sábado, 21 de noviembre de 2009

Mi Tío "El Ché"... Rafael Guevara... De Alguna Manera...

Mi tío el Che

Médico, formado en Cuba y asmático como su tío Ernesto, se crió en la revolución cubana, combatió en Nicaragua y finalmente regresó al país, donde tuvo una fugaz participación en el programa de Canal 7 Médicos por naturaleza.

"En la familia puede haber algún primo menos interesado en política, pero no hay nadie a favor de la invasión yanqui en Irak, por poner un ejemplo", cuenta Rafael. (Fotos: Eduardo Carrera)


La lúgubre medianoche de un encierro clandestino hacía temblar las manos de Rafa Guevara, tendido en el suelo de un séptimo piso, sobre un colchón y una almohada estrujada por sus abrazos aterrados, ante el golpeteo insoportable del ascensor amenazante que acechaba cada noche.


“Cuando estaba listo para dormir, escuchaba ese ruido, ‘tucutuc, tucutuc’, y sentía un cagazo bárbaro, porque ya era conciente de lo que sucedía y tenía claro que si nos agarraban nos hacían cagar”. No había cumplido los 16, pero ya sabía que los buscaban y que un paso adolescente, un movimiento sin pensar, ponía en riesgo su vida y la de su padre. “Salía del colegio a las seis de la tarde y daba 275 mil vueltas, en el subte, en el colectivo, aquí y allá, para desorientar a quien pudiera seguirme, y llegaba a casa, en Boedo, a las 11 de la noche”.

Desde la clandestinidad, entre amenazas y su labor como defensor de presos políticos, su padre, Roberto, hermano del Che, improvisaba una pedagogía quizá no tan acertada: “El viejo me decía: ‘Mirá Rafa, no tengas miedo. Yo me pongo acá; vos ahí, y hacemos ruido. Hay que tirar nomás’. ¡Dejé de tomar la sopa porque me temblaba el pulso! Ese fue el mensaje tranquilizador del señor Freud Roberto Guevara”.

Temprano, demasiado temprano, descubrió Rafael la historia de lucha que portaba su apellido y precedía su existencia. Años antes del exilio forzado por la Triple A, su infancia se escurrió entre la angustia familiar por el asesinato del tío Ernesto y una incesante sucesión de llamados misteriosos.

—¡Hola!— decía Rafita, con solo ocho años, en sus primeras incursiones telefónicas.

—¡Comunistas hijos de puta, los vamos a matar!

De amenazas como esa y otras tantas que morían en el oído de mamá, cuando atendía y cortaba sin hablar, empezó a nutrirse otro Guevara revolucionario, también asmático, y médico, y militante, y latinoamericanista, y escritor. “Sí, sí, sí —interrumpe—, pero pará, pará. Te voy a decir una cosa: yo escribo cuentos y novelas. Ernesto nunca escribió una novela, ni un cuento. ¡Así que no me rompan las pelotas!, porque sabés qué… ¡Sabés qué, Ernesto! ¡Ahí te rompí el culo, viejo!”

Se ríe casi todo el tiempo y convida ron, mientras reniega de alguna foto que atenta contra su perfil subterráneo. Pero el paralelismo brota inevitable por tantas huellas rehundidas en el camino. “Mis decisiones fueron siempre propias —remarca— y, de hecho, mi faceta literaria viene de mi abuela Celia, que escribía buenos cuentos”. No admite comparaciones, Taco, porque “nadie puede llegar a los tobillos de Ernesto como pensador”.

Al margen de esa admiración, ¿padecés a Ernesto pisándote los talones, como un superyó omnipresente?

—No, ni en pedo. Hay una gran influencia suya sobre mí, pero también del exilio, de la revolución, de Cuba… Y Che hubo uno solo. “Pioneros en el comunismo, seremos como el Che”; es bárbaro, pero debería decir: “Ojalá pudiéramos ser como el Che”.

© Escrito por Nacho Levy y publicado en la Revista C del Diario Crítica de la Argentina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 19 de Noviembre de 2009. http://www.criticadigital.com/descargas/revistac.php

"En la familia puede haber algún primo menos interesado en política, pero no hay nadie a favor de la invasión yanqui en Irak, por poner un ejemplo", cuenta Rafael. (Fotos: Eduardo Carrera)

4 comentarios:

Unknown dijo...

leí este artículo y me conmovió!!!qué personaje rafa!!!si bien , che hubo uno sólo, en el adn habrá mucho de él. ´también, humildemente escribo, hay alguna pag web dónde leer tus cuentos?

De Alguna Manera dijo...

Muchas Gracias Mónica. Este artículo fu tomado del Diario Crítica de la Argentina...

Lamentablemente no tengo página con cuentos...

Un abrazo desde el barrio de Colegiales...

Unknown dijo...

entiendo, es posible obtener algún email de EL SOBRINO!!? JAJAJA

Pladel dijo...

Hola Taco. No sé si algún día llegarás a leer esto, tampoco si te acuerdas de mí. Soy Plácido. Estudiamos juntos en Cuba y después cada uno agarró su camino. Después supe de tí casi por casualidad y ahora te he estado buscando. No me preguntes por qué solo me recuerdo de los viejos amigos y me da alegría saber de ellos. Quizás tienes algún tiempo de mandarme un saludito corto a placido@delgado.at