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domingo, 4 de marzo de 2018

Veinte preguntas a Darío Sztajnszrajber, filósofo... @dealgunamanera...

Darío Sztajnszrajber: "La monogamia es una cuestión de poder"...


El filósofo más mediático da su mirada sobre el fútbol, el psicoanálisis, la política, la propia muerte y el amor, un acto de locura, según él.

© Escrito por Miguel Frías el domingo 04/03/2018 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

1.
¿Te cansa que te pregunten por el sentido de la vida, como si fueras un gurú?
No. Me encanta. Más cuando las respuestas que damos desde la filosofía son lo opuesto a la autoayuda. No hay recetas ni manuales. Ni siquiera hay un sentido único y último. Bienvenido que muchos se acerquen a la filosofía para perderse. Este mundo está demasiado plagado de certezas.

2.
En los medios parecés la contracara descontracturada de tu hermano, Mauro Szeta. ¿Es así?
Mauro es muy descontracturado, pero entiendo que el periodismo policial tiene que cuidar ciertas formas. La divulgación filosófica es también una crítica de las formas solemnes con las que se viene haciendo filosofía.

3.
Mostrás soltura en televisión, radio y teatro, ¿te tienta la actuación por afuera de la filosofía?
Estudié muchos años teatro, pero no hay lugar donde aprendas a hablar con más soltura que en el aula. Tantos años dando clases para adolescentes a las ocho de la mañana te obligan a diversificar los recursos. Todo lo que hago en los medios lo aprendí en el aula.

4.
Te gusta el rock nacional y en algunos espectáculos lo cruzaste con la filosofía. ¿Qué músico de acá te hubiera gustado ser?
La síntesis dialéctica entre Spinetta y Cerati.

El pensamiento binario es responsable de que temas tan cruciales como la libertad y la prohibición se simplifiquen al extremo. Deberíamos salirnos de lo binario.

Darío Sztajnszrajber, Filósofo

5.
Sos de Estudiantes. ¿El bilardismo es derecha y el menottismo de izquierda?
Ja. Esa ya es una pregunta menottista. El bilardismo es peronista de izquierda y el menottismo es liberalismo económico con rostro humano.

6.
Marihuana recreativa libre: ¿sí o no?
Primero, despenalización del consumo. Luego: el pensamiento binario es responsable de que temas tan cruciales como la libertad y la prohibición se simplifiquen al extremo. Deberíamos salirnos de lo binario.

7.
¿Dosificás el uso de las redes sociales o tendés a la adicción?
Ja, otra vez el pensamiento binario: ¿soy adicto a la dosificación o dosifico la adicción? Igualmente creo que lejos están las redes de ser un mero entretenimiento. Están cambiando de raíz los vínculos sociales.

8.
¿El psicoanálisis es, entre otras cosas, una especie de superstición porteña?
Todo lo que nos transforma supone elementos supersticiosos. Creo que el psicoanálisis es primo hermano de la filosofía, ya que comparte la vocación por salirse del peor dispositivo de poder: nuestra propia subjetividad.

9.
¿Con qué película lloraste más, y por qué?
Ultimamente, con Arrival. (N del R: La llegada, de Denis Villeneuve, en la que una lingüista intenta comunicarse con alienígenas que llegaron a la Tierra). La posibilidad de lo imposible, de otro mundo y otro tiempo, y a la vez todo atravesado por el dolor más profundo, que es la pérdida de un hijo.

10.
Más allá de que sirva o no para vivir y morir, ¿sirve la filosofía para seducir?
Depende. Sirve en la medida en que el otro busque ser seducido con la palabra. No te olvides que filosofía es amor a la sabiduría, o sea que ya de por sí es un ejercicio erótico.

11.
“En la vida de casados, tres son compañía; dos no significan nada.” ¿Qué opinás de esta frase de Oscar Wilde?
La monogamia es mucho más que una cuestión afectiva: es una cuestión de poder. Por eso creo en la máxima feminista “lo personal político” y en la necesidad incesante de reinventar.

12.
¿Se puede, al borde de los 50 años, “querer sin presentir”?
No es un problema de edad. El amor es un acto de locura. No sólo no presiente sino que tampoco gana ni sosiega ni acuerda. Va en contra de uno mismo. Es la prioridad absoluta del otro. El amor es el otro.

