sábado, 19 de noviembre de 2011

Los subsidios... De Alguna Manera...

“Renuncia voluntaria”...

Los subsidios al consumo de electricidad, gas, agua y al transporte público tienen un objetivo económico y un componente político ineludible para su análisis. No son gastos que el Estado debe ahorrar para no generar distorsiones, como han insistido en los últimos años representantes de la corriente ortodoxa, y que, de acuerdo con las reacciones de estos días, han tomado la delantera en esa disputa sobre el sentido común. En ese batallar contra los subsidios han contado de aliados a no pocos heterodoxos, que han adaptado ese discurso con la bandera de la equidad distributiva. Unos y otros recortan el significado central de los subsidios como una importante herramienta de la gestión económica, para incentivar el consumo masivo, la producción y la competitividad de la economía.

Las medidas de recortes anunciados y por venir apuntan a esos dos componentes (gasto público y altruismo ciudadano), aunque sólo está explicitado el segundo en las declaraciones de los ministros. Esto último se instrumentará con un recurso que apela a la sensibilidad social: la “renuncia voluntaria” del subsidio. El Estado no es una ONG que requiere de comportamientos solidarios de la población, sino que debe definir normas generales con criterios determinados para su cumplimiento. Algunas podrán ser observadas como progresivas y otras como regresivas, sin trasladar su responsabilidad de decisión. En esa línea de solidaridad social se podrían establecer también precios diferenciados para la carga de nafta hasta terminar con un carnet de pobres o de clase media baja para ser acreedor de subsidios al combustible. O proponer a los ahorristas de plazo fijo la opción de pagar el Impuesto a las Ganancias sobre los intereses, hoy injustamente exentos. Se establecería así la implacable ley del mercado: “Quien puede pagar, que pague”. ¿Los padres de familias acomodadas en la pirámide de ingresos, que envían sus hijos a escuelas privadas que reciben subsidio estatal, también deberían hacer un acto de contrición y renunciar a ese aporte? Sólo en el área de la Ciudad de Buenos Aires, de un total de 789 establecimientos educativos de gestión privada que existen, 441 reciben aportes estatales para el pago de los salarios de los docentes, totalizando recursos por más de 800 millones de pesos anuales.

Es notable cómo han calado hondo concepciones de vida neoliberal, individualista, de dádiva del rico al pobre, incluso en analistas que no se reconocen como conservadores. Un mecanismo opuesto al de la “renuncia voluntaria” de subsidios es el sistema de fiscalización de compra de divisas, que el mismo gobierno implementó hace veinte días. Quien quiere adquirir dólares en la ventanilla de un banco no se presenta y dice que tiene una estructura patrimonial aceptable para concretar la operación. Es la AFIP la que determina si es posible efectivizar la transacción al establecer ciertas reglas de aceptabilidad, con criterios que pueden ser criticables, pero la decisión no queda en manos de la persona, sino en las del Estado.

Los subsidios son una potente herramienta de política económica utilizada por diversos países para consolidar su desarrollo. No son malos per se, como deja traslucir el discurso de la ortodoxia, que comienzan con los subsidios y luego lo extiende a todo el gasto público. Desde la perspectiva de la teoría neoclásica, suele atribuirse a este tipo de políticas una excesiva intervención en la economía con efectos “distorsivos”, que inhiben el libre funcionamiento del mercado y el despilfarro de recursos en gastos “superfluos”. Resulta fundamental entonces precisar conceptualmente el carácter de los subsidios para eludir definiciones morales sobre quienes son los beneficiarios, y conservadores sobre el papel del gasto público. Al rescate de ese objetivo, la economista Eugenia Aruguete ofrece una explicación oportuna en “La actual política de promoción económica, subsidios y préstamos del Estado Nacional. Gastos tributarios y directos en el marco de una estrategia fiscal expansiva”. Señala que “varios son los fines que motivan la aplicación de subsidios. Los principales son mantener estable el precio y las tarifas de ciertos bienes y servicios”. Apunta que ésta es, predominantemente, la razón de los subsidios al transporte, al sector energético y a la industria agroalimentaria. También, la de atender el funcionamiento de empresas públicas, como Agua y Saneamientos Argentinos (Aysa). Otro objetivo es el de impulsar el desarrollo de determinados sectores productivos. “Estos subsidios han tenido como una de sus principales finalidades contener el alza de precios y tarifas”, indica. Aruguete destaca que esa estrategia tiene un impacto directo sobre el ingreso real de la población, especialmente de aquellos sectores en los que los bienes y servicios subsidiados tienen un peso relevante en sus canastas de consumo. Y un efecto indirecto sobre el Producto, en la medida en que mejores ingresos posibilitan un mayor consumo, operando sobre la demanda agregada.

En el sector productivo, los subsidios a empresas pueden mejorar las condiciones de producción, estimulando una mayor inversión y favoreciendo el desarrollo de actividades que no se hubieran realizado sin incentivos. La concesión de subsidios, especialmente si se destinan a financiar actividades proveedoras de bienes y/o servicios industriales, como la energía, puede disminuir los costos empresarios y mejorar la competitividad de las firmas, promoviendo inversiones industriales y generando empleo. Esto implica que una empresa puede ganar mucho dinero y a la vez recibir subsidios, porque sería una decisión del Estado fomentar esa actividad en función de un objetivo de desarrollo. Es lo que hacen otros países estableciendo compromisos de inversiones, creación de puestos de trabajo, metas de exportación de las compañías beneficiadas. Esto significa que los subsidios no son un gasto público indiscriminado y que debe ser eliminado totalmente porque genera distorsiones, sino que es una herramienta de política económica a la que el Estado no debe renunciar en el altar de la ortodoxia.

Los subsidios son un factor relevante de una política fiscal expansiva, que tiene efectos positivos sobre la economía a través de múltiples mecanismos. De manera directa, alimentan el nivel de actividad vía la expansión del gasto público, componente central de la demanda agregada. Indirectamente, inciden sobre el crecimiento económico en virtud de su capacidad potencial de estimular la demanda de inversión (pública y privada) y el consumo. Por lo tanto, eliminarlos o reducirlos implica una contracción fiscal con el consiguiente resultado opuesto al de la expansión. Además, se presenta el riesgo de sumar tensiones inflacionarias. Si el Gobierno eligió ese camino porque prevé un 2012 apretado por la crisis internacional, puede terminar por confirmarlo debido a que se trata de una medida procíclica: para los usuarios, un menor consumo; para las empresas, una merma de competitividad.

