La muerte en Internet...
Tu vida en línea después de la muerte...
El mundo virtual ahora también ofrece servicios y ritos fúnebres. Ya hay empresas que custodian patrimonios digitales y otras que transmiten velorios por la red o venden parcelas web en “cementerios”. Y Facebook tiene “perfiles conmemorativos”.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina con el Padre en la comunión del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos...en Internet ”. Habrá que acostumbrarse a ese nuevo responso. Los mails, las cuentas de Facebook y otras redes sociales, Twitter, descargas de videos y música, las fotos, los blogs. Todo eso, el archivo paralelo de nuestro paso por el mundo físico, conforma nuestro patrimonio digital ¿Pero qué pasa con toda esa información cuando morimos? Lo que ya es costumbre en Estados Unidos y algunos países europeos, de a poco empieza a hacer escala en nuestro país. Ya hay empresas que ofrecen guardar claves y contraseñas hasta que quien contrata el servicio muera y otro pueda acceder a sus cuentas. O cementerios virtuales con sus respectivas lápidas para recordar a quien se fue. O cámaras para que alguien, en alguna parte del mundo, siga el velorio online.
“Siempre nos costaron estos temas, pero de a poco se están notando algunas transformaciones en el ámbito funerario en nuestro país que van de la mano de lo tecnológico”, dice Antonio Flores, director de la Federación Argentina de Entidades de Servicio Fúnebre y Afines (Fadedsfya). En plena crisis, a algunos emprendedores se les ocurrió recrear en la Web un cementerio, un paseo virtual por nichos, sepulturas y lápidas donde dejar condolencias. La única condición era pagar una parcela. O mejor dicho, un espacio en el éter. “Pero las empresas fúnebres que quisieron cobrar por el servicio fracasaron. Ahora estamos diseñando una plataforma para que la familia guarde fotos, videos, audios de la persona fallecida. También le pueden dejar mensajes. Cada familia tendrá una clave de ingreso y el servicio será gratuito”, adelanta Flores. Dice que será algo así como el “Facebook de los muertos”.
A propósito, esa red social ofrece varias opciones en caso de muerte. Se puede dar de baja el perfil enviando a Facebook una esquela o aviso fúnebre que confirme el deceso o convertir el perfil en “conmemorativo”. Allí se pueden guardar y compartir los recuerdos de la persona fallecida, eliminar información confidencial –como las actualizaciones de estado– y restringir el acceso al perfil únicamente a los amigos confirmados. En esa red social conviven los que eliminaron el perfil del fallecido, los que lo volvieron un “homenaje” y aquellos que mantuvieron activa la cuenta, porque obtuvieron la clave de alguna forma. “Cuando alguien nos deja, no abandona ni nuestra memoria ni nuestra red social”, escribió Max Kelly, responsable de seguridad de Facebook, en el blog corporativo de la empresa. Calculan que en Facebook hay unas cinco millones de cuentas de gente muerta .
Antes de eternizarse en la Web, en Argentina ya hay cinco empresas que ofrecen participar de un velorio derribando kilómetros de distancia. Explica Flores: “Colocamos una cámara en la donde está el cuerpo y transmitimos el velorio online . Entonces si un familiar está lejos y por algún motivo no puede viajar, se conecta a Internet y lo sigue desde su casa”. A esta nueva forma, visual, se le agrega la musicalización de los funerales, algo que no era costumbre, y los velorios personalizados, además del creciente interés por la tanatoestética (ver aparte).
Las contraseñas de los correos electrónicos y de las redes sociales, son parte fundamental del patrimonio no físico de una persona. El “hackeo” de cuentas en nuestro país es ilegal –aunque suceda, claro– pero si se trata de una persona fallecida es todavía más difícil porque el hacker necesita que la persona esté viva para que caiga en su trampa. Sin embargo, ya hay empresas que ofrecen custodiar claves y contraseñas hasta que su dueño muera. “Testamento virtual”, una empresa con sede en España, se presenta en Internet como “una caja fuerte virtual para guardar toda su información más confidencial en un único servidor con acceso online de alta seguridad”. En esa “caja fuerte virtual” pueden dejarse desde claves de mail y tarjetas de crédito, imágenes de objetos que serán legados, hasta los pasos a seguir el día del funeral. ¿El costo? 30 euros anuales. Y el interesado puede vivir en cualquier parte del mundo.
© Escrito por Victoria de Massi y publicado por iEco de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 14 de Noviembre de 2011.
Link: http://www.que20.com/2010/07/03/identidad-digital-despues-de-la-muerte/
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