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domingo, 17 de diciembre de 2023

Los Intransigentes de siempre... @dealgunamaneraok...

Los intransigentes de siempre…  


Felices grietas. Dibujo: Pablo Temes.

La CGT, que se mantuvo callada durante los años de los Fernández, alza la voz ante el nuevo gobierno. Hipocresía.


© Escrito por Nelson Castro el domingo 17/12/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El ajuste es brutal. Ricardo López Murphy lo calificó de “estremecedor”. Es la consecuencia de la desastrosa situación económica que dejó el kirchnerismo. Tan desastrosa es que el mismo ex viceministro de Sergio Massa, Gabriel Rubinstein, reconoció en el áspero diálogo radial que mantuvo con Eduardo Feinmann el jueves por la mañana que, de haber ganado la elección, habrían hecho lo mismo que ha comenzado a implementar la administración de Javier Milei. Claro que Rubinstein también es responsable de este desastre. Un hombre honesto que salió manchado de la gestión de un gobierno y de un ministro candidato al que solo le importó mantener el poder a cualquier precio. En vista de esta coincidencia, la pregunta es cómo reaccionará la sociedad ante las penurias de este duro presente. No es una pregunta que se hacen solo los analistas, los economistas, los sociólogos y los políticos a nivel local, sino que también se expande a todos los ámbitos internacionales en los que se sigue con particular atención y preocupación lo que muchos ya llaman el “experimento Milei”.

En Washington hay una decisión clara de ayudar al flamante presidente. El embajador Marc Stanley, que en la campaña se había inclinado por Massa, viene teniendo una actitud muy proactiva para apoyar y facilitar la interacción con funcionarios de la administración Biden que son clave para destrabar los obstáculos de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. El comunicado que emitió el organismo a poco de conocerse las primeras medidas económicas generó comentarios risueños en los que conocen su dinámica. Durante el gobierno de Alberto Fernández hubo comunicados con textos similares.


Los que hablaron con el Presidente en las horas posteriores a la desprolija grabación del mensaje del ministro Caputo, lo escucharon conforme con la performance del ministro. No es un reproche al ministro, vale decir que, le ha tocado ser vocero a un hombre que en gestiones anteriores nunca quiso pararse frente a las cámaras. La realidad sugiere que aprenderá rápido. No tiene alternativa.

En el acomodamiento del nuevo gobierno ya se van definiendo los roles de cada uno de los ministros y demás integrantes el gabinete. Precisamente, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, es una de las piezas claves de la distribución de poder dentro de ese universo. En consecuencia, su poder es grande y muestra el alto grado de confianza que Milei deposita en él. Elocuencia de ello es la decisión de poner bajo su jurisdicción la Agencia Federal de Investigaciones (AFI).

La otra funcionaria de mucho peso es la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Es una mujer de fuerte carácter y de gran cercanía con el Presidente. Muestra del poder que tienen Posse y Pettovello tienen es que el jefe de Estado ordenó que se acondicionaran dos chalets aledaños a la residencia principal dentro de la quinta presidencial de Olivos para que los usen ellos.

Quien ganó puntos en la semana fue la vicepresidenta Victoria Eugenia Villarruel –que pide ser llamada vicepresidente–. Eso llevó a rehacer la relación con Milei, que estaba dañada. La muestra de poder que exhibió en la designación de autoridades en el Senado, producto de su habilidad en la negociación con otras fuerzas políticas desconocida para muchos, hizo que en la reunión de gabinete del jueves el Presidente pidiera un aplauso para ella. Aún quedan heridos luego del reparto de cargos dentro de La Libertad Avanza. Si bien siempre remarcó que no le interesaban los puestos, Ramiro Marra es uno de ellos. También habrá que ver –dentro del ámbito legislativo– cómo terminan jugando Carolina Píparo en Diputados y Francisco Paoltroni en el Senado. Al formoseño se lo vio furioso por haber perdido la posibilidad de quedarse con la conducción de la Cámara alta.  

