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domingo, 13 de abril de 2025

Euforia que no se entiende... @dealgunamanera...

Euforia que no se entiende...


Furia. Dibujo: Pablo Temes

Recibir otro préstamo del FMI no es algo para celebrar, salvo por la inminencia del abismo. El levantamiento del cepo y la devaluación. 

© Escrito por el Doctor Nelson Castro el sábado 12 de abril de 2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.



Fue un viernes febril, de esos a los que la Argentina parece estar destinada a vivir con una periodicidad demasiado frecuente. Se aunaron dos anuncios significativos: a las 4 de la tarde, el del índice de inflación y, una hora después, el del desembolso del Fondo Monetario Internacional junto al comienzo del levantamiento del cepo.

Para este último, hubo una puesta en escena prolijamente diseñada. Primero la comunicación de la noticia y la posterior larga conferencia de prensa del ministro de Economía, Luis Caputo, y del presidente del Banco Central, Santiago Bausilli; después, la foto de familia en la Casa Rosada, y finalmente, la del discurso de Javier Milei por la cadena nacional de radio y televisión.

El Gobierno necesitaba –sí o sí– concretar este acuerdo con el FMI lo antes posible. La incertidumbre causada por la demora en su concreción le vino significando al Banco Central una hemorragia de dólares que no paraba. Salvo una o dos jornadas, en los últimos quince días, tuvo que salir a vender, con lo que las reservas de la entidad cayeron por debajo de los 25 mil millones de dólares. La escasez de billetes de la divisa estadounidense se venía agravando por la poca liquidación de los exportadores en estos meses, que son claves. Era un secreto a voces que un levantamiento del cepo iba a generar automáticamente un fenómeno de inestabilidad que, consecuentemente, podría llevar a una posible devaluación. Esa incógnita se va a comenzar a develar no bien se abran los mercados en la mañana del lunes. Pero, bajo las condiciones actuales de la llamada fase 3 del plan económico del Gobierno, con una flotación sucia controlada por el BCRA, es poco probable que suceda. Lo que es concreto es que ya no existirá más el dólar blue sino que el valor de la divisa dependerá de lo que fije el juego entre la oferta y la demanda, es decir, el mercado.

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En este punto es importante señalar que el levantamiento del cepo es parcial. No hay dólares para todos, en especial, para las empresas. Por lo tanto, quienes podrán operar con total libertad serán las personas humanas, es decir, cada uno de nosotros. Eso es claramente un limitante que asegura que no habrá una avalancha de compradores de grandes sumas de dólares. Por otra parte, la gran mayoría de la sociedad llega con lo justo a fin de mes y lejos está de pensar en variables de ahorro; más bien está preocupada por su subsistencia. El aumento en la inflación de marzo, empujada por la suba del precio de los alimentos, es una muestra de ello. El otro aspecto que habrá que tener en cuenta es el impacto que la medida tendrá en las importaciones.

El Gobierno necesitaba cerrar el acuerdo por la hemorragia de dólares del BCRA

Es menester subrayar la importancia de dos factores que se combinaron para acelerar la concreción de este acuerdo del cual tanto dependía el oficialismo: el primero es la magnitud del ajuste con el consecuente superávit fiscal; el segundo es la estrecha relación entre Javier Milei y Donald Trump. Eso se verá reflejado mañana durante el encuentro que mantendrá el secretario del Tesoro –equivalente al ministro de Economía– de los Estados Unidos, Scott Bessent, tanto con el Presidente como con Caputo.

En medio de tanta euforia en el Gobierno –en verdad hay que señalar que recibir un préstamo del FMI no es algo para festejar– es importante hacer dos observaciones: la primera, que, más tarde o más temprano, el préstamo habrá que devolverlo; la segunda, que el FMI puso tres condiciones que deberán implementarse a lo largo de lapsos futuros: la reforma previsional, del sistema de coparticipación y del sistema tributario, metas para las que el oficialismo va a necesitar acuerdos políticos que hoy no se ven en el horizonte.

Volviendo a lo inmediato, hay en el fondo –como siempre– un tema de confianza. El anuncio del Gobierno parece acertado y lanzado justo a tiempo. Sin embargo, el éxito de esta tercera fase, que comenzará concretamente el lunes, dependerá de la reacción y del acompañamiento de los distintos actores de la economía.

El campo había anticipado que aumentaría el ritmo de liquidación de la cosecha entrado el mes de abril. Fuentes del sector señalaron que “habrá una lógica prudencia al principio pero el aporte de divisas llegará más temprano que tarde” y aseguraron que “el Gobierno está dando pasos en la dirección correcta”.

