lunes, 7 de julio de 2014

Adiós Saeta… De Alguna Manera...



Adiós Saeta…

Alfredo Di Stefano

Alfredo Di Stefano, considerado por la FIFA y la IFFHS como uno de los cinco mejores futbolistas de todos los tiempos, falleció hoy a los 88 años.  Con la camiseta de Huracán disputó 25 partidos y marcó diez goles.

En pleno mundial, el fútbol está de luto: falleció Alfredo Di Stefano, la Saeta Rubia, el referente de Johan Cryff, el primer futbolista en desempeñarse por toda la cancha, el jugador que fue fichado al mismo tiempo por el Barcelona y el Real Madrid y que con su arribo a la casa blanca provocó una revolución en el fútbol español logrando cinco Copas de Europa y ocho ligas españolas con el equipo blanco.

Mucho antes de su llegada a tierras europeas y su partida el futbol colombiano,  Di Stefano debutó con la camiseta de Huracán el 21 de abril de 1946, en un partido en el Globo cayó 1 a 0 frente a Chacarita en el Viejo Gasómetro. El joven delantero de 19 años provenía a préstamo de River, club en el cual era relegado porque la entidad de Núñez contaba con Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustou en su delantera.

“Ducó fue quien me contrató. Puso una pistola en la mesa y me dijo `bueno pibe, usted tiene que venir para Huracán”, recordaba alegremente Di Stefano de su llegada al conjunto de Parque Patricios, entidad en la que marcaría el gol más rápido del fútbol argentino hasta el momento (frente a River) y se ganaría el puesto tras convertir dos de los tres tantos de la victoria del Globo frente a San Lorenzo.

Finalizado su vínculo con el club, Tomás Adolfo Ducó intentó adquirir el pase del hábil futbolista, pero Juan Domingo Perón, presidente de la Argentina y enemigo del máximo pope del Globo, intervino el club, quitándole la posibilidad al club de adjudicarse el pase del máximo referente del Real Madrid.

Tras su paso por Huracán, Di Stefano regresó a River donde obtuvo el título de 1947 y dos años después emigró junto a muchos de sus compañeros a Colombia por la huelga de futbolista que se produjo en la Argentina. En Millonarios conquistó cuatro campeonatos y el interés del Barcelona y el Real Madrid, tras una gira que el elenco colombiano había realizado por España.

El Real Madrid negoció con River y adquirió el pase de Di Stefano en 1953, aunque Barcelona hizo lo mismo tras gestionar la compra con Millonarios. La decisión de la FIFA fue determinante: Di Stefano jugaría un año para cada equipo, aunque su llegada al conjunto Merengue fue tan relevante e identificativa con los aficionas, que el Barcelona decidió venderle al Real Madrid su parte al año siguiente.

El Huracán de 1946. Parados: Ramírez, Marinelli, Rebagliatti, Simes, Corzo y Unzué. Agachados: Salvini, Méndez, Di Stéfano, Videla y Alberti. CEDOC

Con el equipo blanco, Di Stefano ganó todo y se convirtió en uno de los jugadores más importantes de todos los tiempos compartiendo una mítica delantera con Ferenc Puskas y Paco Gente, aunque desde la cima nunca se olvidó de sus inicios en equipo de Parque Patricios: “En lo personal, además de haber defendido su camiseta, con el Globo me une una relación especial, ya que como nací en Barracas, siempre lo tuve cerca y aprendí a quererlo”.

”Por mis gustos, la identificación con el fútbol que practicaba Huracán fue instantánea, aunque hubo otros motivos que me hicieron admirar esa institución, como el hecho de que una de las primeras sedes sociales que se inauguraron fue la de Huracán. Y eso, para aquella época era toda una novedad, y una muestra de poder, de grandeza. La misma que siempre tuvo Huracán”, rememoró en el año 2002 al diario Olé la Saeta Rubia sobre su pasó por el club que siempre consideró grande: “Para mí los grandes siempre fueron seis y Huracán es uno de ellos”.

