La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Pocos saben que
Nasir Ahmed, un ingeniero indio reside con su esposa en Argentina. La historia
de su "invención" fue reflejada en la serie "This is Us".
Publicado el sábado 08/01/2022 por el Diario Popular de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Quienes hayan tenido la
posibilidad de ver la temporada 5 de la serie"This
is us"o sólo se habrán
emocionado con lahistoriade
esta familia estadounidense tan particular, sino que quizá también lo hayan
hecho con la de Nasir Ahmed.
En el capítulo 8, titulado "In the room" se cuenta el caso de
de este ingeniero indio que estudió en Estados Unidos y cuyo trabajo acabó
-años después- ayudando a la humanidad.
Fue el autor principal de un algoritmo que -mediante su aplicación- permitió
enviar imágenes por computadora o realizar las ahora tan tradicionales
videollamadas, que vivieron su pico durante 2020 en pleno aislamiento.
Lo curioso del caso es que Ahmed está casado con Quelita, que es argentina, y
viven en Tucumán, donde pasan desapercibidos. Hasta ahora.
Al ver su historia en la serie, el realizador y
publicitario argentino Gastón
Bigio decidió buscarlo y realizarle una de las primeras
entrevistas grabadas; no sólo lo visitó en su casa de Yerba Buena sino que le
compartió mensajes de la gente que -al ver el capítulo de "This is
us"- le agradece su esfuerzo y dedicación por una creación que los acercó
a sus familiares en plena pandemia.
El breve documental muestra
también la historia de su esposa, quien no oculta la admiración y orgullo que
siente por su marido, a quien no le importó nunca el reconocimiento académico
sino el de la gente común.
El video se viralizó en los
últimos días en redes sociales y es una buena oportunidad para conocer a un
personaje tan particular y único como la de su algoritmo. Un auténtico y
merecido homenaje.
Una sobrina del senador José Alperovich lo denunció por
violación…
José Alperovich. Fotografía: CEDOC
La joven de 29 años se presentó ante los tribunales de
Tucumán y en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres
(UFEM) en la Ciudad de Buenos Aires.
Una joven de 29
años denunció a su tío, el
senador de Tucumán, José Alperovich, por violación. La presentación
fue realizada en los Tribunales penales de Tucumán y en la Unidad Fiscal
Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), en Buenos Aires. “Mi tío
violentó mi integridad física, psicológica y sexual", señaló la joven que
trabajó para él durante la campaña. El nombre de la mujer se mantendrá bajo el
anonimato ante los medios.
Desde UFEM,
confirmaron a Perfil que la denuncia fue efectuada esta mañana. La caratula de
la causa es “Sobre denuncia”. Sigue su curso en el Juzgado Nacional, Criminal y
Correccional N 35 y en la Fiscalía N 10. A través de una carta abierta,
publicada por el diario La Gaceta de Tucumán, la sobrina de Alperovich relató
los abusosque según ella sufrió de parte del exgobernador:
"Estoy
segura que ninguna persona que haya sufrido violencia sexual quisiera estar en
este lugar, desnudando la intimidad más dolorosa de su vida. Pero nos obligan a
encontrar en esta manera la posibilidad de ser escuchadas. Ya no nos callamos
más, pero tampoco queremos hablar por lo bajo de lo que nos pasa, de lo que
sentimos, de lo que nos hicieron y de cómo hacemos para volver a la vida
después de que hechos tan traumáticos nos la cambiaron para siempre.
No
escribo para convencer a nadie de nada. Estoy aquí contra la opresión del
silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas
como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y
apellido. Cuando no le ponés nombre, no existe. El mío se llama José
Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe, por quién fui violentada sexual,
física y psicológicamente desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019.
Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual.
El
avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras.
Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me
posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me
forzaba a vivir con él. No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que
me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual.
Inmovilizada y paralizada, mirando las habitaciones, esperando que todo
termine, que el tiempo corra. Ya saldría de ahí y estaría en mi casa, ya habría
más gente alrededor, ya el disimulo y el trabajo lo iban a alejar de mi. Ya se
cansaría de mí, de que no quiera, de que sea “asexuada” como me llamaba. Pero
su fijación no cesaba, durante mucho tiempo quiso más y más seguido, con más
ganas, con más fuerza, con más violencia por mi resistencia.
