domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Quién es el agente?... De Alguna Manera...

¿Quién es el agente?...

“Somos más libres cuanto más causa de lo que sucede somos.” Baruch de Spinoza (*)

Ser causa de lo que nos pasa es ser el agente. Cuando somos mero efecto de lo externo, no somos libres. Cuanto más agente somos, más libres somos. Por eso, los políticos pelean por ser ellos quienes establezcan la agenda siendo, así, el agente de lo que pase. ¿Quién es el agente del aumento del dólar? ¿Los bancos y las grandes empresas que le imponen al Gobierno una devaluación? ¿O el propio Gobierno que con años de inflación en dólares consumió su colchón cambiario? Para Spinoza, la ley de la sabiduría era la ley de la libertad; el sabio era el libre, o sea el agente, pero sólo se era libre en la medida que se comprendiera la ley de la naturaleza. De lo contrario, no se conseguiría con la acción lo buscado porque no se sería sabio ni libre. ¿Qué querrá el Gobierno con la economía? Y en el caso del dólar, ¿entenderá “la ley de la naturaleza” de la que hablaba Spinoza para ser agente de lo que sucede?

La economía se rebela al orden del discurso. Es más fácil pelearse con Magnetto que con el mercado. Ya escribí que los kirchneristas más radicalizados no están peleados con Magnetto sino con el periodismo, que Magnetto es sólo el flanco más atacable, la excusa. Podría inferirse lo mismo sobre el neoliberalismo; los kirchneristas más radicalizados no están peleados con el neoliberalismo sino con la economía, y el neoliberalismo es su flanco más atacable.

Al mercado negro se lo puede llamar “dólar blue”, pero sigue ejerciendo las mismas consecuencias aunque tenga otro nombre. En economía el deslizamiento entre significante y significado no se produce con las mismas reglas de representación. Por ejemplo, se puede acordar con Brasil o Uruguay que nuestro comercio exterior no sea más en dólares sino en pesos, reales y pesos uruguayos. Pero eso no impedirá que en Uruguay se acepten los pesos argentinos por pesos uruguayos, aunque al equivalente de comprar dólares a $ 5,85.

El dólar blue, negro o paralelo es el problema que hoy enfrenta el Gobierno. Cuando hasta hace pocas semanas la diferencia con el dólar oficial era de tres o cuatro por ciento, no tenía ningún valor de referencia. Ahora que la diferencia entre el dólar oficial y el blue se acerca al 20% pasó a ser un dato tan relevante como la inflación de las consultoras privadas, o sea, el dato real, y significa un desdoblamiento no formal del mercado cambiario.

Este casi 20% de brecha se produjo justo después de que Brasil devaluara el real un 20% frente al dólar, ¿casualidad? Este 20% de brecha se produjo justo después de que se terminaran las elecciones, ¿casualidad?

De Papandreu a Papademos. En Grecia y aquí, ¿como papanatas? Los propios kirchneristas confiesan que la atomización de las decisiones por falta de un ministro de Economía en serio contribuye a potenciar el problema cambiario. El ministro de Economía del modelo fue Néstor Kirchner y aquí viene la paradoja: al ex presidente le hubiera costado más ganar las elecciones pero a la Presidenta le podría costar más ganar la gobernabilidad.

Su marido tenía peor imagen pero –por lo menos en el imaginario colectivo– transmitía más garantía de gobernabilidad. Se podría explicar que alguien más temido tenga peor imagen pero en momentos de crisis se valore más su autoridad. Si cuando la Presidenta designe al nuevo gabinete sus ministros claves transmitieran confiabilidad, probablemente el mercado cambiario se tranquilizaría. Hoy hay hasta versiones de pesificación de los argendólares, que a priori parecen disparatadas. Pero muchos creen que cualquier cosa es posible.

Dicen que la versión sobre que se estudia la alternativa de una pesificación la inició una calificadora de riesgo. Vale recordar que las calificadoras de riesgo en todo el mundo nacieron dentro de empresas de medios de comunicación y, antes de convertirse en mundialmente canónicas, comenzaron siendo una división editorial que vendía información más técnica y para especialistas. El odio de los políticos con los que difunden información (y los termómetros como el dólar blue o el índice de inflación de las consultoras privadas) refleja la problemática de la relación entre agente, libertad y saber.

Desde la perspectiva oficial son los medios quienes están creando esta turbulencia cambiaria agitando a las audiencias con temores exagerados que consiguen realizar la profecía autocumplida. El agente no sería el mercado y sus principales actores, los dueños del capital, sino –cuándo no– los medios que harían terrorismo económico al ver que el Gobierno se inmunizó contra las denuncias de corrupción; por ejemplo, la Justicia declaró inocentes a todos los implicados en el caso Skanska y, entre otros, el caso Schoklender quedó invernando.

Coherente con esta visión paranoica es la de que De Vido y Boudou salieron a anunciar el comienzo de las modificaciones de los subsidios con más ruido que medidas concretas, para sacar el tema del dólar de la tapa de los diarios y distraer la atención de los ahorristas histerizados. Evidentemente no lo lograron.