Se sabe que las medidas económicas no están escindidas de la política y, por lo tanto, ese componente debe considerarse para un análisis abarcador, aunque incorporando una base conceptual de los subsidios en términos económicos lejos de las ideas de la ortodoxia. Por eso es una pregunta que no contempla las etapas históricas de un proceso ni los componentes políticos la pregunta “¿por qué no lo hicieron antes?”. La decisión del Gobierno de impulsar la “renuncia voluntaria” al subsidio tiene su explicación en el objetivo de evitar en forma inmediata el costo social de modificar el sistema de distribución de recursos luego del intento fallido de 2008, por resistencia de organizaciones de consumidores y de la oposición política con el apoyo de gran parte de los medios de comunicación. Habrá que esperar el momento de la recepción de las facturas para evaluar si la nueva estrategia logra superar ese costo. Además, resulta obvio que ahora existe un escenario político amigable para el Gobierno luego de las elecciones presidenciales.

Por otro lado, el frente fiscal de esta medida apunta a consolidar la recuperación de los superávit gemelos (cuenta corriente y fiscal). Esto no es una decisión económica, sino fundamentalmente política. Se sabe que una economía puede mantener su estabilidad con los actuales saldos de esas dos variables, que incluso registran mejores resultados que varios países. Pero por las características políticas y del poder económico de Argentina, desde un comienzo la administración kirchnerista estableció como norma para gobernar una sobreexigencia del saldo de esas cuentas para que la legitimidad política en las urnas pueda ser ejercida con cierta autonomía frente a diversas corporaciones, que ante algún signo de debilidad arremeten, como se observó en los últimos años en diferentes frentes, y más reciente en el mercado cambiario.

© Escrito por Alfredo Zaiat y publicado el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 19 de Noviembre de 2011.



jueves, 17 de noviembre de 2011

Pagar los votos... De Alguna Manera...

Llegó la hora de pagar los votos...

Barrer debajo de la alfombra y echarle la culpa a una conspiración no será una solución a la faltante de recursos que sostuvieron la parte artificial de la bonanza

Seguramente, hubo gente que votó a la Presidenta más allá de su bolsillo. Seguramente hubo gente que no la votó, a pesar de su bolsillo.

Pero lo cierto es que, independientemente de las razones que llevaron al 54% de los ciudadanos/as del país que finalmente votaron, a elegir la continuidad del kirchnerismo, el Gobierno actuó, en estos años, como si lo único que les importara a los votantes fuera la situación económica de corto plazo.

Así, el precio de los servicios públicos se mantuvo congelado para alegría de la mayoría de los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense. Así, las jubilaciones mínimas tuvieron fuertes aumentos reales. Así la masa salarial (empleo por salarios) del sector público y privado formal, se incrementaron bien por encima de la inflación y de la productividad de la economía.

Así, el poco crédito disponible se orientó al consumo de bienes durables, a tasas relativamente bajas. Así, se otorgaron subsidios monetarios a distintos sectores de la población y se regalaron desde el fútbol para todos a netbooks. Así, se mantuvieron bajos los precios que reciben los productores de gas y petróleo, para no presionar sobre los precios finales de los derivados.

Todo esto generó un clima general de bonanza económica.

Una parte de ese clima se sustenta en un cambio importante de los precios de los productos que la Argentina exporta desde el sector agroindustrial –mejora de los términos del intercambio. Es decir, parte de la bonanza se basa en elementos firmes y relativamente estructurales, más allá de las caídas coyunturales que podamos ver en los próximos meses/años de dichos precios. Se produce más soja y la vendemos, en diversas formas, más cara.

En ese aspecto, somos claramente más ricos. Otra parte de la bonanza resulta de la particular relación industrial con Brasil, en especial del sector automotriz, que fabrica autos y autopartes, para satisfacer el aumento de la demanda de ese país y que también tiene una mezcla de coyuntura y estructura.

Pero otra parte de esta bonanza no tuvo una base sólida. Por el contrario, sólo fue posible por la “herencia recibida” por la abundancia de dólares provenientes de la mencionada soja, por el uso de stocks acumulados o por el abuso de la emisión monetaria como mecanismo de financiamiento.

El congelamiento de tarifas sólo fue posible dada la capacidad instalada excedente de la década del 90 en los sectores proveedores de energía. Si hubiera habido que, además, invertir en serio, el monto en subsidios hubiera explotado.

Obviamente, esto no ha sido gratuito. El deterioro del stock de capital en el sector energético es evidente. A su vez, al no remunerar adecuadamente a los productores locales, la exploración y producción de petróleo y gas ha estado cayendo, demandando cada vez más importaciones y más dólares. En el caso del transporte, hubo alguna renovación en el transporte automotor de pasajeros, pero no es el caso del transporte ferroviario, que ajustó por calidad. Mientras que el caso de subterráneos es “mixto”. Hubo alguna inversión en ampliación de la red, pero con visibles ajustes a la baja de la calidad total del servicio.

Lo mismo ha ocurrido con el deterioro de la infraestructura vial y su no actualización y modernización, de lo que dan cuenta, desgraciadamente, los muertos y heridos en las rutas argentinas.

Todo esto se financió con mayor presión impositiva, no sólo a los exportadores agroindustriales y energéticos, si no también al resto de la producción que compensó con escala y mayores precios. Y cuando esto no alcanzó, se usaron los fondos de las ex AFJP, las reservas en dólares del Banco Central y la emisión monetaria (más inflación).

Ahora, lo que queda claro, es que se están agotando los recursos para el componente “artificial” de la bonanza. La gente lo intuye y compra dólares para protegerse de un eventual nuevo “manotazo” a los stocks. Los empresarios lo saben y esperan para ver a quién le toca pagar o pretenden “influir” para no ser ellos y que sean “otros”. El Gobierno también lo sabe, y apuesta a la policía y al acuerdo social. A la Argentina le ha llegado la hora de pagar la fiesta macroeconómica de estos años. Cuanto antes y más profesionalmente lo hagamos, menores serán los costos.

