viernes, 8 de agosto de 2008

¿Un “sincericidio”?...

Ocurrió en Montevideo.

El legislador K, un hombre clave del kirchnerismo a quien Cristina Fernández de Kirchner se encargó de distinguir y mencionar en uno de los actos públicos que encabezó en la Casa Rosada con posterioridad a la votación del Senado, se sinceró. “Cobos le ha hecho un enorme favor al país. En las horas previas a la votación en el Senado, Néstor insistía con una visión triunfal de la votación, diciendo que él notaba que la sociedad había producido un cambio copernicano. La percepción distorsionada que los Kirchner tienen de la realidad es increíble”, afirmaba el atribulado legislador.

La decisión de ordenar la no asistencia a la Exposición Rural de los Granaderos y su fanfarria así como también la de la Escuadra Azul de la Policía Federal, sumado al levantamiento de los stands previamente acordados de varias provincias que responden al oficialismo, y los de la Secretaría de Agricultura y el INTA, son evidencias no sólo del nivel de enfrentamiento del Gobierno con el campo sino también de la decisión de continuar con la concepción confrontativa con el sector, al que el Gobierno considera como un enemigo. Pero, además, estos hechos son la muestra de una concepción profundamente feudal y, por ende, antirrepublicana del país. Todos estos organismos mencionados se mantienen con los impuestos que paga toda la ciudadanía. Por lo tanto, no son propiedad exclusiva de ningún sector en particular. La Presidenta no es la dueña de cada una de estas estructuras sino la administradora de estos bienes, los que deben estar a disposición de toda la sociedad, independientemente del color o simpatía política de sus integrantes. El desplazamiento de funcionarios clave de la DGI que venían investigando una serie de operaciones sospechosas de empresarios vinculados a los Kirchner, en Santa Cruz, está generando mucha inquietud, incertidumbre y temor al interior de ese organismo. ¡¡¡Atención con este asunto!!! La reunión de la semana Los rostros serios del jefe de Gabinete, Sergio Massa, y del ministro del Interior, Florencio Randazzo, dando el parte informativo de la reunión “sin adjetivaciones hacia personas o conductas” (sic), fue la muestra clara de la tensión reinante durante la reunión entre Cristina Fernández de Kirchner y Julio Cobos. Hubo allí cuatro personas. Se ordenó no tomar fotos. Tras el frío “buenas tardes”, ni Massa ni Randazzo abrieron la boca. La Presidenta estaba tensa. Su bronca afloraba por doquier. Hubo mucho, pero mucho enojo. “Fue como una reunión de un matrimonio después de una separación en la que o se habla del pasado o se habla del futuro. La Presidenta eligió hablar del pasado”, contó alguien que conoce al detalle lo allí sucedido en esa tarde noche de miércoles. Los reproches presidenciales no se limitaron al “por lo menos me hubieras avisado que ibas a votar en contra”. Hubo más. “¿Sabés las cosas que no vamos a poder hacer como consecuencia de tu voto en contra?”, le espetó Cristina Fernández de Kirchner a Julio Cobos, quien también recibió una reprimenda por haber organizado aquella reunión con los gobernadores que, hay que recordarlo, fue boicoteada por el matrimonio presidencial en los días previos a la sesión del Senado. Cobos, por su parte, no se quedó callado. No sólo contestó que “le había avisado de su voto negativo a Alberto Fernández”. También hizo constar sus quejas hacia la manera como la Presidenta encaró y manejó todo el conflicto. Cobos le manifestó que estaba de acuerdo con las retenciones pero que deberían haber sido cuidadosos con las alícuotas. Agregó que no había estado de acuerdo con los cortes de ruta y el desabastecimiento y que eso se lo había expresado a los representantes de las entidades rurales. Le hizo saber a la Presidenta que él también estaba pagando un costo alto por su decisión frente a los ataques que viene recibiendo por parte de sectores del kirchnerismo. Señaló el error del Gobierno al haber mantenido una actitud de intransigencia, apostando a una estrategia del todo o nada, y no dejar ninguna puerta abierta para una negociación que, sin derogar el proyecto, hubiera permitido la búsqueda de alternativas consensuadas. “Sin consenso no se logra nada”, sentenció Cobos. Dejó claro que el país se había pacificado después de su voto. Marcó la equivocación estratégica de dejarle el camino despejado a la oposición para machacar sobre el tema de la inflación, siempre negado por el Gobierno. Criticó los malos manejos del INDEK. Le pidió a la Presidenta que el Gobierno cambie sus formas. Sonrisas, no hubo. Afecto, tampoco. Hoy, la concertación vía Cobos está rota. Lo marcó muy bien la Presidenta en su contradictorio discurso en el acto que compartió con el intendente de San Martín, Ricardo Ivoskus, en el cual estuvieron también los jefes comunales de San Isidro, Gustavo Posse, y el de Vicente López, Enrique García. Ambos son radicales K no cobistas. “De aquí en más habrá que hablar de los radicales ultra K. En fin, los Kirchner son unos fenómenos para dividir”, rezongaba un radical de siempre que confesaba, a la vez, no saber ya “qué es ser radical”. Al interior del Gobierno las cosas siguen revueltas. La relación entre Sergio Massa con Florencio Randazzo no es la mejor. Un ejemplo ilustra bien esto. En los días pasados Massa habló de la necesidad de recuperar la credibilidad del INDEK. Esta fue una crítica clara a Guillermo Moreno a quien, al día siguiente, Randazzo salió a elogiar. Por esto es que el ministro del Interior todavía se sigue preguntando la razón por la que los Kirchner no lo eligieron a él para ocupar la Jefatura de Gabinete. “Randazzo es el que les pone el pecho a las balas y uno de los que ha quedado más dañado por el conflicto entre el Gobierno y el campo. A Chivilcoy, su lugar de origen, se le hace difícil volver. En cambio a Massa lo dejan para dar las buenas noticias”, expresaba una de las voces que conoce el significado político de cada movimiento dentro del Gobierno. Nota al pie: Sobre Moreno hay que detenerse en los dichos de dos ex funcionarios clave de esta administración: Uno, el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández; el otro, el ex ministro de Economía Martín Lousteau. El primero, frente a un grupo de sus seguidores, lo descalificó duramente; El segundo dijo que era de una ineficiencia implacable. La interna del PJ está que arde. La definición de peronistas “recuperables y no recuperables” que dio Néstor Kirchner cayó muy mal. Uno de sus destinatarios fue Felipe Solá. Su respuesta dio lugar a otro entredicho con el Gobierno. El ex gobernador de la provincia de Buenos Aires está siendo el centro de mucha atención. Un dato poco sabido es que, en los días más calientes del conflicto, Luis D’Elía le acercó al ex presidente en funciones la idea de nombrarlo a Solá como secretario de Agricultura. Kirchner dijo no. Solá está hablando con todos. En ese todo está Eduardo Duhalde. “Felipe tiene 40 años de peronismo. No va a dejar el partido. No es su objetivo el de hacerle la contra al Gobierno. En el tema de la resolución 125 votó negativamente basado en sus convicciones. Su idea es la de seguir en el bloque marcándole al Gobierno las cosas que considere erróneas”, completan quienes saben de los desplazamientos del ex gobernador de la provincia de Buenos Aires. Solá siempre tuvo una muy buena relación con Massa. Con Randazzo la cosa se complicó. “Durante los días calientes del conflicto con el campo, el ministro del Interior no le atendía el teléfono a Felipe. Ahora, ¡Oh sorpresa! el día que asumió Massa, que coincidió con el cumpleaños de Solá, Randazzo lo llamó para saludarlo”, cuentan esas mismas fuentes. Y agregan “…Para que se entienda lo que está pasando dentro del peronismo bonaerense, hay que recordar que a fin de año deberían haber internas. De lo que allí pase dependerán las candidaturas para las elecciones legislativas del año que viene. Y, después de la derrota del Gobierno en el Senado, todo el mundo está activo tratando de reubicarse.” En el medio de todo esto se produjo la primera conferencia de prensa que la Presidenta dio en sus primeros ocho meses de gestión. Sólo una situación de notable anormalidad puede transformar a un hecho habitual de la vida republicana, como es la conferencia de prensa, en un acto de trascendencia política extraordinaria. Para que ello ocurriera concurrieron las gestiones de Sergio Massa y el oportunismo político. Fue una buena manera de contrarrestar el efecto del acto de la Sociedad Rural y el discurso de su presidente, Luciano Miguens, que hubieran acaparado las tapas de todos lo diarios de hoy. Vamos a los conceptos de la Presidenta.

