A.R.A. San Juan (S-42): la Armada conocía la ubicación del submarino hundido 20 días después de su desaparición…
El contraalmirante Enrique López Mazzeo, imputado en la causa, reconoció que desde el 5 de diciembre de 2017 el Gobierno de Mauricio Macri sabía en qué posición se encontraba el navío siniestrado con sus 44 tripulantes. Lo hizo ante la Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia.
El Gobierno de Mauricio Macri conocía la ubicación del siniestrado submarino A.R.A. San Juan (S-42), al menos desde el 5 de diciembre de 2017. Es decir 20 días después de su desaparición. La posición la habría revelado el buque chileno Cabo de Hornos. Así lo dijo ante la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia el contralmirante retirado Luis Enrique López Mazzeo, ex comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada y uno de los imputados en la causa por el hundimiento del navío.
La revelación
generó indignación entre los familiares de los 44 tripulantes fallecidos y los
abogados querellantes que los representan, entre ellos Fernando Burlando,
Valeria Carreras y Lorena Arias.
El ex oficial declaró ante el tribunal superior integrado
por los jueces Javier Leal de Ibarra
(presidente), Aldo Suárez y Hebe Corchuelo de Huberman para defenderse
del procesamiento que el 31 de enero pasado le dictó la jueza federal de Caleta
Olivia, Marta Yánez, por no haberse
asesorado debidamente ni ocuparse personalmente de verificar el estado de la
nave en forma previa a la realización de un ejercicio naval combinado de gran
envergadura.
Las palabras exactas de López Mazzeo ante los magistrados
fueron las siguientes: “Cuando usted vea toda la documentación, se va a dar
cuenta de que nosotros, cuando tuve que firmar el mensaje más doloroso en toda
mi carrera que fue el cierre del caso SAR (por la búsqueda y rescate) teníamos
detectada la posición del submarino y por eso habíamos coordinado con la Marina
Británica el 5 de diciembre (de 2017) el pedido de un vehículo autónomo, porque
sabíamos que podía estar únicamente en dos cañadones, que era lo que no podíamos
verificar con todos los medios internacionales requeridos”.
Es
la primera vez que se reconoce públicamente que el “contacto” que a través del
sonar (sonido, no imágenes) realizado por el buque chileno pertenecían al A.R.A. San Juan (S-42).
Las razones son varias: en primer lugar porque el capitán Enrique
Balbi, por entonces vocero de la Armada, descartó esa posibilidad.
Ese mismo 5 de diciembre, al que hizo referencia López
Mazzeo, la cara visible de la Marina dijo en conferencia de prensa: “No hay
mayores novedades”, respecto de la búsqueda del submarino. Y agregó: “En estos
momentos se encuentra inspeccionando ese objeto o alteración de fondo, que
puede ser metálico o no metálico, que detectó hace unos días el buque
oceanográfico Cabo de Hornos de la Armada de Chile y que se encuentra a 940
metros”.
Balbi también explicó que el objeto tenía solo 30 metros de
largo y que el A.R.A. San Juan (S-42) tenía
una dimensión mayor.
Sin embargo, cuando un año después el buque noruego Seabed Constructor, operado por la empresa
norteamericana Ocean Infinity, lo
halló en una zona muy próxima a la señalada por el buque chileno, por efecto de
la presión, el submarino tenía esa dimensión, 33 metros.
El segundo punto que llama a la indignación es porque, dada la profundidad en la que se encontraba, la zona debía ser explorada por un vehículo submarino autónomo. La armada británica, que formó parte de la búsqueda y rescate con el imponente rompe hielo HMS Protector, se ofreció a realizar la tarea. Sin embargo, la Armada Argentina, en ese momento a cargo del almirante Marcelo Srur, nunca autorizó esa búsqueda.
El buque científico chileno Cabo de Hornos detectó a través de
sus sonares un objeto compatible con el A.R.A. San Juan (s-42) a más de 900
metros de profundidad.
En
este punto, existe una controversia que por ahora no fue saldada. López Mazzeo
sostiene que Srur, su jefe directo, nunca
le dio la autorización para que los ingleses realicen la tarea que
podría haber terminado con el hallazgo de los restos del submarino a 20 días de
su desaparición. Lo sostuvo en su declaración indagatoria.
El ex jefe de la Marina, en cambio, dice que al enterarse
del hallazgo del Cabo de Hornos, y la recomendación realizada por la propia
armada de los Estados Unidos para que se explore esos cañadones, asegura que
ese 5 de diciembre, efectivamente se le solicitó la utilización del ROV. Que
por esa razón informó al Ministerio de Defensa, que estaba a cargo de Oscar Aguad, a través del entonces
secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Horacio
Aldo Chighizola.
El funcionario le habría dicho que tenía que solicitar
autorización a Cancillería, por tratarse de Gran Bretaña, la potencia con la
cual Argentina mantiene su disputa internacional por la soberanía de las Islas
Malvinas.
Siempre según relatan en el entorno de Srur (que hasta ahora
no está imputado en la causa), Chighizola obtuvo la autorización política para
que la Marina Británica inicie la exploración en el área señalada por el buque
Cabo de Hornos. En este punto, fuentes vinculadas a Srur le dijeron a Infobae que el ex jefe de la Armada de
manera telefónica le dio el aval a López Mazzeo, pero que sin embargo este “por
razones que deberá explicar no
intensificó la búsqueda en ese lugar”.
