El hilo que une Afsca y Rosatti…
Los vínculos entre el rol del periodismo en el
primer caso de sobreprecio K, la intervención de la Autoridad de medios y el
candidato de Macri en la Corte. El triste caso de Sabbatella.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado
26/12/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Al comienzo, a
Néstor Kirchner le costó tener un ministro de Justicia que se adaptara a su
estilo. Gustavo Beliz le duró 14 meses (tras ser el primero en denunciar a
Stiuso) y su sucesor, Horacio Rosatti, sólo 12 meses (tras no firmar un
sobreprecio en la construcción de cárceles decidida por De Vido).
A Cristina le
fue más fácil: nombró al comienzo de su mandato como ministro de Justicia
directamente a Aníbal Fernández. Pero Néstor Kirchner fue mucho más peligroso y
sinuoso que su esposa. El hacía esfuerzos por parecer algo distinto de lo que
era y quería ministros de Justicia (y una Corte Suprema) que le irradiara el
prestigio del que carecía y no podía construir. Cristina siempre fue más obvia
y fácil de decodificar. La sinuosidad de Néstor Kirchner les hizo creer a
algunos diarios (y autojustificar a otros) que no había que criticar al
gobierno (de reconstrucción nacional) durante esos primeros años.
Perfil aparece
allí llenando ese vacío en su edición de relanzamiento al debutar justamente
como el único en informar que la corrupción era el motivo de la salida de
Rosatti del Ministerio de Justicia: “El primer sobreprecio K” fue el título del
panorama político del primer ejemplar de Perfil, escrito por entonces por Jorge
Lanata, y el título principal de la tapa del diario decía: “El ex ministro de
Justicia de Kirchner renunció para no firmar una licitación con sobreprecios”.
Sabbatella no supo decirle “no” a la Presidenta como sí
hizo Rosatti en 2005 con Néstor Kirchner
Fue necesario
que Néstor Kirchner cambiara tres ministros de Justicia (mientras De Vido
continuaba incólume) y que le pasara el bastón de mando a su mujer para que la
mayoría del periodismo profesional comenzara a criticar al gobierno. Ese punto
de inflexión dio origen a la nueva Ley de Medios y a la creación de la Afsca
como su organismo de aplicación.
No es casual que
nuevamente el nombre de Horacio Rosatti, ahora como designado para integrar la
Corte Suprema de Justicia, y la interverción de la Afsca vuelvan a ser hoy
noticia casi simultáneamente. Justicia y periodismo son los dos factores de
equilibrio del sistema de división de poderes, al punto que al periodismo se lo
ha considerado muy exageradamente como un cuarto poder y más acertadamente como
un auxiliar de la Justicia.
La Corte
Suprema, al declarar constitucional la Ley de Medios, dejó expresa constancia
de que debía ser aplicada con ecuanimidad y no utilizada como herramienta para
castigar a medios no afines, como se había hecho con la publicidad oficial,
tema que citó en ese propio fallo.
Y tampoco es
casual que comienzo y fin de la historia construyan un epílogo casi de novela
entre la inicial discriminación con la publicidad oficial y el último acto de
la Afsca, que fue el intento de conceder licencias de televisión digital en el
que nuevamente Editorial Perfil fue discriminada a favor de Szpolski y Cristóbal
López. Para hacer la parábola más simple, diez años después se repite hasta el
mismo actor: Szpolski (entonces López no tenía medios) en 2005 con publicidad
oficial y en 2015 con licencias de televisión digital.
Así como el
juicio por discriminación con la publicidad oficial que Perfil inició hace diez
años sirvió para construir la evidencia sobre el uso político de la publicidad,
la presentación en 2015 de Perfil en la licitación de televisión digital
compitiendo con Szpolski y Cristóbal López vuelve a servir como
evidencia, en este caso de que la Afsca no aplicaba la Ley de Medios para
generar pluralidad de voces.
Anteayer, al ser
echado de la Afsca, y en un típico discurso de arenga, Martín Sabbatella
sostuvo que el desalojo que lo arrancó de la oficina donde se había
atrincherado impediría que se siguiera cumpliendo la Ley de Medios (puso el
ejemplo del monitoreo de la interferencia de las ondas radiales con los radares
de los aeropuertos), cuando no cumplió la principal y declamada función de promover
la pluralidad de voces.
Sabbatella hoy es un político que en sólo tres años pasó
de tener un gran futuro a poder perderlo todo
Sabbatella es un
triste caso de destrucción de un capital político.
Cuando en 2012
asumió al frente de la Afsca, Cristina Kirchner dijo: “Nadie lo puede tildar [a
Sabbatella] de oficialista. Encabezaba una lista en contra de Néstor Kirchner
en 2009”. En 1999 había sido electo intendente de Morón por la Alianza, años
antes había integrado el grupo que fundó el Frepaso. En 2003 volvió a ganar las
elecciones para intendente de Morón ya con su propio partido, Nuevo Morón. En
2007 volvió a ganar las elecciones para intendente de Morón con su
partido Nuevo Encuentro, con el que buscó expandirse a toda la provincia de
Buenos Aires. Mientras fue intendente cosechó elogios variados: The Wall Street
Journal lo consideró como un político latinoamericano transparente por su
“lucha en solitario contra la corrupción en Argentina”, en 2008 obtuvo el
Premio Konex en Administración Pública, y en 2010 Poder Ciudadano lo distinguió
como ejemplo de “transparencia” y “lucha contra la corrupción”.
En 2015
Sabbatella perdió Morón después de 16 años de controlar su intendencia. No
supo, como Rosatti sí hizo con Kirchner, decirle que no a Cristina y aplicar
verdaderamente la Ley de Medios. Prefirió ser candidato a vicegobernador
bonaerense integrando la fórmula de Aníbal Fernández. Perdió casi todo,
esencialmente su credibilidad, al dejar demostrado que la Ley de Medios no era
para ampliar la pluralidad.
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