El amor es un acto de locura.

Darío Sztajnszrajber, Filósofo.

13.
¿La voluntad es completamente estéril al enamorarse?
No es que el problema sea la voluntad sino la razón. Muchas veces los cálculos determinan que el otro no me conviene y sin embargo, pese a todo cálculo, el amor persiste.

14.
Te gusta la literatura de Michel Houellebecq, autor de Las partículas elementales y Plataforma, que fue denostado por las ideas de sus personajes. ¿Confundimos autor con narrador?
La literatura no tiene que ver con la moral. En todo caso, la moral es un tipo más de literatura.

15.
Buscando una saludable apertura mental, ¿podemos llegar a convertirnos en comisarios de la corrección política?
No creo en la corrección política. Creo en la prioridad del otro. El límite es el uso de cualquier recurso para someter al débil .

16.
La frase “todos los políticos son iguales”, ¿te parece verdad, pereza intelectual o colonización mental?
Una cosa es la política (las instituciones) y otra lo político (la fuerza transformadora). Cuando la política se vuelve tan homogénea, es un buen momento para volver a recuperar lo originario de lo político.

17.
A uno y otro lado de la grieta hay acusaciones de crear un “relato”. ¿Somos más permeables a una narración que a la propia experiencia?
La propia experiencia también es un relato. La acusación también se hace desde un relato. Acusar al otro de crear relatos también es un relato. Como me dijo un amigo alguna vez: al final lo que cuenta es cuánta gente se salva.

18.
¿Por qué podemos pensar sin angustia en el año previo a nuestro nacimiento y no en el posterior a nuestra muerte?
¡Yo me angustio más con el origen que con el final! Morir es algo a lo que uno se acostumbra, pero ¿haber nacido? Nada me resulta tan inconcebible como haber pasado de la nada al ser.

19.
Alguna vez dijiste: “Prefiero el pesimismo militante que el optimismo ingenuo”. ¿Podés ampliar esa idea?
Se le suele pegar mucho al pensamiento crítico por su mirada improductiva y se suele levantar una idea de entusiasmo ingenuo donde lo único que importa es la eficiencia. No quiero ser lo que otros necesitan que yo sea.

20.
¿Cuál es el sentido de la vida?
Buscar un sentido que sabemos que nunca vamos a alcanzar y realizarnos en ese paseo sin rumbo.



domingo, 4 de diciembre de 2016

“Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional”... @dealgunamanra...

Científico de Harvard: “Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional”...


Howard Gardner es un prominente neurocientífico estadounidense, psicólogo, profesor de Harvard y autor de la teoría de las inteligencias múltiples. Ha recibido innumerables reconocimientos por su trabajo entre ellos el Premio Príncipe de Asturias. Lo entrevistó el diario La Vanguardia de España sobre sus teorías y sus concluyentes planteamientos invitan a la reflexión.

“Aprender es el único antídoto contra la vejez y yo lo tomo cada día en Harvard con mis alumnos. Es tonto clasificar a los humanos en listos y tontos, porque cada uno de nosotros es único e inclasificable”, sostiene.

¿Por qué cuestiona que la inteligencia es lo que miden los test?
Porque yo soy un científico y hago experimentos y, cuando mido la inteligencia de las personas, descubro que algunas son muy buenas solucionando problemas pero malas explicándolos. Y a otras les pasa lo contrario. ¿Y si hay personas diversas es porque también tiene que haber diversos talentos?

Por eso he dedicado 400 páginas a describir siete tipos de inteligencia: lingüística, lógico-matemática, musical, espacial, cinético-corporal, interpersonal e intrapersonal.

¿Y por qué no muchas más: la culinaria o la mística o la teatral o la ecológica?
Porque no cumplen los requisitos que sí cumplen esas. Y espero acabar demostrando que además hay una inteligencia naturalista, otra pedagógica y otra existencial para plantearnos preguntas trascendentes. Pero no más.

Hoy los colegios ya plantean sus programas según esas inteligencias múltiples.
Y yo no me dirigía a los pedagogos, pero fueron ellos los primeros que adoptaron mis teorías.

Tipos de inteligencia
Hay siete tipos de inteligencia: lingüística, lógico-matemática, musical, espacial, cinético-corporal, interpersonal e intrapersonal.

