¿Qué pasa con el crimen en los países donde hay pena de muerte?…
Una famosa
silla eléctrica utilizada en el estado de Texas, Estados Unidos. La silla fue
apodada "Old Sparky" ("vieja chispeante") y se encuentra
hoy en un museo. Fuente: Archivo
En una entrevista radial realizada ayer, el consultor
oficialista Jaime Durán Barba dijo que,
según estudios de su propia consultora, la mayoría de las personas en la
Argentina está a favor de la pena de
muerte. Lo dijo en el contexto de una discusión sobre violencia
policial y el Caso Chocobar.
© Publicado el miércoles 07/02/2018 por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Más allá de las cifras de opinión pública, que el mismo
Durán Barba describió como fluctuantes, y del consenso entre organismos
internacionales que consideran que esta drástica medida viola los Derechos
Humanos, ¿tiene efectos disuasivos sobre el delito? En el campo de la
criminología, la mayoría de los especialistas indica que no.
El último
informe de Amnistía Internacional sobre el tema
es de 2016. Según el informe, ese año se ejecutaron al menos 1032 personas en
todo el mundo -la cifra no incluye las ejecuciones realizadas en China y en
Corea del Norte, donde los datos son secreto de Estado-. Fueron 602 personas
menos que en 2015, el año de más ejecuciones desde 1989.
Las ejecuciones se
realizaron en 23 países. La mayoría son países asiáticos, del medio oriente y
africanos: Afganistán, Arabia Saudita, Bangladesh, Bielorrusia, Botsuana,
China, Corea del Norte, Egipto, Estados Unidos, Indonesia, Irak, Irán, Japón,
Malasia, Nigeria, Pakistán, Palestina, Singapur, Somalia, Sudán, Sudán del Sur,
Taiwán, Vietnam.
El consultor
Durán Barba opinó sobre el caso Chocobar y la caída en la imagen del presidente
Mauricio Macri. Fuente: Archivo
El caso de Estados Unidos es
propenso para el estudio, porque hay estadísticas fidedignas sobre ejecuciones
y tasas de homicidio por estado -no todos los estados tienen pena de muerte-,
lo que permite comparar la correlación histórica entre ambas variables.
El caso de EEUU
En Estados Unidos, son 18 los estados donde no hay pena
de muerte, y 32 los estados donde sí se aplica. Según un
estudio de la ONG DPIC -que
se dedica a recopilar información sobre el tema en base a datos de homicidios
provistos por el FBI- durante el período 1990-2016, la tasa de homicidios en
los estados sin pena de muerte se mantuvo menor a la registrada en los que sí
tienen pena de muerte.
La tasa de homicidios es una de las estadísticas más
confiables para medir el crimen en un país.
En 1990, el promedio de asesinatos por cada 100 mil
habitantes en los estados sin pena de muerte fue de 9.16, mientras que en los
estados con pena de muerte fue de 9.5.
A lo largo de las dos décadas siguientes, esa brecha
porcentual se agrandó: llegó a un pico de 44% en 2003, cuando la tasa de
asesinatos en estados sin pena de muerte fue de 4.10 y la registrada en los
estados con pena de muerte fue de 5.91. En 2016, la brecha fue de 25%. Es
decir, la pena de muerte no disminuyó la tasa de homicidios.
¿Son suficientes estos datos para determinar que la pena
de muerte no funciona como disuasivo del crimen? Varias investigaciones se
concentraron en estudiar también lo que pasa dentro de un solo estado, a lo
largo del tiempo. "Compararon lo que pasa con la tasa de homicidios en el
estado, antes y después de que se haya instrumentado la pena de muerte. Y
tampoco encontraron que la pena de muerte haya incidido a la baja en la tasa de
homicidios", destaca el matemático John Lamperti, de la Universidad de
Dartmouth.
Lamperti publicó un artículo, en
2004 que recopila investigación histórica sobre el tema. Allí, indica que en
ocasiones la pena de muerte incide en la tasa de homicidios, pero a favor, es
decir, que la tasa aumenta.
"Hubo casos, si bien muy pocos, en donde una persona
cometió un homicidio para ser ejecutado", indica el artículo, que cita un
paper médico del Dr. Lois West que estudia estos extraños casos, a los que
categoriza como "intentos de suicidio por homicidio".
Una ceremonia
de ejecución en China. El país no divulga datos oficiales de sus ejecuciones,
en donde se ahorca a los criminales. Fuente: Archivo
Lamperti también cita otro estudio, de 1935, en donde el
criminólogo Robert Dann publicó un análisis de los homicidios en la ciudad de
Filadelfia durante los 60 días previos y los 60 días posteriores a cinco casos
de ejecución que tuvieron un gran despliegue mediático. "La hipótesis de
Dann era que la tasa de homicidios iba a caer durante los 60 días posteriores a
las ejecuciones, pero subió", dice Lamperti.
Sin pruebas
"Los países que mantienen la pena de muerte suelen
afirmar que es una forma de disuasión contra la delincuencia. Pero no hay
pruebas que demuestren que es más eficaz que la cárcel a la hora de reducir el
crimen", indica el informe de Amnistía Internacional.
La organización agrega cuatro argumentos más en contra de
la medida. El primero es que los jueces cometen errores. "Desde 1973, en
Estados Unidos se ha exonerado a 150 personas que habían sido condenadas a
muerte. A otras personas las han ejecutado a pesar de las serias dudas
existentes sobre su culpabilidad", dice Amnistía.
Además, la organización indica que la medida suele
emplearse más en países con sistemas de justicia sesgados; se aplica de forma
discriminatoria debido al sesgo racial o étnico que tiene el mismo sistema de
justicia; y se usa en ocasiones como herramienta política: "Las autoridades
de algunos países, como Irán y Sudán, usan la pena de muerte para castigar a
los opositores políticos".
A pesar de que no exista un consenso académico que
justifique la implementación de la pena de muerte, la opinión pública en
Estados Unidos suele manifestarse a favor. En octubre de 2017, la consultora de
opinión pública Gallup publicó su última medición sobre el tema.
El apoyo a la pena de muerte cayó a su valor más bajo en
los últimos 45 años, pero aún así es mayoría en el país: 55% de los
estadounidenses se manifestaron a favor de la pena de muerte, y 45%, en contra.
En Japón, donde también existe la pena de muerte -para
casos de homicidios múltiples o agravados- la opinión pública sobre el tema se
mide de manera regular. Tampoco hay estudios que prueben que la pena de muerte
disminuya la tasa de homicidios, pero la última
encuesta del gobierno, de 2013, indicó que el 80% de los japoneses
están a favor.
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