La
sensación de que nunca nadie iba a salvarme, de que no iba a haber una
interrupción o algo que me sacara de esos lugares. Era expresamente su
voluntad. Yo no podía salir sola del encierro porque sabía que tras la primera
puerta había caseros, y policías y custodios armados. Todos sabiendo lo que
estaba pasando adentro y cuidando las fronteras de él. Estaba
completamente atrapada. Yo nunca elegí estar ahí de esa manera. Se lo
decía en cada no. Pero mis no para él nunca fueron suficientes. No se trataba
del ímpetu ni de la cantidad de veces que se lo decía ni de cómo se lo
explicaba ni de cómo mezquinaba mi cuerpo ni de cómo intentaba defenderme ni si
lloraba o no. Nunca en mi vida lloré tanto.
Durante
todo ese tiempo no tuve ni un respiro. Trabajé sin parar, sin vacaciones, sin
feriados. Solo me liberaba cuando él viajaba. Pero cuando regresaba, volvía
también la pesadilla. Hasta que se detuvo, hasta que las situaciones en las que
él disponía quedarse solo conmigo para tocarme y penetrarme se
volvieron situaciones ya de violencia y maltrato público, delante de personas.
Pero ya no más por dentro, ya no más al hueso, ya no más solos.
Pensar
en quién era yo antes, sin miedo, con deseo de desarrollarme, de aprender, de
vivir. Si me conocías pensarías que era una mujer a la que jamás le podría
pasar algo así. El peligro cayó sobre mí todo junto, encubierto en el afecto
familiar y en la seriedad de lo laboral. Quedé atrapada y atravesada para
siempre. A mí esto me cuesta desde el día que empezó a pasar y en todos los
sentidos. Sólo quiero justicia. Recuperar mi vida. Tengo 29 años, soy libre,
soy joven. Quiero volver a empezar poniendo cada cosa en su lugar.
Responsabilidad de acciones, consecuencias para quien corresponde. Hasta ahora,
sólo las cargo yo. Sacarme esta mochila que ya no puedo sostener más y
entregársela a su dueño.
No
miento, no busco fama. Nadie quiere hacerse famosa por contar el horror que
vivió. No quiero dinero ni hay un trasfondo político detrás de mi denuncia. Soy
mucho más que todo eso que se pueda especular. Esto es por mí. El motivo más
importante de mi vida es mi renacimiento, mi sanación y la búsqueda de
justicia. ¿Qué motivo más importante que el valor de mi propia vida puedo
tener?
Estoy acá contando lo que viví por mi seguridad pero también para que
otras mujeres se animen a hablar. Esto no me mató, me puedo proclamar y me
puedo defender. Me puedo recuperar, me puedo cuidar, me puedo elegir. Hoy elijo
no callarme nunca más. A pesar de que me decía, en pleno horror: “Callate, ¿no
ves cómo estoy?”, para tapar todos mis no. No me callo nunca más. Este es mi
nunca más. Ojalá también sea el nunca más de todas aquellas que queremos dejar
de callar.
Elijo
cerrar con estas palabras de Zuleika Esnal: “A las que denunciaron. A las que
no. A las que pudieron salir. A las que no. A las que me escriben pidiendo que
escriba. A las que me escriben pidiendo que no, que solo quieren probar qué se
siente que alguien más sepa su infierno. A las todavía no. A las ahora sí. A
las no puedo. A las sin nombre ni apellido. A las no pongas mi ciudad, por si
me encuentra. A las mi vieja sabía y no hizo nada. A las de huesos rotos. A las
que ya no están para contar su historia. A las que están acá pero no pueden
contarla. A las que escriben paredes. A las que no. A las que salen a la calle.
A las que no. A las que me va a sacar el nene si denuncio. A la memoria de
todas. A sus mamás. A todas las mamás. (…) A las callate y aguantá. A las no
aguanto más. A las me quiero morir. A las de sexo anal para no quedar
embarazada de mi viejo en sexto grado. A las viajeras que no vuelven. A las que
vuelven y es un lujo. A las te escribo ahora que duerme. A las te dejo que
volvió. A las me mata si se entera. A las no sé a quién recurrir. A las te
escribo porque yo no tengo a nadie”.