Hubo
un acto de sinceridad: Moreno. ¿Un “sincericidio”, tal vez? La Presidenta confirmó que Moreno es Kirchner. Y el respaldo a Moreno significó el aval a todo lo que Moreno representa. ¡Inquietante! Reiteró que, si todo comenzara otra vez, insistiría con la resolución 125. Es decir, de autocrítica, ni hablar. Negó cualquier tipo de objeción al funcionamiento actual del INDEK. Por lo tanto, seguiremos con índices inflacionarios dibujados. Dijo que “no hay que dramatizar” en relación al voto de Cobos en el Senado. ¿Y entonces, cómo se entiende la dura reunión llena de reproches que tuvo el miércoles con el vicepresidente? Negó el doble comando en alusión al rol de Néstor Kirchner. Es decir que el ex presidente seguirá en funciones. Como se ve, una vez más, Cristina Fernández de Kirchner confirmó que es “el cambio que no cambia” sin darse cuenta que, al fin y al cabo, ése es su principal problema.

© Escrito por Nelson Castro en el Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el domingo 3 de agosto de 2008.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Vergüenza de clase…

Jamás se me ocurriría mandar a la concha de su madre a la clase media que puteaba a los piqueteros porque la hacían llegar tarde.



Jamás, de ninguna manera, se me ocurriría mandar un poquito bien a la concha de su madre a la clase media de Buenos Aires. Inflo el pecho para decirlo: mi clase media. La que ahora se siente satisfecha de sí misma cuando boquea con suficiencia su nueva y tan saludable proclama: ¡Qué bien Cobos!


La clase media que puteaba a los piqueteros del hambre porque la hacían llegar tarde a la terapia y que ahora se compra la banderita y va al acto del campo para sentirse solidaria, para sentirse una hermana federal. La que lee La Nación en la barcito de GEBA y que siente que Grondona ya fue, pero qué bien este Joaquín Morales Solá, cómo piensa. O lee Crítica de la Argentina, y entonces lo que piensa es qué bien el gordo, cómo le pega a estos turros. La que de ninguna manera se espanta con los negros que llegan en los camiones del conurbano pero en el fondo preferiría que hubiera menos camiones, menos negros y de paso menos conurbano.