Barrer debajo de la alfombra y echarle la culpa a una conspiración, aunque la hubiere, nunca será una solución.

© Escrito por Enrique Szewach y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 12 de Noviembre de 2011.

Fusilamientos en China. De Alguna Manera...

Escalofriantes confesiones de un verdugo chino...

China ejerce un férreo control sobre la información, y no publica estadísticas sobre la cantidad de gente que ejecuta. Foto: Cedoc

Contó detalles inéditos de fusilamientos en el gigante asiático. Que la política de derechos humanos de China no es impecable es algo que reconoce incluso su presidente, Hu Jintao. Pero ahora, por primera vez y en medio de un Estado que controla toda la información, un hombre relató cómo se llevan a cabo los fusilamientos en el país más poblado del mundo.

Hu Xiao es un veterano oficial de la policía judicial. Su trabajo es fusilar a los prisioneros condenados por homicidios y otros crímenes de pena capital.

"No es tan complicado como piensa la gente. Todos usamos rifles, nos paramos a cuatro metros del condenado, apuntamos, gatillamos y listo", dijo el hombre al diario Beijing Evening News, según reprodujo el sitio de la agencia Reuters.

La mayoría de los prisioneros, contó Hu Xiao, están tan aterrorizados que no se pueden mantener en pie antes del fusilamiento. La excepción fue un ex soldado condenado por homicidio: "se paró y corrió hacia nosotros. El resultado fue un objetivo en movimiento que fue derribado", comentó.

China ejerce un férreo control sobre la información, y no publica estadísticas sobre la cantidad de gente que ejecuta. Pero organizaciones de derechos humanos, entre ellas Amnesty International, dice que la cifra es la mayor de todo el mundo y se calcula en miles por año. Estados Unidos, en comparación, ejecutó a 46 personas en 2010, casi todas por inyección letal.

Cuando comenzó con su tarea, Hu Xiao observaba a otros agentes realizar los fusilamientos. Luego fue su turno: sólo estuvo nervioso una vez, pero por miedo a fallar al blanco y pasar vergüenza frente a sus compañeros. Tampoco parece sentir remordimiento por su trabajo: "Toda esta gente obtuvo lo que merecía por sus crímenes", dijo, según Reuters.

© Publicidad por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el miércoles 17 de Octubre de 2011.


miércoles, 16 de noviembre de 2011

Calladismo oficial... De Alguna Manera...

Calladismo oficial...Añadir vídeo

Paraperiodismo explícito. Dibujo: Pablo Temes.

En medio de las tensiones económicas, nadie del Gobierno habla. Y, menos, critica. El rol periodístico.

El comandante sandinista Tomás Borge solía decir que a los amigos hay que criticarlos de frente y elogiarlos de espaldas. El ex guerrillero es un experto en el arte de la conducción política y militar, que es la manera más filosa de mezclar debate horizontal con disciplina vertical. Borge estaba obsesionado en su lucha contra los obsecuentes y los traidores, a quienes consideraba dos caras de la misma moneda. Respecto de la relación tan flexible que los hombres nicaragüenses suelen establecer con las mujeres tenía una definición bien del realismo mágico latinoamericano: “Yo no soy fiel porque fieles son los perros. Soy leal, que es otra cosa”. Valoraba al que le decía una verdad aunque le doliera y despreciaba al que le mentía para chuparle las medias.

No es el caso de los Kirchner. Ni Néstor en vida ni Cristina reelecta fomentaron la crítica constructiva puertas adentro. Valoraron los gestos de rebeldía en sus espejos. Pero no en la actitud de los demás. Prefieren, públicamente, subordinados y valerosos militantes antes que cuadros capaces de cuestionar sus decisiones. La excepción a la regla apareció cuando la Presidenta pisó el legendario Teatro Maipo. Habló maravillas de las esculturales Nélidas (Roca y Lobato) y las caracterizó como “minones”. No faltó el que desde la hinchada le gritó: “Vos sos más linda”. Ella, que efectivamente es una mujer bella, contestó con una clase de política: “Che, déjense de embromar, que me quieran es una cosa, pero que me mientan es otra”.

El buen liderazgo, el que se prolonga en la historia, no se construye sobre la base del “si-cristinismo”. Y mucho menos generando temor en sus colaboradores. El respeto se gana con audacia, seguridad en sí misma, amplitud, serenidad y ecuanimidad a la hora de gobernar. Nunca con la amenaza de una Siberia adonde van a parar los disidentes como Alberto Fernández, Julio Bárbaro o Miguel Bonasso, entre otros, aunque hayan sido del grupo Calafate de la primera hora. De hecho, los Kirchner construyeron sus exitosas carreras políticas enfrentando al verticalismo. Hasta huyeron de Montoneros cuando olfatearon el militarismo suicida que se venía. Quedaron en los títulos de los diarios las declaraciones de la senadora Cristina cuando dijo: “Yo no soy la recluta Fernández para acatar órdenes”. Fue expulsada del bloque peronista por no subordinarse, aunque ella siempre sospechó que fue para sacarse testigos incómodos de encima. Eran tiempos de la megacorrupción conocida popularmente como “ley Banelco”, que en los próximos días se va a ventilar en tribunales y que inició el final del gobierno de Fernando de la Rúa.

La mayoría de los funcionarios están hoy callados. Acatando, otorgando. Hasta el mismísimo Aníbal Fernández apagó su locuacidad habitual. Cuesta conseguir ministros y funcionarios que hablen. Y eso que tienen casi 12 millones de votos y un triunfo histórico para sacar pecho. ¿Les agarró un ataque de pánico por un posible castigo de Cristina a la hora de armar el próximo gabinete y ordenar las autoridades de ambas cámaras legislativas y de los bloques? No dicen nada para no meter la pata. Quieren hacer buena letra por las dudas.