Silencio. El
denunciado José Jorge Alperovich fue tres veces gobernador de Tucumán entre
2003 y 2015, fue reelecto en dos oportunidades. Luego de gobernar Tucumán, en
diciembre de 2015 asumió nuevamente como senador nacional. Este medio se
comunicó con sus voceros y guardaron absoluto silencio. La joven trabajó en
2016 dentro del ámbito del Ministerio de Gobierno, Justicia y Seguridad de
Tucumán. En marzo del 2019 fue nombrada como asesora de la senadora Beatriz
Mirkin, aliada de Alperovich. Según fuentes de la Cámara, se dedicó de lleno a
la campaña electoral.
La jubilada
nómade: A los 79 años la tucumana Sara Vallejo recorrerá Sudamérica en
motorhome…
Sara Vallejo
Jubilada, profesora de inglés y aventurera, la tucumana sale a la ruta. El
recorrido comenzará en Montevideo, seguirá por Brasil y luego donde le guste,
cree que conducirá hasta Venezuela y Colombia antes de emprender el regreso.
Con su viaje busca cumplir su gran sueño y además transmitir un mensaje: “A
esta edad se puede vivir perfectamente bien y disfrutar igual que cuando tenés
30 años“.
Quizás
ya escucharon hablar de ella a través de losdiarios o la vieron en la TV hace poco tiempo.
Sara se hizo famosa por su próxima aventura: Vendió su casa y sus pertenencias, se compró un motorhome y a los 79 años recorrerá Sudamérica en un viaje sin plazo ni rutas programadas. Como dice ella: A dónde la lleve el viento
Brindará charlas para
otros adultos mayores, motivándolos a viajar y disfrutar esta etapa de la vida.
Pero ¿les contamos un
secreto? Dos integrantes de Volemosla conocimos algunos años atrás, allá por el 2011
¿Cómo fue? ¡Pero qué pregunta! ¡¡VIAJANDO!! ¡Por supuesto!
Conocimos a Sara en
Montevideo. Me acuerdo que fue en una invasión de ciudades organizada por dos
grupos de la red de viajeros Couchsurfing (sino saben de qué se trata les
recomiendo leer el siguiente post: Couchsurfing,
mucho más que alojamiento gratuito)
La idea original fue que
La Plata invadiera Montevideo. El objetivo de la invasión es conocer una ciudad
a través de su gente, a través de juegos y de una mirada bien local y no a
través de típicas guías de viajes. En un fin de semana largo visitamos la
capital uruguaya mediante juegos y actividades organizadas por los locales:
fuimos al Mercado del Puerto e hicimos unflashmob, recorrimos la Ciudad Vieja, la Feria Tristán Narvaja,
el Parque Rodó y hasta disfrutamos la playa de El Pinar. Fuimos 29 platenses
que cruzamos en barco el Río de la Plata y a todos nos llamó la atención en un
primer momento Sara. Cayó sola con su pelo blanco que no oculta la edad, al
contrario, ella confiesa que muchas veces se ha aumentado algunos años. La edad
no tiene nada que ver con el espíritu. Terminamos descubriendo el buen humor de
Sara que la hacía más jovial que todos nosotros.
Meses después organizamos
la contrainvasión de ciudades. ¿Qué quería decir esto? Que ahora integrantes de
la comunidad de Couchsurfing de Montevideo viajaban a la Ciudad de La Plata
para conocerla.
A Sara le decíamos, en
chiste, la colada porque también se vino de Tucumán. Aunque claro que la habíamos
invitado, su presencia había sido tan encantadora que la queríamos volver a
ver. Su respuesta fue instantánea: Por supuesto, a dónde haya un viaje
me prendo! Y así lo hizo. Les comparto algunas imágenes de su visita
por mi ciudad. Hicimos juegos y competencias y ella fue una de nuestras
juradas.
