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viernes, 25 de septiembre de 2015

Jorge Carrascosa: Ídolo del Club Atlético Huracán... @dealgunamanera...

Carrascosa: “Éramos un equipo con una idea definida y grandes intérpretes”…


Jorge Carrascosa en dialogo con el Ojo del Huracán por AM 970 Radio Génesis se refirió a un nuevo aniversario del título conseguido en el Metropolitano de 1973: “Marcamos un momento clave en la historia de Huracán, porque éramos un gran equipo, con una idea muy definida y con grandes intérpretes”.


Pasaran los años y vendrá las nuevas generaciones, pero el mes de septiembre además de reflejar la primavera, siempre será reconocido por los hinchas de Huracán por ser el mes de la consagración de aquel equipo comandado por Cesar Luis Menotti, que reivindicó la manera de disfrutar del fútbol como un espectáculo.

“El Huracán del 73 fue una conjunción de cosas, pero sobre todas la de una idea futbolística bien marcada bajo la conducción de un técnico brillante como Cesar Luis Menotti”, remarcó Carrascosa en el Ojo del Huracán conmemorando un nuevo aniversario del título y afirmó con orgullo: “Quedamos en la memoria no solo del hincha de Huracán, sino de todo el mundo”.

Además, el ex lateral izquierdo del Globo comentó una anécdota que vivió hace poco en referencia la vigencia que mantiene ese equipo en la memoria, pese a ya haber pasado 42 años de su consagración: “Hace poco me invitaron a Rosario y cuando fui, un amigo canalla me recordó como un hito el día que le ganamos 5 a 0 a Central en el Gigante de Arrollito y todo el público Canalla se paró para aplaudirnos”.

“Lamentablemente eso hoy no podría pasar, porque cambió el mundo”, acotó con nostalgia Carrascosa y prosiguió: “Cuando yo jugaba los jugadores no usaban calzas, aritos, tatuajes ni tampoco salían de una manga al campo de juego y hoy somos todos conscientes de lo que pasa en el fútbol, donde los visitantes no pueden ir a la cancha y los partidos parecen guerra, pero cuando yo jugaba había otros valores que hoy en día la sociedad perdió”.

Cuando se le consultó por la distancia que tiene el expresidente del club, Carlos Babington con el resto de los campeones y la pésima imagen que dejó su mandato al frente del club, el Lobo respondió: “La vida te lleva por distintos caminos y yo no me puedo poner a juzgar a nadie, porque no estoy en condiciones de hablar de ninguno de mis excompañeros”.

Asimismo, Carrascosa hizo referencia a lo que le significó que Huracán volviera a dar una vuelta tras 41 años: “Los títulos de Huracán me causaron una gran emoción, ya que yo fui durante 7 años jugador del club y conozco la bohemia y la poesía que significa Parque de los Patricios, aunque al verlo salir campeón, me generaba también la impotencia de no poder estar en el campo de juego siendo participe de esos logros”.

También, el ex jugador de la Selección Argentina opinó sobre la desesperación que actualmente existe por perseguir los resultados. “El resultado desvirtúa la esencia del deporte y eso hace que achicaran los espacios, se generaran mucho más roces y los torneos sean más apretados”, sostuvo Carrascosa y continuó: “En el 73 se sumaba de a dos puntos y se jugaban 32 partidos, por lo cual siempre era el mejor equipo el que salía campeón”.

© Escrito por Matias Basconcello el jueves 24/09/2015 y publicado por Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Sopla un viento de triunfos y gloria, corazones que vibran de fe. Ya desfilan los grandes campeones y el concurso aplaude de pie. En sus pechos diviso la insignia confundida con el corazón. Es un Globo de fuego que vuela rumbo al cielo de su inspiración. Se oye un grito que se expande por los aires con afán. Son millares de gargantas las que nombran: ¡HURACÁN! Club glorioso de campeones con empuje de titán. Arrogantes corazones

¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!

Ya termina el desfile armonioso. Deportistas de gracia ideal. Y al espacio se elevan los hurras junto al Globo que vuela triunfal. Ya se marchan los bravos campeones y la hinchada que alienta a la par. El estadio dormita en silencio.

¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!

Se oye un grito que se expande por los aires con afán.Son millares de gargantas las que nombran: ¡HURACÁN! Club glorioso de campeones con empuje de titán. Arrogantes corazones

¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!

