La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
La palabra me fue sagrada desde siempre. Quizás porque la
infausta educación de colegio católico me señaló un desvío inesperado: el amigo
(el compañero) era el personaje para la confesión y el consuelo, y no otro. La idea de
parroquia y de congregación, en esa patria inconquistable de la infancia,
pronto supo tener un equivalente más propio y ajustado: los grupos de rock, los
equipos de fútbol, la barra de este lado de la vía.
El tiempo se encargó, a su manera inexorable, de
subvertir los ideales de duración y permanencia.
Y es que la amistad (uno aprendió) no se acota al
reducido número de casualidades y probabilidades circunscriptas a una zona
determinada o una época compartida.
El mismo concepto de lejanía es hoy una anomalía:
quien sigue viviendo cerca puede haberse convertido en un extraño con quien no
hemos vuelto a cruzarnos siquiera, y aquél que está en la otra punta del
continente y con quien sólo nos comunicamos virtualmente, es un amigo cercano.
¿Lo que nos unió al primero perdió valor o
desapareció acaso? Jamás. Al mismo tiempo ¿es la ausencia de contacto físico un
impedimento para el diálogo constante y el afecto? Tampoco.
La trama secreta de una amistad puede inscribirse
tanto en historias vividas en conjunto, como en valores abstractos transmitidos
por un lenguaje común: la palabra, la música… la mirada y la visión; o la
simple y similar reacción a una emoción que creíamos propia y de golpe nos trasciende.
Comunicación y química; demanda, percepción, y entrega. Magia.
Como spinetteano a ultranza (y como tal, redimido
del pecado original de la educación católica), esa encarnación final de Luis en
un proyecto llamado “Los Amigo”, tiene de manera inevitable connotaciones
también sagradas y mágicas. Más allá de la anecdótica pronunciación barrial de
parte de otro amigo (La Vieja Aníbal Barrios) como nombre tentativo de un trío (Rodolfo García, Dhani Ferrony el
Flaco) reunido semanalmente por obra y gracia de la música y el afecto,
adquiere otros significados. Es un énfasis y una intención. La música como
metáfora de la amistad, y la amistad como metáfora de la música. Y en la
arbitraría conjunción del artículo determinado plural y el sustantivo singular,
la clara señal de lo personal asociado, y después, la pertenencia a algo mayor,
conceptual, y único.
Un poco antes, los cuatro evangelistas de Liverpool
también habían hecho de la figura del amigo un manifiesto para todas las
edades: ellos, que eran amigos de millones y les iluminaban la vida
incondicionalmente, invocaban una pequeña ayuda de parte de los suyos para que
todo anduviera mejor.
El amigo es la patria, intuyó cada uno de nosotros.
“La patria es el otro”, dijeron después nuevos amigos. Y lo dijeron por uno, y
lo repetimos muchos.
Son cosas que se saben antes de expresarlas. Cosas
que se comprenden después de haberlas hecho lenguaje. Cosas por las que, en
base a una necesidad vital y en función de un sentido colectivo, intentamos
luchar a diario.
He recibido abrazos de amigos que nunca había visto
y ya lo eran. No conozco la casa donde viven, y sin embargo ese abrazo fue un
refugio familiar.
Con otros con quienes nunca compartimos otro
espacio que Mondo, nos hemos contado recorridos y coincidencias que delatan que
fuimos amigos de toda la vida.
Los demás, los que ya no ejercen, no han dejado de
serlo: amigo es un título que se inscribe en piedra. Su recuerdo es siempre
amigable. Y la posibilidad del reencuentro es tanto una promesa como una
profecía.
Desearnos un feliz día del amigo puede parecer una
hermosa redundancia, como el estribillo de una canción que se repite demasiadas
veces, pero no cansa. Porque felices son todos los días (buenos o malos, grises
o luminosos, de duelo o de fiesta) en que tenemos un amigo.
Y porque el pueblo verdadero lo forman un conjunto
de amigos, por cuya calidad debemos ser juzgados, si tenemos la fortuna de ser
parte. Y si hemos sabido ganarnos el derecho a no quedarnos solos, sin dejar de
reconocer el deber de no dejar solos a los otros, mis queridos amigos.
