La leyenda del Puente del Arcoíris, el cielo de nuestras mascotas…
Esta leyenda da consuelo a aquellas personas que sufren la pérdida de su animal, así como a aquellas que dedican su vida a los más desfavorecidos. Nadie, al final de la vida, se queda solo.
© Publicado el sábado 22/10/2022 por la Revista La Mente es Maravillosa de la Ciudad de Salamanca, Reino de España.
Cuenta
la leyenda del Puente del Arcoíris que, cuando los ángeles de cuatro patas (y
cualquier otra criatura que hayamos amado), se despiden de nosotros y con un
suspiro dejan escapar su último adiós, atraviesan este puente. Al otro lado de
este se encuentran prados y colinas en los que pueden correr, jugar y disfrutar
de su inocencia.
Dicen
que ahí, al otro lado del Puente del Arcoíris, hay suficiente espacio, comida,
agua y sol para que todos ellos se sientan bien. Además, según esta leyenda,
todos los que han estado enfermos, han sido mutilados o cruelmente lastimados,
ven su salud restaurada y rebosan alegría.
Según
esta hermosa leyenda del Puente del Arcoíris, nuestros amigos
se encuentran contentos y satisfechos, excepto porque ellos extrañan a alguien
especial que dejaron al otro lado del Puente del Arcoíris. Por eso, de pronto,
mientras todos corretean y juegan, alguno se detiene y clava su brillante
mirada en el horizonte.
Sus lengüetazos húmedos bañan nuestro rostro y nuestras manos no pueden más que acariciar a nuestro ángel de cuatro patas, nuestra criatura amada. Entonces, según la leyenda, permanecemos unidos por toda la eternidad a través de una mutua mirada sabia, llena de amor y de nobleza.
La leyenda del Puente del Arcoíris llena nuestro corazón de esperanza ante la pérdida de nuestros animales amados. Ella nos ayuda a comprender de manera metafórica que cuando un animal se va de este mundo, permanece en nuestro corazón, aunque no podamos disfrutar de su calidez físicamente.
Aunque se
vayan de este mundo, ellos permanecen, cómplices, fieles y amorosos en nuestro
corazón.
La leyenda del Puente del
Arcoíris no se olvida de aquellos animales que no pudieron, en vida, disfrutar
del amor de una persona. Así, el emotivo relato de nuestra leyenda, prosigue de
esta forma.
De repente, en el Puente del
Arcoíris, amaneció de forma diferente a los días normales tan llenos de sol;
este era un día frío y gris, el día más triste que puedes imaginar. Los recién
llegados no sabían qué pensar, nunca habían visto un día de este tipo allí.
Pero los animales que llevaban más tiempo esperando sus seres queridos
sabían perfectamente lo que pasaba y se fueron juntando en el
camino que lleva al Puente para mirar.
Esperaron un poco y llegó un
animal muy mayor, con la cabeza muy hundida y arrastrando su cola. Los animales
que llevaban tiempo allí sabían inmediatamente cuál era su historia porque
habían visto pasar esto muchas veces. Este animalito fue acercándose
lentamente, muy lentamente, era obvio que tenía un gran dolor emocional, aunque no había signos físicos de dolor.
Al contrario de los otros animales que
esperaban en el Puente, este animal no había vuelto a la juventud, ni había
vuelto a estar lleno de la salud y alegría. Mientras caminaba hacia el Puente, veía como
todos los otros animales lo miraban a él. Sabía que este no era su sitio y que
cuanto antes pudiera cruzar el Puente, sería feliz. Pero esto no sería así.
Cuando se acercó al Puente, apareció un ángel y con cara triste le pidió perdón
y le dijo que no podía cruzar. Solamente aquellos animales que estaban
acompañados de sus personas queridas podían cruzar el Puente del Arcoíris.
Sin ningún
otro sitio para ir, el animal mayor dio la vuelta y entre los prados vio a un
grupo de otros animales como él, algunos mayores, otros muy frágiles. No
estaban jugando, simplemente estaban tumbados en la hierba, mirando el camino
que llevaba al puente del Arcoíris. Entonces, él fue a juntarse con ellos,
mirando el camino y quedó allí esperando.
Uno de los recién llegados
al Puente no entendía lo que había visto y pidió a otro que le explicaran qué
pasaba. “¿Ves ese
pobre animal y los otros que están allí con él? Son los animales que nunca
tuvieron una persona. Este al menos llegó hasta un refugio; entró en el refugio
igual que lo ves ahora, un animal mayor, con el pelo gris y la vista algo
nublada. Pero nunca
consiguió salir del refugio, y se murió solamente con el cariño de su cuidador
para acompañarlo mientras se fue de la Tierra. Como no tenía una familia para
darle su amor, no tiene a nadie que le acompañe para cruzar
el Puente”.
El primer animal se quedó pensando un momento y preguntó: ¿Y ahora qué pasará? Antes de recibir la respuesta, empezaron a romperse las nubes y un viento muy fuerte las hizo desaparecer. Podían ver a una persona, sola, acercándose al Puente, y entre los animales mayores todo un grupo de ellos fue repentinamente bañado en una luz dorada y de nuevo eran otra vez animales jóvenes y sanos, llenos de vida. “Mira y sabrás,” dijo el segundo.
Otro grupo de animales de los que estaban esperando también se
acercaron al camino y bajaron sus cabezas mientras se acercaba aquella persona. Al pasar por delante de cada cabeza, la persona les tocó
a cada uno, a algunos les daba una caricia,
a otros les rasgaba las orejas cariñosamente… Los animales que habían rejuvenecido
se fueron poniendo en una fila detrás y siguieron a la persona hacia El Puente.
Luego, cruzaron el Puente juntos.
“Pero los que viste mayores y
luego rejuvenecidos eran los que nunca encontraron una casa… y como no tuvieron
familia, no podían cruzar el Puente. Cuando llega una persona que haya
trabajado en la Tierra para ayudar a los animales abandonados, se les permite
un último acto de rescate y amor. A todos aquellos pobres animales
para los que no pudieron conseguir familias en la tierra, se les permite acompañarlos para que también puedan
cruzar el Puente del Arcoíris”.