El empresariado en general y el sector industrial en particular deberían meditar sus próximos pasos pensando en el bienestar general. Son el eslabón fundamental para darle sustento real a la actividad económica. La historia ha dado muestras suficientes de su mezquindad. En años de la Alianza le soltaron la mano a Ricardo López Murphy cuando les planteó la posibilidad de tener que salir a competir abiertamente y esbozó sus planes de ajuste, infinitamente menores a los que está llevando a cabo el gobierno nacional. Algunos fueron cómplices con su silencio en los años del despilfarro kirchnerista y posteriormente abandonaron a su suerte a Mauricio Macri a pesar de ser considerado “uno de los suyos”. Al ingeniero le dieron de beber de su propia medicina. “Acompañaremos en la medida de lo posible pero nos preocupan los desplantes grandilocuentes y la falta de equipos. Salvo la cúpula de Economía y del Banco Central, no hay en el Gobierno cuadros formados en gestión y eso se nota”, resumió un empresario del sector alimentario.

Del otro lado de la ecuación, la dirigencia gremial sigue demostrando no estar a la altura de las demandas sociales. Priman en la cúpula de la desprestigiada CGT las internas y los intereses partidarios. La tenue movilización y el paro llevados a cabo los días miércoles y jueves fueron una muestra cabal de su falta de liderazgo. La gente les dio la espalda y salió a trabajar como lo hace cada día para ganarse el sustento. Nadie come vidrio y la sociedad se ha hartado de seguirles el juego a los sindicalistas millonarios, que solo quieren conservar sus privilegios. La distancia con el trabajador de a pie y la crisis de legitimidad es total.

Cada uno de los sectores de la dirigencia política, gremial y empresarial debería replantearse su rol en una argentina que ya no tolera la falta de empatía.

Reportaje al Dr. Nelson Castro por Ernesto Tenembaun (Septiembre 2024)



domingo, 17 de diciembre de 2023

Los Intransigentes de siempre... @dealgunamaneraok...

Los intransigentes de siempre…  


Felices grietas. Dibujo: Pablo Temes.

La CGT, que se mantuvo callada durante los años de los Fernández, alza la voz ante el nuevo gobierno. Hipocresía.


© Escrito por Nelson Castro el domingo 17/12/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El ajuste es brutal. Ricardo López Murphy lo calificó de “estremecedor”. Es la consecuencia de la desastrosa situación económica que dejó el kirchnerismo. Tan desastrosa es que el mismo ex viceministro de Sergio Massa, Gabriel Rubinstein, reconoció en el áspero diálogo radial que mantuvo con Eduardo Feinmann el jueves por la mañana que, de haber ganado la elección, habrían hecho lo mismo que ha comenzado a implementar la administración de Javier Milei. Claro que Rubinstein también es responsable de este desastre. Un hombre honesto que salió manchado de la gestión de un gobierno y de un ministro candidato al que solo le importó mantener el poder a cualquier precio. En vista de esta coincidencia, la pregunta es cómo reaccionará la sociedad ante las penurias de este duro presente. No es una pregunta que se hacen solo los analistas, los economistas, los sociólogos y los políticos a nivel local, sino que también se expande a todos los ámbitos internacionales en los que se sigue con particular atención y preocupación lo que muchos ya llaman el “experimento Milei”.

En Washington hay una decisión clara de ayudar al flamante presidente. El embajador Marc Stanley, que en la campaña se había inclinado por Massa, viene teniendo una actitud muy proactiva para apoyar y facilitar la interacción con funcionarios de la administración Biden que son clave para destrabar los obstáculos de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. El comunicado que emitió el organismo a poco de conocerse las primeras medidas económicas generó comentarios risueños en los que conocen su dinámica. Durante el gobierno de Alberto Fernández hubo comunicados con textos similares.


Los que hablaron con el Presidente en las horas posteriores a la desprolija grabación del mensaje del ministro Caputo, lo escucharon conforme con la performance del ministro. No es un reproche al ministro, vale decir que, le ha tocado ser vocero a un hombre que en gestiones anteriores nunca quiso pararse frente a las cámaras. La realidad sugiere que aprenderá rápido. No tiene alternativa.

En el acomodamiento del nuevo gobierno ya se van definiendo los roles de cada uno de los ministros y demás integrantes el gabinete. Precisamente, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, es una de las piezas claves de la distribución de poder dentro de ese universo. En consecuencia, su poder es grande y muestra el alto grado de confianza que Milei deposita en él. Elocuencia de ello es la decisión de poner bajo su jurisdicción la Agencia Federal de Investigaciones (AFI).

