Huracán se hizo gigante en Arroyito...
Venció por 2-0 a Central en Rosario con un golazo de Peralta y otro de Benegas. El Globo cortó una racha de 16 partidos sin victorias como visitante, aunque en esa cancha ganó cuatro de los últimos cinco que disputó. El Canalla se hunde en la tabla y cayó en Promoción en lugar de Racing.
¡Cuánto vale este triunfo de Huracán en Rosario! ¡Cuánto significa en la recuperación de la confianza cuando todo parecía perdido y el panorama para la temporada siguiente comenzaba a complicarse! ¡Cuánta emoción en ese gol de Leandro Benegas, el 2-0 definitivo, después de su problema coronario que puso dudas a su joven carrera! Muchísimo, claro, porque además llevaba 16 partidos sin ganar como visitante. En cambio, para Central fue otro golpe durísimo, porque sigue rifando su permanencia en Primera, y sigue dependiente de un tropezón de otros equipos para no caer de nuevo en Promoción. Sin rumbo. Así está Central. Por eso se fue silbado por primera vez en la temporada. Por eso varios plateístas invadieron la zona donde estaban los dirigentes, que tuvieron que retirarse custodiados. Así es el clima que se vive en Arroyito.
Apenas se lastimaron. Apenas se agredieron en la primera etapa. Ninguno de los dos logró dar el tan ansiado salto de calidad y quedaron sumergidos en sus limitaciones, que lo muestran sus promedios, ahora más comprometido Central, por cierto. Por eso el cero les quedó bien, porque en esas insinuaciones, en esos arrebatos individuales, ninguno tuvo nivel colectivo, ni volumen de juego, ni potencia en el ataque para sacar ventaja. Central sufrió horrores la ausencia de Mario Paglialunga (no jugó por acumulación de amarillas), el equilibrio que tiene el equipo tanto en la marca como en la distribución. Estuvo Ballini y a su lado jugó Jonatan Gómez, que improvisado de doble cinco no sintió la posición. El volante quedó arrinconado y no pudo librarse de lar marca que le puso Huracán en la mitad de cancha. Finalmente, no funcionó la idea de Cuffaro Russo, porque Gómez nunca pudo cambiar de ritmo. La única carta ofensiva del local fueron los desbordes de Gervasio Núñez. Las dos más claras que tuvo el local estuvieron en sus pies, un centro que se cerró y pegó en el travesaño y otro bombazo que zurda que Monzón mandó al córner.
También fue muy tibio lo de Huracán, porque Toranzo no se puso el equipo al hombro y dependió de los arranques y desbordes del chico Gino Clara. Apenas eso. No tuvo sorpresa por los costas ni con Machín y ni con Peralta, y Balvorín fue un espectador de lujo.
Si en el primer tiempo apenas se habían lastimado en el segundo tiempo no se habían atacado hasta ese zapatazo de Peralta que cambió el partido. Central profundizó sus falencias, Núñez ya no lastimó por izquierda y el equipo fue pura confusión y desorden. Pese a que Cuffaro movió el banco siguió sin encontrarle la vuelta al partido.
Huracán parecía contento con el empate, bien parado con dos líneas de cuatro, con orden y prolijidad. Pero ese gol de Peralta, casi sacado de contexto, fue la llave. Ya no fue mezquino y hasta se animó a buscar y encontrar un gol más.
© Escrito por Andrés Actis y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 26 de Marzo de 2010.
Los Goles...
Lo sacudió en el aire...
Huracán volvió a ganar de visitante después de ¡15 fechas! y hundió un poco más a este nervioso Central, que está cada vez más comprometido: quedó en promoción.
La desgracia de Rosario Central es tal que, no sólo el equipo juega mal y deja una sensación más pesimista que optimista, y para colmo, podría caer en zona de Promoción cuando termine la fecha actual (Racing sigue a uno y Gimnasia LP a tres), sino que el tipo que empezó a encender la caldera en el Gigante de Arroyito es, justo, un ex Newell's, Adrián Peralta.
Qué noche, Canalla.
Y Huracán despacito, siendo paciente, sin desordenarse ni entrar en el nerviosismo del rival, con algo de inteligencia (no necesitaba mucha para ser más que este Central que se enredaba por la desesperación), consiguió, después de tanto calvario afuera del Ducó, 15 fechas para ser más exactos, volver a ganar de visitante. ¡Al fin, adiós mufa!
El problema que tuvo el Globo hasta esa delicia de Peralta fue que le falta aire para la última puntada. Se desinfla a la hora de definir. Ni Balvorín ni Gino Clara, las apuestas de Rivoira en la ofensiva, estuvieron derechos. El Chulo, precisamente, ya había ganado su partido desde la estrategia. Porque los cinco que plantó en el medio (Diego Rodríguez fue más volante por izquierda que lateral) se impusieron sobre los cuatro de Cuffaro Russo. Y así inclinó la cancha. El único que podía frotar la lámpara para el Canalla era Jonatan Gómez. Sin embargo, cuando lograba meter segunda no tenía compañeros como opciones de pases, o se embarullaba, como el resto, por la impaciencia que partía desde las tribunas y se reflejaba en la cancha.
Huracán sufrió un ratito, porque Gervasio Núñez metió un centro que pegó en el travesaño. Y las armas que utilizaba Central no eran las que propuso Cuffaro. De llegar tocando como quería el técnico ni hablar, el (mínimo) riesgo fue a través de disparos de media distancia, de tiros libres o de pelotazos a la olla. Es decir, llegaba como podía... Los de Rivoira, en cambio, atacaban con intenciones claras. Buscaba con ideas lo que hacía. Y si a Galíndez no acompañó la suerte como a Monzón fue porque Peralta la metió donde él quiso que entrara. A partir de ahí, si Central estaba nervioso, después del 1-0 quedó tendido para los bifes. Huracán sólo debía no cambiar su premisa para cerrar el partido. Lo hizo y se volvió tranquilo. Central se quedó tambaleando, con una espina odiosa y, a esta altura, ya rogando, suplicando por una ayudita ajena...
© Escrito por Vanesa Mitelberg y publicado en el Diario Deportivo Olé el viernes 26 de Marzo de 2010.
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