Cuando Diego me compartió
el link de la nota en TV y me preguntó ¿la reconocés? Me comuniqué con Sara y
en chiste le pregunté si se acordaba de nosotros y si nos daba una entrevista
que muy amablemente aceptó. Muy canchera nos contestó desde Yerba Buena por
Whatsapp. Acá las preguntas y sus respuestas:
1) ¿Cómo fue el momento en que te surgió la
idea del motorhome?
Toda la vida fui muy
payasa, muy audaz. Me saqué 8.000 fotos en todos los vehículos, con 2 ruedas, 3
ruedas, 4 patas, de toda clase de vehículo que encontré por el camino: bici,
moto, carretilla, parapente, lo que fuera. (En su foto de Whatsapp se la ve
arriba de una moto).
Estando un día en Buenos
Aires, conversando con mis hijos, me dicen lo que nunca te subiste fue a un
motorhome. ¿Para qué nombrarlo? Ahí no más, prendió la semillita. Esa
conversación fue intranscendental en el momento, de decir sí qué lindo que
sería pero nada más. Pero ahí empezó a gestarse y comenzó a germinar y a seguir
creciendo la idea hasta que hace un año y medio más o menos en un viaje que
hice a Chile con amigas no hacía más que mirar y fotografiar a los motorhome
que veía por el camino y mirar las marcas y modelos, tamaños, preguntando a los
conductores sobre los motores, o cómo se conducía un tipo de vehículo tan
grande. Y el año pasado ya empecé a mirar en catálogos, revistas, diarios y
avisos que vendían motorhomes para ver cual podía ser la idea.
2) ¿Cómo fue el momento que le dijiste a
tus tres hijos que te ibas de viaje en motorhome y sin fecha de regreso?
Los reuní en el Parque 9
de julio cuando ya era una idea firme y seria en mi cabeza. Fuimos a almorzar
con mis tres hijos solos y les planteé la idea seriamente que yo quería
deshacerme de mi casa. Lo único que tengo es mi casa y mi auto, los vendo y me voy
hacer un viaje. Al principio lo tomaron como un estás loca, estas chapita, y
después poco a poco se dieron cuenta que iba a en serio, que cada reunión
seguía hablando de lo mismo, había pedido una tasación de la casa. Hasta que el
año pasado y habiendo visto infinidad de motorhomes planteé la situación que
ponía en venta la casa. Alejandra les dijo a sus hermanos que estaban pasando
los años, que yo estaba grande y que por qué mejor no me ayudaban a comprar el
motorhome y después que la casa se fuera vendiendo y así fue.
3) Lo mismo con tus nietos… ¿Cuántos
son y qué opinan al respecto?
Tengo tres nietos: dos
niñas entre 25 y 27 y un nieto más chico de 19. Ahh y un bisnieto de un año y
medio que es un bombón. (En su voz se la escucha como una bisabuela babosa)
Ahora me están diciendo no te vayas que te vamos a extrañar pero en general
apoyan todos. Hijos y nietos y todos quieren venir conmigo. Sé que no me van a
extrañar porque no somos pegotes, todos somos viajeros así que estamos
acostumbrados. Nos comunicamos por whatsapp, cada uno hace su vida. Ese no es
un problema, no son un pedazo de mí, son independientes.
4) Dijiste que realizarás charlas para
otros adultos mayores ¿Qué mensaje querés transmitir?
En primer lugar quiero
pasarla bien, compartir tiempo con mis amigos, manejar que me encanta, conocer
pueblitos, gente, conocer otros amaneceres, otros bosques, otros mares, otra
selva.
Me gustaría motivarlos a viajar, decirles que se puede
disfrutar de esta etapa de la vida.
Simplemente decirles a
tantas personas que son mucho mas jóvenes que yo, a lo mejor de más de 50,
absolutamente jóvenes, pero que están entregadas que ya no hay que hacer más
nada en la vida, ya que no se moverían de al lado de sus seres queridos.
Me parece que es importante saber que la vida sigue, que
hay que disfrutarla y vivirla minuto a minuto porque se nos escurre y se nos
escapa de las manos en un periquete.
Es muy finita y muy
corta. Y tan linda! ¿Cómo no experimentar o probar cosas nuevas? Yo no me veo
sentada tejiendo o mirando tv o jugando a las cartas eternamente, sí me gusta
por un rato pero me gusta mecharlo con un poco de aventura y piripi (Se ríe).
