Humo, nada más que humo…
Vamos a dialogar. Dibujo: Pablo Temes.
Nadie con real voluntad de convocar a un diálogo lo hace advirtiendo al otro que es el culpable de todos los males.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 20/11/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
No hay dudas, pero sí muchas
internas. La oposición se llevó un gran triunfo en las elecciones de medio
término. Los disparates discursivos de los que intentó valerse el oficialismo
para edificar un nuevo relato que le permita exhibir una unidad que, a todas
luces, está atada con alambres, forman parte de su esencia. Lo mismo sucedió en
2013 cuando Sergio Massa acabó con los sueños de reelección de Cristina Fernández de Kirchner. “Ellos ganaron perdiendo y
nosotros perdimos ganando”, declaró la diputada electa Victoria Tolosa Paz que, a esta altura, compite
con el presidente Alberto Fernández por el triste premio a la
palabra devaluada. Lo cierto es que, el resultado electoral, puso una lupa y
sacó a la luz las internas que atraviesan ambas coaliciones.
Juntos por el Cambio enfrenta
turbulencias en dos sentidos: dentro del PRO, su presidenta Patricia Bullrich,
reconoció que esperaban superar el 50% en la Capital Federal y chicaneó a María Eugenia Vidal y a Horacio Rodríguez Larreta por no haber ampliado el
caudal de votos respecto de las PASO en la Ciudad. Es que el alcalde porteño
fue el arquitecto de los planes para los dos principales distritos del país,
donde ganó con claridad, pero por menos de lo esperado. “Nada de esto hubiera
pasado si no se hubieran sobrevalorado las expectativas, habría que haberse
plantado con un discurso de escenario incierto y luego salir a edificar el
triunfo” –dijeron fuentes que recorren las oficinas de la Jefatura de
Gobierno.
La presidenta del PRO camina con cierta tranquilidad porque se adjudica la cosecha de votos en el interior del país; recordemos que desistió de competir en una interna con Vidal para no ser un obstáculo y dedicarse a esa tarea. Al mismo tiempo, un segundo frente amenaza con incrementar los nubarrones que pueblan el firmamento de JxC: los líderes del radicalismo le disputan a Bullrich los resultados en el interior para quedar mejor posicionados de cara al 2023. Es cierto que la estructura territorial de la UCR tuvo peso específico propio, pero no es menos cierto, que cada uno intenta llevar agua para su molino.
Patricia Bullrich se atribuye la buena cosecha de votos de JxC en el interior.
“En Juntos están todos peleados” –se le escuchó decir en uno de los actos de cierre a un recién llegado a la política. Más allá del folklore y lo que dejó la trastienda, todos saben que la unidad es la única vía para mantener vivo el proyecto a mediano y largo plazo.
“Tanto el PRO como la UCR
tienen nombres competitivos. Habrá que madurar bastante para alcanzar acuerdos
dentro de cada partido que permitan no ir con más de un candidato a las PASO
2023. Ninguna fuerza puede darse el lujo de ir dividida dentro de la propia
contienda porque sería una derrota segura para la UCR o para el PRO” –razonan
en uno de los equipos de campaña.
La patológica negación
de la realidad. “No olviden que el triunfo no es vencer sino nunca darse por
vencido”. Esas fueron las palabras de Alberto Fernández para, esta vez ante una
multitud, negar la derrota electoral. El acto del miércoles en la Plaza de Mayo
fue una foto perfecta de lo que sucede dentro del oficialismo. Debilidad, búsqueda
de cohesión interna, y un insólito juego de escondidas que dejó a todos en
evidencia.
El Presidente se propuso relanzar su
gestión y apostó a devolverle la vida a su corriente interna de cara a las
presidenciales. Eso resultó obvio a la hora de evaluar los alcances de la
convocatoria: Piqueteros del Movimiento Evita, organizaciones sociales afines,
sindicalistas, albertistas desencantados y de los otros y Fernández como único
orador. La Cámpora marcó la diferencia y buscó pasar inadvertida. Lejos del escenario
el Cuervo Larroque dijo que “no había podido escuchar el discurso del
Presidente porque había tanta gente que no pudieron avanzar hasta los primeros
lugares”.
Nadie se chupa el dedo. Si La Cámpora quiere decir presente lo hace valiéndose de su poder y su llegada. Además, las cámaras de televisión mostraron la posición de la agrupación y el vasto espacio que tenían para acercarse a la Plaza. No lo hicieron porque no quisieron. CFK y su hijo Máximo se beneficiaron de un circo que los ayudó a mostrar unidad. Pero no se pintaron la cara de payasos para dar un apoyo explícito a un acto con el que no estaban de acuerdo. En el ala más dura del oficialismo nadie piensa en inmolarse por un presidente débil que no cubre las expectativas de su jefa política, la vicepresidenta en funciones. “Salvó la ropa con lo justo. Esperábamos una derrota mayor. Esto nos da aire para replantear la estrategia de cara al futuro” –aseguraron desde el Patria. Ese futuro no incluye al albertismo.
Los claros ganadores dentro de la interna del oficialismo son los intendentes del conurbano bonaerense que demostraron que poseen dominio territorial. En ese ámbito transformado en feudo, “la platita” y el aparato funcionaron.
En el ala más dura del oficialismo nadie piensa en inmolarse por un presidente débil.
En muchas otras partes del país, no. Éste es un dato interesante que surge de los resultados del domingo. El premio que se llevarán los barones del peronismo del Conurbano es la anulación de la cláusula que les impide la reelección indefinida. En esta iniciativa serán acompañados gustosamente por los intendentes de JxC que también se ven afectados por esta ley que propiciaron la entonces gobernadora María Eugenia Vidal y la versión no kirchnerista de Sergio Massa. Como se ve, las ambiciones de poder permanente no son exclusividad del oficialismo.
La descripción precedentemente
expuesta de la situación dentro de las dos principales coaliciones políticas
que se disputan el poder, muestran una notable y preocupante distancia con la
realidad. El llamado al diálogo de AF nació muerto. Nadie con real voluntad de
convocar a un diálogo lo hace advirtiéndole a su contraparte que es la culpable
de todos los males y que nada de lo que proponga será tenido en cuenta. En fin,
humo; nada más que humo.
Producción periodística: Santiago Serra.
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