Sopla un viento de triunfos y gloria, corazones que vibran de fe. Ya desfilan los grandes campeones y el concurso aplaude de pie. En sus pechos diviso la insignia confundida con el corazón. Es un Globo de fuego que vuela rumbo al cielo de su inspiración. Estribillo: Se oye un grito que se expande por los aires con afán. Son millares de gargantas las que nombran: ¡HURACÁN! Club glorioso de campeones con empuje de titán. Arrogantes corazones

¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!

Ya termina el desfile armonioso. Deportistas de gracia ideal. Y al espacio se elevan los hurras junto al Globo que vuela triunfal. Ya se marchan los bravos campeonesy la hinchada que alienta a la par. El estadio dormita en silencio.

¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!

Se oye un grito que se expande por los aires con afán. Son millares de gargantas las que nombran: ¡HURACÁN! Club glorioso de campeones con empuje de titán. Arrogantes corazones

¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!

jueves, 17 de julio de 2014

Jorge Carrascosa, el hombre que renunció a ser el Gran Capitán... De Alguna Manera...


Carrascosa, el hombre que renunció a ser el Gran Capitán...


Jorge Carrascosa era el líder elegido por César Menotti para el Mundial de 1978. Pero el defensor, figura de Rosario Central y de Huracán, desistió de integrar el equipo nacional. Estaba harto del ambiente del fútbol.

La Selección, en la antesala del Mundial 78, con Carrascosa como capitán.

Ese día fue un dolor a la distancia. Un golpe de Estado que se hizo golpe en el alma. En la oscuridad que nacía, había un espacio para un retazo de magia: René Houseman ya había mostrado, en el Huracán de 1973, que tenía todo para convertirse en un paradigma del wing derecho. Explosión, habilidad pura, fantasía y, sobre todo, esa audacia que le había valido el apodo de Loco. En aquel 24 de marzo de 1976, mientras la última dictadura daba su primer paso y deshacía sin vueltas las instituciones nacionales, en el estadio Slaski, de Chorzow, la Selección que dirigía César Menotti enfrentaba a Polonia, en el marco de una gira preparatoria para el Mundial de 1978. Houseman, entonces, le dio el triunfo a la Argentina del fútbol con un gol y detalles de su osadía. Todo para el aplauso de esos polacos asombrados ante el talento. Argentina venció 2-1 (el primer gol fue de Scotta) al equipo polaco que, en el Mundial anterior, había realizado su mejor campaña de la historia al terminar tercero (tras vencer al defensor del título, Brasil). La victoria argentina, además, había dejado un dato para enmarcar: en ese estadio inaugurado en 1953, Polonia nunca había perdido.

Aquella gira también fue una suerte de hito. Como siempre en ese tiempo, el capitán había sido Jorge Carrascosa, el lateral izquierdo que se divertía en las prácticas del Huracán de 1973 viendo y celebrando la magia de su admirado Loco René. Pero, a esa altura, al Lobo -ese apodo que no lo definía- ya no lo divertía casi nada dentro del ambiente del fútbol. Estaba harto. No quería saber nada de arreglos, de árbitros que cobraban penales a cambio de dinero, de la creciente industria del doping, de una violencia que ya parecía cotidiana... Para colmo, debía escuchar una barbaridad nacida de la ignorancia: que jugaba en la Selección porque era amigo de Menotti.


De aquellos desencantos había nacido una decisión. En esos días ya daba vueltas por su cabeza la idea de decir basta al fútbol. Incluso, no era una novedad para el entrenador. Los dos solían hablar en la intimidad del plantel. Allí, Carrascosa le sugería su deseo de abandonar la Selección; Menotti le pedía que revisara una idea que mucho se parecía a una cuestión juzgada.

La llegada de los militares al poder también generó inquietud en Carrascosa, siempre respetado por sus compañeros, siempre visto como un referente por su generosidad y por su coherencia. "Uno siempre estaba pendiente de que a la familia no le pasara nada. El único contacto que yo tenía era telefónico, pero el deseo de todos era regresar lo más rápido posible para estar con los suyos... Al peronismo le quedaba poco tiempo para terminar su gobierno, pero igualmente uno percibía que se venía gestando algo así...", contó Carrascosa en una entrevista concedida al diario Página/12.


