Bajo el agua…
Ambigüedades. No es extraño que unas cuantas personas, de las tantas y
tantas que aman a Dios con devoción, decidan entregarse a El y a nadie más, a
El y solamente a El.
No es extraño que se consideren casados con El, a tal punto
que se le entregan, dado que lo consideran el Supremo Creador de todo lo que
existe. No es extraño que renuncien a los magros placeres de este mundo, el
transitorio, dado que están seguros de que una dicha tanto mayor los aguarda en
el otro, que por lo demás es eterno. En cambio, es bastante curioso, por no
decir desconcertante, que después de haberse casado con Dios lo engañen y le
hagan trampas; como si no supiesen que Dios todo lo sabe y todo lo ve. Es
difícil entender que presupongan flexibilidad y vistas gordas, como si esa
clase de modernidades pudiesen caberle a Dios, que como tal es intemporal.
Y, sin embargo, ahí está: monseñor Bargarello en el Caribe,
obispo de Luján y Moreno y titular de Cáritas Latinoamérica, en arrumacos
marinos con una dama a la que designó como “amiga de la infancia”. El viejo
chiste ya afloró: el del teto y la piragua. También el recuerdo infaltable de
ese truco de la infancia de jugar al doctor para tocarse. Las aguas del mar en
el Caribe, según dicen, son bien tibias; no disuaden, como las nuestras, con
latigazos gélidos y reductores. No obstante, monseñor Bargarello afirma que
sostuvo el celibato, aduce el carácter familiar de la escena y lamenta la
“ambigüedad de las fotos” que se difundieron por estos días en la prensa.
Pero, ¿cuál es la ambigüedad de esas fotos? Parecen detentar
más bien esa certificación del “esto ha sido” que Roland Barthes en La cámara
lúcida atribuyó a las fotografías en general. El obispo y su amiga de infancia
se pierden en cachondeos más bien demasiado evidentes. Eso sí: las aguas del
mar en el Caribe, según dicen, además de tibias son transparentes, pero no tan
transparentes, sin embargo, en este caso, para que se alcance a ver qué es lo que
está pasando bajo el agua. El mar es lo ambiguo, más que las fotos. A
Bargarello lo tapó el agua, y en eso fue a ampararse.
© Escrito por Martín
Kohan y publicado por le Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el
viernes 22 de Junio e 2012.