Obama
también tiene derecho a visitar la ex-ESMA…
El
representante de HIJOS, Carlos Pisoni, y miembros de organismos de derechos
humanos afirman que si Obama visita la ex ESMA será “una provocación”.
© Escrito por Sergio
Bufano, escritor y periodista, el jueves 10/03/2016 y publicado por el Diario Clarín
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La pregunta que surge
es: ¿por qué el presidente, miembro del Partido Demócrata de los Estados
Unidos, no puede recorrer un centro clandestino de detención? La respuesta se
deduce fácilmente: “porque ese país fue cómplice de la dictadura”. Hay un alto
grado de ignorancia de la historia sobre lo ocurrido durante los setenta. Mejor
dicho, por razones más dogmáticas que reales, sólo debe recordarse aquello que
legitima una versión estática, congelada de esa historia. Doy por cierto que si
fuera Fidel Castro quien llegara el país, Pisoni y todos los organismos
estarían de acuerdo en que el líder cubano visitara ese sitio emblemático de
tortura y desaparición.
¿Por qué uno
sí y el otro no?
Veamos:
entre 1977 y 1981 fue Estados Unidos el país que insistió en Naciones Unidas,
una y otra vez, para que el organismo internacional enviara una comisión que
investigara la existencia de campos de exterminio. El presidente en ese
entonces era Jimmy Carter, perteneciente al mismo partido que Obama. No lo
logró, porque Cuba y la Unión Soviética se opusieron tenazmente a que se
investigara a la dictadura de Videla. Un dato más, en todos los discursos que
pronunció Fidel durante esos años, jamás hizo alusión a los crímenes que se
estaban cometiendo en Argentina.
Como no lo
lograba en Naciones Unidas, EE.UU. recurrió a la OEA, organismo en el que Cuba
no tenía representación. La moción se aprobó, una delegación visitó Argentina y
recibió miles de denuncias de familiares de desaparecidos. Esas denuncias
recorrieron los medios de todo el mundo, provocando la indignación de las
naciones del planeta. Mientras Cuba permanecía en silencio.
En esos años
David Viñas y Gustavo Roca viajaron a La Habana en representación de Argentina.
Lo hicieron desde el exilio. Viñas denunció, de regreso a México, qué había
pasado. Como en todas las reuniones internacionales, ya había sido elaborado un
documento para que firmaran las delegaciones. Al leerlo, Viñas y Roca se
sorprendieron porque se denunciaba a las dictaduras de Chile, Paraguay, Brasil,
Bolivia, etc. Pero Argentina no figuraba. Creyeron que era un error, alguien
había tipeado mal el texto. Y reclamaron. La respuesta de Armando Jara,
Ministro de Cultura, fue que para Cuba el régimen de Rafael Videla no era una
dictadura, sino un “gobierno autoritario”.
En la
confitería La Paz, de Corrientes y Rodríguez Peña, donde David concurría
diariamente a leer diarios y borronear un cuaderno, quien esto escribe escuchó
por segunda vez su relato: “insistimos en que debía incluirse la dictadura de
Videla y encontramos una férrea oposición. Entonces decidimos que la delegación
argentina se retiraba. La advertencia surtió efecto, porque hubiera sido un
escándalo internacional. Fue Gustavo Roca el que escribió el texto que
finalmente se incorporó al documento oficial”.
A pesar de
lo ocurrido, Fidel Castro nunca pidió perdón y fue agasajado por dirigentes de
organismos de derechos humanos. ¿Lo perdonamos? Está bien, lo perdonamos, pero
no edifiquemos historias entumecidas que dibujan un pasado ficticio. Obama
también tiene derecho a visitar la ex ESMA.