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lunes, 10 de diciembre de 2012

Con 7D o sin 7D... De Alguna Manera...


Fin de ciclo en el sistema de medios: adiós a la hegemonía del grupo Clarín...
Con 7D o sin 7D. El escenario mediático va a sufrir cambios significativos. Clarín perderá influencia ante nuevos grupos favorecidos por un Estado que también tendrá una fuerte presencia.

Aunque la extensión de la medida cautelar que preserva a Clarín de adecuarse a los límites de concentración establecidos por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual preanuncia una dilación en el único artículo de la norma al que tanto el Gobierno como Clarín prestaron atención desde 2009, el cierre de 2012 marca el fin de un ciclo que signó la historia reciente de los medios de comunicación en la Argentina. Lo urgente vinculado a la causa judicial disimula lo importante.

El fin de ciclo se expresa, por un lado, en la evidente erosión de la primacía del Grupo Clarín, por otro lado, al despejarse la incógnita abierta sobre qué tan lejos llegaría Cristina Fernández tras la ruptura de la alianza que habían sostenido Néstor Kirchner y Héctor Magnetto entre 2003 y 2008. Las expectativas inducidas por una profusa publicidad sobre el 7D como fecha inaugural de un sistema de medios democratizado, plural y diverso terminaron de desinflarse.

Desde mediados de los 70 Clarín asumió la tutela de un sistema de medios que mutaba sus pautas de consumo desde el mercado editorial hacia el audiovisual. Desde entonces, y sobre todo a partir de las siguientes dos décadas, fue transformándose en un grupo multimedios con ramificaciones en otras actividades económicas. Varios de los presidentes constitucionales que se sucedieron desde 1983 dieron testimonio de la capacidad de presión del Grupo. Esta fase de la historia de Clarín coincide con el desplazamiento de la vieja guardia desarrollista de la conducción por parte de su ex discípulo Héctor Magnetto. Magnetto tomó el timón de una empresa periodística y hoy conduce un conglomerado cuya principal fuente de ingresos (aproximadamente el 70%) es el transporte de señales audiovisuales, la mayoría de ellas producidas por otros. En el medio, negoció con gobiernos dictatoriales y civiles desde la participación en Papel Prensa (1977) hasta la fusión de Cablevisión y Multicanal (2006-2007).

La visita que hizo el socio minoritario de Clarín en Cablevisión, David Martínez, a las oficinas de la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) presidida por Martín Sabbatella el miércoles es un acto teatral que certifica el fin de aquel ciclo de expansión. Martínez, mexicano titular del fondo  Fintech Advisory con sede en Estados Unidos, ya había sido identificado en artículos periodísticos como una figura clave porque es, simultáneamente, socio de Clarín, de Jorge Brito (Banco Macro), explota servicios públicos (sector energético) y es uno de los principales tenedores de bonos de la deuda externa argentina que ingresó en el canje y que hoy respalda al Gobierno frente a los fondos buitre. Martínez ofició de nexo en la relación que cultivaron Kirchner y Magnetto hasta 2008. Fue testigo de varias de sus conversaciones y, desde su lugar estratégico en Nortel (Telecom Argentina), el mayor conocedor del naufragio de la negociación por el control de Telecom que está en el origen de la sonora ruptura entre el kirchnerismo y Clarín.

Como socio minoritario, Martínez no puede comprometer a Cablevisión en la adecuación a la Ley Audiovisual, pero su presencia en Afsca afirma que reconoce y acata la norma y que podría facilitar el ingreso de otros actores empresariales a Cablevisión forzando una reestructuración corporativa en una operación de pinzas con el Gobierno.

La ruptura entre el Gobierno y Clarín llega pues a instancias decisivas. Es tan inexacto afirmar que todo cambiará como pretender que el sistema de medios quedará inalterado. Las recientes declaraciones de Sabbatella, quien invitó a los grupos a desagregar sus unidades de negocios entre accionistas y allegados, complementan el contenido de algunos planes de adecuación, como el de Vila-Manzano.