¿Te cansa que te pregunten por el sentido de la vida, como si fueras un
gurú?
No. Me encanta. Más cuando las respuestas que damos desde
la filosofía son lo opuesto a la autoayuda. No hay recetas ni manuales. Ni
siquiera hay un sentido único y último. Bienvenido que muchos se acerquen a la
filosofía para perderse. Este mundo está demasiado plagado de certezas.
2.
En los medios parecés la contracara descontracturada de tu hermano, Mauro
Szeta. ¿Es así?
Mauro es muy descontracturado, pero entiendo que el
periodismo policial tiene que cuidar ciertas formas. La divulgación filosófica
es también una crítica de las formas solemnes con las que se viene haciendo
filosofía.
3.
Mostrás soltura en televisión, radio y teatro, ¿te tienta la actuación por
afuera de la filosofía?
Estudié muchos años teatro, pero no hay lugar donde
aprendas a hablar con más soltura que en el aula. Tantos años dando clases para
adolescentes a las ocho de la mañana te obligan a diversificar los recursos.
Todo lo que hago en los medios lo aprendí en el aula.
4.
Te gusta el rock nacional y en algunos espectáculos lo cruzaste con la
filosofía. ¿Qué músico de acá te hubiera gustado ser?
La síntesis dialéctica entre Spinetta y Cerati.
El pensamiento binario es responsable de que temas tan
cruciales como la libertad y la prohibición se simplifiquen al extremo.
Deberíamos salirnos de lo binario.
Darío Sztajnszrajber,
Filósofo
5.
Sos de Estudiantes. ¿El bilardismo es derecha y el menottismo de izquierda?
Ja. Esa ya es una pregunta menottista. El bilardismo es
peronista de izquierda y el menottismo es liberalismo económico con rostro
humano.
6.
Marihuana recreativa libre: ¿sí o no?
Primero, despenalización del consumo. Luego: el
pensamiento binario es responsable de que temas tan cruciales como la libertad
y la prohibición se simplifiquen al extremo. Deberíamos salirnos de lo binario.
7.
¿Dosificás el uso de las redes sociales o tendés a la adicción?
Ja, otra vez el pensamiento binario: ¿soy adicto a la
dosificación o dosifico la adicción? Igualmente creo que lejos están las redes
de ser un mero entretenimiento. Están cambiando de raíz los vínculos sociales.
8.
¿El psicoanálisis es, entre otras cosas, una especie de superstición
porteña?
Todo lo que nos transforma supone elementos
supersticiosos. Creo que el psicoanálisis es primo hermano de la filosofía, ya
que comparte la vocación por salirse del peor dispositivo de poder: nuestra
propia subjetividad.
9.
¿Con qué película lloraste más, y por qué?
Ultimamente, con Arrival. (N del R: La llegada, de Denis
Villeneuve, en la que una lingüista intenta comunicarse con alienígenas que
llegaron a la Tierra). La posibilidad de lo imposible, de otro mundo y otro
tiempo, y a la vez todo atravesado por el dolor más profundo, que es la pérdida
de un hijo.
10.
Más allá de que sirva o no para vivir y morir, ¿sirve la filosofía para
seducir?
Depende. Sirve en la medida en que el otro busque ser
seducido con la palabra. No te olvides que filosofía es amor a la sabiduría, o
sea que ya de por sí es un ejercicio erótico.
11.
“En la vida de casados, tres son compañía; dos no significan nada.” ¿Qué opinás
de esta frase de Oscar Wilde?
La monogamia es mucho más que una cuestión afectiva: es
una cuestión de poder. Por eso creo en la máxima feminista “lo personal
político” y en la necesidad incesante de reinventar.
12.
¿Se puede, al borde de los 50 años, “querer sin presentir”?
No es un problema de edad. El amor es un acto de locura.
No sólo no presiente sino que tampoco gana ni sosiega ni acuerda. Va en contra
de uno mismo. Es la prioridad absoluta del otro. El amor es el otro.