“En caso de confirmarse lo que dijo López Mazzeo ante el
tribunal estamos frente a un escándalo sin precedentes”, le dice a este medio
la abogada Valeria Carreras, quien
junto a Fernando Burlando integran la querella mayoritaria y que han impulsado,
incluso, las imputaciones en la causa del ex presidente Macri, el ex ministro
de Defensa, Aguad, y del ex jefe de la Armada, Srur.
La solicitud contó con el acompañamiento del fiscal de
Cámara y ahora será el tribunal quien deberá decidir si acepta o no las nuevas
imputaciones solicitadas.
Carreras
recordó también que durante su declaración indagatoria, realizada el 25 de
noviembre de 2019 ante la jueza Yáñez, López Mazzeo dijo: “Nunca presencié
mayor ignominia hacia la Armada, que la actitud cobarde y mentirosa de quien
fuera su Jefe en aquellos momentos, así como la de algunos pocos que lo
secundaron y de quienes -movidos por
intereses personales- causaron la demora en el hallazgo del naufragio, ignorando y desprestigiando el trabajo
profesional al que afanosamente se entregó el personal naval durante la
búsqueda de sus camaradas naufragados.
Se
extendió en forma inaudita la agonía de los familiares y seres queridos,
integrantes de la familia naval, a la que pertenezco junto con mi propia
familia, al negarles, durante todo el
tiempo en que veladamente se discontinuó con la búsqueda del ARA San Juan, el
derecho a un duelo de sus seres queridos, muertos en acto de
servicio”.
“Legalmente la declaración de López Mazzeo obliga a realizar
una causa aparte, por el ocultamiento y
la complicidad que venimos denunciando siempre, pero desdobla la causa
en dos porque no hay que olvidar que se debe determinar quienes son los
responsables de las 44 muertes”, afirma la querellante y precisa: “En ese
segundo expediente deberá investigase a los responsables de semejante
ocultamiento, de las contrataciones a empresas de búsqueda, del beneficio que
trajo la saga de cargos, gastos, y movidas para seguir tapando la verdad.
Especialmente habrá que analizar, quienes estaban en conocimiento de la
ubicación de los restos del submarino”.
El procesamiento fue el 31 de enero de este año y se
completa con el capitán de navío Claudio
Villamide, ex comandante de la fuerza de submarinos; el contraalmirante Luis Malchiodi, ex jefe de
mantenimiento y arsenales; el capitán de navío Héctor
Alonso, ex jefe del Estado Mayor del Comando de la Fuerza de Submarinos; el
capitán de fragata Hugo Miguel Correa,
ex jefe de departamento de operaciones de la Fuerza de Submarinos; y el capitán
de corbeta Jorge Andrés Sulia, ex
jefe del departamento logística de la fuerza submarina. Se los acusa de “estrago culposo agravado, incumplimiento de los
deberes de funcionario público y omisión de oficio”.
Alguna de las imágenes del hallazgo del A.R.A. San Juan (S-42),
tomadas por la empresa Ocean Infinity y que la jueza Federal de Caleta Olivia, Marta
Yáñez, le mostró a los familiares de los 44 tripulantes muertos en el
siniestro.
El
posible hallazgo del A.R.A San Juan (S-42) los primeros días de diciembre de
2017 se vio reflejado en la prensa y en la propia armada trasandina que
reprodujo las declaraciones del Capitán de Navío César
Miranda, comandante del buque Cabo de Hornos, quien señaló: “En el marco de las incesantes labores y de los
múltiples contactos establecidos, realizamos un hallazgo de un objeto a 940
metros de profundidad a través de los ecos del buque.
Aún
resta que la Armada Argentina, con apoyo del buque ruso Yantar y un robot
submarino, precise la naturaleza del objeto detectado, pero de todas formas
estamos orgullosos del largo y sacrificado trabajo efectuado para apoyar a un
país amigo”.
El Yantar efectivamente exploró la zona. La Marina Rusa
nunca comunicó los resultados en la amplia zona que barrió. Por su parte, la
Armada Argentina aseguró que ninguno de los “contactos” detectados por el
Yantar o el Cabo de Hornos eran del A.R.A San Juan (S-42). Sin embargo, las
palabras de López Mazzeo ponen en duda esas afirmaciones y aviva las
especulaciones que detrás de la posterior búsqueda del submarino, existió un
posible negocio económico.
De hecho, el anuncio del hallazgo del A.R.A San Juan (S-42),
el 17 de noviembre de 2018, despertó en su momento suspicacias, sobre todo
porque el buque Seabed Constructor dejó
para su último día de rastrillaje la zona que había señalado un año antes el
buque Cabo de Hornos y que las Armadas de Reino Unido y los Estados Unidos habían
aconsejado explorar en profundidad.
“Mentiras,
traición, corrupción, espionaje, pérdida de vidas, de esperanzas, y mucho más,
en eso se transformó la causa por el hundimiento del A.R.A. San Juan (S-42).
Lamentablemente es una investigación inconexa y una trama que ni en ficción se
puede reproducir. El gran final de toda esta insensatez es el último dato de
que ‘aparentemente’ se conocía la ubicación del submarino. Es una gran locura,
una gran traición que solo puede justificarse en las almas negras de la
corrupción o del afano ¿Cómo se le puede mentir a una madre, a una esposa a una
mujer en una situación así?”.
La querella representada por Burlando y Carreras le adelantó a Infobae que impulsarán a la Justicia para que, a través de distintas medidas de prueba, los dichos de López Mazzeo, uno de los seis imputados en el expediente, sean ratificados y desmentidos.