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domingo, 27 de enero de 2013

Hugo Chávez, El alma de la foto... De Alguna Manera...


El alma de la foto…

CHAVEZ INTUBADO. La foto falsa del mayor diario español.

La foto falsa de Chávez convaleciente planteó dos discusiones diferentes. Una ética: ¿se debe publicar una foto de alguien en ese estado? Y otra técnica: ¿cómo se puede llegar a publicar una foto errada en tapa?

Respecto del error, no hay medio de comunicación que publique muchos contenidos durante muchos años y por más serio que sea –comenzando por The New York Times– que sea infalible. Es buena oportunidad para volver a disculparnos con los lectores recordando que las dos principales revistas semanales de Editorial Perfil acumularon a lo largo de sus veinte años de existencia una foto errada en tapa cada una de ellas: Noticias, con alguien muy parecido a Máximo Kirchner cuando todavía el hijo del entonces presidente no era tan reconocible como lo es hoy, y Caras, con el doble de Luis Miguel usado por el cantante para despistar a sus seguidores. Que no haya organización infalible no quita que los responsables de los errores merezcan ser reprochados sin atenuantes y mucho más en un tema de la importancia internacional como la salud de Chávez.

Pero la polémica más importante y a la vez discutible es la ética. En la Argentina existe el antecedente de la foto de Balbín en terapia intensiva publicada en 1981 por la revista Gente, pero no es aplicable a este caso porque esa foto no sumaba información relevante ya que la familia y los médicos de Balbín ofrecían partes sobre el estado de salud del político. En el caso de Chávez, si la imagen hubiera sido verdadera y reciente habría notificado sobre el estado de salud del presidente de Venezuela, algo cuya información esconden tanto su familia como los médicos que lo tratan.

Si la foto hubiera sido verdadera, me inclino a considerar relevante su publicación, pero comprendo a aquellos que puedan percibirlo como de mal gusto; hay un punto de encuentro entre la ética y la estética. Asimismo, la sensibilidad frente a la muerte o su proximidad no toca a todos de la misma forma, sumado a que los sentimientos de simpatía hacia la persona fotografiada hacen que se piense distinto si la imagen retrata a Kadafi moribundo en lugar de a Chávez intubado. Esto se hizo evidente en el caso de la foto que publicó la revista Caras de Luis Alberto Spinetta, meses antes de que muriera, caminando cuando salía de su casa, imágenes habituales de los medios con todas las celebridades en ese trance, pero que en este caso disgustaron de manera diferente.

Todavía queda esa idea atávica de que la foto arrebata parte del alma del retratado, y lo que en las tribus primitivas es explícito en nosotros se expresa de manera inconsciente. Todos estos ejemplos de fotos controversiales se dieron en revistas y no en diarios porque en el pasado reciente los diarios no publicaban imágenes a color, y hace no tantos años ni siquiera las publicaban.

Luego queda la subjetividad de quienes critican dependiendo de la simpatía o la antipatía que sienten hacia ellos y se aprovechan para caerles encima. En el caso específico de El País de España, resultaron muy poco elegantes los periodistas de otros medios españoles que atribuyeron el error de El País a las reducciones de personal que viene realizando esa publicación, cuando todos los diarios de ese país están con procesos de ERE (Expedientes de Regulación de Empleo), protocolo que se realiza junto al Ministerio de Trabajo para producir despidos masivos con indemnizaciones reducidas.

Hace pocos meses me reuní en Madrid con los directivos de los principales diarios españoles y todos están con serios problemas económicos. Las críticas son más visibles sobre El País sólo porque es el más grande. Su exceso de endeudamiento es producto de haber comprado a su competidor en la televisión por cable y hoy esa empresa –Sogecable– tiene más participación sobre el total de hogares con cable que Cablevisión en Argentina. Los dueños de El País no contaron con una pesificación, con la creación de los APE (acuerdos privados de deuda) más una Ley de Bienes Culturales como contó Clarín a partir de la crisis de 2002 (vale aclarar que no sólo benefició a Clarín sino, aunque en distintas proporciones, a todos los medios). España está sufriendo una recesión como la de Argentina de hace más de diez años pero, en sintonía con la Unión Europea, se niega a apelar a medidas heterodoxas como las aplicadas aquí. El tiempo dirá si hicieron lo correcto, pero en cualquier caso será un error sentirnos superiores porque hoy nuestra situación sea más ventajosa.

Sobre la foto falsa de Chávez, Cristina Kirchner escribió en Twitter: “Voy a desayunar. Como todas las mañanas en la mesa pila de diarios argentinos y también ejemplar del diario español El País. En su portada vi una foto. Me corrijo, eso no es una foto. Es una canallada. ¿Quién fue el editor que autorizó la publicación? ¿Hablará de la libertad de prensa? ¿Escribirá editoriales sobre ética, moral y buenas costumbres y señalará con el dedo a su próxima víctima? Prensa canalla. No se me ocurre otro adjetivo. Es igual en todas partes: El País en Madrid, The Sun en el Londres de Murdoch. Aquí es el Clarín de Héctor Magnetto. Sobre esto no hacen falta adjetivos, sobran y son demasiado conocidos”.

Tanto en el éxito como en el fracaso, hay retroalimentación: en los momentos buenos todo tiende a salir mejor, mientras que en los malos se empeora. Un buen ejemplo es este caso de El País. A la media hora de haber impreso su edición española descubrieron el error, ordenaron retirar esos ejemplares de los kioscos de Madrid y comenzaron a imprimir una segunda edición sin esa foto. Pero en su desesperación olvidaron que, por las cuatro horas de diferencia horaria con Argentina, podrían haber impreso su edición sudamericana sin la foto falsa de Chávez que tanto indignó a Cristina Kirchner.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 25/01/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.