La obsesión por el relato lleva al Gobierno muchas veces a confundir el mapa con el territorio: las reservas del Banco Central, que eran igual al circulante monetario más los depósitos, ahora son menos de la mitad. El agente de eso no fue Magnetto. Desplazar al mensajero los atributos del agente es un proceso mental primitivo, como aquellos dictadores arcaicos que fusilaban al correo del adversario. Se podría decir que el aumento del 50% de la tasa de interés en las últimas dos semanas es una consecuencia del incremento del dólar, porque mientras el dólar no se movía los ahorristas en pesos hacían de cuenta que recibían intereses en dólares, pero en realidad la tasa de interés actual es recién ahora similar a la de la inflación real: 22%. ¿Es el aumento del dólar la causa de la suba de la tasa de interés o es el aumento de la inflación la causa tanto del aumento de la tasa de interés como del dólar?

Una señal de la intoxicación de goce discursivo la refleja Emilio Pérsico al aclarar que cuando la Presidenta dijo en la reunión del G20 en Cannes que era necesario volver a un “capitalismo serio” no fue porque creyera eso sino que se trataba de una “chicana”.

Chicanas. ¿Estará allí el problema?

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 13 de Noviembre de 2011.

(*) Baruch de Spinoza

(Amsterdam, 1632 - La Haya, 1677) Filósofo neerlandés. Hijo de judíos españoles emigrados a los Países Bajos, estudió hebreo y la doctrina del Talmud. Cursó estudios de teología y comercio; por la fuerte influencia que ejercieron sobre él los escritos de Descartes y Hobbes, se alejó del judaísmo ortodoxo. Su crítica racionalista de la Biblia provocó que fuese por último excomulgado por los rabinos en 1656. Se retiró a las afueras de Amsterdam, como pulidor de lentes.

Durante este período escribió un Breve tratado acerca de Dios, el hombre y su felicidad, y parece que tambien el De la reforma del entendimiento y un polémico Tratado teológico-político, aunque se publicarían más tarde. Renunció a una cátedra en Heidelberg (1673) para mantener su independencia intelectual. En 1675 terminó su obra más importante, la Ética demostrada según el orden geométrico, iniciada catorce años antes y que no se publicaría hasta su muerte, en 1677. También por esta época emprendió la redacción del Tratado político, que quedó inconcluso.

Su filosofía parte de la identificación de Dios con la naturaleza (Deus sive natura), y representa el mayor exponente moderno del panteísmo. Llevó al extremo los principios del racionalismo, y dedujo toda su filosofía de la definición de sustancia como «aquello que es en sí mismo y se concibe por sí mismo», por lo que sólo podía existir una sustancia, la divina.

La mente humana conoce sólo dos «atributos» o formas de aparecer de Dios, el pensamiento y la extensión, aunque sus atributos deben ser infinitos. Los individuos son a su vez modos, determinaciones concretas, de los atributos. Este monismo radical resuelve el problema cartesiano de la relación entre pensamiento y extensión, pues son sólo formas de presentarse la sustancia divina, así como el conflicto entre libertad y necesidad, que se identifican desde el punto de vista de Dios, pues es libre como natura naturans (en cuanto causa) y determinado en cuanto natura naturata (en cuanto efecto). Desde el punto de vista del hombre, la libertad individual es una ilusión.

Spinoza destacó tres géneros de conocimiento humano: en el primero, el hombre es esclavo de las pasiones y sólo percibe los efectos o signos e ignora las causas; en el segundo, la razón elabora ideas generales o nociones comunes que permiten a la conciencia acercarse al conocimiento de las causas, y aprende a controlar las pasiones; en el tercer género, el hombre accede a una intuición totalmente desinteresada, pues conoce desde el punto de vista de Dios (sub specie aeternitatis), ajeno a sí mismo como individuo y por tanto sin que le perturben las pasiones individuales. En esta contemplación se identifican lo singular y lo eterno, y se percibe la presencia de todo en todo, intuición en la que se cifra la única felicidad posible.

En el terreno político, Spinoza rechazó el concepto de moral, por considerar que implicaba una desvalorización de lo real en nombre de un ideal trascendente. Todos los seres se guían por el principio de autoconservación, sobre el cual se edifica el Estado como limitación consensual de los derechos individuales. Sin embargo, lo que el individuo busca en el Estado es la conservación propia, por lo que puede revolverse contra él en caso de que no cumpla esta función («Dios crea individuos, no naciones»).

En la medida en que la ley limita el poder de cada uno mediante un sistema de recompensas y castigos, la política descansa necesariamente en pasiones tristes (temor, seguridad). La principal preocupación política de Spinoza fue: ¿por qué los hombres combaten por su esclavitud como si se tratara de su libertad? Aunque la democracia es el mejor de los regímenes políticos, pues tiende a sustituir las pasiones tristes por el amor a la libertad y favorece el acceso al estado de razón, sólo se llega al tercer género de conocimiento por la vía individual y privada.

La filosofía de Spinoza generó un importante rechazo en su tiempo, aunque un siglo más tarde sería recuperada y su influencia fue importante no sólo en el terreno de la metafísica, sino entre poetas románticos como Shelley y Wordsworth. Spinoza no perteneció a ninguna escuela, y resulta difícil destacar al nivel que merecen la profunda originalidad y la independencia de su pensamiento.

© http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/spinoza.htm

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