Así, de un plumazo, que no hubiera: por qué tiene que seguir habiendo. La que putea a los chicos del call center cuando el celular no le manda bien los mensajes de texto. La clase media que en el 95 votó a Menem porque se quería seguir yendo a Nueva York con los 1000 pesos de su salario dolarizado mientras rosarinos desclasados carneaban vacas sobre la avenida Circunvalación o neuquinos expulsados de sus empleos tras la privatización de YPF cortaban caminos en Cutral Có, pero que cuando le tocaron los plazos fijos sintió que lo que le estaban tocando era el culo, y salió a cacerolear porque con el hambre de gente que vive en esos taperíos no sé, pero con los plazos fijos no se jode.

Esa mezquina, desmemoriada, garca, egoísta, autoindulgente, vigilante y un poco bastante gallina clase media que se indigna con la marca de la cartera de nuestra señora presidenta, que ve allí, en esa exaltación del consumo por el que muere mil veces, los grandes males de la patria. Y entonces se sube con la virgencita a gritar Argentina, Argentina y le estampa un beso a Luciano Miguens y le agradece por defendernos del gobierno que le cae mal: cuestión de piel, ¿viste? Nos cae mal.

La clase media vecinalista que está pensando en los destinos del país y que cree fervientemente que nos vamos a ir para arriba el día que saquen a patadas en el culo a todos los cuidacoches de Palermo, porque te rayan el auto y el auto de la clase media es la proyección de un ser supremo nacional, incluso por encima de los plazos fijos, fíjense.

En el 82 llenó la plaza porque creía en sus generales y en que la guerra era una guerra ganada y en 2004 le firmó las papeletas al ingeniero Blumberg porque creía que de verdad era ingeniero y que iba a terminar con la inseguridad, esa cosa mala que inventaron los pobres y sobre la cual la clase media no siente que tenga ninguna responsabilidad social, por qué iba a tenerla.

Supongo, como ya ha supuesto el chico Salmón en uno de esos talksongs radiográficos que tiene, que será el destino divino, tan fino, tan occidental y cristiano. Cosmopolita y parisino. Tan típico Matute pero no el de Don Gato. Supongo que el vigilante argento además es barato: además es barato. Y que así deber ser el estilo tan fino, del vigilante medio argentino.

Nací y crecí en esa clase media. La que vive en barrios con poca voluntad de serlo. (San Juan y Boedo es la esquina de un barrio, y no hay Norte que alcance para convencerme de que Laprida y Mansilla es la esquina de otro, mal que le pese a la memoria de Xul Solar). La clase que se siente bien de sí misma porque no se mete en política, nunca se ha metido, siempre fue antiperonista. A esa clase le conozco sus clubes y sus colegios. Yo soy ella, así que no, jamás. Mandarla a la concha de su madre. Cómo se me va a ocurrir.


© Alejandro Seselovsky. Publicado en el diario Crítica de la Argentina el miércoles 6 de agosto de 2008

domingo, 3 de agosto de 2008

Desde Paraguay. Francisco Giménez... @dealgunamanera...

Francisco Giménez... del Paraguay...


Tuve el inmenso placer de haber sido invitado a la presentación de su nuevo trabajo discográfico, Latinoamérica en Arpa, que se realizó en el Teatro IFT de la ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 2 de agosto de este año…



Noche fría la del sábado en Buenos Aires, la cantidad de gente necesaria para entrar al espectáculo, el cuál fue promocionado por LRA Radio Nacional, en el programa diario Malambo de Omar Cerasulo en La Folclórica (98.7 Mhz.)…



Ubicadito en un palco arriba del escenario, el espectáculo comienza con riguroso programa, aunque no en riguroso horario anunciado de la hora 21:30…



Arranca Paraguay con una polca, Cascada, haciendo honor al país y con el sutil desplazamiento de Constanza Torres y Luis Marinoni… Mis noches sin tiRecuerdos de YpacaraíIndia y Tren lechero cierran a tono y a todo sonido, con excelente acústica en el IFT…

El turno de Argentina con Zamba de Vargas, bailadito en modo excepcional. Pa´l que se vaDesde el puente carretero y Caminito, hacen honor a la música de nuestro país…



Latinoamérica comienza a sonar con Yo vendo unos ojos negros, bajando desde la llanura mejicana, estupendamente danzados por Constanza y Luis… La paloma, esa habanera ya mítica, rememorando Cuba; Concierto en la llanura, venezolana si las hay; La partida, recordando a la música ecuatoriana y El cóndor pasa, donde los chilenos aportan el esplendor de Los Andes…

Para cerrar la presentación, nos damos otra vuelta por el Paraguay, donde comienza a sonar mágicamente interpretados por Francisco Giménez… Piririta, Panambí virá y Mi despedida



Todos nos preguntábamos falta algo… Pájaro campana enuncia con vibrantes acordes el fin de la presentación con una soberbia puesta en escena de Sandra Ferreira, Constanza Torres y Luis Marinoni danzando, cerrando el espectáculo con una generosa ovación del público…

Presentación en F.M. La Tribu


© Escrito por Luis A. Capomasi el domingo 03/08/2008 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


sábado, 2 de agosto de 2008

Malditos inmigrantes...


Manu Chao. Clandestino


Malditos inmigrantes

La triste discriminación de argentinos en España: malos tratos, cárcel y requisitos cada vez más insólitos para ingresar como turista. La inacción del gobierno argentino.

