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domingo, 3 de julio de 2016

Mucho más que un pubis…@dealgunamanera...

Mucho más que un pubis…


El desafío de “volver al ruedo” luego de haber terminado una relación de años.

© Escrito por Guillermina Rizzo, Doctora en Psicología, el domingo 03/07/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Cualquier persona que estuviera cercana a la mesa de aquel elegante café en el corazón de Recoleta hubiera asegurado que el tema en cuestión rondaba sobre la obra de Manuel Puig llevada al cine en los ochenta: “Pubis angelical”; amantes del rock hubieran sostenido que se hacía mención al álbum de Charly García editado en la misma década, alguna mujer podría haber afirmado que se hacía referencia al pubis del siglo XXI.

Sin embargo el tema iba más allá de una mera cuestión de pubis, pues si bien el debate de Ana y sus amigas sobre las distintas tendencias en torno a la depilación femenina generaba un debate sobre semi cavado, cavado profundo o depilación completa llegando al extremo de la opción del láser y definitiva, lo que subyacía en esa mesa femenina trascendía el plano estético; la cuestión giraba en torno a ¿cómo volver al ruedo y experimentar una sexualidad plena luego de culminar una relación de años?, y lo que es más desafiante aún ¿cómo construir una nueva pareja ?

Dicen psicólogos especializados que las posibilidades de encontrar a alguien y construir un nuevo vínculo se halla en estrecha relación con las expectativas, pero esencialmente con los deseos de volver a intentarlo. Si aún, se continua lidiando con el fantasma del fracaso por que culminó una relación que fue concebida “para siempre” se necesitará de un tiempo para tramitar ese paradigma y entender que la vida es un proceso compuesto de ciclos y requiere cierta madurez para aceptar la culminación de los mismos; preparándose así para advertir nuevas experiencias.

Comprender que los finales no necesariamente son “pérdidas” evitan transitar esta nueva etapa con miedos e inseguridades: perder el estatus de “señora de”, perder amigos comunes, afrontar aspectos económicos, perder las vacaciones en familia deben ser señales de alerta válidas pero que no deben paralizar las experiencias venideras.

Obviamente el paso de los años y la “ley de gravedad” despiertan fantasmas, inseguridades y temor al rechazo por no tener precisamente el cuerpo acorde para protagonizar en un teatro de revistas, pero si centra en sus recursos y aflora la capacidad para afrontar mutaciones, para sostenerse en momentos de incertidumbres, para conocer los cambios corporales y hasta puede mirar a su alrededor y comprobar que “nadie puede y nadie debe vivir sin amor”, más allá de las canas y los kilos demás, siempre habrá nuevas posibilidades.

Darse un tiempo para recuperarse, centrarse y recobrar la autoestima son las primeras premisas, luego vendrá la reflexión sobre necesidades, gustos propios y postergaciones, tal vez sea el momento para reformular la profesión, y luego pensar y madurar respecto de lo que se desea en una nueva relación.

Si las segundas partes son mejores o si mejora la sexualidad luego del divorcio, no hay estudios científicos que lo avalen. La felicidad se compone de instantes y es un derecho. Gozar, disfrutar, vivir plenamente luego de una separación es un desafío que requiere que las heridas se hayan sanado y la valentía de aceptarse y valorarse uno mismo para poder ir al encuentro.

Escribir una nueva historia es mucho más que una tendencia estética, que resistir la cera caliente o el láser, tiene que ver con el deseo y la disponibilidad; desvestirse y desvestir el alma requiere aceptación y trascender un semi cavado, cavado profundo o depilación completa; lanzarse a una nueva historia es haber sanado y aprendido, para un día gritar como dice Gioconda Belli “vestime de amor que estoy desnuda”.