Si la orientación expresada en varios fallos sobre la Ley de Medios por la Corte Suprema se cumple, el fallo último validará la constitucionalidad de los artículos de la norma resistidos por Clarín. El Gobierno supedita la desconcentración de los grupos a que Clarín se adecue a la ley. Cuando eso suceda, tanto Vila-Manzano como los demás conglomerados iniciarán la separación de empresas, con directorios diferentes y en lo formal cumplirán con los requisitos de la ley. El órgano estatal que debería velar por el prístino funcionamiento de esta desagregación empresarial es la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, dependiente de la Secretaría de Comercio Interior, en cuyas fojas de actuación sobresalen dictámenes que potenciaron la concentración de la televisión por cable (fusión Multicanal y Cablevisión) y de las telecomunicaciones (autorización para el ingreso de Telefónica como accionista de Telecom).

La extensión de la cautelar será breve. Después habrá que desempolvar las reglamentaciones añadidas a la Ley de Medios por parte del Gobierno, con pautas de adecuación o bien de actuación de oficio. Estas resoluciones configuran un conjunto ambiguo que permitiría a los grupos concentrados (Clarín incluido) “adecuarse” a la norma tras una apariencia de desconcentración pero facultan al Gobierno a definir la suerte final de las licencias de medios menos atractivas en lo económico. Los resultados de este proceso se apreciarán a mediano plazo.

Así, una nueva correlación de fuerzas empresariales toma forma en detrimento del protagonismo ejercido hasta ahora por Clarín. Los movimientos que se registran en el sistema de medios responden a una política que no tiene, necesariamente, a la Ley Audiovisual como referencia aunque la invoca con insistencia. El Programa Fútbol para Todos, la iniciativa gubernamental sobre la televisión digital terrestre (TDT), la promoción de contenidos gestionada por el Incaa y la inyección de recursos estatales para estimular el crecimiento de grupos empresariales como Vila-Manzano o Indalo (Cristóbal López) merecen consignarse como políticas activas que en algunos casos contravienen y en otros corren en paralelo a lo dispuesto por el texto legal vigente. Hay grupos en ascenso (Vila-Manzano, Cristóbal López, Szpolski) y un Estado que emerge como emisor con potencia y una presencia vigorosa como operador audiovisual, movimientos que representan novedades.

Vender licencias que expiran dentro de tres o cuatro años entre el mismo conjunto de empresarios, en un marco político de sucesión presidencial y de fuerte controversia judicial que reinstala el cómputo del año que tendría Clarín para presentar su plan una vez que se defina la constitucionalidad de la Ley (según la Cámara Civil y Comercial ahora, pero no según la Corte Suprema en su fallo de mayo), puede orientar las transferencias hacia un escenario de absorciones formales que tengan escaso impacto en la lógica que prima en el sistema de medios.

Este escenario genera malestar entre sectores de medios comunitarios y alternativos que desde hace varias décadas impulsan reglas de juego que no sean discriminatorias para los actores sin fines de lucro. Un cambio de manos entre empresarios está lejos de la prioridad asignada a los actores no lucrativos por parte de la ley (un 33% de las licencias).

Sería injusto atribuir estos rasgos a la ley, que suele ser el atajo que toman varios de los opositores al Gobierno para ahorrarse la laboriosa tarea de conocer a fondo lo que critican. En buena medida, lo que se avecina es la continuidad de rasgos constitutivos del desarrollo de los medios: lógica comercial, ausencia de actores públicos, opacidad informativa sobre quienes son beneficiados con recursos públicos, obstrucción para que actores sociales no lucrativos accedan a licencias, dependencia de la torta publicitaria (privada y estatal) y precariedad económica que exige una constante negociación de favores con el poder político para generar ayudas estatales informales. Si estos rasgos sobrevivieron durante décadas, ¿por qué no habrían de funcionar ahora? La respuesta a este interrogante descansa en la profusión de plataformas que alternativizan crecientemente los usos sociales de los medios, a través de redes digitales fundamentalmente, y a una sociedad que desacralizó el lugar inmaculado en el que ubicaba a los medios –en buena medida gracias a la discusión polarizada pero inédita sobre su función– y percibe a las empresas de comunicación como actores políticos.

Aunque éste sea un tiempo pródigo para abogados y propagandistas, en el fondo lo que está discutiéndose es la nueva correlación de fuerzas empresariales de un sistema de medios que avanza, aturdido, hacia el crepúsculo.

