes al Pueblo Qom y han muerto en circunstancias dudosas, o asesinados. Tres de estas personas eran niños: Natalia Lila de 11 meses, Daniel Asijak de 16 años e Imer Flores de 12 años.

A lo anterior deben sumarse las amenazas verbales y ataques permanentes que sufren los miembros de estas comunidades, la quema sistemática de sus documentos y pertenencias, y otras acciones destinadas a atemorizar y a potenciar la impunidad de los criminales. Hace tan sólo unas horas se conoció el ataque y las amenazas sufridas por Héctor Alonso, también miembro de Potae Napocna Navogoh.

En la mayoría de los casos se han visto involucrados miembros de las agencias de seguridad estatales, que debieran salvaguardar, no amenazar, la integridad de todos los argentinos.

Todos estos casos han sido denunciados y están o debieran estar siendo investigados por los organismos correspondientes. Sin embargo, la reacción de los respectivos estados provinciales y de la justicia ha sido dispar, evidenciando lamentablemente en muchos casos llamativa indiferencia o incluso negligencia respecto de los crímenes cometidos contra indígenas en sus respectivos territorios.

A pesar de que existe un organismo específico, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), que debiera poder intervenir en los casos señalados, nos encontramos ante una escalada de violencia donde se exhibe la poca o nula capacidad de acción del Estado para arbitrar adecuadamente estos conflictos, violencias y abuso de derechos que hoy sufren estos Pueblos.

Sabemos que la violencia hacia el Pueblo Qom no es un fenómeno reciente. Luego de las conquistas militares en la región las comunidades originarias de las actuales provincias de Chaco y Formosa fueron confinadas en territorios escasos y reducidos, en los cuales la violencia no se detuvo, y que en algunos casos, además, fueron escenario de nuevas represiones y masacres, ya no en tiempos de “conquista” sino de “paz”, vinculadas a la extrema explotación laboral y a las alianzas entre propietarios, fuerzas armadas y sectores políticos (por ejemplo, las llamadas masacres de Napalpí 1924, Pampa del Indio 1933-4, El Zapallar 1935, La Bomba 1947, entre muchas otras que además de estar documentadas, son resguardadas en la historia oral de las comunidades).

Hoy los tiempos han cambiado y los Qom, como otros Pueblos Originarios, participan de muchos de los derechos de los ciudadanos argentinos, y se les reconocen derechos específicos en su calidad de Pueblos Indígenas (erróneamente llamados a veces minorías étnicas), como los de participación y consulta sobre los “intereses que los afecten”. Sin embargo, y a contramano de estos reconocimientos, las comunidades son constantemente presionadas para que abandonen los reducidos terrenos en los que fueron confinadas tras la conquista militar.

Y aquí es donde queremos llamar especialmente la atención de la Presidencia, ya que se trata de un problema de extensión nacional y que se ha venido incrementando dramáticamente en tiempos recientes: Todas las víctimas pertenecen a una región que se ha convertido en los últimos años en una renovada frontera de expansión económica principalmente para grandes grupos económicos ligados a los agronegocios, el petróleo y aunque en menor medida, el turismo. Muchas de ellas habían denunciado amenazas y abusos de la gendarmería nacional y distintos grupos armados, tanto policiales como parapoliciales. Los accidentes dudosos y los asesinatos han recrudecido en los últimos tres años, período en que las denuncias hechas por integrantes del Pueblo Qom se han hecho más visibles. Esto se debe a que los grupos armados que obedecen a empresarios y terratenientes actúan con impunidad, sin ser sometidos a investigación alguna y sin ser condenados por sus crímenes.

En todos estos casos, además, tanto los sobrevivientes de ataques similares como los familiares de las personas fallecidas señalan elementos de odio racial y xenofobia como una constante en el marco de estos ataques. Obvia decirlo, el odio racial no es un elemento aislado y propio de los victimarios, sino que es parte, lamentablemente, de un contexto que precede y posibilita tanto la ejecución de los crímenes como su impunidad.

La realidad de estas provincias que en estos días nos preocupa especialmente, tiene puntos en común con la de otras partes del país. Esto se debe a las condiciones que estructuraron las relaciones entre los Pueblos Originarios en todo el territorio, y la sociedad no indígena. Los Pueblos Indígenas poblaban el país originalmente y sufrieron todas las consecuencias negativas,  durante la conquista y luego con la colonización, que sufren aquellos que pierden las guerras territoriales. Durante el siglo veinte perdieron los últimos rincones de sus territorios y fueron obligados a sedentarizarse, o a vivir en colonias y reservas, en la mayoría de los casos obligados a vender su mano de obra en los ingenios azucareros, en las plantaciones de algodón o en las estancias de la Patagonia. En adelante, cobraron y cobran los peores salarios, sufrieron y sufren toda clase de injusticias, se morían y se mueren de enfermedades evitables como la tuberculosis, la leishmaniasis y las derivadas de la desnutrición, y han estado por décadas completamente arrojados al capricho de las patronales y sus mediadores.