El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, en un encuentro con intelectuales del palo como Ernesto Laclau, dijo que “el consenso absoluto no es más ni menos que una utopía reaccionaria y el conflicto es nuestra herramienta de combate contra eso”. Fomenta un debate hacia fuera. Pero, puertas adentro, el kirchnerismo no debate. Hasta algún ex funcionario perdió el encanto y dejó de ir a Carta Abierta porque la discusión es demasiado monitoreada y moderada. Entre los periodistas militantes aparecen dos grupos. Los lúcidos analistas políticos no fanatizados, como Mario Wainfeld o Hernán Brienza, que defienden rumbos estratégicos pero que son capaces de marcar respetuosas diferencias o aportar miradas desde otro lugar que siempre ayudan a equivocarse menos. Dicen que en esos textos es donde más abreva conceptualmente la Presidenta. Pero hay ministros sin cartera que se han convertido en vehículo de la información de los servicios o de otros organismos que manejan información sensible como la AFIP. Son operadores todo terreno. Abusan del periodismo y lo convierten en una trinchera de sus propias ambiciones. Peores son los escrachadores mediáticos que defienden las prebendas del triple empleo estatal. Son como barrabravas cuya única misión es insultar al rival y festejar hasta los córner del equipo de Cristina. Ultimamente operan contra periodistas a los que nadie podría caracterizar como destituyentes de derecha, como Pablo Marchetti, el director del semanario satírico Barcelona. Unos se meten con su vida personal y otros dicen que fue demasiado lejos con títulos como: “Revelan que a un año de la muerte de Néstor Kirchner lo único que no está a su nombre son las cuentas en Suiza”.

¿Le sirve a la Presidenta un amigopolio que es incapaz de plantear el mínimo matiz, la más razonable de las críticas? ¿O además de gobernar casi en soledad debe descubrir ella sola los posibles errores o fisuras del modelo? ¿Algún paraperiodista le advirtió a la jefa de Estado que el dólar se viene fugando masivamente hace mucho? ¿Alguien se atrevió desde los medios adictos a reconocer que el festival de subsidios discrecionales y opacos era una bola de nieve que podía perjudicar al Gobierno? ¿Tuvo alguno el coraje social o periodístico de reconocer que la mentira del Indec tiene patas cortas como todas las mentiras? Hasta el propio Eduardo Basualdo, de la CTA oficialista, marcó que la pobreza es del 21,2% y no del 8,3% como malversa el Indec desde el desembarco patotero de Guillermo Moreno. Es decir que se ocultan más de 6 millones de pobres. Ningún escriba marcó las diferencias entre la autonomía patriótica frente a las injerencias de los EE.UU. y el infantilismo papelonero de un canciller como Héctor Timerman operando con sus tenazas en el avión que había enviado Barack Obama.

Los periodistas a secas fueron planteando estas y otras dudas. Marcaron algunas de esas luces amarillas sobre el tablero del oficialismo. Tal vez Cristina pudo ver esas turbulencias económicas porque el periodismo que mantiene la mirada crítica lo planteó. Por lo pronto, siempre es bueno que en una democracia cada uno juegue su rol. Y el del periodismo es iluminar las sombras. Para gacetillas de autoelogio están las secretarías de prensa y la propaganda oficial. El periodismo crítico no conspira. El que palmea la espalda del Gobierno y salta por un bizcocho no ayuda. En un elogio a la rebeldía, Bárbaro dijo que “traidor es el que ve un error y lo calla por temor”. El periodismo que sirve no es servil. La peor opinión es el silencio, decía como consigna el gremio de prensa. No hay que confundir lealtad con fidelidad. Y alguna vez atreverse a criticar de frente, como pedía Borge a sus amigos.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 12 de Noviembre de 2011.

martes, 15 de noviembre de 2011

Colombia 1 vs. Argentina 2... Eliminatorias Mundial de Fútbol Brasil 2014... De Alguna Manera...

Pagó la audacia del segundo tiempo...

Cuando tuvo que salir a buscar el partido, empujado por la desventaja, el equipo nacional mostró lo mejor, con un Messi descollante. El planteo de Sabella en el arranque no dio frutos, pero el ingreso de Agüero cambió el panorama. Se lesionó Burdisso.

La Selección que salió a jugar de entrada en Barranquilla no convenció. Fue apenas un bosquejo desprolijo y amarrete del equipo con el que sueña el hincha, y por eso la primera parte del encuentro frente a Colombia estuvo lejos de despertar la emoción. La respuesta natural de los futbolistas, ante el exceso de prudencia del entrenador Alejandro Sabella al armar el equipo, fue tan pobre que hubo que conformarse con un toqueteo de pelota en la zona de volantes, donde el equipo parecía mandar, pero sin imponer su propio potencial, un dato que no es menor.

Era precisamente en el medio donde Argentina se desinflaba. Con Guiñazú, Braña y Mascherano preocupados por la recuperación, y Sosa como generador obligado de juego, tanto Messi, bien tomado por Bolívar, como el goleador Higuaín entraban poco y nada en juego. Ni Clemente Rodríguez ni Zabaleta conseguían penetrar por las bandas al conjunto local. El partido se volvió ordinario.

Con una apuesta notoriamente inferior, Colombia complicó cuando Armero se escapaba a espaldas de Sosa, asociándose con el atacante Ramos, y también con las apariciones esporádicas de James Rodríguez. Aunque tampoco llegaba con claridad sobre el arco de Romero.

Los últimos minutos de esa primera parte fueron un verdadero martirio. La salida de Burdisso por lesión, luego de ir a trabar con desmesura una pelota ante Rodríguez (ver aparte), repercutió en la concentración del conjunto nacional, que comenzó a ser superado.

La mala fortuna quiso que Colombia se fuera al descanso en ventaja. Luego de una falta de Mascherano en la puerta del área, Pabón ejecutó un tiro libre que parecía controlable para Romero, pero que el propio Mascherano, al intentar despejar el buscapié, la terminó metiendo en contra. No era justa la diferencia, más allá de que la Selección no había hecho prácticamente nada serio como para plasmar alguna diferencia en el marcador.