Ella nació en San Pelayo. Él en Villarquille. Fueron campesinos (él, también minero), hasta que un día Asturias les dijo que no esperaran mañana lo que no les había dado ayer. Y los expulsó para siempre. Antonio llegó a la Argentina en 1951. Arribó al puerto con una valija vieja, un documento de identidad y una carta que le escribió su hermana invitándolo a venir, la única formalidad que le pedía este país. Mercedes llegó cuatro años después, en las mismas condiciones. Consiguieron trabajo pronto, mal pago, pero suficiente para comer y dormir en una habitación pequeña con los dos hijos que tuvieron aquí. Uno era yo. La vida no fue fácil, pero tampoco estuvo mal. Con pasión inmigrante, consiguieron en esta tierra la oportunidad de crecimiento que la suya no les dio, dolorosamente lejos de sus familias y amigos.

Cuando escucho las historias de los argentinos que ahora sufren la discriminación de España, sufro por dos. Por el maltrato que reciben y por el recuerdo de lo que la Argentina significó para mis padres. El agradecimiento de Antonio y Mercedes hacia este país es similar al que todavía recibo de mis tíos españoles, que saben que en aquellos años de la posguerra civil, dos bocas menos para alimentar significaban más comida para repartir entre el resto de la familia. Aún hoy, la Argentina representa en sus memorias esa puerta que un día se abrió para unos y, también, el país desde el cual de tanto en tanto llegaba ropa y algún dinero. Además del mítico trigo que enviaba, a bajo precio, el entonces gobierno argentino.

Es entendible que, sin ser responsables de lo que hace su gobierno, los millones de españoles que conocen esta historia reciente sientan un poco de vergüenza. Saben que el maltrato hacia los "sudacas" es común en muchos países del primer mundo, pero comprenden que ellos no son "muchos países". Son la España que pobló de sus hijos una Argentina abierta.

Ahora, además, la discriminación no sólo se limita a los argentinos que hacen el camino de la inmigración en sentido inverso. Hasta los que van como simples turistas, para ver a sus familias o sólo a pasear, son detenidos en Barajas durante horas, sometidos a interrogatorios, sin derecho para realizar llamados y, al final, obligados a tomar un avión de regreso.

El caso de la rosarina Gabriela Calvin me llamó especialmente la atención. Iba a visitar a su hermana. Antes de viajar, tomó una precaución que a mi no se me hubiera ocurrido, pero que hoy es obligatoria: le pidió a su hermana una carta de invitación certificada por la policía. Curioso y triste: la misma carta que debieron traer mis padres para vivir y trabajar en este país para siempre, es la que hoy debería llevar yo para visitar a mi familia española durante 15 días. Y no sé si me alcanzaría. De hecho, para esta mujer no fue suficiente. Ocho horas de malos tratos (su hermana la esperó en vano en el aeropuerto sin saber qué le había pasado), y la embarcaron de nuevo rumbo a Ezeiza.

Comprendo que esta España no es la Argentina de hace 50 años. Aquella era una combinación histórica entre un país que expulsaba habitantes y otro que necesitaba poblarse. Hoy España no necesita más población, sólo una cantidad mínima de mano de obra barata y transitoria.

Quizás eso es lo único que importa y el resto sea simple sentimentalismo. Pero no creo que los españoles, los de aquí y los de allá, estén tan de acuerdo con eso. Tienen la memoria suficiente para saber que este presente no es el pago justo por aquel pasado.

Y me entristece que su gobierno haya perdido esa memoria. Y me entristece que nuestro gobierno no se lo recuerde.

© Escrito por Gustavo González, Jefe de Redacción de la Revista NOTICIAS. Publicado en el Semanario Perfil el día sábado 2 de agosto de 2008

La cultura de las clases medias... De Alguna Manera...

La cultura de las clases medias...


Entre los múltiples temas que salieron a la luz junto con el larguísimo conflicto que se desató en la Argentina a propósito de la implementación de las retenciones móviles estuvieron presentes, en forma intermitente, las enigmáticas clases medias argentinas.

En las formas de representación de la realidad promovidas por los medios, en particular televisivos, las clases medias opinaron generalmente en contra de la medida, descalificándola más a partir de supuestas actitudes personales de la Presidenta que del contenido conceptual de la ley: el sentido común estuvo a la orden del día.

Esta sumatoria de tergiversaciones y prejuicios suscitadas a partir de una medida económica sectorial nos invita a formularnos una sucesión de preguntas. ¿Por qué las clases medias en general se pusieron del lado del mediáticamente llamado “campo”? ¿Por qué descalifican más a los malos dirigentes de los sectores populares que a los dirigentes de las organizaciones de poder económico? ¿Qué hay en la imagen de CFK que despierta tantas pasiones, negativas en su mayoría? ¿Por qué los medios de comunicación, en su mayoría, se apoyan en un cierto sentido común de las clases medias para erosionar el consenso al Gobierno legítimamente elegido en 2007? ¿Por qué se adopta un tono moral para reivindicar a las clases medias como exponentes de la libertad de conciencia y descalificar por inmorales a los sectores populares “manipulados” que asisten a los actos del Gobierno? Responder a todas estas preguntas supondría la realización de una serie de investigaciones, aquí sólo vamos a hacer referencia a una hipótesis en torno de la primera pregunta: la adhesión casi primitiva al “no” de Cobos, como ejemplo de la libertad individual y de no sumisión, y la identificación primaria con la convocatoria de la Mesa de Enlace en el Monumento de los Españoles en contra del debate parlamentario junto con las clases sociales que aquélla representa: las viejas y nuevas clases dominantes.

