Denuncias sí,
soluciones no…
Mientras Cambiemos cruje por el caso Niembro, la
muerte del chico qom desnuda pobrezas argentinas de todo tipo.
La campaña
electoral avanza abundante en denuncias y escasa en propuestas. La semana que
pasó tuvo en el centro de la atención el caso de Fernando Niembro que lo complica tanto a él como a Cambiemos.
Más allá de los apoyos explícitos que ha recibido no sólo de Mauricio Macri sino también de María Eugenia Vidal, en el interior del PRO hay crujidos que
se escuchan por doquier. Son las quejas que salen a la superficie en medio de
la sorpresa “¿cómo no nos avisó de esto?”, es la retahíla que retumba en
esos ámbitos.
Están en juego
en este caso dos cosas: una, fondos públicos; otra, una manera de
manejarlos basada en la creación de una ingeniería administrativa orientada
a darles cobertura legal a contrataciones absolutamente cuestionables. Uno de
los hechos más llamativos e inexplicables está en la contratación de la Escuela
Superior de Ciencias Deportivas que dirigía Niembro para dar cursos de
inglés a la Policía Metropolitana. Habiendo disponibilidad en la plaza de
tantos institutos específicamente dedicados a la enseñanza de esta lengua,
resulta insólito y sospechoso que se haya recurrido a los servicios de una
escuela de periodismo. Esto se suma a otros puntos obscuros –los vinculados con
los contratos que beneficiaron a La Usina Producciones de la que fue copropietario– que dejan mal
parado al primer candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires
por Cambiemos.
Estas son
prácticas que se reconocen como habituales en las esferas de la vieja política
y que tienen como objetivo darles cobertura legal a maniobras lindantes con la
corrupción o, directamente, corruptas.
¿Dónde está,
pues, el cambio, que propone “Cambiemos”?
Más allá de las
expresiones de Mauricio Macri adjudicando todo a una campaña sucia proveniente del kirchnerismo, las evidencias del caso lo
dejan mal parado. Así, el Gobierno ha encontrado una hendija que le da cierto
alivio y por la cual buscará horadar la postulación presidencial del jefe de
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Las encuestas los encuentran a Scioli y
a Macri estancados en su lucha por la Presidencia. En cambio, la que viene
creciendo es la candidata a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, María
Eugenia Vidal. Habrá que ver cuánto le pega –o no– el caso Niembro.
En las encuestas Scioli y Macri están estancados en su
lucha por la Presidencia.
Chaco.
Oscar Sánchez tenía 11 años y pesaba 14 kilos. Hijo
de madre desnutrida, nació con una hidrocefalia a la que se le agregó una
tuberculosis. Sobre el final de su corta y desdichada vida, lo complicó una
neumonía que seguramente apuró el desenlace fatal. El comunicado alusivo al
caso dado a conocer desde la página oficial de la Casa Rosada por el director
de Materno Infancia, Gabriel Lezcano, merece un análisis detallado.
Se consigna allí
que el chico estaba “identificado por el equipo sanitario que trabaja en
terreno en el Paraje Fortín Lavalle y recibía la visita de los agentes del
lugar una vez a la semana, para controlar su estado general. Es por ello que,
durante una de estas rondas sanitarias, el agente detectó que el joven
presentaba un “compromiso moderado del estado general” que no le permitía
alimentarse en forma correcta e instrumentó su inmediato traslado al hospital
de Juan José Castelli”. Estas afirmaciones fueron desmentidas por
el padre y por el tío de la víctima.
Pero hay más. En
otro párrafo de ese documento se lee que, luego de haber sido internado en el
hospital, “Lezcano se reunió con el padre, junto a los médicos tratantes, el
intérprete del hospital y la trabajadora social, para explicar el diagnóstico,
el pronóstico y el tratamiento que se estaba llevando a cabo”. “Como el padre sólo
habla qom, a través del intérprete le explicamos la gravedad del cuadro y
le aclaramos que se haría todo lo posible para recuperar su estado de salud”. Como
se vio y se escuchó a través de la televisión, el padre del chico fallecido
habla y comprende español sin inconvenientes.
Por lo tanto
queda expuesta la falsedad con la que se pretendió tergiversar las causas y el
contexto de la muerte de Oscar Sánchez. Los niveles de miseria y de abandono que
se ven en el Chaco no son producto exclusivo de la actual gestión de Jorge
Capitanich. Sus predecesores al frente del gobierno provincial –allí los hubo
también de la Unión Cívica Radical– son corresponsables de tanta ignominia.
Lo que no puede
ni debe hacer el actual gobernador y candidato a intendente es hacerse el
distraído con respecto a su responsabilidad política no sólo en este caso, sino
también en el sostenimiento de un sistema clientelar que hace de la pobreza un
negocio de los que están al frente de los poderes públicos. Con sólo observar
las condiciones en las que vivió el chico muerto se tiene una idea clara de que
su final iba a ser el que fue. Los expertos coinciden en que debió haber sido
trasladado a un centro dotado de los elementos para darle los cuidados
requeridos por su compleja situación que, obviamente, estaban ausentes en la
vivienda –si es que se la puede llamar así– en la que transcurrió su corta
vida.
Más allá de lo
puntual, el caso deja expuesta la verdadera dimensión de la pobreza estructural
que compromete el presente y el futuro del país. No hay que ir al Paraje Fortín
Lavalle para encontrarse con esa realidad.
Los asentamientos que
pululan en el conurbano bonaerense y hasta en la mismísima Capital Federal son
parte de ese paisaje que se torna increíble para un país con las riquezas que
posee la Argentina. Gran parte de la dirigencia política tiene una deuda
gigante con estos sectores de los que, en muchos casos, se vale para mantenerse
en el poder. Ante esta tragedia, cobra vida la frase que supo decir Nelson
Mandela, “erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de
justicia”.
Producción
periodística: Guido Baistrocchi.
© Escrito por
Nelson Castro el domingo 13/09/2015 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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