Tal vez, Di Stefano no exista más físicamente, pero su legado, su ideología futbolistas y su mito lo acompañaran por toda la eternidad. El mismo hombre que logró todo con el Real Madrid y que a sus 19 años se puso un Globo en el pecho que lo identificaría por toda la eternidad.

© Escrito por Matías Vasconcelos el Lunes 07/07/2014 y publicado por Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Las fotos:

 
 
 
 



domingo, 6 de julio de 2014

Este chico promete limpiar de plástico los océanos… De Alguna Manera...


Este chico promete limpiar de plástico los océanos…

Boyan Slat.

Boyan Slat tiene 19 años y una técnica para eliminar la mitad del plástico de nuestros océanos, millones de toneladas, en 10 años, dice. Tras construir y probar el primer prototipo, asegura que funciona, y John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos, y el primer ministro de Holanda ya se han reunido con él. Parece una idea loable, pero de bombero: limpiar de plástico todos los océanos de la tierra. Más aún si quien lo firma es un chaval de 19 años que pretende utilizar, para más inri, un aparato de propia creación. Pero se diría que no lo es, a juzgar por los apoyos que ha recabado -se ha reunido con John Kerry-, los foros en los que ha participado -la prestigiosa conferencia TED de Estados Unidos-, y la financiación que ha logrado -un millón de dólares en 25 días-

 
Boyan Slat, estudiante holandés, en su estudio con los primeros planos del sistema. Ana González Rueda. 

The Ocean Cleanup es un proyecto liderado por Boyan Slat, holandés nacido en Delft en 1995, que consiste en limpiar los océanos mediante una serie de barreras flotantes, ancladas al fondo marino, en las que el plástico se acumularía gracias a las corrientes marinas. Una plataforma alimentada al 95% con energía solar lo extraería después, y finalmente se llevaría a tierra para ser reciclado. El sistema, asegura Slat, podría eliminar en 10 años la mitad de esa basura sin perjudicar a la fauna marina. Costaría además 33 veces menos que los métodos convencionales, los cuales tardarían siglos en hacer el mismo trabajo.

Actualmente existen cinco sopas de plástico en el mundo, atrapadas en las cinco corrientes oceánicas: el Pacífico Norte y Sur, el Atlántico Norte y Sur, y el Índico. Se estima que la del Pacífico Norte mide 1.400.000 km2, y expertos de las universidades de Delft y Hawaii han calculado que en 2020 habrá 7,25 millones de toneladas de dicho material (hoy 6,4 toneladas) flotando en los océanos, el equivalente a 1.000 torres Eiffel. El informe lo han hecho a petición de Slat, y es que a tesón no le gana nadie. «No me han llamado tanto loco, como me han dicho que la idea no tenía fundamento. Pero lo que hice fue comprobar si realmente lo tenía o no. Y hemos demostrado que sí». Un fenómeno viral.

Crónica contacta con Boyan Slat tras solicitar entrevista a través de su jefa de prensa. Ella es uno de los 100 trabajadores de la fundación The Ocean CleanUp, creada por Slat, de los cuales 10 son fijos, y entre los que se cuentan ingenieros, científicos, abogados o economistas.

El holandés nos atiende solícito desde Grecia, a pesar de estar disfrutando -o intentándolo- de su segundo día de vacaciones en seis meses. «Creo que el último fue el 2 de enero», explica Boyan en un perfecto inglés. «Todo empezó durante otras vacaciones, precisamente en Grecia, con mis padres. Estaba buceando, y el mar estaba lleno de plástico... ¡Había más bolsas que peces! De regreso a Holanda una idea me obsesionaba. Me di cuenta de que la gente nunca dejaría de tirar plástico a los mares, y que por esta razón la educación y prevención solas no valían. El plástico del mar tenía que poder limpiarse de alguna manera».