El día a día se está haciendo cuesta arriba en muchos despachos de la administración pública. Aprender a utilizar la botonera del Estado no es cosa de un momento a otro. Quienes fueron funcionarios de Cambiemos en la gestión de Mauricio Macri pueden dar testimonio de ello. Hay una foto que se repite en cada despacho de los distintos ministerios y secretarías. Profesionales del ámbito privado –recién llegados a la función pública– desplegando enormes organigramas para estudiar cada uno de sus “ravioles” y comprender la dinámica y la interacción de los hilos del poder. Llevará tiempo. Habrá que ser pacientes.


Sin embargo, la intransigencia y la falta de compromiso con el bienestar general ha sido la regla de los intransigentes de siempre. En realidad, no de siempre. La CGT se mantuvo callada durante el gobierno de los Fernández demostrando una complicidad absoluta con los desastres del gobierno saliente. Que nadie lo olvide: no pelean por los derechos de los trabajadores, pelean por sus propios intereses y los de su color político. Cuatro años de silencio para volver a alzar la voz apenas asumido el nuevo gobierno. Un comunicado de La Bancaria que dirige Sergio Palazzo –a quien se vio muy cerca de Massa en la campaña– publicado en su cuenta en la red social X es una muestra de la desidia y la falta de vergüenza. “Consideramos que los anuncios del ministro de Economía son de una violencia inusitada para la clase trabajadora. Se trata de una confiscación masiva de la propiedad privada y de los derechos patrimoniales de los argentinos. Son los que tienen incorporados como parte de su salario diferido los subsidios a los servicios públicos y al transporte público”. Además de tratarse de una aberración jurídica, habría que preguntarle a Palazzo si los ataques a la propiedad privada del gobierno kirchnerista no le preocupaban, si la inflación del 120 por ciento no le generaba violencia y si haber mantenido pisados los precios de bienes y servicios con políticas populistas no fue parte del problema.

Cuando la hipocresía es la moneda corriente de parte de la clase dirigente, ya sea sindical, política o empresaria, nada bueno puede esperarse en materia colectiva. Más de uno debería reflexionar y pensar seriamente cuáles serán sus próximos pasos.



   

domingo, 15 de mayo de 2016

Conciencia de clase… @dealgunamanera...

Conciencia de clase…


Las patronales y Macri, un compromiso vacío. Los sindicalistas, convidados de piedra. El Consejo del Salario, con cuchillo bajo el poncho. La protesta de los universitarios, otra marcha masiva. El oficialismo consigue la unidad de sus opositores. La asfixia presupuestaria como política educativa. Bonadio, un fallo a pedir del Gobierno.

© Escrito por Mario Wainfeld el domingo 15/05/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


¿Quién piensa que el presidente Mauricio Macri gobierna para los ricos? Para empezar, los muy ricos. La escenografía del Salón Blanco de la Casa Rosada el lunes fue sintomática.

La flor y nata de las patronales puso el cuerpo para firmar un compromiso chirle y aplaudir el lacónico discurso presidencial. Si las elecciones se ganaran con mayoría de capitales, Macri tendría asegurado un futuro venturoso.

Se los convocó a las apuradas, se les pidió un gesto mínimo. Así y todo hubo resistencias de empresarios “que no despiden” y que rehusaban firmar la promesa de privarse de lo que no hacen… perdón por el trabalenguas: no es toda culpa del cronista. Se persuadió a los remolones: se trataba de un gesto sin sustancia. Los despedidores seriales, por su parte, corcovearon. Se los persuadió, era sencillo. No habrá pena alguna si violan la palabra empeñada: no reducir los planteles de trabajadores durante un trimestre. Tan es así, que ya están echando gente, con la tinta de la firma fresca.

El ministro de Producción, Francisco Cabrera, reconoció que para los burladores solo habría “sanción social”. La elocuencia no es su fuerte y le cuesta hasta sonreír. Cuando le preguntaron si el Estado firmaría un compromiso similar respondió que era una idea interesante. En fin.

Un vistazo sobre la concurrencia y sobre el elenco gubernamental mostraba una aplastante mayoría de varones, millonarios en dólares. Machista la derecha real existente.

El Gobierno se movió para promover la jornada. Dejó afuera al Estado que no debe entrometerse en la lógica virtuosa de los mercados.