La otra funcionaria de mucho peso es la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Es una mujer de fuerte carácter y de gran cercanía con el Presidente. Muestra del poder que tienen Posse y Pettovello tienen es que el jefe de Estado ordenó que se acondicionaran dos chalets aledaños a la residencia principal dentro de la quinta presidencial de Olivos para que los usen ellos.

Quien ganó puntos en la semana fue la vicepresidenta Victoria Eugenia Villarruel –que pide ser llamada vicepresidente–. Eso llevó a rehacer la relación con Milei, que estaba dañada. La muestra de poder que exhibió en la designación de autoridades en el Senado, producto de su habilidad en la negociación con otras fuerzas políticas desconocida para muchos, hizo que en la reunión de gabinete del jueves el Presidente pidiera un aplauso para ella. Aún quedan heridos luego del reparto de cargos dentro de La Libertad Avanza. Si bien siempre remarcó que no le interesaban los puestos, Ramiro Marra es uno de ellos. También habrá que ver –dentro del ámbito legislativo– cómo terminan jugando Carolina Píparo en Diputados y Francisco Paoltroni en el Senado. Al formoseño se lo vio furioso por haber perdido la posibilidad de quedarse con la conducción de la Cámara alta.  

El día a día se está haciendo cuesta arriba en muchos despachos de la administración pública. Aprender a utilizar la botonera del Estado no es cosa de un momento a otro. Quienes fueron funcionarios de Cambiemos en la gestión de Mauricio Macri pueden dar testimonio de ello. Hay una foto que se repite en cada despacho de los distintos ministerios y secretarías. Profesionales del ámbito privado –recién llegados a la función pública– desplegando enormes organigramas para estudiar cada uno de sus “ravioles” y comprender la dinámica y la interacción de los hilos del poder. Llevará tiempo. Habrá que ser pacientes.


Sin embargo, la intransigencia y la falta de compromiso con el bienestar general ha sido la regla de los intransigentes de siempre. En realidad, no de siempre. La CGT se mantuvo callada durante el gobierno de los Fernández demostrando una complicidad absoluta con los desastres del gobierno saliente. Que nadie lo olvide: no pelean por los derechos de los trabajadores, pelean por sus propios intereses y los de su color político. Cuatro años de silencio para volver a alzar la voz apenas asumido el nuevo gobierno. Un comunicado de La Bancaria que dirige Sergio Palazzo –a quien se vio muy cerca de Massa en la campaña– publicado en su cuenta en la red social X es una muestra de la desidia y la falta de vergüenza. “Consideramos que los anuncios del ministro de Economía son de una violencia inusitada para la clase trabajadora. Se trata de una confiscación masiva de la propiedad privada y de los derechos patrimoniales de los argentinos. Son los que tienen incorporados como parte de su salario diferido los subsidios a los servicios públicos y al transporte público”. Además de tratarse de una aberración jurídica, habría que preguntarle a Palazzo si los ataques a la propiedad privada del gobierno kirchnerista no le preocupaban, si la inflación del 120 por ciento no le generaba violencia y si haber mantenido pisados los precios de bienes y servicios con políticas populistas no fue parte del problema.

Cuando la hipocresía es la moneda corriente de parte de la clase dirigente, ya sea sindical, política o empresaria, nada bueno puede esperarse en materia colectiva. Más de uno debería reflexionar y pensar seriamente cuáles serán sus próximos pasos.



   

domingo, 15 de mayo de 2016

Conciencia de clase… @dealgunamanera...

Conciencia de clase…


Las patronales y Macri, un compromiso vacío. Los sindicalistas, convidados de piedra. El Consejo del Salario, con cuchillo bajo el poncho. La protesta de los universitarios, otra marcha masiva. El oficialismo consigue la unidad de sus opositores. La asfixia presupuestaria como política educativa. Bonadio, un fallo a pedir del Gobierno.

© Escrito por Mario Wainfeld el domingo 15/05/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


¿Quién piensa que el presidente Mauricio Macri gobierna para los ricos? Para empezar, los muy ricos. La escenografía del Salón Blanco de la Casa Rosada el lunes fue sintomática.

La flor y nata de las patronales puso el cuerpo para firmar un compromiso chirle y aplaudir el lacónico discurso presidencial. Si las elecciones se ganaran con mayoría de capitales, Macri tendría asegurado un futuro venturoso.