Obligado, Sabella cambió a tiempo y entonces la Argentina mejoró. El DT sacó a Guiñazú, que hasta ahí sólo se había limitado a jugar la pelota segura hacia los costados, y puso a Agüero, que terminó siendo clave en la victoria. Con él aparecieron Messi e Higuaín y la Selección cambió completamente la cara. El equipo se adelantó y comenzó a generar peligro. Sosa se tiró hacia la izquierda y desde ahí fue más profundo; Messi soltó amarras y junto con Agüero e Higuaín logró desarmar el cerco colombiano. Y aparecieron los espacios que la Selección aprovechó para dar vuelta el trámite.

El empate llegó a los 60 minutos, tras una buena combinación entre Messi y Sosa, quien sacó un centro atrás en el que el arquero Ospina se complicó con Yepes y terminó dando un rebote que el crack del Barcelona tomó para poner el 1-1. El empate terminó siendo determinante para lo que quedaba del encuentro. Colombia, que bajó notoriamente su rendimiento, se vio empujada a atacar y los espacios se multiplicaron.

Un pase largo de Agüero desde el mediocampo abrió el camino para el gol de la victoria. Messi recibió y tras sacarse a un hombre de encima habilitó a Higuaín. Este enganchó en el área y medio cayéndose sacó un derechazo que Ospina no pudo controlar. Agüero, que había seguido la jugada, apareció en el área para tomar el rebote y, de derecha, puso a la Selección en ventaja. Sabella ordenó el ingreso de Gago por Higuaín, como para que no quedaran dudas de su idea original y de la necesidad de un resultado favorable. Messi, que para esa altura ya había recobrado su verdadera dimensión, estuvo cerca del tercero, que no fue porque Ospina le tapó el disparo y Mosquera alcanzó a despejar sobre la línea.


COLOMBIA 1

Ospina; Zúñiga, Mosquera, Yepes, Armero; Pabón, Bolívar, Aguilar, J. Rodríguez; Ramos, Martínez.
DT: Leonel Alvarez.


ARGENTINA 2

Romero; Zabaleta, F. Fernández, Burdisso, Rodríguez; Sosa, Braña, Mascherano, Guiñazú; Messi, Higuaín.
DT: Alejandro Sabella.

Estadio: Metropolitano (Barranquilla).

Arbitro: Salvio Fagundes (Brasil).

Goles: 44m, Mascherano (A), en contra; 60m, Messi (A); 84m, Agüero (A).

Cambios: 37m Desábato por Burdisso (A); 46m Agüero por Guiñazú (A), 62m D. Moreno por Pabón (C), 75m Quintero por J. Martínez (C) y Arias por Aguilar (C), 85m Gago por Higuaín (A).

© Publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el miércoles 16 de Noviembre de 2011.




lunes, 14 de noviembre de 2011

Patronato de Paraná 2 vs. Huracán 1... De Alguna Manera...

El Patrón manda...

Como local, con goles de Jara y Miranda, Patronato derrotó por 2-1 al Globo y, así, quedó en el quinto puesto con 21 puntos, al igual que Ferro. Sánchez Prette señaló el gol para Huracán, que sumó su tercera derrota consecutiva y quedó en zona de Promo.

En Paraná, un equipo pisa fuerte en la B Nacional. Se trata de Patronato, que le ganó como local a Huracán por 2-1 y, así, se prende en el lote de los de arriba. Preocupación para el Globo, que quedó en zona de Promoción.

A los 19 minutos de la primera mitad, Diego Jara aprovechó una salida en falso de Gastón Monzón para poner en ventaja al Santo. Nuevo error del arquero quemero, que había sido protagonista por una equivocación que también terminó en gol en la en derrota ante Central. Diez minutos más tarde, en una buena jugada colectiva, Cristian Sánchez Prette le había devuelto la esperanza a los de Parque Patricios al señalar el empate. Pero poco les duró la tranquilidad, ya que sobre el final de esa primera mitad, Franco Miranda volvió a adelantar al dueño de casa. En el complemento, Patronato supo aguantar el resultado para quedarse con los tres puntos. Huracán buscó, aunque no logró torcer la historia.

Con esta victoria, los dirigidos por Marcelo Fuentes se ubican en el quinto puesto de la tabla con 21 puntos, igualando la línea de Ferro. En la próxima fecha, tratando de extender la racha exitosa sin perder (cinco partidos), viajarán a Mar del Plata para jugar con Aldosivi. En la vereda de enfrente, el panorama pinta oscuro para el Globo. Llegó a su octava caída en el torneo y, por si fuera poco, comienza a mirar la tabla de los promedios. Deberá seguir trabajando Diego Cocca para revertir este presente.

© Publicado por el Diario Deportivo Olé el lunes 14 de Noviembre de 2011.


Anda por el piso...

Monzón se tropezó con Núñez y le regaló el 1-0 a Jara. El arquero ya venía de mandarse macanas ante Central y Atlético y la gente del Globo lo insultó.

Andate solo la puta que te parió...”. El grito de la gente del Huracán que viajó hacia Paraná marcó un quiebre en la relación. A pesar de haber levantado las manos para pedir perdón, la seguidilla de errores de Gastón Monzón parece haber colmado la paciencia de los hinchas que no se aguantaron una nueva macana, la cuarta de los últimos cinco tantos que le convirtieron al Globo.

Anoche salió mal a cortar una jugada que era riesgosa, ya que Núñez le había ganado la posición a Jara. Sin embargo, en su afán por quedarse con la pelota, se tropezó con su propio defensor y se la dejó servida al goleador de Patronato que, obviamente, no perdonó. En el segundo tanto no tuvo responsabilidad, pero el daño ya estaba hecho.

Es que en la retina de los hinchas están los anteriores errores ante Central y Atlético Tucumán. Frente al Canalla quiso sacar apurado con la mano y Castillejos le interceptó el pase. Luego no pudo despejar Filippetto, pero la primera falla, y la más grave, fue de él. Mientras que en la fecha anterior, contra el Decano, tardó en reaccionar en el 1-0 de Longo y se equivocó feo al no poder despejar un disparo de Montiglio para el 2-0.