Para los memoriosos, el cuadro evocó al juramento de Ricardo López Murphy como ministro de Economía de la Alianza, en marzo de 2001. López Murphy fue mucho más ovacionado entonces que Macri ahora anunciando un plan de ajuste feroz, que clavaba los dientes en las universidades. En aquel remoto entonces, se produjo un cisma en el oficialismo. Renunciaron ministros boinas blancas fieles a la mejor tradición radical, a la Reforma Universitaria. Federico Storani de Interior, Hugo Juri de Educación. Eran otros tiempos, fue tal vez un adiós digno de un sector de la UCR.

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Para la luz alcanza: Si el número de personas todavía cuenta, el oficialismo debería preocuparse por la movilización de la comunidad universitaria el jueves pasado. Las marchas son parte visible del fenómeno sin agotarlo: impactaron por la cantidad de participantes. También por la pluralidad de actores: docentes, no docentes, alumnos. La diversidad ideológica se expandió desde la izquierda hasta Franja Morada, pasando por el kirchnerismo y por gentes no encuadradas que reivindican sus derechos.

La movilización dista de ser un gesto aislado: forma parte de planes de lucha, paros activos, clases públicas dictadas en la calle.

Un mini milagro recurrente consigue el macrismo, semana tras semana. Provoca la “unidad en la acción” de agrupaciones, gremios o partidos distintos y hasta enfrentados. Las dos CGT y las dos CTA el 29 de abril, en un acto imponente. La Conadu y la Conadu histórica, en estos días.

La movilización tuvo impacto directo en las paritarias con el ministro de Educación Esteban Bullrich. En menos de 24 horas mejoró las mezquinas propuestas para los sindicatos docentes. No aceptaron la nueva oferta aunque sí las consultarán con sus bases. El Gobierno se avino a superar la falaz valla del 25 por anual, que nadie toma en serio, a esta altura de la soirée.

Los sueldos son un rubro importante del Presupuesto pero no lo agotan. Bullrich ensaya un discurso minimalista, irritante: aduce que es falso que los presupuestos universitarios no alcanzarán para pagar la luz. Tal vez ese sea el techo que sueña el gobierno para la educación pública: muy bajo para los niveles de conciencia y de derechos de quienes reclaman.

El desdén por la educación pública y la ofensiva contra las universidades, en especial las del Conurbano bonaerense, vienen en combo. Extrovertirlo queda feo, es “sarmientinamente incorrecto”. La asfixia presupuestaria parece ser el método adoptado, menos ostensible y franco que los cierres. La táctica instrumenta el viejo adagio “no te morirás pero te irás secando”.

Cuando Macri shoteó al impresentable Juan Cruz Ávila y nombró Secretario de Políticas Universitarias al radical Albor Cantard, hubo alivio de rectores y decanos. Más allá de las banderías, era un ex rector de la Universidad Nacional del Litoral alguien de la comunidad, se imaginaba que obraría con coherencia. Por ahora no sucede. Habrá que ver si rectifica las políticas o si da un paso al costado decoroso como hizo en su momento el correligionario Juri.

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Si te hace falta un consejo…: Macri pretendió que dirigentes de las dos CGT participaran de la liturgia con los empresarios. Discriminó a las dos CTA, fea la actitud.

Se convocó a los jefes cegetistas con antelación irrisoria y se les pidió una adhesión imposible. Los gremialistas se negaron. Se llevaron como premio consuelo un par de berrinches presidenciales y una convocatoria al Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo Vital y móvil. Será el jueves 19 próximo.

La institución fue reflotada (o, mejor, recreada) por el presidente Néstor Kirchner en 2004 tras años de una hibernación que superaba a la de Walt Disney. Se reunió anualmente y se sumó a la CTA a los encuentros.

El ministro Jorge Triaca quiere sumar a la agenda del Consejo al ausentismo, las adicciones (que lo causarían) y la productividad. Bajo el poncho del tripartismo injerta demandas patronales y estigmatiza a los trabajadores, en especial a los jóvenes. Descontar parte del sueldo a huelguistas es un ítem de la agenda punitiva.