Es notable –o no tanto para mis ojos de socióloga– el posicionamiento ideológico explícito de estas nuevas clases medias en relación con el conflicto entre el Gobierno y entidades rurales representativas de intereses más poderosos, ya que en realidad esta medida poco tenía que ver directamente con ellas. Lo más llamativo de este enfrentamiento es la presencia mediática de los menos afectados. Eduardo Buzzi y Alfredo De Angeli, de la Federación Agraria Argentina y de la FAA de Entre Ríos, respectivamente, concitaron la atención de las clases medias urbanas y del campo, a partir de su apelación constante y confusa a los llamados pequeños productores y su aparente situación diferente con respecto al resto.

Es importante recordar que la clase media argentina se constituyó a partir de singulares procesos de movilidad social ascendente posibles por la existencia de un Estado que garantizó la educación, la salud y la seguridad social. Es decir que su historia no puede deslindarse de su relación con el Estado. También fueron las clases medias en consonancia con procesos políticos de intensa conflictividad social las que participaron en proyectos de cambio político y renovación de numerosos planos de la vida social y cultural.

Las numerosas clases medias, con altos estándares de bienestar, las más educadas en términos de inserción en el sistema educativo formal medio y universitario, la más importante de América latina, comenzaban a fragmentarse, en una sociedad que tendía crecientemente a la polarización. Debe destacarse en su singularidad su particular vinculación con los proyectos e iniciativas culturales renovando y democratizando la formación de públicos del arte en general.

La Argentina supo tener un vastísimo público de cine, formó tempranamente un masivo público lector ávido de consumir propuestas culturales, a la vez que sensible a los problemas sociales. Este proceso adoptó un giro negativo a partir de 1975. El debilitamiento del Estado, en un contexto del creciente imperio del mercado, incidió en la disminución, fragmentación y emergencia de nuevas cosmovisiones de mundo. La creciente derechización del gobierno peronista de 1974 que finalizó en el golpe militar de 1976 detuvo este proceso de innovación y cambio cultural. Por su parte, la fuerte oposición a la medida en cuestión supone la emergencia de un nuevo ethos, una creencia fuerte en que los proyectos personales deben centrarse casi exclusivamente en ganar dinero y construir un estilo de vida, como diría Bourdieu, fundado en el “deber del placer” y que se manifiesta como rechazo a la intervención del Estado en la regulación del orden social.

Los años ‘90 consagraron lo que ya se había iniciado durante la dictadura. De una sociedad progresista no sólo en el ámbito de la vida cotidiana, sino en el sentido original de la palabra, de una sociedad que vinculaba las transformaciones progresivas en la vida cotidiana con el logro de cambios sociales, se pasó a una sociedad profundamente individualista, donde el valor, el sentido subjetivo de la acción ya no estaría puesto en valores, muchos de ellos vinculados con la cultura y la solidaridad con lo más desposeídos, sino en el logro de objetivos materiales. Históricamente, ser progresista no suponía acceder a cierto tipo de consumos y estilos de vida, sino que fundamentalmente se sostenía en el valor de la emancipación no sólo de la clase, sino del conjunto social. Como dice Bauman, el consumo produce individuos, no genera lazos sociales.

Es sabido que durante la crisis de 2001 las clases medias ocuparon la escena política, social, mediática y sociológica como nunca antes en la historia argentina. Profundamente denostadas por la literatura ensayística de corte nacionalista, estudiadas sistemáticamente por primera vez por Gino Germani y abandonadas después por un exceso de interés por las clases populares, retornan definitivamente, pero ahora con manifestaciones y representaciones diferentes. Si históricamente la Argentina se pensó y se imaginó a sí misma como un país de clase media, este imaginario parecía estar cayéndose.

Contrariamente a lo que suele afirmar alguna literatura que evalúa los acontecimientos trágicos de 2001 como la manifestación de un sentido renovado de la acción política frente a la crisis de los partidos, las identidades y formas de representación, la salida de las clases medias a la calle no supuso una acción política del estilo de los ’60 y ’70 en consonancia con proyectos colectivos: salieron a defender sus ahorros, salieron a defender cierta irracionalidad del consumo en un país semidesarrollado, una clase media ilógicamente endeudada. Y esto es lo que los medios aplaudieron en ese momento, como “espontaneidad” de las acciones de las clases medias, frente a las “manipuladas” e “irracionales” acciones de las clases populares.

Hacer de una sociedad una sociedad exclusivamente consumista incidió en la despolitización y desinvolucramiento de las cuestiones públicas, como lo demuestran el decreciente nivel de participación en los actos eleccionarios. El consumismo está lejos de la participación política, no produce sujetos colectivos. Se podría afirmar que las clases medias han sido cooptadas en lo imaginario por las clases altas, en un proceso inverso al iniciado en los albores del siglo XX. La hegemonía cultural, en el sentido gramsciano de dirección cultural e intelectual, parece haber sido recuperada por las clases dominantes en todas sus versiones. De todos modos, para no ser fatalistas ni apocalípticos, aún siguen manifestándose en formas fragmentarias aspectos emprendedores de las clases medias en el plano cultural en forma autogestionada. Cierto capital social producido por varios años de acumulación de proyectos e iniciativas culturales vuelve a reaparecer, con contenidos renovados que dan cuenta de una cierta reserva cultural sobre la que vale la pena trabajar y recomponer sentidos transgresores del orden social excluyente y un orden político destituyente.

© Escrito por Ana Wortman. Socióloga, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Publicado en el Diario Página/12 de la ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 31 de julio de 2008.

Nota de la redacción:



Como docente de la discplina de Marketing, deseo ampliar sobre el consumismo. Nuestra disciplina basada en el consumo de las personas se plantea tambien la inclusión social. No es responsabilidad única de las actividades de Marketing las desiguadades sociales que acontecen en el mundo. Existe un Markentig Social basado en la Responsabilidad Social Empresaria, basado esto en las conductas de cada una de la empresas que intervienen en el mercado, especialmente aquellas que cumplen un rol social y no meramente económico, aunque sea este el principal fundamento de su existencia.