Se los convocó a las apuradas, se les pidió un gesto mínimo. Así y todo hubo resistencias de empresarios “que no despiden” y que rehusaban firmar la promesa de privarse de lo que no hacen… perdón por el trabalenguas: no es toda culpa del cronista. Se persuadió a los remolones: se trataba de un gesto sin sustancia. Los despedidores seriales, por su parte, corcovearon. Se los persuadió, era sencillo. No habrá pena alguna si violan la palabra empeñada: no reducir los planteles de trabajadores durante un trimestre. Tan es así, que ya están echando gente, con la tinta de la firma fresca.

El ministro de Producción, Francisco Cabrera, reconoció que para los burladores solo habría “sanción social”. La elocuencia no es su fuerte y le cuesta hasta sonreír. Cuando le preguntaron si el Estado firmaría un compromiso similar respondió que era una idea interesante. En fin.

Un vistazo sobre la concurrencia y sobre el elenco gubernamental mostraba una aplastante mayoría de varones, millonarios en dólares. Machista la derecha real existente.

El Gobierno se movió para promover la jornada. Dejó afuera al Estado que no debe entrometerse en la lógica virtuosa de los mercados.

Para los memoriosos, el cuadro evocó al juramento de Ricardo López Murphy como ministro de Economía de la Alianza, en marzo de 2001. López Murphy fue mucho más ovacionado entonces que Macri ahora anunciando un plan de ajuste feroz, que clavaba los dientes en las universidades. En aquel remoto entonces, se produjo un cisma en el oficialismo. Renunciaron ministros boinas blancas fieles a la mejor tradición radical, a la Reforma Universitaria. Federico Storani de Interior, Hugo Juri de Educación. Eran otros tiempos, fue tal vez un adiós digno de un sector de la UCR.

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Para la luz alcanza: Si el número de personas todavía cuenta, el oficialismo debería preocuparse por la movilización de la comunidad universitaria el jueves pasado. Las marchas son parte visible del fenómeno sin agotarlo: impactaron por la cantidad de participantes. También por la pluralidad de actores: docentes, no docentes, alumnos. La diversidad ideológica se expandió desde la izquierda hasta Franja Morada, pasando por el kirchnerismo y por gentes no encuadradas que reivindican sus derechos.

La movilización dista de ser un gesto aislado: forma parte de planes de lucha, paros activos, clases públicas dictadas en la calle.

Un mini milagro recurrente consigue el macrismo, semana tras semana. Provoca la “unidad en la acción” de agrupaciones, gremios o partidos distintos y hasta enfrentados. Las dos CGT y las dos CTA el 29 de abril, en un acto imponente. La Conadu y la Conadu histórica, en estos días.

La movilización tuvo impacto directo en las paritarias con el ministro de Educación Esteban Bullrich. En menos de 24 horas mejoró las mezquinas propuestas para los sindicatos docentes. No aceptaron la nueva oferta aunque sí las consultarán con sus bases. El Gobierno se avino a superar la falaz valla del 25 por anual, que nadie toma en serio, a esta altura de la soirée.

Los sueldos son un rubro importante del Presupuesto pero no lo agotan. Bullrich ensaya un discurso minimalista, irritante: aduce que es falso que los presupuestos universitarios no alcanzarán para pagar la luz. Tal vez ese sea el techo que sueña el gobierno para la educación pública: muy bajo para los niveles de conciencia y de derechos de quienes reclaman.

El desdén por la educación pública y la ofensiva contra las universidades, en especial las del Conurbano bonaerense, vienen en combo. Extrovertirlo queda feo, es “sarmientinamente incorrecto”. La asfixia presupuestaria parece ser el método adoptado, menos ostensible y franco que los cierres. La táctica instrumenta el viejo adagio “no te morirás pero te irás secando”.

Cuando Macri shoteó al impresentable Juan Cruz Ávila y nombró Secretario de Políticas Universitarias al radical Albor Cantard, hubo alivio de rectores y decanos. Más allá de las banderías, era un ex rector de la Universidad Nacional del Litoral alguien de la comunidad, se imaginaba que obraría con coherencia. Por ahora no sucede. Habrá que ver si rectifica las políticas o si da un paso al costado decoroso como hizo en su momento el correligionario Juri.

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Si te hace falta un consejo…: Macri pretendió que dirigentes de las dos CGT participaran de la liturgia con los empresarios. Discriminó a las dos CTA, fea la actitud.

Se convocó a los jefes cegetistas con antelación irrisoria y se les pidió una adhesión imposible. Los gremialistas se negaron. Se llevaron como premio consuelo un par de berrinches presidenciales y una convocatoria al Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo Vital y móvil. Será el jueves 19 próximo.