Monzón era suplente en la era de Juan Amador Sánchez, recuperó la titularidad (y la cinta de capitán) cuando asumió Néstor Apuzzo y después continuó con Diego Cocca. Aunque con las últimas macanas suben las acciones para el regreso de Lucas Calviño. Porque el uno, anda por el piso.

© Escrito por Lisandro Comas y publicado por el Diario Deportivo Olé el lunes 14 de Noviembre de 2011.


La opinión del hincha...

El presente institucional del Club Atlético Huracán es, quizás, el mejor de los últimos treinta años y contrasta con este presente futbolístico que es, quizás, el peor de los últimos treinta años.

Siempre (los que leen esta columna lo saben muy bien) defendí al arquero. Siempre. En los últimos tiempos mantuve un respetuoso silencio que lamentablemente para Gastón Monzón se terminó. El momento que esta pasando es tremendo y perjudica a todos y cualquier cosa que el equipo intente se diluye irremediablemente en los groseros errores que se repiten una y otra vez.

Quiero creer que no hay una “camarilla”. Están al día, cobran como si fueran figuras del futbol y rinden como un equipo amateur. Este presente marca que se entró en un tobogán que por el momento no tiene final y sabe Dios como sigue. Ya el miedo a no ascender dejo paso al miedo de descender a la B metro y ya nada parece exagerado.

Ni me imagino lo que va a ser el Ducò el próximo partido. No por la bronca sino por la nada misma. Vamos a ser cuantos… dos mil? Dos mil quinientos?

No nos merecemos esto. Pero ellos merecen todos los insultos que la gente, harta hasta la medula, les brinda en todo momento.

El destino parece ensañarse con Huracán. Cuando se armo un plantel de estrellas tuvimos unos dirigentes de cuarta. Ahora que los dirigentes son un lujo los de cuarta son los jugadores. No se que mal hicimos para que nos pasen estas cosas.

Ojala todo cambie y me tenga que tragar estas palabras. Si empiezan a ganar partidos voy a ser el primero en decirlo porque lo único que me importa es Huracán. Pero no le veo la salida. Es más: no veo nada.

Gente, ya no tengo cara para pedirles apoyo. Entiendo muy bien los que no concurran al Ducò y creo que si hablo con mi medico, me va a prohibir moverme de mi casa. Pero les digo que 103 años de historia no se van a tirar por la borda y nada ni nadie va a poder con mi cariño hacia Huracán.

Al técnico le pido que no afloje. Ya nos dimos cuenta que este plantel es raja técnicos y le pido que utilice la escoba.

¡Por favor: ganen un partido!

Saludos Quemeros.

© Escrito por Carlos Biondi y publicado por: http://www.patriaquemera.com.ar


Patronato de Paraná...

El Club Atlético Patronato de la Juventud Católica ha tenido desde sus inicios, como su propio nombre lo indica, una fuerte vocación evangelizadora, impulsada por su creador el Padre Bartolomé Grella. Fue la enorme tarea de este hombre visionario quien vio en 1.914, ya radicado en el Seminario de Paraná, en el deporte una eficaz herramienta para acercar a los niños del barrio a la catequesis. Fue así que – según cuenta la historia – el 1 de Febrero de 1914 nace el Club Atlético Patronato de la Juventud Católica, estando ubicada la primera cancha en calle Andrés Pazos, en lo que hoy es el Circulo Católico de Obreros. En 1921 Patronato adquiere el terreno ubicado en calle Andrés Pazos y Misiones. En la década del ´20 Patronato descolla en el fútbol paranaense con equipos y jugadores brillantes, se destacan las campañas de 1924 y 1926 obtenidas en forma invicta.

En 1931 el Padre Grella compra a la sucesión Gioria un terreno ubicado en calle 3 de Febrero; levanta allí la capilla Santa Teresita con un frontón en la parte trasera y construye dos canchas de fútbol, una de medidas oficiales reglamentarias y otra más pequeña para tareas de entrenamiento; esta cancha es inaugurada el 25 de mayo de 1932. En las décadas del ´40 y ´50 no hizo Patronato más que confirmar su supremacía local obteniendo los título de campeón en los años 1942, 1943, 1945, 1950, 1953, 1954, 1955, 1957 y haber participado de las copas de la República de los años 1943 y 1945.

En 1949, adquiere los terrenos donde se encuentra emplazada la actual sede social y estadio de fútbol, siendo este inaugurado el 30 de Mayo de 1956 en partido amistoso Padre Grella contra Colón de Santa Fe.

Obtiene Patronato los campeonatos Oficiales de 1960, 1965, 1968, 1969. Participando, además, de los regionales clasificatorios al Nacional de Primera División en los años 1969 y 1970 (llegando a la final y perdiendo contra Gimnasia y Esgrima de Jujuy). En los ´70 obtiene el Oficial 1972, 1977 y el clasificatorio 1972, Participa del Regional 1973 y del Regional 1978, obtenido en forma invicta luego de eliminar sucesivamente a Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay, Libertad de Concordia, Bartolomé Mitre de Posadas, Benjamín Matienzo de Goya y derrotando en ambas finales a Sportivo Patria de Formosa. Fue la participación de Patronato en el Nacional de Primera División de ese año, motivo de algarabía para toda la ciudad y de orgullo para nuestra institución, quien cumple una dignísima actuación venciendo a Unión de Santa Fe (cortándole un invicto de 24 partidos), Platense y Gimnasia y Esgrima de Mendoza, en calidad de local y a Chacarita Juniors de visitante, empatando con Platense, Huracán, Atlético Tucumán, Gimnasia de Mendoza y Chacarita, y siendo derrotado por Unión, Huracán, Atlético Tucumán y por Boca Juniors en ambas ocasiones, luego de ir venciendo en “La Bombonera”.

Obtiene Patronato los torneos Oficiales de 1984, 1988 y 1989, y participa del regional 1984, y de los torneos del Interior Clasificatorios para el Nacional “B” en 1988, y en 1989/90.