¿Por qué?
Porque comprobaban cada día en las aulas que las categorías de tonto o listo no cubren la diversidad del talento humano. Y, por tanto, que los test de inteligencia no miden realmente nuestras capacidades, sino sólo la de resolverlos.

Su teoría, además, era cómoda para consolar a niños con malas notas y a sus papás.
Se abusó de ella al principio porque no se comprendió bien. En Australia, la administración la manipuló para explicar que había grupos étnicos que tenían inteligencias diferentes de otros.

¡Qué peligro!
En ese punto, empecé también a preguntarme por la ética de la inteligencia y por qué personas consideradas triunfadoras y geniales en la política, las finanzas, la ciencia, la medicina u otros campos hacían cosas malas para todos y, a menudo, ni siquiera buenas para ellas mismas.

Esa ya es una pregunta filosófica.
Pero yo soy un científico e inicié un experimento en Harvard, el Goodwork Project, para el que entrevisté a más de 1.200 individuos.

¿Por qué hay excelentes profesionales que son malas personas?
Descubrimos que no los hay. En realidad, las malas personas no puedan ser profesionales excelentes. No llegan a serlo nunca. Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes.

A mí se me ocurren algunas excepciones...
Lo que hemos comprobado es que los mejores profesionales son siempre E CE: excelentes, comprometidos y éticos.

¿No puedes ser excelente como profesional pero un mal bicho como persona?
No, porque no alcanzas la excelencia si no vas más allá de satisfacer tu ego, tu ambición o tu avaricia. Si no te comprometes, por tanto, con objetivos que van más allá de tus necesidades para servir las de todos. Y eso exige ética.

Para hacerte rico, a menudo estorba.
Pero sin principios éticos puedes llegar a ser rico, sí, o técnicamente bueno, pero no excelente.

Resulta tranquilizador saberlo.
Hoy no tanto, porque también hemos descubierto que los jóvenes aceptan la necesidad de ética, pero no al iniciar la carrera, porque creen que sin dar codazos no triunfarán. Ven la ética como el lujo de quienes ya han logrado el éxito.

“Señor, hazme casto, pero no ahora”.
Como san Agustín, en efecto. Otra mirada estrecha lleva a estudiantes y profesionales comodones a ser lo que consideramos inerciales, es decir, a dejarse llevar por la inercia social e ir a la universidad, porque es lo que toca tras la secundaria; y a trabajar, porque es lo que toca tras la universidad..., pero sin darlo todo nunca.

Sin ilusión, la vida se queda en obligación.
Y otros son transaccional es: en clase cumplen lo mínimo y sólo estudian por el título; y después en su trabajo cumplen lo justo por el sueldo, pero sin interesarse de verdad limitan su interés y dedicación. Y son mediocres en todo.

¿No descubren algún día de su vida algo que les interese realmente?
Algunos no, y es uno de los motivos de las grandes crisis de la madurez, cuando se dan cuenta de que no hay una segunda juventud. Otra causa es la falta de estudios humanísticos: Filosofía, Literatura, Historia del Pensamiento...

¡Qué alegría! Alguien las cree necesarias...
Puedes vivir sin filosofía, pero peor. En un experimento con ingenieros del MIT descubrimos que quienes no habían estudiado humanidades, cuando llegaban a los 40 y 50, eran más propensos a sufrir crisis y depresiones.

¿Por qué?
Porque las ingenierías y estudios tecnológicos acaban dándote una sensación de control sobre tu vida en el fondo irreal: sólo te concentras en lo que tiene solución y en las preguntas con respuesta. Y durante años las hallas. Pero, cuando con la madurez descubres que en realidad es imposible controlarlo todo, te desorientas.

¿En qué país influyó más su teoría de las inteligencias múltiples?
En China editaron cientos de títulos sobre inteligencias, pero las entendieron a su modo: querían que su hijo único fuera el mejor en todas.

Pues no se trata exactamente de eso.

Cada sociedad y persona entiende lo que quiere entender. Cuanto mayor te haces, más difícil es adaptar tu vida a un descubrimiento y más fácil adaptar el descubrimiento a lo que ya creías que era la vida. Por eso, voy a clase a desaprender de mí y aprender de los jóvenes.