Generalizar sobre el particular es a mi modo de ver incorrecto. Uso como mero ejemplo el de la utilización de una herramienta y me pregunto...



¿Para que se utiliza el martillo?...

¿Para clavar clavos? ó ¿Para matar a las personas?...

Está claro que depende del uso que le demos a la "herramienta" cumplirá su razón de ser o no...

© Luis A. Capomasi

domingo, 27 de julio de 2008

F.A.E.C.C. Proteger el Medio Ambiente...







Chile... Ética periodística...

Chile, 24 de julio del `75. Un ejemplo del tratamiento de las noticias por los medios locales.

El Colegio de Periodistas de Chile se disculpará ante familiares de víctimas de la última dictadura por la participación "culposa y antiprofesional" que tuvieron los responsables de los principales diarios en el montaje de falsos enfrentamientos que le costaron la vida a cientos de militantes opositores durante el gobierno de Augusto Pinochet.

Según consigna el diario La Nación de Chile, tras dos investigaciones realizadas por fiscales del Colegio de Periodistas Tribunal de Etica, se determinó conductas antiprofesionales en los casos de la llamada Operación Colombo y de Rinconada de Maipú, dos falsos enfrentamientos organizados por el régimen de Pinochet que le costaron la vida a cientos de militantes opositores.

El Colegio de Periodistas sancionó con expulsión a Roberto Araya Silva y suspensión de la colegiatura y censura pública a Julio López Blanco, Vicente Pérez Zurita, Manfredo Mayol (todos de Canal 7 en ese tiempo) y Claudio Sánchez (entonces en Canal 13).

También sufrieron suspensión y censuras públicas Fernando Díaz Palma (entonces director de Las Ultimas Noticias), Alberto Guerrero Espinoza (dirigía La Tercera) y Beatriz Undurraga Gómez de El Mercurio.

Fueron declarados inimputables por fallecimiento los directores de El Mercurio René Silva Espejo y Mario Carneyro de La Segunda, a pesar de que el Tribunal determinó que sus respectivos medios, al igual que La Tercera y Las Ultimas Noticias, infringieron la ética profesional al difundir informaciones falsas respecto de los crímenes de la Operación Colombo.

En la Operación Colombo (1975) la dictadura chilena pretendió hacer creer que 119 prisioneros habían huido a Argentina, donde encontraron la muerte enfrentados con fuerzas militares o matándose entre ellos.

El caso de Rinconada fue otro montaje. Un ex agente DINA afirmó que los seis cuerpos encontrados en la zona de Rinconada de Maipú fueron llevados al lugar ya muertos desde Villa Grimaldi, y sostuvo que la escena fue filmada en 1975 por el periodista de TVN Julio López.

© Agencia Télam de Buenos Aires.

Científicos argentinos descubren cómo bloquear los recuerdos...

Científicos argentinos descubren cómo bloquear los recuerdos

  • Lograron manipular la proteína que interviene en la memoria.
  • Los recuerdos no se borran del cerebro, sino que no se expresan.
  • Sería muy útil para tratar fobias y casos de estrés postraumático.

Científicos argentinos han demostrado que es posible bloquear recuerdos asentados en la memoria, lo que abriría el camino para tratamientos de fobias o de estrés postraumático, informó este miércoles el diario bonaerense La Nación.

El trabajo, publicado en la revista The Journal of Neuroscience, descubrió a través de experimentos con ratones una proteína clave en los procesos cerebrales que se producen en la evocación de recuerdos.

Podría significar un paso enorme en los trastornos en que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana del afectado

La inyección de inhibidores de esa proteína permite alterar la capacidad de retención de los recuerdos evocados. "Potencialmente podría ser aplicable a casos de fobias o a personas que sufren de estrés postraumático," explicó el doctor Arturo Romano, del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria de la estatal Universidad de Buenos Aires (UBA).

"Esta proteína regula la expresión de genes necesaria para almacenar la memoria a largo plazo. Pero si se inyecta en el cerebro un inhibidor de este mecanismo después de que el recuerdo fue evocado, se afecta la retención," agregó Romano.

Aunque aún falta probar si estas investigaciones pueden ser aplicadas en seres humanos, el investigador Carlos Baratti aclaró que "la memoria no es borrada del cerebro, sino que no se expresa."

"Esto podría significar un paso enorme en algunos trastornos en que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana del afectado", agregó Baratti, director del Laboratorio de Neurofarmacología de Procesos de Memoria de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.

Científicos argentinos lograron manipular la proteína que interviene en la memoria para eliminar los recuerdos cuando se los evoca, un hallazgo útil para tratar fobias o el estrés postraumático, informan hoy medios locales.

Mediante pruebas con ratones, los expertos en farmacología y bioquímica de la Universidad de Buenos Aires demostraron que si se inyectan sustancias que anulan la proteína de la memoria se puede alterar la capacidad de recordar, señala el informe del diario bonaerense La Nación.

"Se abre un instancia por la cual se podría interferir en la memoria ya formada" en los seres humanos, declaró al periódico el doctor Arturo Romano, uno de los miembros del grupo de científicos.

"Potencialmente podría ser aplicable a casos de fobias o personas que sufren de estrés postraumático", aseguró.

Dijo que también se podría tratar todos aquellos trastornos en los que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana de la persona afectada.