Aún desde esta realidad estructural, los Pueblos Originarios compartieron con el resto de los argentinos muchas de sus luchas por la justicia. Hacia la década de 1970 surgieron agrupaciones políticas formadas por militantes indígenas, muchos de ellos integrados con partidos políticos y organizaciones sociales y sindicales de orientación popular, que además reivindicaban sus derechos culturales, económicos y sociales como indígenas. La dictadura cívico-militar golpeó y desarticuló parcialmente el movimiento indígena, que también luchaba por un mundo mejor, y varios de sus referentes fueron detenidos, desaparecidos y/o partieron al exilio. Hoy y desde el regreso de la democracia a nuestro país, reconocemos importantes avances, a tono con los foros internacionales, porque los Pueblos Indígenas resurgieron como nuevos sujetos de derechos humanos, entre los que se encuentran, reconocidos por la Constitución de nuestro país, el derecho a permanecer en sus territorios tradicionales con títulos legales y a gestionar los mismos bajo sus normas y costumbres. Vale además anotar que los Pueblos Indígenas no sólo son objeto de referencia de estos derechos sino que su palabra, a través de sus intelectuales, dirigentes políticos y líderes religiosos, enriquece, interpela y ayuda al resto de la ciudadanía a construir una sociedad mejor.

Sin embargo, en el norte de la Patagonia, los grupos económicos líderes, ligados a la explotación minera y petrolera, provocan de modo directo (por la violencia) e indirecto (por la contaminación del medio, la desocupación y la ruptura del entramado social) la expulsión de las familias del Pueblo Mapuche, que llevan una larga lucha sin haber sido escuchadas. Más aún, sus reclamos son sistemáticamente criminalizados, y son numerosos los dirigentes que en los últimos años –por dar el último caso, la comunidad Winkul Newen, cercanos a Zapala, el 28 de diciembre próximo pasado- vienen siendo detenidos y/o procesados, cada vez que se resisten a ser desalojados de sus campos. Es evidente que hoy, la principal respuesta que está dando el Estado a los reclamos indígenas por la defensa de sus tierras es la violencia y la represión, y estas comunidades, las más activas y organizadas políticamente, las que más luchan por la vigencia de sus derechos constitucionalmente reconocidos, pasan a vivir en peligro permanente.

Así, la comunidad de Chuschagasta en la Pcia. de Tucumán continúa esperando justicia por el alevoso asesinato de Javier Chocobar el 12 de octubre de 2009 a manos de un  terrateniente.

También aquellas comunidades indígenas que reclaman por sus territorios en forma conjunta con organizaciones campesinas, como sucede con aquellas nucleadas en el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) o el Movimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR), son hostigadas y periódicamente sacrificadas ante el avance de la propiedad privada (el mencionado Mario López del MOCAFOR, en 2010; y en Santiago del Estero, Sandra Juárez, fallecida de un  paro cardíaco frente a las topadoras el 13 de marzo de 2010; Cristian Ferreyra, campesino lule-vilela de San Antonio, asesinado el 16 de noviembre de 2011 a los 23 años; y Miguel Galván, campesino lule-vilela apuñalado en Simbol, en septiembre de 2012, estos últimos por sicarios reconocidos).

Lamentablemente, como Ud. sabrá, la lista de casos y víctimas en los Pueblos Indígenas es larga y no se agota en lo que aquí presentamos. Las incursiones armadas de particulares y parapoliciales en sus territorios, con intenciones de amedrentamiento, así como los ataques sexuales a sus jóvenes, niñas y niños, son moneda corriente en todo el país. Por eso apelamos a usted, para que utilice los recursos materiales y políticos de su gobierno para frenar esta situación. Si los gobiernos provinciales no pueden sacudir estas estructuras, debe ser el Estado nacional el que realice el cambio necesario. Si en un país como el nuestro, poblado por decenas de Pueblos Indígenas que son parte de la ciudadanía, se permite que se los siga asesinando, o que aparezcan muertos en situaciones altamente sospechosas y no se ponen todas las herramientas posibles a favor de la verdad, queda claramente afectada la política de derechos humanos que la mayor parte de la sociedad saluda, apoya y acompaña.