© Escrito por Martín Becerra, Profesor e Investigador de Universidad Nacional de Quilmes y el Conicet y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 9 de Diciembre de 2012.



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sábado, 17 de noviembre de 2012

Ley de Medios, 7D y Hegemonía del Kirchnerismo… De Alguna Manera...


Ley de Medios, 7D y Hegemonía del Kirchnerismo…


Entrevista a Santiago Gándara, investigador de Comunicación y Cultura y docente de la UBA.

- ¿Qué puede pasar después del 7 D? ¿Por qué piensa que el gobierno le otorgó esa centralidad en su agenda?

- El Gobierno encontró en la ley de Medios rédito político, porque la ley esta en vigencia desde antes del 2009 y hasta hoy en día perdura como la promesa de una transformación profunda del sistema de Medios de Comunicación. Eso le permitió que sectores vinculados a la comunicación desde las facultades o los medios alternativos sean seducidos por esta iniciativa. La centralidad en su agenda esta dada, fundamentalmente, por una cuestión de cooptación ideológica hacia estos sectores. En segundo lugar, el gobierno le da importancia porque se encuentra en disputa para controlar la opinión pública y eso se manifiesta en como durante estos tres años nada de lo que prometía la ley se llevo adelante, sin embargo lo que sí sucedió fue la conformación de medios estatales y para-estatales que abundan y repiten los planteos oficiales.

El escenario del 7D no parece muy complejo. El gobierno inicialmente lo planteo como un momento clave. De hecho, le dio esta fórmula y ahora da la impresión que no sabe cómo seguir. Entonces, los escenarios que se puede plantear son: que siga el pantano judicial, es decir que aparezcan otras medidas cautelares en la Justicia, aunque lo veo menos probable. El otro es que, consecuentemente, el Gobierno le diga a Clarín que cayeron sus licencias y se llame a licitación. De esta manera se presentaran los grupos económicos que puedan hacerse cargo de esos lugares. Eso no tiene nada que ver con la democratización ni la pluralidad de voces: en todo caso sería una reprivatización de algunas empresas.

- ¿Cuáles son todas las empresas que tiene que adecuarse a la ley? ¿Qué relación tienen con el Gobierno?

Las empresas que tienen que adecuarse a la ley son el grupo Clarín, el grupo Vila-Manzano, que representa el segundo grupo más importante de cable; el grupo de Moneta que también es muy importante en el mapa de Medios actual, otro es Telefónica que, además, tiene canales. Esos grupos deberían dejar señales y por lo cual se abriría otro escenario; si sucede esto van a entrar a licitación grandes pedazos de la torta de medios. La pregunta es quiénes son los jugadores que existen. Y son los mismos que tienen el capital suficiente para hacerse cargo. Los nuevos que aparecieron y crecieron bajo el gobierno kirchnerista son, principalmente, Electroingeniería y el grupo de Szpolski, que tienen una presencia considerable en el último tiempo en el mapa de Medios.

- ¿Qué papel juegan las telefónicas?

A veces se pierde de vista que la ley tenía incluida a las Telefónicas y después, para ganar una adhesión de votos en diputados, es decir para que toda la centroizquierda, (Proyecto Sur y el Partido Socialista) apoye la normativa, el gobierno sacó la mención de las telefónicas en la letra de la ley. Sin embargo la sacó y siguen estando: Telefónica es el grupo que concentra el 100% de la telefonía en Argentina. Alguien podría decir que está Telecom, sin embargo entre estas empresas hay una estrecha relación; Telefónica compró parte de Telecom Italia que es la dueña de Telecom en nuestro país. Entonces, Telefónica juega de los dos lados. Monopoliza todo el espacio de las telecomunicaciones y ese no es un dato menor porque actualmente, por lo que se llama convergencia tecnológica, las empresas están buscando la posibilidad del triple servicio, o sea, vender todo junto: telefonía, internet y cable. Esto ya lo tiene Telefónica y lo tiene el grupo económico de Alberto Pierri, que es cercano al PJ y creo un canal en La Matanza, después se extendió, y hoy es el segundo grupo de cable que ofrece el triple play.