5) ¿Tenés algún pueblito o destino especial
que quisieras visitar?
No, recuerdo alguno que
otro de Brasil. Por ahí, me gustaría si paso cerca de bahía, visitar Salvador,
lo conozco mucho pero me gustaría volver y verlo y sino descubrir qué otros
pueblos hay que no conozco. Si hay un pueblito a la derecha que me gusta me voy
para allá, si me dicen de uno para el oeste me voy para el oeste, sin tiempo
indefinido. Depende de la vida, no de mí, yo me dejo llevar.
6) ¿Quiénes van a acompañarte en
esta aventura?
¡Quien quiera! Desde el
primer momento que conté la idea, muchos me decían yo quiero, yo me sumo en
algún trecho. Los fui anotando y tengo dos hojas de gente anotada. Pero a la
vez soy consciente que a lo mejor se quedan con las ganas porque después
llegado al momento no coincidimos en los lugares o tiempos. Entonces vamos a
ver y por supuesto cualquier otro que no esté ahora en mi pensamiento pero que
concuerde con mi tiempo y mi disposición anímica puede subir conmigo, no hay
ningún problema. Este viaje lo haré con amigos, familia, quien quiera
sumarse, amigos circunstanciales del camino y que mi ojo clínico me diga que son
buenas personas.
En el motorhome cabemos
cuatro (lo compró por catálogo en EEUU, tiene motor Ford y está equipado con
todas las comodidades modernas). Eso sí, yo soy el comandante de la nave. De
eso no hay dudas. El comandante es de mamá. No lo largo así no más a no ser que
sea realmente necesario (Risas).
Estoy dispuesta a compartir el tiempo, el lugar y las
experiencias con quien quiera acompañarme
Pueden ser jóvenes o no
tan jóvenes, puede ser uno y pueden ser hasta tres y yo cuatro.
7) ¿Tenés miedos?
No, ¿miedo de qué? No
tengo miedos. Tal vez si me pongo a pensar profundamente en tremendas
enfermedades, en la impotencia de no poder moverte, cosas terroríficas que a
todo el mundo le puede pasar pero no lo pienso. Pienso que me voy a morir de un
solo golpe, de un ataque al corazón y que no voy a sufrir ni voy a hacer sufrir
a los demás. Será que tanto quiero eso que pienso que va a pasar así. Pero en
general no tengo miedo. Ni miedo a la oscuridad, ni al desconocido, ni miedo a
la gente.
8) ¿Cuál es tu filosofía de vida?
Pienso que tiene que ser
lo que tenga que ser y las cosas desagradables que me han pasado, pasaron. Y
cuando se termina una historia doy vuelta la hoja. Y no me quedo con las partes
amargas de la situación, al contrario, digo que suerte que lo pude disfrutar.
¿Fue poco tiempo? No importa, pero que suerte que lo pude conocer, que lo pude
disfrutar, que lo quise. ¿Se vendió la casa? Bueno, ya había cumplido su etapa.
Qué lindo que fue, como la disfrutamos y ahora es otra etapa. Y así con todo…
9) ¿Cómo te definirías?
Me molesta que me digan
abuela porque yo no soy la abuela de todo el mundo, soy la abuela de mis tres
nietos y la bisabuela del bebé y nada más. Que me digan viejita, doñita
tampoco.
No me siento ni vieja ni doña. Me definiría como una
señora mayor, un poco aventurera, un poco audaz, con mucha energía, cero
pereza, buscadora de aventuras, que no pierde una sola oportunidad de hacer
cualquier cosa.
A dónde me inviten, a
dónde surja la oportunidad yo digo sí ahí voy, dale vamos, super positiva.
Super enérgica.
Ahora se siento muy
feliz, encantada, ilusionada, no veo la hora de que llegue el motorhome y salir
a la ruta. Es como si estrenara algo, esa es la sensación.
10) En marzo cumplís los 80 ¿Cómo sería un
festejo perfecto?
Ya el concluir con este
viaje sería un festejo perfecto y si las autoridades del país me dejaran entrar
a la Argentina con el motorhome pero estaría feliz de la vida de ver a mi
familia y a mis amigos. Dar por concluido este primer viaje para arrancar con
el segundo, no sé! (Y larga la carcajada!)