En los ´90 se adueña del Clasificatorio 1990, Clausura 1991, Apertura 1992, Clausura 1992, Apertura 1994, Clausura 1994, Clasificatorio 1995, Apertura 1998, Clausura 2000, Unidad 2002, Apertura 2007 y Clausura 2007. Participó de los Torneos del Interior 1990/91; 1992/93; 1993/94 y 1994/95, desde ese año participó del Torneo Argentino A estando siempre cerca del Ascenso, hasta la temporada 2001/02, en la cual por reestructuración se resuelven 7 descensos, descendiendo consecuentemente a pesar de tener a 5 equipos por debajo, participando desde entonces en el Torneo Argentino B, hasta que en la temporada 2007/08, en gran campaña, obtiene el campeonato y el ascenso al Torneo Argentino A luego de vencer en la final a Central Córdoba de Santiago del Estero con gol de Cristian Díaz.

Ya en el Argentino A, y en su primera excursión tras el regreso, Patronato realiza una formidable campaña llegando a la final del torneo y perdiendo por penales contra Boca Unidos en Corrientes, para luego perder también la promoción contra la CAI de Comodoro Rivadavia, y dejando escapar de este modo dos posibilidades de obtener el ascenso al Torneo de Primera B Nacional.

Lejos de desanimarse Patronato se preparó para afrontar la temporada 2009/10 con una solo premisa: obtener el ascenso. Fue así que bajo la conducción de Miguel Amaya llegaron jugadores de categoría, en enero Amaya es reemplazado por Marcelo Fuentes, llegando además cuatro refuerzos que terminaron de jerarquizar un plantel rico en calidad y cantidad. Ya clasificados a semifinales Cipolletti fue un escollo duro de vencer, toda vez que el equipo rionegrino se impuso 3 a 1 de local y Patronato obtuvo identico resultado en el Grella pero en el último minuto de juego, ya en los penales Sebastián Bértoli se calzó el traje de héroe conteniendo dos penales en la tanda – sumado a otro contenido en el tiempo regular. La final lo encontró cara a cara con Santamerina de Tandil, un triunfo 2 a 1 de visitante y 2 a 0 de local determinaron con justicia y contundencia el ascenso de Patronato, ascenso tan esperado como festejado que depositó al equipo rojinegro en la mayor divisional del ascenso argentino.





Monzón no está mentalmente bien para jugar. Diego Cocca, técnico de Huracán

Con Gastón (Monzón) venimos hablando hace tiempo ya. No es de ahora. Realmente entendemos que está atravesando un bajón futbolístico muy grande y hay que ayudarlo. Además, la gente se lo manifiesta en cada partido y eso no le hace bien a él. Decidimos que Calviño ataje durante estos partidos, o al menos ante Chacarita, ya que Monzón no está mentalmente bien para jugar. No está mentalmente fuerte. Ojo, no es el único. Sé que hay más jugadores en Huracán que todavía no están preparados ni física ni mentalmente. Y eso es lo que estamos trabajando porque sabemos que tenemos que levantar como sea y revertir la imagen. Por suerte, confianza es lo que nos sobra.



© Publicado por el Diario Deportivo Olé el miércoles 16 de Noviembre de 2011.

domingo, 13 de noviembre de 2011

El fútbol que se ve es horrible... De Alguna Manera...

“El fútbol que se ve es horrible”...

El escritor Juan Sasturain se alarma por la “involución” en el juego, aunque asume que cuando mira un partido termina como el Tano Pasman.

—Que te gusta mucho el fútbol, se sabe; que escribís sobre el tema y que sos fanático de Boca, también, pero hay una faceta tuya menos conocida: el Sasturain jugador. ¿Cómo eras?

—Me gustaba mucho. En Coronel Dorrego llegué a jugar en la Primera de Independiente, era delantero. Me acuerdo de que el día que debuté le hice un gol a Ferroviario. Le pegué desde afuera del área, con unos botines Fulvence que me quedaban un poco grandes porque mi viejo suponía que las patas me iban a seguir creciendo. En el ’63 salimos campeones de la liga de Dorrego. Al año siguiente me vine a Buenos Aires a estudiar, y como tenía un tío que laburaba en San Lorenzo me fui a probar. Después pasé por Independiente, estuve tres o cuatro prácticas. Al final fui a Lanús y quedé. En ese grupo todos teníamos 19 años, pero había un nene de 16, chiquito, que la rompía: era Ramón Cabrero.

—San Lorenzo, Independiente, Lanús: ¿viniste a Buenos Aires a estudiar o era una excusa para probarte como jugador?

—La verdad, vine a estudiar Letras, pero jugar al fútbol me gustaba mucho. Al final, la realidad eligió por mí. Es mucho más fácil recibirse de profesor de Literatura que jugar en Primera. Porque hay mucha diferencia entre jugar más o menos y jugar. Les cuento una historia: un día con el equipo de la Universidad fuimos a jugar un picado en Avellaneda, y no pude tocar una pelota. El que me marcaba me tenía de hijo, no me dejó pasar, no agarré una. Tiempo después lo reconocí, ese muchacho era Pancho Sá. Ahí me di cuenta de que hay un abismo entre los jugadores profesionales y los que más o menos jugamos.

—¿Y Boca, cuándo entra en tu vida?

—Siempre fui muy hincha de Boca, de pibe. Todavía guardo una camiseta que me regalaron a los cuatro años. Es chiquita, de piqué, una textura hermosa, y tiene manchas de comida. Me la regaló mi viejo en el ’49, cuando Boquita se salvó del descenso en la última fecha. En esa época, además de la continuidad de los colores, había una continuidad de las características de las camisetas. La de Boca era escote en V, muy pegadita al cuerpo; la de River era tipo camisa, mucho más amplia; la de Racing era como una chomba, con tres botones y cuellito. No existía esa necesidad marketinera que hoy está tan instalada de cambiar los diseños para vender más camisetas.

—¿Recordás la primera vez que pisaste la Bombonera?

—Fue cuando vine a Buenos Aires, en el ’64 o ’65, pero no me acuerdo del partido. Era un Boca maravilloso.

—¿Encontrás en el Boca de hoy alguna señal de aquel equipo maravilloso?

—¡No! Ocurre que el fútbol que se juega hoy me parece horrible. En la Argentina se está jugando muy mal. Y no porque me haya quedado en el tiempo, no soy nada nostálgico. Uno adquiere conceptos a través de una vida, son el resultado de la experiencia: si leíste cinco libros, la literatura son cinco libros, si leíste quinientos, la literatura son quinientos. Con el fútbol pasa lo mismo: podés decir las mismas pelotudeces, pero si viste muchos partidos tus referencias son más amplias.