Telefónica factura siete veces más que el grupo Clarín. Efectivamente hay una alianza entre el Gobierno y Telefónica. Eso se demuestra, primero, en que el gobierno autorizó que Telefónica tuviera acciones en Telecom lo cual es contrario a una cláusula anti monopólica; lo segundo es que Telefónica tiene acciones en Telefe y basta ver los contenidos de ese canal: carece de programas políticos, tiene noticieros y comedias, es un canal aliado completamente.

- ¿Observa nuevos lenguajes o estilos periodísticos desde la sanción de la Ley de Medios?

- No veo nuevos lenguajes. La gran renovación de los lenguajes televisivos se dio en los ’90 con los fenómenos que se denominaron juvenilizacion de la pantalla. Por un lado, se produjo la entrada de Mario Pergolini y por el otro la de Marcelo Tinelli; ese fue un momento de renovación que, además, estaba vinculado con una renovación tecnológica que ayudó a ese proceso.

Actualmente no hay lenguajes. Quizás la novedad de estos años es el invento de Diego Gvirtz: 6, 7,8. Pero, en realidad, ya había antecedentes como PNP, es decir los programas de archivo, que luego se constituyeron en un género. Esa es la novedad, que inicialmente estaba coordinado por María Julia Olivan y tenía la idea de hacer una crítica a los medios. Sin embargo, poco a poco, se fue convirtiendo en una tribuna (en el sentido literal de la palabra) de defensa de todas las políticas del kirchenrismo. La primera crisis que se produce en el programa es la salida de María Julia Olivan y la entrada de Luciano Galende. Luego todo el panel de 6, 7,8 dejo de hacer crítica de Medios. O en todo caso, la crítica es una excusa para defender la política oficial. Es el único programa político que tiene Canal 7. Y eso muy interesante porque se puede advertir que es mucho más plural “A dos voces” que se emite por TN en el cable. Alguien puede decir que lo hace porque está en conflicto con el gobierno; sí, seguramente, pero cualquiera puede darse cuenta que concurren referentes de fuerzas políticas distintas, a diferencia de 6, 7,8 que nunca organizó un debate con corrientes diferentes. Solamente una vez invitó a Beatriz Sarlo y desde hace poco comenzó a realizar algo parecido a un debate invitando a dos personalidades que piensan diferente.

Eso es lo único novedoso que apareció en la TV desde la sanción de la ley de Medios. Aunque, en rigor, no es del todo novedoso. Porque es un programa de archivo, y ya existían. Sino que es novedoso por el carácter propagandístico, pro gubernamental que tiene su línea editorial: no hay tantos antecedentes en la TV argentina de ese estilo.

Hay una continuidad con la TV de los 90. Si vemos los programas más vistos en la televisión son los que se crearon a principios de esa década: me refiero al programa de Tinelli y los de farándula. Toda la franja horaria de la tarde esta monopolizada por programas de chimentos o comentarios sobre la vida de la farándula. O sea que tenés programas que se han mantenido y no han aparecido nuevos. Hay que destacar que cada vez hay menos programas de discusión política en canales de aire: solo 6,7,8 y el programa de Jorge Lanata. Después están todos los programas en cable. El programa político de canal 26, el programa de Mariano Grondona, que es una herencia desde antes de la dictadura, tenés en TN programas como “Palabras Más, Palabra menos” pero son todos en televisión paga. En cable la posición dominante la tiene el grupo Clarín por el decreto que autorizó el gobierno.

Cabe remarcar que la ley no se mete con el cable. Y en el cable está la publicidad comercial más el abono. La ley tendría que haber tenido una restricción a la publicidad en el cable, porque vos pagas el servicio y hasta hay pagos diferenciales para ver canales.

- A su entender ¿Qué significa el periodismo militante?