El amor es un acto de locura.
Darío Sztajnszrajber, Filósofo.
13.
¿La voluntad es completamente estéril al enamorarse?
No es que el problema sea la voluntad sino la razón.
Muchas veces los cálculos determinan que el otro no me conviene y sin embargo,
pese a todo cálculo, el amor persiste.
14.
Te gusta la literatura de Michel Houellebecq, autor de Las partículas
elementales y Plataforma, que fue denostado por las ideas de sus personajes.
¿Confundimos autor con narrador?
La literatura no tiene que ver con la moral. En todo
caso, la moral es un tipo más de literatura.
15.
Buscando una saludable apertura mental, ¿podemos llegar a convertirnos en
comisarios de la corrección política?
No creo en la corrección política. Creo en la prioridad
del otro. El límite es el uso de cualquier recurso para someter al débil .
16.
La frase “todos los políticos son iguales”, ¿te parece verdad, pereza
intelectual o colonización mental?
Una cosa es la política (las instituciones) y otra lo
político (la fuerza transformadora). Cuando la política se vuelve tan
homogénea, es un buen momento para volver a recuperar lo originario de lo
político.
17.
A uno y otro lado de la grieta hay acusaciones de crear un “relato”. ¿Somos
más permeables a una narración que a la propia experiencia?
La propia experiencia también es un relato. La acusación
también se hace desde un relato. Acusar al otro de crear relatos también es un
relato. Como me dijo un amigo alguna vez: al final lo que cuenta es cuánta
gente se salva.
18.
¿Por qué podemos pensar sin angustia en el año previo a nuestro nacimiento
y no en el posterior a nuestra muerte?
¡Yo me angustio más con el origen que con el final! Morir
es algo a lo que uno se acostumbra, pero ¿haber nacido? Nada me resulta tan
inconcebible como haber pasado de la nada al ser.
19.
Alguna vez dijiste: “Prefiero el pesimismo militante que el optimismo
ingenuo”. ¿Podés ampliar esa idea?
Se le suele pegar mucho al pensamiento crítico por su
mirada improductiva y se suele levantar una idea de entusiasmo ingenuo donde lo
único que importa es la eficiencia. No quiero ser lo que otros necesitan que yo
sea.
20.
¿Cuál es el sentido de la vida?
Buscar un sentido que sabemos que nunca vamos a alcanzar
y realizarnos en ese paseo sin rumbo.
Chango Spasiuk: “Es un momento del mundo sumamente
particular, de una gran degradación”…
En una entrevista, el acordeonista -que presenta su nuevo disco “Otras
Músicas” el 28 de octubre- reflexiona sobre la situación que vive la sociedad y
habla de su formación, su presente y sus proyectos.
Chango Spasiuk presenta su nuevo disco Otras Músicas el viernes 28 en el ND
Teatro (Paraguay 918. C.A.B.A.)
Hace más de treinta años que toca el acordeón, instrumento que forma parte
de él y que lo “transporta” cada vez que pisa un escenario. Sólo o acompañado
por una orquesta, Spasiuk le otorga vigencia al chamamé, esa música
característica de su Misiones natal. Con la tierra colorada en su ADN y la
pasión por lo que hace, decidió recopilar en un álbum temas que compuso para
cine y televisión. Admiración por Spinetta, el uso del piano para componer y
una visión sobre el momento que se vive en país en cuanto a la violencia, que
invita a la reflexión.
-¿De qué trata “Otras Músicas”?