Por todo esto, si bien no ignoramos la complejidad y antigüedad de la situación, reclamamos hoy al gobierno nacional y a los provinciales la implementación de medidas urgentes y decididas para:

- Utilizar todos los elementos a su alcance para que se haga justicia, en todos estos casos; incluyendo que se adopten medidas de reparación concreta y simbólica y que se garantice el trato debidamente respetuoso hacia sus dirigentes. La reparación debe partir del reconocimiento del genocidio histórico cometido contra los Pueblos Originarios, cuyas consecuencias se prolongan hasta nuestros días.

- Intervenir en la estructura sociopolítica y socioeconómica en la que se insertan las comunidades, dado que está comprobada la relación entre la promoción de los agronegocios, la explotación minera y petrolera, las concesiones inmobiliarias y turísticas, etc. y el incremento de la violencia contra los Pueblos Originarios. Frente a esto, existe legislación suficiente que dispone la consulta previa a estos Pueblos, a través de sus autoridades tradicionales, toda vez que se propongan planes de estas características que afecten sus territorios. El Gobierno nacional, así como los provinciales, tienen la responsabilidad de garantizar el cumplimiento de la Constitución así como del Convenio 169 de OIT, entre otros acuerdos internacionales a los que la Nación adhiere, como un paso inicial en la evitación de la violencia económica y social.

- Intervenir en el contexto social para disminuir las acciones y discursos racistas, especialmente en los medios de comunicación, en la formación de las fuerzas de seguridad y en las expresiones de los representantes políticos, pues es imperioso reemplazar las ideas de superioridad racial y limpieza étnica que todavía perviven, por una pedagogía respetuosa de los derechos humanos y la vida.

- Por último, es urgente y necesario que el Gobierno Nacional condene moral y públicamente estos hechos aberrantes, para que no se repitan NUNCA MÁS. Para comenzar a revertir la violencia histórica y garantizar, en el marco de un Estado pluricultural, una política de Derechos Humanos que asuma, en relación con los Pueblos Indígenas, su responsabilidad en la búsqueda permanente de verdad y justicia.

La saludamos respetuosamente,

Diana Lenton, DNI 17901607, antropóloga, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Diego Escolar, DNI 18053150, antropólogo, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Mendoza.
Gabriela Nacach, DNI 22302241, antropóloga, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
Lorena Cardin, DNI  22.110.057, antropóloga, Universidad de Buenos Aires. Valeria Mapelman, DNI 21482309, documentalista, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Luciana Mignoli, DNI 27.147.941, periodista, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Marcelo Musante, DNI 23467808, sociólogo, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Mariana Gómez, DNI 28170891, antropóloga, CONICET, Buenos Aires.
Ana Vivaldi, DNI 25188169, antropóloga, Universidad Columbia Británica, Vancouver, Canadá.
Alexis Papazian, DNI 25791317, historiador, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Gerardo Raschcovsky, DNI 11154312, estudiante de antropología, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Darío Aranda, DNI 25905483, periodista, Buenos Aires.
Osvaldo Bayer, DNI 4031317, historiador y periodista, Buenos Aires.
Ramón Navarro, DNI 12646312, músico, Asambleas Ciudadanas Riojanas, La Rioja.
Jorge Omar Steimbach, DNI 4579198, contador, Izquierda Socialista, Buenos Aires.
Luis Piaggi, DNI 13235403, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Claudia Salomón Tarquini, DNI 22.676.405, historiadora, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, La Pampa.
Luciano D’Addario, DNI 27727575, historiador, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Nilo Cayuqueo, DNI 5516237, consultor en Desarrollo, Comisión Mapuche La Azotea, Los Toldos, Buenos Aires.
Florencia Roulet, DNI 14015409, historiadora, Buenos Aires, Ginebra, Suiza.
Ramón Minieri, DNI 5511376, escritor independiente, Departamento de Río Colorado, Río Negro.
Armando Aligia, DNI 11632231, físico, junta interna de ATE del Centro Atómico Bariloche, Río Negro.
Carlos Paz, DNI 22985982, historiador, FCH-UNCPBA, Tandil, Buenos Aires.
José Luis Pope, DNI 13988121, periodista, Trelew, Chubut.
María de los Ángeles Vivardo, DNI 20499490, docente y antropóloga, GCBA, Ciudad de Buenos Aires.
Marcelo Giraud, DNI 20112286, geógrafo, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.
Karen Avenburg, DNI 28549080, antropóloga, Universidad Nacional de Avellaneda, Buenos Aires.
Mónica Padin, DNI 11220972, arquitecta, Bariloche, Río Negro. Marina Lenton, DNI 21480775, ingeniera forestal y docente, Lago Puelo.

© Publicado el lunes 28/01/2013 por plazademayo.com