- El periodismo militante es un invento motorizado por 6, 7,8. Ellos lo definen en la discusión con el “periodismo independiente” o el “periodismo objetivo”. Esto en Argentina no existe. No existe el “periodismo objetivo”, porque, en principio sería una imposibilidad fáctica. En primer lugar porque el periodista no es un científico, que después de un método produce un conocimiento que es discutido y verificado. En todo caso, un periodista es alguien que con métodos periodísticos alcanza una perspectiva de la realidad, por lo cual objetividad no existe. Independiente tampoco existe, porque para haya “periodismo independiente”, el trabajador periodista tiene que tener libertad de opinión y no lo tiene en el medio. Está regimentado por su jefe de edición de manera directa y por la patronal, sea el Estado o un privado. Ahora cuando los intelectuales oficialistas dicen “periodismo militante” buscan confrontar con el “periodismo independiente”, que es el que esgrime falsamente el grupo Clarín; en realidad terminan definiendo que el periodismo militante es el periodismo propagandístico, es el periodismo que desde los medios del Estado hacen una defensa de los actos de Gobierno. Eso no tiene nada que ver con el “periodismo militante”: eso también es un periodismo corporativo.

En Salta, un docente de comunicación de Jujuy en un panel debate planteó que hay que diferenciar el “periodismo militante” del “periodismo corporativo”, así planteado está mal. En todo caso en Argentina hay un periodismo corporativo privado y un periodismo militante corporativo estatal. Un periodismo militante, si uno quiere tomar este concepto inventado hace poco, es aquel que realiza su actividad por fuera del aparato estatal. Entonces un ejemplo de “periodismo militante” podría ser Rodolfo Walsh, pero por fuera de los grandes medios privados y del Estado: Walsh hacía periodismo casi en la clandestinidad. “Periodismo militante” podría ser cuando las organizaciones de izquierda o las organizaciones sociales y alternativas editan su periódico o tienen sus programas de radio; militar no está vinculado con la renta, ser militante tiene que ver con un proyecto político. El periodista que está en canal 7 podrá tener proyectos, pero el proyecto político es del Gobierno, por lo cual tiene una militancia muy dudosa.

- Varios intelectuales oficialistas señalan que los símbolos y la propaganda que creó el kirchnerismo (Néstor-nauta, Fútbol para todos, Fuerza bruta, 6, 7,8, etc) generó una identidad en gran parte de la población ¿Se puede hablar de una hegemonía cultural del kirchnerismo?

- Hubo una importante discusión hace un par de años porque Beatriz Sarlo publicó una nota sobre la hegemonía cultural del kirchnerismo. A partir de ahí se armó un debate donde intervino Tomas Abraham, Eliseo Verón, los integrantes de Carta Abierta, entonces hay que prestar atención a lo que estaban pensando ellos.

Hegemonía es un concepto complejo. Que no tiene una sola definición, entre otras cosas, porque todos se lo atribuyen a Antonio Gramsci pero tiene una gran tradición en la izquierda: en Lenin también está presente el concepto de hegemonía. Para hablar de hegemonía cultural se tiene que dar un proceso de dirección cultural por parte de una clase social. Que el kirchnerismo haya sacado estas expresiones y haya construido una hegemonía es bastante difícil de comprobar. Una cosa es producir identificación, que puede ocurrir y ser momentáneas, otra cosa es construir una hegemonía a largo plazo. Cuando desde el Gobierno se habla de la lucha cultural se elige realizar un sobredimensionamiento de lo ideológico y lo cultural. Los avatares que tuvo este gobierno, las crisis en estos 8 años, estuvieron ligadas a profundas crisis económicas, que demostraron que la llamada “hegemonía cultural” se cae como un naipe cuando se aceleran los procesos de crisis económica. El año 2008, no fue solo el conflicto con el campo, también fue la manifestación de la crisis mundial en Argentina, que tuvo como correlato la discusión de la renta del campo. En las elecciones del año siguiente al kirchnerismo le fue muy mal; luego se recuperó. Y uno puede decir, entonces, que esa recuperación está vinculada más a cuestiones materiales que a la supuesta hegemonía cultural que desplegó. Que los símbolos puedan crear una identificación en un pequeño sector puede pasar, pero está lejos de la construcción de hegemonía que supone un proceso a largo plazo. En todo caso el gobierno busca esa hegemonía mediante un control de la opinión pública, que es otra cosa: la repetición de las acciones gubernamentales, la intervención permanente de la presidenta. Los intelectuales del Gobierno confunden un relato que repiten todo el tiempo con hegemonía cultural, y eso tiene más de espuma que otra cosa.

- ¿Por qué Carta Abierta interviene cada vez menos?