-Se trata de música que nunca había tocado en vivo. Hicimos tres conciertos
antes de llegar a Buenos Aires, uno en Córdoba otro en Neuquén y otro en
Rosario que han sido maravillosos, estamos mucho más relajados y sabemos cómo
suena y cómo funciona y me da alegría tocar en el teatro. Se llama así no
porque esté saliendo de la tradición del chamamé pero, de alguna manera es
música asociada a lo que he compuesto durante los últimos años para cine,
teatro, documentales y televisión. Si no hubiese hecho el disco la música
hubiera quedado en el olvido, hubiera sido difícil buscarla. Invito a todos a
que lo escuchen y lo busquen en las plataformas digitales (editado por Sony
Music este año)
Es música que nunca se había tocado en vivo, que nunca se había editado en
mis discos. De alguna manera tenía miedo de que quede un poco en el olvido. El
hecho de ponerlas en un disco es una manera de compartirlas con la gente y
decir ‘también hago esto’. El disco tiene una estética y un sonido que se corre
un poquito de lo que más se me ha asociado a mí en los últimos años, a mis
discos conceptuales y es una música donde no todo el tiempo está el acordeón en
frente de todo, sino que esa responsabilidad se distribuye en otros
instrumentos, como el piano. Yo compongo ahí aunque no lo toco.
-¿Tenés pensado incluir un piano en los shows?
-Para mí el piano es puertas adentro, pero el hecho de sacar este disco es
el disparador de buscar muchos escenarios que tengan pianos acústicos para
invitar a pianistas y tocar en vivo. Es algo que se va a hacer cada vez más
habitual, por suerte los conciertos se dan de una manera hermosa y Matías
Martino que es un gran pianista forma parte de ellos. No sé si me voy a sentar
a tocar al piano para la gente, mi relación con el instrumento va a seguir más
en la composición, por ahí algún día en un concierto toco, pero prefiero seguir
compartiendo desde el acordeón con los artistas que invito.
-Incluís una versión de Seguir viviendo sin tu amor
de Luis Alberto Spinetta…
-Me quedó pérdida en un disco tributo. El último tema de la presentación
del disco es de Spinetta. No me canso nunca de pasar por su música, aunque fue
grabado para un disco tributo que nunca lo incluyó, estoy muy agradecido de que
se haya logrado grabar la música de él y que lo pueda incluir en este trabajo.
-Cuando estás sobre un escenario la imagen que das
es que te abstraes de todo, algo expresas con tus gestos y tu postura. ¿En qué
pensás en ese momento?
-Sinceramente se me cruzan un montón de cosas, por ejemplo: si está sonando
todo bien o no, presto atención de que todo lo que me rodea de alguna manera
funcione. Presto más atención a encajar y que todo lo demás encaje, inclusive
en los detalles, como en percibir en el ambiente. Todo eso ocurre en simultáneo
cuando estoy tocando pero, cuando me puedo abstraer de todo eso, el mejor lugar
es uno en donde no hay pensamientos, donde desaparece todo tipo de imagen y de
ensayo intelectual por decirlo de alguna manera, pero no es algo constante sino
que son momentos. Aquellos de mayor plenitud son cuando no hay pensamientos ni
imágenes, que es como cuando sos un niño, que es feliz y estás en paz, con una
plenitud gracias a ese momento que la construcción de la música te permite.
-¿Cómo fue tu acercamiento con el acordeón durante
tu infancia en Misiones?
-Fue muy espontáneo. Cuando era niño, el acordeón y la música en vivo eran
algo muy habitual, ya sea en un cumpleaños o un casamiento había música en
vivo, y cuando hablo de casamiento hablo de que se casaba el almacenero de la
esquina y en el fondo de su casa lo celebraba y había música en vivo, entonces
había niños corriendo por allí y yo era uno de ellos. Veía el acordeón todo el
tiempo, era un sonido muy cotidiano, muy habitual. Un día le dije a mi papá que
quería tocar un instrumento y a los 11 años me consiguió un acordeón y ahí
empecé. Con la música en sí empecé antes porque mi papá además de ser
carpintero tocaba el violín. Con él y con mi tío tocábamos en vivo, de hecho
fueron mi primer grupo. Después pasaron los años, los escenarios, las
situaciones y las circunstancias pero mi relación con el acordeón es
exactamente la misma.
-¿Te sentís un “abanderado” de tu provincia por
poder llevar tu música por el mundo?