Pero Romano aclaró que todavía falta mucho para poder comprobar si la experiencia podría reproducirse en humanos, pues el equipo de científicos trabaja de momento solo con ratones.

En ellos hallaron la proteína que llamaron NF-kB, que actúa tanto en el proceso de consolidación como en el de confirmación de la memoria y regula la expresión de genes necesaria para almacenar recuerdos a largo plazo.

"Si se inyecta en el cerebro un inhibidor de este mecanismo cuando el recuerdo es evocado, se afecta a la retención", explicó Romano.

De todos modos aclaró que "traer al presente algo del pasado es un proceso activo, cada vez que se evoca, la memoria puede ser modificada".

© Publicado por la agencia EFE el día 30 de abril de 2008

¿Sería posible que se callaran la boca?...

En honor a la famosa Memoria...

Kirchner se quejó que Clarín tituló "La crisis se cobró dos nuevas muertes" por Kosteki y Santillán. En los archivos, no hay otro repudio.

En su primera conferencia de prensa del último lustro, hace tres días, el señor ex presidente se quejó de que en 2002, cuando la bonaerense mató a Kosteki y Santillán, el diario Clarín tituló “La crisis se cobró dos nuevas muertes”, pero habló de “represión” cuando la Gendarmería detuvo a De Angeli la semana pasada. No podría tener más razón. Guiado por su razón, casi encandilado, impaciente por acordar con él, busqué en todos los archivos de 2002 sus enérgicas declaraciones de repudio y condena al gobierno de Eduardo Duhalde por el asesinato de Kosteki y Santillán –y no encontré nada de nada. El entonces gobernador que, ahora ex presidente, condena a Clarín, hizo entonces lo mismo que ahora condena, en un poco peor: no dijo ni una palabra sobre el crimen que le costó la presidencia a su entonces amigo y mentor. Pero ahora dice lo que entonces no dijo, como mañana no dirá lo que sí dijo ayer. Y ése es, en general, su problema: dice, dice, siempre fuera de tiempo, cosas que no soportan la menor comparación con su historia o con su práctica presente. Se aprovecha –trata de aprovecharse– de la escasa memoria de nosotros argentinos: de la flaqueza de esa Memoria de la que tanto habla, y dice, y dice.

Es lo mismo que hace su mujer y Presidenta, siempre con la Memoria en una esquina de la boca. Anteayer, en la plaza, tras nombrar madres y abuelas, dijo que quería que advirtiéramos que “si la historia primero fue tragedia hoy se repite como comedia”. No es poco, tener una presidenta que cita a Carlos Marx. Aunque la señora presidenta haya citado su cita más citada –su epígrafe del 18 Brumario de Luis Bonaparte–, pero mal: “Los grandes hechos y personajes de la historia suceden dos veces, primero como tragedia y después como farsa”, escribió el alemán, y no, como dijo la señora, “como comedia” que, como ella sabe, no es lo mismo. Farsa, dice la Real Academia, es “un enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar”. Quién sabe por qué no quiso hablar de farsas en un acto con todos los rasgos farsescos del peronismo actual –los asistentes mercenarios y despolitizados, la desconexión entre oradores y público, la ausencia de consignas compartidas–: el simulacro de un acto político, una escenografía para darle más fuerza a una cadena nacional.
Pero su mecanismo es el mismo que el de su señor marido: allí donde el señor reprocha a Clarín que haya hecho lo mismo que él, la señora cita a Marx para defender su gobierno capitalista –del famoso capitalismo de amigos, que ni siquiera Marx supo definir en su momento. La verdad, hay días en que los escucho y me sube la mostaza. ¿Será posible que nos sigan tomando por tarados? ¿Por nabos a los que se les puede decir cualquier verdura? ¿Por desmemoriados descerebrados desechitos?

Digo: en honor a la famosa Memoria, ¿sería posible que se callaran la boca? En honor a la memoria que nos ayuda a recordar que ustedes, señores K., durante la dictadura vivían en Río Gallegos, pueblo chico, donde todos saben quién es quién, y se dedicaban a ganar mucha plata ejerciendo lo más indigno del capitalismo –el préstamo hipotecario– mientras los militantes que ustedes ahora ensalzan morían peleando contra el capitalismo.

En honor a la Memoria que nos ayuda a recordar que ustedes participaron en la entrega del petróleo –y recibieron muy buen pago por ella–, mientras algunos otros, pocos, hacían lo que podían por impedirla: eran las épocas en que usted, señor, decía que Menem era “el mejor presidente de la Argentina desde Juan Perón”, cuando manejaba su provincia cual campito y todavía no había empezado a despotricar contra los noventas como esa época negra que, en efecto, con su ayuda, fue.

En honor a la Memoria –a la nuestra, a la que los recuerda–, por su honor –si les importa–, ¿no podrían dejar de hablar de todo eso, de los años setentas, de los años noventas? Ustedes hicieron lo que hicieron, y ni siquiera es tan grave. Al fin y al cabo, la Argentina está llena de personas que hicieron lo mismo: supongo que por eso los votaron a ustedes. Lo que hicieron –hacerse los osos cuando los militares, apoyar al gobierno de Menem–, ni siquiera da para condenarlos, pero sí para pedirles que por favor, por honor, por pudor, no hablen más de esas cosas, no nos ofendan con memorias falsas. Seguro que si buscan otros temas los encuentran: la Argentina es un país tan generoso, tan sediento. Por favor, tómense el trabajo. O sigan creyendo que somos todos pelotudos, y paguen el precio que suele cobrar esa creencia.