—Sos pesimista por una cuestión de experiencia, entonces.

—No sólo por eso. Cuando ves a las selecciones juveniles, por ejemplo, te das cuenta de que todos juegan mejor que nosotros. Acá a los pibes les enseñan a marcar, a correr, a cuidar la posición y a hacer relevos en lugar de cómo manejar la pelota. Están formando jugadores de metegol. Estoy convencido de que lo que vemos o lo que se nos muestra o lo que nos vemos obligados a consumir como lo único posible es mucho peor que lo que se podría. Con estos mismos jugadores el fútbol argentino podría ser mejor. Hay una ideología, un concepto general de la competencia que tiende a deteriorar la calidad del juego.

—¿Vislumbrás que se puede cortar esta inercia?

—Espero que se revierta esta involución, porque está pasando y es grave. No aparecen jugadores y los que aparecen se van tan rápido que no hay posibilidad de que generen nada. Es como la soja en el campo, con el tiempo te termina cagando.

—Recién hablabas de ideología y parece inevitable hacer escala en Menotti y Bilardo.

—Es que existe una ideología del juego, que tiene que ver con los estilos, con los valores, con los conceptos. Hay un primer corte que es el de la legalidad. El resultadismo llevado hasta sus últimas consecuencias te saca de las reglas de juego porque justifica la transgresión, la trampa. Todo lo demás es discusión estética. Lo que sí es concreto es que el resultado, que sería el territorio lógico de aquellos que creen que justifica el deterioro del juego, es malo. Si me decís que ganamos cada copa que jugamos, lo discutimos pero no, al contrario: jugamos feo y perdemos, lo cual me parece saludable. Entonces, creo que habría que respetar ciertos conceptos mínimos: el cuidado de la pelota, el respeto por la libertad individual de los jugadores, no anteponer el esquema táctico a la aptitud de los jugadores ni las obligaciones a la posibilidad de jugar.

—Hacés más foco en los jugadores que en los equipos.

—Es que yo miro los partidos por los jugadores. En la Selección, cuando Messi juega mal, me entusiasma menos. Y a Boca me gusta verlo cuando está Román. Y prefiero que ganen los equipos donde hay buenos jugadores.

—Queda claro que sos muy crítico con el fútbol actual y que tenés reservas con lo que vendrá. ¿Esta postura te afecta como hincha?

—No, al contrario, estoy cada vez peor. Soy como el Tano Pasman. Afectivamente me comprometo muchísimo, y estoy cada vez más intolerante con las voces que me desagradan, con los comentarios pelotudos o tendenciosos. Si alguna vez les dijeron que con el paso del tiempo van a dejar de calentarse, les mintieron. Es una enfermedad que no se cura. Y está bien que sea así. Cualquier cosa, menos evolucionar hacia el cinismo. Podés ser escéptico, pero no cínico. Nosotros nos apasionamos con el fútbol porque creemos. No comemos vidrio, ojo, pero creemos que no todo está arreglado, creemos que hay equipos grandes que pueden descender, creemos que no hay intereses que manejan los partidos, por eso los miramos. Nos apasionamos porque creemos. Y eso hay que reivindicarlo. Si no, te dedicás a la Economía y te convertís en uno de esos soretes que están pronosticando la ruina todo el tiempo mientras se guardan la guita en el bolsillo.

© Escrito por Marcelo Rodríguez y Claudio Gómez y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 13 de Noviembre de 2011.

Marketing de Servicios... De Alguna Manera...

Delivery por WEB...


Marketing de Servicios.

Entenderemos por servicios a "todas aquellas actividades identificables, intangibles, q son el objeto principal de una operación que se concibe para proporcionar la satisfacción de necesidades de los consumidores.

"Las organizaciones de servicios son aquellas que no tienen como meta principal la fabricación de productos tangibles que los compradores vayan a tener siempre, por lo tanto, el servicio es el objeto del marketing, es decir, la compañía está vendiendo el servicio como núcleo central de su oferta al mercado.

Otra definición similar es la que plantea que: "un servicio es todo acto o función que una parte puede ofrecer a otra, que es esencialmente intangible y no da como resultado ninguna propiedad. Su producción puede o no puede vincularse a un producto físico."Sin embargo, una definición universalmente aceptable de los servicios hasta ahora no se ha logrado.

Desde un punto de vista de marketing, tanto bienes como servicios ofrecen beneficios o satisfacciones; tanto bienes como servicios son productos.

La visión estrecha de un producto nos dice que es un conjunto de atributos, tangibles e intangibles, físicos y químicos, reunidos en una forma especial.

La visión amplia, la visión del marketing, dice que es un conjunto de atributos, tangibles e intangibles, que el comprador puede aceptar para satisfacer sus necesidades y deseos.

Así pues, en el sentido más amplio, todo producto tiene elementos intangibles para él ya que todo el mundo vende intangibles en el mercado, independientemente de lo que se produzca en la fábrica.



Factores que han impulsado el crecimiento de los servicios


1. Cambio en las estructuras familiares: La mayor cantidad de mujeres que trabajan y el menor tamaño de las casas ha ocasionado el aumento de guarderías, comidas para llevar, servicos de lavandería.

2. Cambio de expectativas: El aumento de expectativas ha ocasionado una mayor demmanda de vacaciones y de todas las formas de entretenimiento.

3. Aumento de tiempo libre: Mayores periodos vacacionales y menos horas de trabajo han aumentado de manera importante la demanda de viajes, educación, deportes y tiempo libre..

4. Mayor cantidad y complejidad de productos: Esto ha significado un aumento en los requerimientos de especialistas para reparación, asesoría y mantenimiento.

5. Niveles de desempleo: Los altos niveles de desempleo han significado un crecimieno continuo en la cantidad de empleados independientes, la mayoría de los cuales trabaja en el sector de servicios.

6. Mayor complejidad de los requerimientos de información y comunicación.


© Profesor Luis A. Capomasi