-No, porque nadie me lo pidió que sea. En realidad yo hago mi propia
búsqueda, es un camino personal y mi propia búsqueda estética y del sonido, de
la belleza, es un camino absolutamente individual y personal. Hacer un camino
personal, individual y motivado por mis propias necesidades me pone en un
camino, y allí soy consciente de que tengo que ser responsable de explicar de
la mejor manera posible la tradición de donde yo nací, y es la tradición de la región, del chamamé,
entonces tengo que ser responsable de explicar todo eso de la mejor manera
posible. De alguna manera cuido, protejo y difundo pero no porque alguien me lo
haya pedido, sino porque creo que cuanto mejor explico la tradición donde nací,
mejor se va a entender la música que hago yo. Cuando estás buscando tu propio
sonido, tu voz, tu música, lo haces porque sos un enamorado de tu tradición.
Soy un enamorado de la tradición y del lugar donde nací y eso está de una
manera muy fresca y muy espontánea en lo que yo hago.
-¿Vas seguido a Misiones?
-Cuando voy a tocar. Cuando vivían mis padres iba más seguido por
cuestiones personales. Ahora aprovecho cuando voy a tocar para ver a mis
hermanos y familia, pero mi relación no es la típica relación provinciana que
está con el corazón roto porque no vuelvo. Trato de no alimentar ese aspecto
porque sino sería difícil estar en donde estoy. No estoy en Buenos Aires sólo
por razones del desarrollo musical de mi música sino que por laguna razón mi
vida giró y terminé aquí y todo lo que hay aquí tiene mucho valor para mí,
entonces trato de no tener una nostalgia que me tenga fragmentado
interiormente. Es decir, estoy acá porque quiero estar acá.
-¿Dé que otras cosas disfrutas que no sea estar
sobre el escenario?
-De mi casa, de mi familia que es lo más importante que tengo. Me encanta
viajar y hacer mi trabajo pero me encanta más regresar. Acá está mi casa, mi
mujer mis hijos. Disfruto arrancar el día y tomar un mate en silencio con la
radio escuchando algún programa de folclore, eso disfruto mucho. Son muy
simples las cosas que me dan mucho placer. Trato de disfrutar todo lo que hago
y de ver belleza en todas las cosas que se me presentan.
-¿Practicas algún deporte?
-Me gusta mucho el surf pero hace mucho no lo práctico, por eso trato de
nadar todo lo que puedo en una pileta cerca de casa. De alguna manera, cuando
tenés algún tipo de instrumento que te genera mucho desgaste físico como el
acordeón, no es algo que recuperas solamente descansando, por eso la natación
me ha ayudado. El cuerpo hay que cuidarlo porque sino no tengo resto para los
próximos años.
-¿Sos una persona feliz?
-Soy una persona que está en paz, no busco la felicidad sino que
medianamente en lo que cotidianamente hago sentir que es constructivo para mí y
para los demás y eso me acerca a un saboreo que se parece a un estado de paz.
No proyecto tanto porque tampoco uno no tiene tanto control sobre las cosas,
uno puede creer que maneja absolutamente todo y no es tan así, entonces aprendo
a aceptar las cosas como se van presentando. Eso no significa que no haga mi
parte, como suelen decir en algunas tradiciones ‘ruega a Dios pero ata tu
camello’, entonces mi pequeña parte trato de hacerla peor no sé muy bien hacia
donde van a ir las cosas, trato de estar atento a hacer mis cosas lo mejor
posible.
-¿Sos una persona creyente?
-Sí, totalmente.
#NiUnaMenos.
