El retorno de la Argentina al FMI
El presidente Macri aprovecha el temor que se extendió en la sociedad por
la crisis que provocaron las medidas de su gobierno, para disciplinar y ajustar
aún más a los sectores de menos recursos. La vuelta del FMI confirma la vuelta
a los 90.
© Escrito por Luis
Bruschtein el miércoles 09/05/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“El FMI erró en particular en el período
pre-crisis, soportando las debilidades fiscales pronunciadas del país, aún
cuando era evidente que a finales de los ‘90 la disciplina fiscal y las
reformas estructurales estaban ausentes”, dice un informe del FMI del 2004 para
explicar la crisis del 2001. Además, el documento resaltó que “la supervisión
del FMI y sus condiciones fueron débiles y por eso la deuda pública creció,
disminuyendo la habilidad de las autoridades para usar contracíclicamente la
política fiscal”.
El menemismo y la Alianza habían
creado las condiciones para la crisis del 2001-2002 por seguir los lineamientos
del FMI, una crisis que destruyó la economía, la peor en la historia del país.
Las crisis de ese período a nivel mundial tuvieron algunos elementos comunes.
En primer lugar fueron precedidas de un boom que implicó la entrada masiva de
capitales y en segundo lugar, estos capitales se fueron repentina y
masivamente. Con las Lebac, Mauricio Macri convocó en masa a capitales
especulativos. Y ahora su salida implicaría un derrumbe similar o peor al de
2001. Esto ha sido la crónica de una crisis anunciada.
Otro elemento en común: Menem y De
la Rúa coincidieron al buscar como tabla de salvación a Domingo Cavallo y al
FMI. Fueron una verdadera garantía, pero para el desastre. Los dos gobiernos,
entre la convertibilidad de Cavallo y los ajustes del FMI, cultivaron las
condiciones para la explosión de 2001-2002. En 1998, el FMI ponía como ejemplo
ante el mundo a la economía argentina y calificaba a Menem como “nuestro mejor
alumno”, al mismo tiempo que la economía entraba en un pico de recesión –del
que sólo se repuso varios años después con el kirchnerismo– y la deuda externa
crecía en forma acelerada. Era un año preelectoral y el gobierno menemista se
había mostrado efectivamente como su mejor alumno. Fue una forma de intervenir
en política a favor de Menem. Cuando apenas asumió al año siguiente, Fernando
De la Rúa demostró que no había ninguna diferencia con su antecesor y entonces
el FMI le dio el blindaje y le permitió el maquillaje de una situación que ya
era explosiva.
En el 2004, después que la economía
de su mejor alumno se fue al demonio, el FMI se hizo una autocrítica. Pero no
por haberse equivocado al imponer los lineamientos que habían llevado al
desastre y haber errado todos los diagnósticos y no haber previsto la dimensión
de la crisis. Su autocrítica fue por no haber sido más exigente en el
cumplimiento de sus condiciones. Quería más ajuste –en un país que ya estaba
muy ajustado– y exigía que se cambiaran las leyes de jubilación.
El recorte de las jubilaciones está
siempre en las exigencias del Fondo. Hay una insistencia particular en este
tema. Muchos de los jubilados que votaron a este gobierno –y los que no lo
votaron– ya están sintiendo los rigores de estas políticas antiprevisionales
con el recorte del índice de actualización. Lo sufrirán más con la alta
inflación. Lo siguen sufriendo con el aumento de los remedios. Y en el futuro
inmediato lo volverán a sufrir con las seguras restricciones que impondrá este
regreso de la “supervisión” del organismo financiero internacional.
El retorno del Fondo a la Argentina
es una victoria del mundo financiero internacional al que representa. El
gobierno kirchnerista fue muy crítico del papel que había tenido el FMI en la
crisis del 2001-2002. Al igual que Lula en Brasil, en el 2006 Néstor Kirchner
pagó la deuda de 9 mil millones de dólares con el Fondo y cortó cualquier
intervención del organismo en la economía del país. Fue una derrota fuerte para
el Fondo de la que ahora se recupera gracias al macrismo y los radicales. El
precedente había sido Cuba, que en 1964, tras pagar su deuda, se retiró del
organismo (en realidad, la terminó de pagar cuando ya se había retirado). Ni
Lula ni el kirchnerismo volvieron a pedir prestado ni a permitir el control
sobre sus economías.
En la historia, el FMI ha respaldado
e impuesto dictaduras y gobiernos derechistas latinoamericanos y ha tratado de
frenar las medidas de distribución del ingreso y las mejoras sociales a las que
visualiza como un gasto innecesario. Este retorno del FMI es coherente con el
pensamiento del macrismo y su campaña de desprestigio y difamación de las
políticas populares. Seguramente se hubiera producido sin necesidad de esta
crisis de inflación, devaluación, tarifazo y fuga de capitales.
Y ¡ojo!: decir que el FMI no dejará
caer la economía argentina porque no le conviene después de su fracaso del 2001
y del kirchnerismo, es lo mismo que decir que “estos no roban porque son
ricos”. Al FMI tampoco le convenía la crisis que estalló en el 2001 y sin
embargo sucedió. Con esta decisión, Macri aprovecha el temor que se extendió en
la sociedad por la crisis que provocaron las medidas de su gobierno, para
disciplinar y ajustar aún más a los sectores de menos recursos. La vuelta del FMI
confirma la vuelta a los ‘90. Al Fondo y a la derecha: el inodoro.
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