¡¡¡Desde Volemos te
deseamos un excelente viaje Sara, un placer conocerte!!!
Todos conocemos o hemos
conocido a una persona mayor que vive anclada en el pasado y que piensa
más en el día de su partida que en todo lo que aún le queda por vivir.
¿Alguna vez se cruzaron con alguien así y han sentido la impotencia de no saber
cómo ayudarlo. ¿Y qué tal si le muestran la historia de Sara? Les compartimos
su fan page.
Desde donde esté -sin
ruta, sin horarios, cambiando de paisajes, de compañeros de viaje- mandará
fotos, videos y novedades. Todos los que vayan con ella serán copilotos y
coautores de la página.
El vehículo ya está
comprado en Estados Unidos y Sara tiene las valijas casi listas. Resta esperar
que el barco que traslada el motorhome a Uruguay llegue desde Houston, para
desde allí volverse nómade y comenzar un viaje que la llevará por distintos
lugares de Sudamérica.
Su hijo mayor asegura que
él la acompañará hasta que ella le agarre la mano y después continuará el
viaje. A la altura de Entre Ríos, un matrimonio amigo se le sumará.
¿La ayudamos a Sara?
“Para
poder lograr este viaje y llevar mi mensaje a más adultos mayores por
Sudamérica hemos encontrado esta modalidad de financiamiento colectivo, al que
espero muchos puedan sumarse y colaborar.
Para hacerlo solo tienes que ingresar
al link de IDEAME y seguir los pasos que indican cómo puedes colaborar y
conocer las recompensas que recibirás por tu ayuda.
La aventura no conoce de límites ni
edades y lo demuestra de la mejor manera Sara Vallejo, una tucumana de 79 años
que emprenderá un viaje en motorhome por Sudamérica. La abuela comenzará su
recorrido en Montevideo y llegará hasta Colombia y Venezuela.
Todo comenzó con una ida a Chile.
"Mi hermana es arqueóloga y necesitaba hacer unos viajes con unos
becarios, desde Catamarca hasta Chile y Bolivia, así que mi madre fue la
chofer", relató su hijo Fernando Korstanje a Página/12. Ya en el país
vecino, Sara empezó a conocer los motorhome y a agarrarles el gustito pero
había un problema: esos vehículos son complicados de ingresar al país por las
trabas legales que se le imponen. Y ni eso la paró.
Luego de una charla con su nieta, la
mujer se decidió. "Vendí todo para comprarlo y hacer el viaje", contó
Sara. El objetivo de la travesía es recorrer Uruguay y Brasil y, al llegar a
Venezuela y Colombia, bajar por el Pacífico.
Es inevitable pensar que esta idea
no solo es una apuesta de tiempo, tema en el cual afirma que no tiene un plazo
para cumplir, sino también de dinero. Por eso es que la abuela comenta que vendió
todo lo que tenía para poder financiarse: su casa, su auto y sus pertenencias.
Así es que logró comprarse el vehículo que llegará desde Houston a Montevideo a
fines de julio.
Justamente por las trabas que
nombrábamos antes es que el rodado no puede ingresar al país y tendrá que
esperarla "del otro lado del charco": "hay que pagar un canon
que estamos viendo de hacerlo para la vuelta del viaje, así puedo ingresar al
país con él".
Su hijo asegura que él la acompañará
"hasta que ella le agarre la mano" y después continuará el viaje. A
la altura de Entre Ríos, un matrimonio amigo se le sumará: "el motorhome
tiene capacidad para cuatro personas, ellos se suman y yo me bajo".
“El viaje no sé cuánto puede durar,
porque no me la voy a pasar manejando. Pararé en pueblitos y estaré lo que me
dé la gana”. En marzo cumple los 80 años así que si le dan los tiempos
regresará a la provincia antes de ese día para festejar junto a su familia.
Cuando vuelva "tal vez me quede
en Tucumán viviendo en el motorhome o quizás lo venda y con ese dinero compre
un departamento para vivir con mi hija. Se verá", explicó Sara, que está
ansiosa por darle ruedo a su sueño.