Consultado por el paro nacional de mujeres
realizado por el aumento en la cantidad de casos de femicidio y los casos de
violencia de género, el músico opinó:
“Todo lo que nos sucede, nos sucede como comodidad, y de alguna manera es
un espejo en el cual mirarnos, y deberíamos
hacernos responsable de lo que estamos mirando porque eso nos está
mostrando algo en lo que deberíamos reflexionar colectivamente. Más que una
postura, tengo que ver de qué manera puedo yo accionar en esa acción colectiva
de vivir en comunidad. Es un momento de muchísima degradación de nuestra manera
de vivir en comunidad, no queremos violencia y todo lo que hacemos es
absolutamente violento, con los niños, con el prójimo y en los foros, de una
manera alevosa y después nos choca una situación de violencia en la calle pero
no medidos nuestro nivel de agresividad en lo que nos rodea. Todo eso es un
lugar para ver y reflexionar y no para decir ‘qué bárbaro todo lo que sucede’,
sino ‘todo lo que sucede, yo formo parte’. De alguna manera todo esto lo hemos
construido cotidianamente”
“A mí me invita a ver de qué manera yo puedo mejorar mi mundo y eso es
mejorar mi casa, de qué manera me relaciono con mi pequeña sociedad, de qué
manera yo me comporto ante todas esas situaciones. Me invita a pensar y a estar
muy atento a todo eso, pero siento que es muy pobre e infantil el debate que
hacen los medios de comunicación, porque decimos una cosa y después todo lo que
vemos en los medios y en la calle es contradictorio”, agrega.
“Es un momento del mundo sumamente particular, de una gran degradación y
que nos está invitando a ver de qué manera yo podría accionar dentro de un
contexto pero no a través de un discurso o una foto en redes sociales, sino
cotidianamente en lo que yo hago. Es un momento que genera tristeza, angustia
de ver todo eso. ¿Qué pasó con las mujeres en Rosario que hubo una movilización?
¿Cuál fue la lectura de las instituciones ante la represión de las fuerzas ante
todas esas mujeres? ¿Cuál fue la autocrítica en los medios? Es bastante pobre
este momento de la Argentina, y que te invita todo el tiempo a pensar pero no
de una manera River o Boca, banco o negro, sino ¿hay algún punto medio? tiene
que haber una tercera mirada de cómo yo puedo aprender del otro y darle algo al
otro. Es un momento que te invita a comportarte de na manera no tan mecánica y
habitual pero que requiere muchísimo esfuerzo. Lo mío más que una postura es
una reflexión, ojalá que sirva”, concluye el acordeonista.
Chango Spasiuk presenta su nuevo disco Otras Músicas el viernes 28 en el ND
Teatro (Paraguay 918). El espectáculo contará con la participación de Matías Martino
(piano), Lorena Astudillo (canto), Marcelo De llamea (guitarra).
Por localidades agotadas, el artista agregó una nueva función el próximo 9
de diciembre.
CHAVEZ INTUBADO. La foto falsa del mayor diario español.
La foto falsa de Chávez
convaleciente planteó dos discusiones diferentes. Una ética: ¿se debe publicar
una foto de alguien en ese estado? Y otra técnica: ¿cómo se puede llegar a
publicar una foto errada en tapa?
Respecto del error, no
hay medio de comunicación que publique muchos contenidos durante muchos años y
por más serio que sea –comenzando por The New York Times– que sea infalible. Es
buena oportunidad para volver a disculparnos con los lectores recordando que
las dos principales revistas semanales de Editorial Perfil acumularon a lo
largo de sus veinte años de existencia una foto errada en tapa cada una de
ellas: Noticias, con alguien muy parecido a Máximo Kirchner cuando todavía el
hijo del entonces presidente no era tan reconocible como lo es hoy, y Caras,
con el doble de Luis Miguel usado por el cantante para despistar a sus
seguidores. Que no haya organización infalible no quita que los responsables de
los errores merezcan ser reprochados sin atenuantes y mucho más en un tema de la
importancia internacional como la salud de Chávez.
Pero la polémica más
importante y a la vez discutible es la ética. En la Argentina existe el
antecedente de la foto de Balbín en terapia intensiva publicada en 1981 por la
revista Gente, pero no es aplicable a este caso porque esa foto no sumaba
información relevante ya que la familia y los médicos de Balbín ofrecían partes
sobre el estado de salud del político. En el caso de Chávez, si la imagen
hubiera sido verdadera y reciente habría notificado sobre el estado de salud
del presidente de Venezuela, algo cuya información esconden tanto su familia
como los médicos que lo tratan.