La Vulgata mediática periodística haragana dice que el Salario Mínimo Vital y Móvil rige solo para los formalizados. En verdad, es un derecho de todos los trabajadores, birlado por los empleadores que evaden las cargas sociales. El “trabajo en negro” es consecuencia de las evasiones o delitos de los patrones. Dista de ser un “flagelo”, una pseudo tipificación que funciona como coartada. Es un perjuicio contra una clase generado por otra. Las clases sociales existen, la explotación también.

“El campo” es el sector productivo puntero en negrear trabajadores. También se lleva medalla de oro en el mal llamado “trabajo infantil”. El “flagelo” podía haber comenzado a mermar el lunes si la arenga de Macri hubiera conmovido al ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile y al titular de la Sociedad Rural Luis Miguel Etchevehere o las corporaciones que representan. Pero la “responsabilidad social” es un mito urbano. No hay que esperar milagros.

La Corte Suprema mínima que preside Ricardo Lorenzetti ahondó la indefensión de los trabajadores rurales al sentenciar contra la constitucionalidad del Registro Nacional de trabajadores y empleadores agrarios (Renatea), creado por el kirchnerismo. La sensibilidad laboral nunca fue el fuerte de Lorenzetti.

La Corte interesante que construyó Kirchner se desvirtuó con el fallecimiento de Enrique Petracchi y la renuncia de Raúl Eugenio Zaffaroni. Los dos mejores magistrados del Tribunal ya no están. Tampoco la fallecida Carmen Argibay y el renunciante Carlos Fayt. La merma es cualitativa, no solo cuantitativa.

No se cierra un organismo oficial como Renatea en un santiamén. Lo primero que hizo el gobierno fue frenar sus actividades: regulación del trabajo agrario, garantizar la lucha contra la explotación y la trata laboral. Como frutilla del postre: se discontinuaron las inspecciones que realizaban el Ministerio de Trabajo y la AFIP. La explotación y la evasión se liberaron del control estatal.

Para cerrar un círculo, los trabajadores de Renatea se declararon en estado de asamblea permanente anteayer. Denuncian que el gobierno ha resuelto cesar a todo el personal. Son centenares en todo el país, revistan en planta. Un par de días antes el ministro de Planeamiento, Andrés Ibarra, había prometido el fin de los despidos en el Estado.

El paradigma neo con se plasma por doquier. La clase alta va al Paraíso, aupada por dos poderes del Estado democrático.

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Agenda y despidos: La ley de emergencia ocupacional se discute con subterfugios y contrasentidos. El oficialismo se desespera porque limitará los despidos, aunque afirma que no los hay. Y alerta que se desalentará la creación de nuevos empleos, que quedan excluidos de la cobertura de la posible ley.

El macrismo se exaspera porque la oposición parlamentaria ha dejado de funcionar a su antojo. El sindicalismo y la comunidad universitaria también. Son reacciones pluri clasistas, consecuencia de las políticas públicas.

Muchos de los quejosos habrán votado por Cambiemos el año pasado. El contrato electoral catch all fue traicionado por un gobierno que quita derechos, aumenta tarifas y llevó la alta inflación preexistente a la estratósfera.

Claro que la inflación previa iba a la par de aumentos del salario real y un nivel de consumo elevado. La actual convive con recesión, y la merma del consumo popular.

Un catedrático de la Universidad Torcuato Di Tella, Juan José Cruces, remarcó un dato importante en un reportaje concedido al periódico El Cronista: “cuando uno define la inflación académicamente, se trata de la suba de todos los precios de la economía, incluyendo el salario. Acá lo que hemos tenido es una suba de precios superior a la suba de salario”. No fue magia, ni es casualidad.

La intención del gobierno neocon “desarrollista” es un boom de inversiones capital intensivas, ligadas a la exportación o al consumo de las clases medias altas para arriba.

El turno de los trabajadores, el crecimiento masivo del empleo y la redistribución de la riqueza no asoman en el horizonte. Ni en la hoja de ruta.


Los argentinos que se suman a las distintas facetas de la protesta social empiezan a notarlo y a hacerse oír.