- Carta Abierta no está en su mejor momento. No saca cartas. No se pudo manifestar claramente a favor de re-reelección, porque había distintas posiciones. Esto no quiere decir que esté roto el agrupamiento, pero sí que tienen debates que no lo puede procesar. Por ejemplo; no leí ningún comunicado del agrupamiento ni de algún intelectual en contra de la ley sobre las ART, que es una ley que no la pueden defender ni siquiera los sindicatos afines al Gobierno. A Carta Abierta le cuesta salir a posicionarse frente a lo que ellos llaman el “proyecto nacional y popular”. Este año comenzamos con la ley Anti terrorista y lo cerramos, si no hay ninguna novedad, con la ley de Riesgos de Trabajo: dos leyes claramente reaccionarias.

- En estos tiempos ¿Qué importancia tiene el lenguaje?

- La mayor Hegemonía está en el lenguaje. Hay una frase de Borges que dice en un cuento que el lenguaje es un conjunto de citas, que es una exageración pero tiene que ver con que producimos enunciados que remiten a enunciados ya dichos, por lo tanto en el lenguaje hay estereotipos, por supuesto que hay grados de estereotipos y siempre estamos recurriendo a enunciados ya dichos, por lo cual lo que parece creativo en el lenguaje está sobre el peso de una enorme tradición a tal punto que uno puede ser ateo y decir gracias a dios.

- Entonces ¿Qué está primero? ¿El lenguaje o el pensamiento?

-Si creemos a la biblia se dice que primero está el verbo, es decir la palabra. En cambio si tomamos una posición materialista, al principio esta la acción y luego la palabra. Bajtin, un gran lingüista ruso toma esta línea y señala que el lenguaje se construye en la praxis humana y toda praxis genera enunciados que la sociedad estabiliza. Entonces todas las actividades humanas están vinculadas al lenguaje y todas las actividades tienden a producir géneros que son a los que apelamos en nuestra comunicación cotidiana, por lo cual lo que producimos, en general, son enunciados estabilizados culturalmente por la familia o la escuela, en definitiva por todas las instituciones.

- ¿Para qué sirve la palabra impresa en épocas donde nacen páginas de internet continuamente?

- Entre las tecnologías de la palabra el mayor salto fue la escritura. Y en un principio no tenía que ver con una cuestión artística sino con dejar constancia de los intercambios y las listas de productos que se comercializaban: eso produjo una gran revolución. A la vez, la imprenta cumplió un rol revolucionario porque habilitó la desmonopolización de la cultura que estaba en manos de la iglesia, aquí la imprenta es la máquina que contribuye a esta transformación. Aun hoy con las tecnologías digitales, el papel impreso sigue teniendo un valor importante. Aunque siempre una nueva tecnología hace que la vieja se vea con nostalgia y se atribuyen características que, quizás, no existían. Un ejemplo es el walkman. Cuando aparece en la década del 80, una de las primeras reacciones era señalar que la gente se estaba aislando, que no hablaba con nadie. Sin embargo, antes del surgimiento del walkman la gente no se comunicaba en el colectivo o hablaba fluidamente en calle.

Una discusión que aparece en la vida cotidiana es si es mejor el libro en papel o virtual… y en realidad uno virtualmente se puede armar una enorme biblioteca sin costos y si tenes una computadora portátil leerla en cualquier lugar. Uno mira para atrás y lo ve al libro con nostalgia. Sin embargo siempre sucedió así: cuando surgió la fotografía, muchos miraron con nostalgia y le daban más valor a la pintura, y obviamente lo que produjo la fotografía es que el retrato como género pictórico desapareciera, entonces la pintura tuvo que salir a buscar otro terreno. Las tecnologías aparecen por la lógica del capital, pero una vez que aparecen son apropiadas por la sociedad y las funciones que tienen pueden ser diferentes.

- ¿Y las nuevas tecnologías?

- La clave es pensarla en la relación a la sociedad. Si alguien piensa que la tecnología es algo externo a la sociedad puede derivar en dos ideas: una es que cada vez que aparece una tecnología alguien puede decir que la gente va a estar más sola, que nadie va a tener memoria que van a estar aislados, si la pensás como ajenas, pero sos admirador de las tecnologías, decís que se van a producir grandes transformaciones, la cuestión es ni apocalíptico ni integrado ante las tecnologías.