Con motivo de un trabajo en el instituto, Slat comenzó a investigar. «Me di cuenta de que podía haber una alternativa. En vez de ir a por el plástico, podíamos esperar a que viniera a nosotros gracias a las corrientes marinas. Barreras flotantes lo atraparían y concentrarían, y una plataforma lo extraería. La vida marina pasaría por debajo, porque es un sistema sin redes», explica.

Público selecto

Las 80 horas programadas para elaborar el proyecto escolar «se convirtieron en 800», añade. Y acabó presentándolo en la conferencia TED el 2 de junio de 2012. El mismo tipo de acto en el que han participado Bill Gates, Obama, Bill Clinton o Larry Page, uno de los fundadores de Google, y al que se accede tras un proceso de selección. En el vídeo de YouTube que inmortaliza el evento, y que tiene ya 1,6 millones de visitas, se escucha a un Slat con voz temblorosa, y 19 años de edad.

A pesar de la buena acogida «al presentarlo, me di cuenta de que no tenía nada más que eso, la idea», reconoce. Lejos de amilanarse, de vuelta a Holanda envió una lista de 50 preguntas a ingenieros y profesores para saber si el proyecto era viable, y comenzó a buscar patrocinio. De las 300 empresas a las que llamó, sólo una contestó, y no llegaron a nada. Para entonces ya había dejado sus estudios de primer año de ingeniería aeronáutica y había creado la fundación. «No tenía vida social», reconoce. Pero el 26 de marzo de 2013 cambió el curso de los acontecimientos. «El teléfono comenzó a sonar y no paraba. Las redes sociales explotaron, recibí 1.500 mails diarios. La historia se había hecho viral. Ya no estaba solo».

Con ayuda del equipo de voluntarios recién creado iniciaron una campaña de crowdfunding con la que consiguieron 18.000 dólares en 15 días. Y llegaron también las primeras críticas. «Nunca hemos encontrado oposición al proyecto, pero sí mucha gente que no creía en él por diversas razones. Fue entonces cuando decidí comprobar si podían refutarse o no. Ahora ya teníamos el dinero y la gente para hacer el estudio de viabilidad».

Un año más tarde y con la ayuda de diversos colaboradores, entre los que se cuentan varias ingenierías holandesas, el documento está impreso y encuadernado con tapas de plástico reciclado, tal y como se puede ver en el vídeo YouTube de su segunda conferencia TED. «Nos llevó un año, pero ya lo tenemos. Punto por punto hemos rebatido todas las razones por las que nos decían que no se podía hacer». Son las que arguyen personas como Stiv Wilson, director de campañas de la ONG 5Gyres (gyre, en inglés, corriente circular), y que se resumen en cuatro puntos: que el plástico no está en la superficie sino a tres metros de ella, que el océano es demasiado profundo para cualquier sistema de anclaje, que el sistema de Slat daña el ecosistema al succionar el agua, y que el plástico recogido no se puede reciclar.

«Pero nosotros hemos demostrado que las tormentas lo sacan a la superficie, e hicimos una barrera que puede aguantar el 95% de las condiciones», explica el muchacho. «También que se puede usar el mismo sistema de anclaje con el que se ponen las amarras en los puertos, pues la posición no requiere gran precisión. Y si el plancton se quedara o se dañara, restaurar la biomasa costaría menos de siete segundos en un año. Además, hemos hecho aceite a partir de media tonelada de plástico del mar».

Dos Millones

The Ocean CleanUp hizo público el estudio el pasado día 2 de junio, y con él han iniciado la segunda fase del proyecto: construir un prototipo a escala real. Para ello necesitan dos millones de euros que pretenden recaudar a través de una campaña de crowdfunding en 100 días. Transcurrida la cuarta parte, ya han conseguido un millón. La prueba con el primer prototipo, con barreras flotantes de unos 40 kilómetros, tuvo lugar en las Azores y, según Slat, confirmó los resultados. ¿Quién ha dicho que las ideas de bombero no funcionan?

© Escrito por Eva Dallo el Domingo 06/07/2014 y publicado en el Diario El Mundo de la Ciudad de Madrid, España.