El Macri de la palabra plena…
Dos reportajes controvertidos. El que le hizo la revista Noticias hace 25
años, sobre su secuestro, y el de la periodista mexicana esta semana. Foto:Cedoc
Análisis comparativo entre los reportajes realizados a
Mauricio Macri por Buzzfeed esta semana y por Noticias hace 25 años.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 14/08/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El reportaje de la periodista mexicana Karla Zabludovsky (nieta del
Neustadt de México) para BuzzFeed, un sitio web norteamericano de mucha
audiencia conseguida con informaciones livianas de hechos insólitos y títulos
con números como “17 duras verdades para todo aquel con un poco de barriga” y
“19 momentos de dolor que sólo las chicas que tienen uñas postizas entenderán”,
ambos de la primera página el mismo día que entrevistaron a Macri, no
casualmente comenzó preguntándole al Presidente: ¿Messi o Maradona? ¿Malbec o
fernet? ¿Uber o taxi? ¿Rugby o fútbol? ¿Nadal o Federer? ¿Rolling Stones o
Beatles? ¿Choripán o lomito? ¿Medialunas o churros? ¿Libro real o Kindle?
Pero quizá gracias a esas preguntas Macri se relajó y bajó las defensas,
permitiendo luego respuestas más controvertidas que las que nunca obtuvimos de
él los periodistas argentinos que lo entrevistamos como presidente.
Y al repreguntarle sobre la cantidad de desaparecidos, logró que Macri
terminara confundiendo al secretario de Derechos Humanos por el de “recursos
humanos”, hablara de la represión como “guerra sucia” y dijera que Hebe de
Bonafini “está desquiciada, dice barbaridades” (ver video completo en:
e.perfil.com/BuzzFeed-reportaje).
Otro ejemplo. Esta semana se cumplen 25 años del secuestro de Mauricio
Macri y, tras su liberación, concedió un solo reportaje, que me tocó hacerlo
para la revista Noticias, cuando ambos teníamos poco más de treinta años. Hoy Perfil
lo vuelve a publicar completo sin tocar una coma ni cambiar una foto, tal como
fue editado hace un cuarto de siglo, porque también allí aparece un Macri sin
las autocensuras que tiene hoy como presidente, y en la sinceridad de aquel
joven se puede percibir más genuinamente su ser.
Yo no conocía a Macri en 1991, había recibido un llamado de quien por
entonces era director de Relaciones Institucionales del Grupo Socma, Fernando
Marín, para combinar el reportaje, pidiendo que fuera yo quien lo hiciera
(dirigí la revista Noticias en sus primeros cinco años). Deduzco que debieron
haber pensado que podría entender mejor la experiencia de la privación ilegal
de la libertad porque yo había estado secuestrado en el centro de detención
clandestino El Olimpo.
Aquel reportaje generó tantas controversias que el psicólogo de Macri, el
mismo con el que sigue haciendo terapia hoy, Jorge Ahumada, y a quien justo
había llegado para tratarse el estrés post traumático del secuestro, le habría
prescripto que no volviera a hablar del tema públicamente.
Pero aquel Macri habló con lo que Jacques Lacan llamaba “palabra plena”, o
sea, decía lo que pensaba realmente con ingenua transparencia. No volví a
escuchar a un Mauricio Macri así. Parte de aquel Macri de hace un cuarto de
siglo se transformó en el de hoy, atravesado por las experiencias de la vida,
en su caso más fuertes que en la mayoría de las personas. De hecho, el título
que ahora se le colocó a la reedición de aquel reportaje es “Cuando el
Presidente era un CEO”.
Y aunque nunca tan abiertamente, también en el reportaje de la periodista
mexicana percibí cierto grado de “palabra plena” al hablar sobre temas
relacionados con la dictadura.
La paradoja es que quienes secuestraron a Macri (algo que se supo después)
fueron la “banda de los comisarios”, integrantes del grupo de tareas
dependiente de Coordinación Federal y destinados –justamente– al centro de
detención clandestino El Olimpo. La vida tiene esas extrañas coincidencias.
En el reportaje de hace 25 años muy explícitamente, y en el de BuzzFeed
como síntoma ante la incomodidad de hablar de la dictadura, se percibió en
Macri cierta secuela del síndrome de Estocolmo, aunque leve e incomparable con
el síndrome verdadero.
Todo aquel que haya atravesado esa experiencia de muerte sabe que, al
sobrevivirla, queda un agradecimiento con la vida y una deuda extraña e
impagable con el devenir. Otra paradoja para quienes le gritan “Macri, basura.
Vos sos la dictadura”.