En realidad las tecnologías calzan con tendencias que ya están en la sociedad. Eso puede decir muchas cosas ¿Hay una tendencia a que la vida sea más privada? Sí, y la tecnología, por supuesto que entronca con eso. Por ejemplo alguien que tenga dinero puede tener en su casa un mini cine, puede pasársela en su casa viendo recitales de otras partes del mundo. Ahora bien, las tecnologías también calzaron con la tendencia a la democratización del acceso a los bienes culturales, por ejemplo antes de la aparición de la radio los sectores populares solamente escuchaban música cuando había una fiesta, y la burguesía escuchaba recitales en los teatros, en cambio actualmente un pibe puede acercarse a un universo musical mucho mas amplio y a bajo precio solo con un mp3.

- Si partimos de la idea que los medios masivos distorsionan y manipulan a sus públicos ¿Hasta que punto existe la posibilidad de que los receptores puedan reelaborar el sentido de los mensajes?

-Hay una discusión sobre si los medios deforman o construyen realidades para públicos. En los estudios de comunicación en los años 70 y 80 se preguntaban dos cosas: la primera era si existía dominación en los medios y la respuesta era que sí, y la otra era si había manipulación en los medios y respondían que sí. Entonces la pregunta que quedaba era ¿Qué pasa con los públicos? Algunas de las respuestas que se ensayaron en ese entonces para mi todavía no fueron superadas. Había una corriente de ideas que en esa época planteaba que un público con poco capital cultural, desorganizado políticamente es mucho más susceptible a la manipulación; eso que es un análisis simple continua vigente. Un público con alto o bajo capital cultural, pero organizado políticamente tiene mucha mayor capacidad de crear nuevas significaciones. Imaginemos un cuenta-propista, que tiene un consumo televisivo que esta reducido a su universo familiar y que no lo puede discutir con otros, que termina de ver un programa a la noche, luego se acuesta a dormir y al otro día lo comenta con un taxista o alguien que atiende un kiosco. Imaginemos a alguien que consume varios medios pero después va a su fábrica, después va a su sindicato o a su partido; una persona que recorre todas esas trayectorias está, sin dudas, más capacitada para crear nuevas significaciones.
O dicho de otro modo: no existe el receptor activo en abstracto, lo que existen son grupos sociales que en determinadas condiciones, fundamentalmente la lucha de clases y los capitales culturales, tienen una capacidad para re significar los mensajes.

- Sin embargo existe un exceso de información, que deja un panorama poco claro de las cosas que pasan…

- El exceso de información es un problema, pero ligado a eso esta como haces para jerarquizar esa información y claramente es una dificultad. Los noticieros en nuestro país no tienen jerarquizada la información, entonces se pasa de una inundación en Luján a un hecho policial. Ni hablar de las noticias internacionales donde te muestran que un hombre disparó a otro pero no se entiende los motivos o las causas de porque esta pasando eso. Sin embargo hay que señalar que el exceso de información muchas veces está en sectores medios o sectores vinculados a la lectura y ni hablar de los que estudian periodismo. Porque la mayoría de los sectores populares consume noticieros de televisión y la información que existe en esos programas es poca, por ejemplo información internacional casi no tiene y la información nacional fundamentalmente son deportivas y policiales; con respecto a la política nacional, las noticias están tratadas parcialmente. Esto es así, entre otras cosas, porque seguir noticias policiales y deportivas es mucho mas fácil que seguir noticias de política, porque para seguir policiales tenés que saber que los seres humanos amamos, odiamos y somos capaces de cometer crímenes. Ahora para entender una noticia política se necesita una competencia cultural considerable ya que para entender los realineamientos de un político que estaba en otra fuerza y se cambió o que propone hacer en la economía, necesitás tener una biblioteca que te permita decodificar.

De todas maneras, a la prensa gráfica casi no acceden los sectores populares, solamente a través de los diarios que se regalan; o sea que la mayor parte de la población accede a la información mediante los noticieros televisivos que tienen estos límites para ayudara comprender la realidad.

© Escrito por Mariano Arancibia y publicado por plazademayo.com el viernes 16 de Noviembre de 2012.