(Es curioso: al repasar este repaso, veo que cada vez que, en la historia argentina reciente, los Kirchner tomaron posición sobre algo serio, yo estuve del otro lado. Por eso, al fin y al cabo, no me extraña seguir estándolo. Sí me extraña que algunos que también estuvieron enfrente –que sufrieron la represión militar, que se opusieron a las privatizaciones, que lucharon por la pluralidad, que militaron contra Menem– ahora estén a su lado. Supongo que, entre las ganas de ilusionarse y la tentación de acercarse al fogón, pasan esas cosas. A veces los entiendo: es cierto, sería tan bonito que alguna vez, en algún futuro posible, sus acciones se parecieran a sus palabras.)

© Publicado por Martín Caparrós en el diario Crítica de la Argentina el día 20 e Junio de 2008

Jesús estuvo en Buenos Aires...

Jesús estuvo en Buenos Aires

Llegó en 1971 a La Quiaca, donde lo único que sobra es intemperie. Sabe que el peor enemigo de los pobres es el silencio.

Es andaluz, nació en Granada no en Belén. Es bajito, no tiene barba. No parece un rock star. Todo lo contrario: su cabello está perdiendo la batalla con el tiempo. Usa anteojos con vidrios gruesos. Igual se parece mucho al nazareno. Incluso, cuando siente que sus pedidos no son atendidos, se crucifica. Como si todo su cuerpo fuese una señal desesperada con destino al cielo y a la tierra, se crucifica.

El padre Jesús Olmedo es el párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Socorro de la Quiaca. Llegó al país en 1971, tenía 25 años y su imagen de la Argentina se resumía a una postal con vacas, pampa, abundancia, cultura y desarrollo. El flamante sacerdote no tardó mucho en comprobar que había llegado a uno de los lugares más pobres de Latinoamérica, dónde lo único que sobra es la intemperie.

Años después tuvo que volver a España y, a comienzos de los 90, regresó a La Quiaca para quedarse definitivamente. Como el otro Jesús, el tipo es un peleador y los niños del norte argentino le habían ganado el corazón. “Había venido a evangelizar y ellos me habían evangelizado a mí”, repite. Comprendió además que los integrantes de los pueblos originarios están en el último escalón de la pobreza. ¿En qué otro lugar debería estar Jesús?

En dos décadas de trabajo intenso, el padre Olmedo ayudó a establecer una decena de comedores. Es que el hambre es la necesidad más urgente. Según su propio diagnóstico, la mitad de los niños de esa zona de Jujuy están desnutridos. Por esa razón, la imagen de la leche derramada en la ruta, en mitad del conflicto entre el gobierno y el campo, lo indignó de manera especial y salió a decirlo: “mientras se pelean por las retenciones los pobres siguen pasando hambre”. Unos días antes, a comienzos de Junio, una movilización de pobres y desocupados fue reprimida de manera brutal por la policía provincial. Hubo varios heridos de bala, entre ellos, el propio Olmedo.

Jesús sabe que el peor enemigo de los pobres es el silencio. Escribió un libro sobre ese tema: La cultura del silencio. “Cuando un pueblo calla durante tanto tiempo es porque ha sido silenciado” y sugiere: “desde la cultura del silencio hay que pasar al grito de los excluidos”. Con esa idea, en la semana de los dos actos, bajó a Buenos Aires. En medio de la peor disputa de poder de los últimos años, Jesús bajó a la Capital. Aquí, como dicen en el interior, atiende Dios. Aunque él cree que si lo dejan, “si no lo encadenan, Dios está en todos lados”.

El padre logró algunas cosas, en medio de la disputa por la soja, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, le prometió hacer un relevamiento de la zona y ayuda oficial inmediata. El líder chacarero Alfredo De Angeli, que lo cruzó en un canal de televisión, le garantizó el envío de alimentos. También recibió apoyo de distintas parroquias y organizaciones sociales de todo el país.

Jesús agradece pero sabe que nada será suficiente sino se remueven las causas profundas de la iniquidad. Por eso sigue exigiendo a las autoridades políticas la generación de puestos de trabajo, más escuelas, cloacas, agua potable, obra pública, subsidios para los desempleados. También pide que se controle el contrabando de artículos de primera necesidad desde La Quiaca hacia Villazón en Bolivia, que mezcla corrupción y carencias. Y que la legislatura jujeña declare a La Quiaca zona de emergencia.

Uno de los mayores desafíos asumidos por Olmedo es que la sociedad tome conciencia. Quiere que se asuma que en “La Quiaca comienza la Argentina” y para eso debe enfrentar los muros de silencio que imponen los prejuicios y la indiferencia hacia los coyas, hacia los antiguos dueños de la tierra, hacia los habitantes del norte profundo que están entre los argentinos más olvidados. Esos compatriotas que deben mendigar por lo que les pertenece por derecho propio.

Es por eso que a Jesús le cuesta entender algunas cosas de este país, al que considera suyo: “En el 2001 veíamos por televisión como se hablaba de la crisis argentina por la plata que se había quedado dentro de los bancos y no se hablaba de la crisis argentina por el hambre y la miseria”. Un periodista porteño le pidió una definición: “¿Usted está con el campo o con el gobierno?” y el padre respondió: “Con ninguno de los dos. Yo estoy con los pobres”.

Jesús estuvo en Buenos Aires. No organizó ningún acto.

© Publicado por Reynaldo Sietecase en el Diario Crítica de la Argentina de la ciudad de Buenos Aires el día Miércoles 17 de Julio de 2008.