Velez Sarfield 1 vs. Huracán 2...
Hubo un partido emblemático de esta temporada: el día que Vélez se
sintió campeón y Huracán se lo impidió. Aquel 3 de octubre de 1971 el
club de Liniers se quedó sin esa fiesta en la que ya estaban listos los
fuegos artificiales. Por el Metropolitano de ese año Vélez e
Independiente peleaban cabeza a cabeza por lograr el título. Ambos
equipos llegaron a la última fecha con derrotas. Los Avellaneda venían
de perder 3-1 frente a Argentinos, en la cancha de Ferro; y los de
Liniers habían caído ante Racing por 1-0.
En la última fecha del torneo, Velez recibió en su estadio a Huracán e Independiente jugaba como local contra Gimnasia La Plata. Vélez tenía una ventaja relevante de un punto. Si vencía al equipo de Parque de los Patricios, era campeón. Pero no. No pudo.
En la última fecha del torneo, Velez recibió en su estadio a Huracán e Independiente jugaba como local contra Gimnasia La Plata. Vélez tenía una ventaja relevante de un punto. Si vencía al equipo de Parque de los Patricios, era campeón. Pero no. No pudo.
Sucedió lo inesperado. Ante los ojos tristes de los hinchas de Vélez, un Huracán verdugo venció 2-1. Mientras tanto, en Avellaneda, Independiente se sorprendía a sí mismo por el resultado en el otro estadio de definiciones. Le ganó 3-1 a Gimnasia y se consagró.
Ya a los 7 minutos del partido, los locales ganaban 1-0 con gol de Mario Lamberti. Pero en la segunda etapa la historia fue otra. El Globo torció la historia y con goles de Luis Giribet y de Roque Avallay rompió en mil pedazos la pretensión de gloria de Vélez. Ellos fueron desde entonces y para siempre Los Aguafiestas.
Más allá de aquel desenlace del Metropolitano, Huracán no pudo escaparle a la medianía de la tabla. El equipo, más allá de tener varios jugadores de jerarquía (Basile, Veira, Doval, Brindisi, Avallay, Poletti, Babington, entre otros), jamás consiguió la tan necesaria regularidad.
Era un equipo capaz de lo mejor (por ejemplo, fue el único
que le ganó al campeón Independiente en Avellaneda) y de lo peor (perdió
un clásico ante San Lorenzo, 5-1 como local en La Bombonera). Así a lo
largo de todo el Metropolitano. En el Nacional, para colmo, la situación
empeoró y el equipo ni siquiera se pudo hacer fuerte ante sus rivales
del Interior. En consecuencia, al cabo del segundo torneo del año, quedó
claro que lo mejor había sucedido bajo el cielo del José Amalfitani.
Vélez, la sensación del Metro ´71...
Vélez llora...
Aquel 3 de octubre de 1971, el barrio de Liniers tenía la fiesta preparada. El Metropolitano estaba al caer. Vélez, con sólo igualar ante Huracán, se consagraba campeón. Como en el Nacional 68. Pero sucedió lo inesperado. Aquello que hace apasionante al fútbol.
Vélez fue una de las sensaciones del Metropolitano 1971. El entrenador chileno Andrés Prieto le imprimió un enorme matiz ofensivo al equipo. La dupla de ataque, conformada por Miguel Ángel “Fantasma” Benito y Carlos Bianchi eran un seguro de gol.
“Jogo Bonito, Jogo Bonito, es el que juegan Bianchi y Benito”
el cantito con reminiscencia del Brasil modelo 70 bajaba de las
tribunas cada vez que se juntaban el zurdo número 10 y el aún enrulado
Carlitos.
Los resultados explosivos se iban sucediendo. 3 a 2 sobre River en Liniers, con goles de Benito, Héctor Bentrón
y Bianchi. Un festejado tanto de Carlos Bianchi sirvió para derrotar a
Boca enla Bombonera. El 15 de agosto se produjo el batacazo. Vélez, que
nunca había ganado en el Monumental desde su inauguración en 1938, logró
un rotundo 3 a 0 ante River. El olfato goleador de Bianchi transformó
en gol las dos pelotas que tocó en el primer tiempo. Bentrón cerró la
cuenta.