Si la foto hubiera sido
verdadera, me inclino a considerar relevante su publicación, pero comprendo a
aquellos que puedan percibirlo como de mal gusto; hay un punto de encuentro
entre la ética y la estética. Asimismo, la sensibilidad frente a la muerte o su
proximidad no toca a todos de la misma forma, sumado a que los sentimientos de
simpatía hacia la persona fotografiada hacen que se piense distinto si la
imagen retrata a Kadafi moribundo en lugar de a Chávez intubado. Esto se hizo
evidente en el caso de la foto que publicó la revista Caras de Luis Alberto
Spinetta, meses antes de que muriera, caminando cuando salía de su casa, imágenes
habituales de los medios con todas las celebridades en ese trance, pero que en
este caso disgustaron de manera diferente.
Todavía queda esa idea
atávica de que la foto arrebata parte del alma del retratado, y lo que en las
tribus primitivas es explícito en nosotros se expresa de manera inconsciente.
Todos estos ejemplos de fotos controversiales se dieron en revistas y no en
diarios porque en el pasado reciente los diarios no publicaban imágenes a
color, y hace no tantos años ni siquiera las publicaban.
Luego queda la
subjetividad de quienes critican dependiendo de la simpatía o la antipatía que
sienten hacia ellos y se aprovechan para caerles encima. En el caso específico
de El País de España, resultaron muy poco elegantes los periodistas de otros medios
españoles que atribuyeron el error de El País a las reducciones de personal que
viene realizando esa publicación, cuando todos los diarios de ese país están
con procesos de ERE (Expedientes de Regulación de Empleo), protocolo que se
realiza junto al Ministerio de Trabajo para producir despidos masivos con
indemnizaciones reducidas.
Hace pocos meses me reuní
en Madrid con los directivos de los principales diarios españoles y todos están
con serios problemas económicos. Las críticas son más visibles sobre El País
sólo porque es el más grande. Su exceso de endeudamiento es producto de haber
comprado a su competidor en la televisión por cable y hoy esa empresa
–Sogecable– tiene más participación sobre el total de hogares con cable que
Cablevisión en Argentina. Los dueños de El País no contaron con una
pesificación, con la creación de los APE (acuerdos privados de deuda) más una
Ley de Bienes Culturales como contó Clarín a partir de la crisis de 2002 (vale
aclarar que no sólo benefició a Clarín sino, aunque en distintas proporciones,
a todos los medios). España está sufriendo una recesión como la de Argentina de
hace más de diez años pero, en sintonía con la Unión Europea, se niega a apelar
a medidas heterodoxas como las aplicadas aquí. El tiempo dirá si hicieron lo
correcto, pero en cualquier caso será un error sentirnos superiores porque hoy
nuestra situación sea más ventajosa.
Sobre la foto falsa de
Chávez, Cristina Kirchner escribió en Twitter: “Voy a desayunar. Como todas las
mañanas en la mesa pila de diarios argentinos y también ejemplar del diario
español El País. En su portada vi una foto. Me corrijo, eso no es una foto. Es
una canallada. ¿Quién fue el editor que autorizó la publicación? ¿Hablará de la
libertad de prensa? ¿Escribirá editoriales sobre ética, moral y buenas
costumbres y señalará con el dedo a su próxima víctima? Prensa canalla. No se
me ocurre otro adjetivo. Es igual en todas partes: El País en Madrid, The Sun
en el Londres de Murdoch. Aquí es el Clarín de Héctor Magnetto. Sobre esto no hacen
falta adjetivos, sobran y son demasiado conocidos”.
Tanto en el éxito como en
el fracaso, hay retroalimentación: en los momentos buenos todo tiende a salir
mejor, mientras que en los malos se empeora. Un buen ejemplo es este caso de El
País. A la media hora de haber impreso su edición española descubrieron el
error, ordenaron retirar esos ejemplares de los kioscos de Madrid y comenzaron
a imprimir una segunda edición sin esa foto. Pero en su desesperación olvidaron
que, por las cuatro horas de diferencia horaria con Argentina, podrían haber
impreso su edición sudamericana sin la foto falsa de Chávez que tanto indignó a
Cristina Kirchner.