De todos modos, no fue una sino varias razones las que impulsaron la negativa de Jorge Carrascosa a participar del Mundial de 1978. Aquel fue el "no" más comentado de la historia del fútbol argentino. El hombre que dejó recuerdos de los imborrables en Banfield, Rosario Central y Huracán fue, entonces, el eje y la víctima de mil conjeturas incomprobables, de suposiciones verosímiles y de las otras, de mentiras intencionadas... Se dijo de todo con relación a su "no": que tenía miedo, que estaba en contra de la Dictadura, que era comunista y por eso boicoteaba el Mundial, que era un vendepatria... Nada de eso. "El Mundo del fútbol, en el que yo estaba, no era el mejor de los mundos. Me empecé a sentir mal cuando vi el tema de los incentivos, la droga. ¿Te parece lindo saber que vas a salir campeón porque el árbitro te va a dar un penal?", expresó alguna vez.

La raíz profunda del "no" tenía un antecedente más lejano. El 23 de junio de 1974, en el Mundial de Alemania Federal, Argentina necesitaba dos cosas para clasificarse a la segunda ronda: vencer a la débil formación de Haití y que la Polonia de Grzegorz Lato y Kazimierz Deyna venciera a Italia, entonces subcampeón mundial. Lo primero se parecía mucho a un trámite simple. Lo otro -con Polonia ya clasificada a la siguiente ronda-, casi todo lo contrario. Entonces, en esa Selección en la que jugaba Carrascosa (con un curioso número 7 en la espalda) se adoptó una decisión: incentivar al plantel polaco para que "fuera para adelante" contra Italia. 

Argentina, previsiblemente, goleó 4-1 a los caribeños y Polonia venció 2-1 a los vestidos de azul. Así, por el patio de atrás y a oscuras, la Selección albiceleste accedió a la siguiente ronda. A Carrascosa le costó digerir aquella decisión colectiva de incentivar. Le dolió. Pensaba: "Mirá si alguien va a jugar mejor porque le den más plata... Uno juega por la gloria..." 
Luego crecieron las dudas y la incertidumbre. Carrascosa se cuestionaba esa maquinaria creciente que impulsaba al fútbol como negocio y se devoraba su condición deportiva y lúdica. Hablaba frecuentemente con Menotti. Pero el entrenador le insistía con que continuara, con que era importante para el grupo, con que era un espejo para todos, con que lo necesitaba... Aguantó. Toleró. Mientras, masticaba la bronca por tantas preguntas razonables sin respuesta.

Un día antes de dar la lista, Menotti ya sabía de la negativa. Pero lo llamó. Y el lateral izquierdo, el capitán, dijo lo que le salió de adentro: "No va más, César..." Un día después, se dieron a conocer los 22 nombres para el Mundial de Argentina. Y no estaba Carrascosa. A esa altura, ya se había recluido en Mar del Plata. Hizo silencio, escuchó su voz interior. Se sintió conforme con su decisión.

Después, ya en el Mundial, fue sólo una vez a la cancha: en la derrota 1-0 frente a Italia, en la primera ronda. Y, cuando después del 3-1 ante Holanda, Daniel Passarella levantó la Copa en su condición de capitán, a Carrascosa no lo habitó ninguna contradicción. Esa escena no lo hizo arrepentir. Nada lo hizo arrepentir. Lo explicó, ya más tarde, ante la consulta de los periodistas Fabián Casas y Gonzalo Aziz, en la revista Mística: "No es necesaria una dictadura militar para dejar el fútbol. Hay muchas cosas que pasan en este sistema de vida que te hacen dejar, perder las ilusiones. 

Si yo hubiera tenido que jugar el Mundial de España mientras estábamos en guerra con Inglaterra, también habría renunciado. ¿Va a estar un vecino, un amigo en guerra y yo voy a estar jugando un Mundial? Cuando un pibe te pide algo para comer se acabaron los planes. ¿Vos podés comer un sandwich de jamón crudo cuando hay un nene pidiéndote comida? Y el mundo del fútbol, donde yo estaba, no era el mejor de los mundos. Yo me empecé a sentir mal en el medio. Cuando vi el tema del incentivo, de la droga. ¿Te parece lindo saber que vas a salir campeón porque el árbitro te va a dar un penal? ¿Podés festejar algo que ganaste con arreglo? Si un tipo, en cambio, te gana con talento, hay que aceptarlo. Pero, ¿por qué hay que ganar siempre? Sucede que uno está en una sociedad donde uno vale por lo que gana y no por lo que realmente es. Y fuera del fútbol, la cosa es igual, superficial..." El hombre que no quiso ser el Gran Capitán volvía a ofrecer su mirada irreprochable.

© Escrito por Waldemar Iglesias el Martes 16/07/2014 y publicado por Planeta Redondo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

jueves, 21 de junio de 2012

Jorge Carrascosa... De Alguna Manera...