La institución fue reflotada (o, mejor, recreada) por el presidente Néstor Kirchner en 2004 tras años de una hibernación que superaba a la de Walt Disney. Se reunió anualmente y se sumó a la CTA a los encuentros.

El ministro Jorge Triaca quiere sumar a la agenda del Consejo al ausentismo, las adicciones (que lo causarían) y la productividad. Bajo el poncho del tripartismo injerta demandas patronales y estigmatiza a los trabajadores, en especial a los jóvenes. Descontar parte del sueldo a huelguistas es un ítem de la agenda punitiva.

La Vulgata mediática periodística haragana dice que el Salario Mínimo Vital y Móvil rige solo para los formalizados. En verdad, es un derecho de todos los trabajadores, birlado por los empleadores que evaden las cargas sociales. El “trabajo en negro” es consecuencia de las evasiones o delitos de los patrones. Dista de ser un “flagelo”, una pseudo tipificación que funciona como coartada. Es un perjuicio contra una clase generado por otra. Las clases sociales existen, la explotación también.

“El campo” es el sector productivo puntero en negrear trabajadores. También se lleva medalla de oro en el mal llamado “trabajo infantil”. El “flagelo” podía haber comenzado a mermar el lunes si la arenga de Macri hubiera conmovido al ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile y al titular de la Sociedad Rural Luis Miguel Etchevehere o las corporaciones que representan. Pero la “responsabilidad social” es un mito urbano. No hay que esperar milagros.

La Corte Suprema mínima que preside Ricardo Lorenzetti ahondó la indefensión de los trabajadores rurales al sentenciar contra la constitucionalidad del Registro Nacional de trabajadores y empleadores agrarios (Renatea), creado por el kirchnerismo. La sensibilidad laboral nunca fue el fuerte de Lorenzetti.

La Corte interesante que construyó Kirchner se desvirtuó con el fallecimiento de Enrique Petracchi y la renuncia de Raúl Eugenio Zaffaroni. Los dos mejores magistrados del Tribunal ya no están. Tampoco la fallecida Carmen Argibay y el renunciante Carlos Fayt. La merma es cualitativa, no solo cuantitativa.

No se cierra un organismo oficial como Renatea en un santiamén. Lo primero que hizo el gobierno fue frenar sus actividades: regulación del trabajo agrario, garantizar la lucha contra la explotación y la trata laboral. Como frutilla del postre: se discontinuaron las inspecciones que realizaban el Ministerio de Trabajo y la AFIP. La explotación y la evasión se liberaron del control estatal.

Para cerrar un círculo, los trabajadores de Renatea se declararon en estado de asamblea permanente anteayer. Denuncian que el gobierno ha resuelto cesar a todo el personal. Son centenares en todo el país, revistan en planta. Un par de días antes el ministro de Planeamiento, Andrés Ibarra, había prometido el fin de los despidos en el Estado.

El paradigma neo con se plasma por doquier. La clase alta va al Paraíso, aupada por dos poderes del Estado democrático.

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Agenda y despidos: La ley de emergencia ocupacional se discute con subterfugios y contrasentidos. El oficialismo se desespera porque limitará los despidos, aunque afirma que no los hay. Y alerta que se desalentará la creación de nuevos empleos, que quedan excluidos de la cobertura de la posible ley.

El macrismo se exaspera porque la oposición parlamentaria ha dejado de funcionar a su antojo. El sindicalismo y la comunidad universitaria también. Son reacciones pluri clasistas, consecuencia de las políticas públicas.

Muchos de los quejosos habrán votado por Cambiemos el año pasado. El contrato electoral catch all fue traicionado por un gobierno que quita derechos, aumenta tarifas y llevó la alta inflación preexistente a la estratósfera.

Claro que la inflación previa iba a la par de aumentos del salario real y un nivel de consumo elevado. La actual convive con recesión, y la merma del consumo popular.

Un catedrático de la Universidad Torcuato Di Tella, Juan José Cruces, remarcó un dato importante en un reportaje concedido al periódico El Cronista: “cuando uno define la inflación académicamente, se trata de la suba de todos los precios de la economía, incluyendo el salario. Acá lo que hemos tenido es una suba de precios superior a la suba de salario”. No fue magia, ni es casualidad.

La intención del gobierno neocon “desarrollista” es un boom de inversiones capital intensivas, ligadas a la exportación o al consumo de las clases medias altas para arriba.

El turno de los trabajadores, el crecimiento masivo del empleo y la redistribución de la riqueza no asoman en el horizonte. Ni en la hoja de ruta.


Los argentinos que se suman a las distintas facetas de la protesta social empiezan a notarlo y a hacerse oír.