Todo era alegría en Liniers. En la cima del torneo, sólo los ilustres
restos del gran Chacarita campeón de 1969 seguían dando pelea. La
fiesta velezana llegó al paroxismo con una goleada escandalosa. De
campeón. El 22 de agosto Vélez destrozó 6 a 1 a San Lorenzo en el
Gasómetro de la Avenida La Plata. Tres goles de Carlos Bianchi. Benito, Alberto Ríos y Mario Lamberti marcaron los restantes.
ESCUPIENDO EL ASADO...
En la penúltima fecha, Vélez visitó a Racing en el Cilindro.
Independiente, que venía remontando en las últimas fechas, estaba a un
punto del líder y tenía que jugar ante Argentinos Juniors en el
cajoncito de Juan Agustín García y Boyacá.
Sorpresa general. Un Racing de muy mala campaña se puso rápido en ventaja, con gol de Carlos Vicente Squeo.
Vélez buscó el empate que lo consagraba porque Independiente perdía en
La Paternal. Los resultados no se modificaron y en la última fecha se
definiría el campeonato.
Aquel 3 de octubre de 1971 llovió sobre Buenos Aires. Todo el
Amalfitani se embanderó para recibir a un seguro campeón. En la semana
tuvieron estado público dos casos de soborno, uno en Ferro, otro en el
ascenso. En los mentideros del fútbol se decía que Huracán, rival de
Vélez, iba para atrás.
Pasadas las 15:30, los equipos salieron al campo de juego encabezados por el árbitro Luis Pestarino
Vélez Sarfield: 1
Marín, Gallo, Ferrari, Nieva y Avanzi; Ríos (Lapalma), Reguera y Benito; Lamberti, Bianchi y Bentrón (Oruezabal)
Huracán: 2
Hernandorena; Raspo, Buglione, Basile y Lavorato; Brindisi, Maidana y Babington; Doval, Avallay y Giribet
Al minuto de juego, Lamberti abrió el marcador. Nadie hubiera imaginado lo que sucedió minutos después.
Huracán no era un equipito. Si bien flotaba en la mitad de la tabla,
tenía excelentes jugadores que fueron la base del gran equipo de 1973. Alfio Basile era un bastión en el fondo. Un mediocampo cinco estrellas: Miguel Brindisi, el Nene Maidana y Carlos Babington. Arriba, juego e imaginación con el Oreja Luis Giribet, el mendocino Roque Avallay y dos Carasucias que tuvieron en aquel 1971 su año quemero: Bambino Veira (que no jugó ante Vélez) y Narciso Doval.
El gol aplacó a Vélez. Babington y Doval tomaron el control del
partido. A los 35 minutos, Giribet pescó una pelota en el área y empató
el partido. Los locales debían ganar, porque Independiente vencía a
Gimnasia en Avellaneda.
Con la necesidad del triunfo, Vélez fue al frente. Pero todos los ataques terminaron en un frontón. Néstor Hernandorena, Paloma, arquero de Huracán, fue la gran figura del partido.
Por cada minuto que transcurría, se acrecentaban los nervios de
hinchas y jugadores de Vélez. Al cuarto de hora de la segunda parte, Roberto Avanzi perdió una pelota sencilla ante Avallay. El remate del Roque pegó en el palo derecho del arco defendido por el Gato Marín. Tomó el rebote y marcó el 2 a 1.
Silencio en Liniers. Bianchi y Benito se nublaron. Hernandorena tapó
todas y el Loco Doval terminó bailando arriba de la pelota, como si
estuviera en su amada playa de Copacabana.
El semivacío estadio de Independiente se fue llenando para celebrar un título impensado. Ni los más fanáticos hinchas de Rojo
esperaban la derrota de Vélez. Cuando Pestarino pitó el final, los
jugadores velezanos lloraban tendidos en el piso. Los de Huracán fueron a
consolarlos, pero no existió consuelo posible para tanta frustración.
© Somos Quemeros.
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