Comunicación en la era K: desacreditar al emisor para
cautivar al receptor…
Clarín Miente--- ¿Y el Gobierno Nacional?...
Durante la era del kirchnerismo, y más aún cuando Kirchner
se pelea con el Grupo Clarín y negocia con Diego Gvirtz la llegada a la TV Pública,
la estrategia comunicacional del Gobierno fue la de estigmatizar a todos los
medios de comunicación masivos que poseen una línea editorial contraria a la
gestión y mantener una postura de victimización frente a ellos. A partir de esa
táctica es que surge el mal llamado “periodismo militante”. La libertad de
expresión, como excusa entre ambos bandos.
Está de más decir que lo que acontece en la función pública
y lo que llega al ciudadano como información, tiene al medio de comunicación
como el distribuidor de esos sucesos. El Gobierno kirchnerista implementó
mediante emisoras del Estado o medios de empresas allegadas, la estrategia de
restarle credibilidad a todos los mensajes críticos a la administración de
Cristina Fernández. Los análisis que realizan los medios de comunicación
oficialistas siempre parten de la firme hipótesis de una operación de prensa,
poniendo la misma relevancia si la noticia se trata de la compra de una cartera
Louis Vuitton de la Presidenta o del trágico accidente de Once que dejó 51
muertos y por el cual están procesados dos ex funcionarios.
No se sabe, a ciencia exacta, cuánto influyó esta estrategia
de desacreditar al emisor de mensajes en el abultado 54 por ciento que logró la
actual mandataria en octubre pasado, pero se podría afirmar que los medios
allegados al oficialismo mermaron los efectos de los mensajes críticos, que
tanto machacan a diario medios opositores. Los medios anti kirchneristas
apostaron a una fuerte agenda negativa al Gobierno que no tuvo efecto empírico,
al menos en la elección última, aunque sí parece haberlo tenido en este 2012 en
algunas protestas, que con el correr del tiempo se convirtieron en masivas.
El Gobierno tomó a la
productora Pensado Para Televisión como aliada para que, desde el buen uso del archivo, llegue a un público
generalmente informado e interesado por la política. La idea fue y es desmentir constantemente las
informaciones de medios opositores que afecten a la gestión peronista y a sus
integrantes, dejando siempre al Gobierno nacional como víctima de contenidos
periodísticos que puedan perjudicarlo en la opinión pública. Además de los
programas de esta productora (678, TVR y Duro de Domar), se sumó la web Diario
Registrado, con la misma función que los mencionados programas. También el
diario Tiempo Argentino, perteneciente al grupo Veintitrés, nació para
desmantelar supuestas operaciones de prensa contrarias al Gobierno.
Una muestra de cómo
repercutió en el receptor esta estrategia de victimización y de desacreditar al
emisor que realizó el gobierno nacional mediante sus medios se refleja en las
redes sociales o foros de portales de noticias, donde los aficionados a la
gestión K aducen como “una opereta de Clarín” los puntos flojos del Gobierno
que salen a la luz. Como ejemplo se puede citar el desprecio que hace el
gobernador Gildo Insfrán en Formosa a la comunidad QOM, la ley de ART que los
legisladores del Frente Para la Victoria votaron junto al Pro en detrimento de
los trabajadores, el impuesto al trabajo sostenido por esta administración y la
ausencia de políticas federales de transporte, entre otras cosas. El Gobierno,
mediante esta táctica comunicacional, logró reafirmar la postura de los que
simpatizan con la gestión.
Aquel 8 de noviembre
en el que la periodista Cynthia García entrevistaba a los que protestaban en el
cacerolazo, la columnista de 678 sabía de ante mano que indagaba a consumidores
de medios con una postura firme contraria al Gobierno. García, con más
desprecio que respeto a los entrevistados, los enfrentó haciendo el mismo
planteo que dicho programa realiza en cada una de las emisiones.
Periodismo
¿militante?
Desde medios opositores han tildado como periodistas
“militantes” a aquellos comunicadores defensores de la gestión kirchnerista.
¿Pero un militante no es acaso una persona que realiza actividades en forma
desinteresada en algún partido político, organización barrial u ONG? El
periodista del medio oficialista, aunque realice un argumento que puede ser
válido para defender a la administración K, lo hace cobrando un sueldo pagado
por el Estado o por una empresa partidaria al Gobierno.
En todo caso, al
periodismo militante se lo puede encajar dentro de aquellos blogs kirchneristas
que defienden a la gestión por pura convicción y no por la incentivación de un
salario.
La libertad de
expresión como excusa
Desde el inicio del debate de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual hasta el famoso 7D, tanto el Gobierno como Clarín
pusieron a la libertad de expresión como bandera a defender. La empresa de
medios más importante del país buscó salvar así su gran hegemonía en el mercado
mientras quedó en evidencia que el Gobierno trató de no perjudicar a empresas
cercanas como Telefónica o Uno Medios en la aplicación de la norma.
En este escenario de
disputa por el mercado de medios, vale la pena citar a Armand Mattelart,
reconocido sociólogo experto en estudios sobre la comunicación que en la década
del 70 planteaba: “Ese principio burgués
de la defensa de la libertad de prensa, no es en realidad sino la defensa de la
propiedad de los medios de comunicación social, por grupos monopolistas que,
mientras estigmatizan la inmoralidad de un grupo político, silencia la
inmoralidad de la prensa amarilla, representada por la víctima de la agresión”.
Es innegable que
medios como Clarín, TN o la Revista Noticias recurren a elementos ficticios
para pretender desgastar la imagen de la Presidenta pero también es evidente la
posición de víctima que ha tomado el Gobierno en cuanto a su posición
comunicacional para enfrentar los mensajes críticos. Adquirir consenso en la
opinión pública es ganar terreno en el poder político y económico y contar con
apoyo popular. Esto es, precisamente, lo que buscan tanto el Gobierno como
poderosas empresas periodísticas.
© Escrito por Cristian Guimera el lunes 17/12/2012 y
publicado por plazademayo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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