Reportaje a Jorge Carrascosa...
 
Jorge Carrascosa.

Eran tiempos en que Mario Sapag, con dos, tres y cuatro cigarrillos entre los dedos, repetía una y otra vez, bajo la caracterización de Menotti, que Olguín era alegre y Pernía triste. La opinión de entonces pedía a Vicente Pernía para el puesto de lateral derecho que había dejado vacante Jorge Carrascosa por decisión propia. Sin embargo Menotti prefirió fabricar a Jorge Olguín – marcador central – para el puesto.

La lista definitiva la dio en enero de 1978 y la ausencia de Carrascosa, capitán, causó sorpresa. Obviamente no había diarios deportivos ni programas ni internet y la cuestión se vivió en comentarios de fútbol entre alguna que otra nota periodística. Carrascosa habló con Menotti, le comunicó su decisión de no estar y las cosas devinieron con una “hoy perdida” naturalidad profesional.

Después de la disputa Fillol – Gatti, la fallida convocatoria a los “extranjeros” y de los cortocircuitos con Ríver, hombres como Piazza, Wolff y Juan José López habían quedado fuera de la nómina.

Pero lo de Carrascosa fue diferente. Sin conflictos (ni personales ni institucionales) de por medio, el “lobo” (no sabe bien por qué el sobrenombre) plantó bandera y desde entonces el silencio, en conspiración con cierto periodismo aventurado, tejió historias ni confirmadas ni desmentidas.

Conclusiones de diarios de lunes dieron luz a presuntas negaciones éticas respecto de la situación política del país con sucesión y diversidad de matices.

Hoy, a sus 61 años, Jorge Carrascosa aclara: “La actitud que tomé no la hice consciente, no me puedo engañar. No sabía los riesgos que se corrían, actué de manera natural, como lo hice siempre, para mí primero está el hombre y después la profesión. Estoy definido en eso. Nunca imaginé todo lo que estaba ocurriendo en el país. Incluso aunque alguien te contara algo, uno quizás no lo creía. La prensa influyó mucho en esos años para que no se observase lo que realmente ocurría”.

La cuestión parece basarse en razones personales en relación con el mundo del fútbol y su proyección íntima, cargada de cierta dosis ética y resabios de desmotivación:

“No estaba de acuerdo con que el Mundial sea jugado como algo de vida o muerte, para mí era un hecho natural, aunque no así para los demás. Un partido de fútbol es simplemente eso, nada más. En un partido no está ni el amigo, ni un hermano, ni la patria, ni la vida, no hay que confundir, hay cosas mucho más importantes”.

De hecho su retiro se confirmó en su último partido para Huracán el 2 de diciembre de 1979 cuando tenía 31 agobiados años y le restaban dos de contrato.

Indagando o tratando de esclarecer el asunto se vuelve a su participación en el Mundial de Alemania 74 en el que Argentina fue eliminada en 2º ronda: en el último encuentro de la primera fase, Argentina debía ganarle a Haití por 3 goles de diferencia y esperar que Polonia le ganase a Italia. Entonces entró en escena la incentivación: el plantel argentino casi completo ofreció u$s 25.000 a los polacos por cumplir el objetivo que finalmente se cumplió. Polonia venció a Italia (2-1) y Argentina a Haití (4-1).

“Fue algo que me cayó muy mal. Yo debo rendir al máximo sin que me des a cambio nada, lo único que hace es desvirtuar la esencia del deporte. No me presté para eso como no lo haría nunca. Uno debe distinguir las cosas que están bien y las que están mal”.

Pasa el tiempo y la ambigüedad del caso Carrascosa parece no despejarse (jamás), ni aun con su propia palabra:

“Por un montón de cosas que observé durante mi carrera en el fútbol, me fui sintiendo mal y eso es lo que me llevó a tomar las decisiones que tomé, como por ejemplo la de no participar en el Mundial. No es que hubo un hecho determinante. Hay cosas que ya sabía y otras que se fueron sumando, que no estuve de acuerdo nunca, en el país, en el fútbol y que no me hacían sentir bien”.

Jorge Carrascosa nació el 15 de agosto de 1948. Debutó en la primera división de Banfield en 1969, jugó en Rosario Central (1970-1972) y en Huracán (1973 a 1979) completando 392 partidos y 3 goles en Primera División. En 1970 y 1971 integró los seleccionados juveniles y mayor, respectivamente, en 1974 participó en el Mundial de Alemania y desde ese año hasta 1978, en que renunció, fue capitán argentino.

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