La Aviación Naval, pionera en el Polo Sur...
En 1962, dos aviones Douglas DC-3 de la Armada Argentina aterrizaron en la zona más austral del planeta. Fue una hazaña que muchos habían imaginado y que lograron concretar 12 marinos argentinos. Mirá el Especial, adelanto de la revista.
El aterrizaje de dos aviones navales argentinos en el Polo Sur sorprendió a la opinión mundial, el 6 de enero de 1962. Esta operación llevada a cabo por dos aviones de la Aviación Naval Argentina Douglas DC-3 matriculados CTA- 12 y CTA-15 cumplieron la proeza de ser las primeras aeronaves argentinas en tocar suelo antártico.
La magnitud del logro alcanzado tuvo ribetes singulares, ya que no se contaba en esos momentos con cartografía de la zona y por ende se desconocía la existencia de referencias en tierra que pudiesen facilitar la orientación durante el vuelo.
La cartografía supuso uno de sus mayores problemas por lo que fue necesario que compilaran e interpretaran toda experiencia previa al respecto. Si bien aviones de varios países habían sobrevolado la región polar por el extremo sur terrestre desde Australia y con escala en la Base Mac Murdo, aquellos se limitaron a seguir una cadena de montañas cuyas estribaciones finales desembocan en el Polo, ofreciéndoles la ventaja de una fácil referencia.
En cambio, las unidades de la Aviación Naval prefirieron encarar la difícil ruta de un vuelo en sentido inverso sin apartarse del cono antártico y ser los primeros en arribar al lugar directamente desde el continente americano y más concretamente desde territorio argentino.
Previo a su expedición las aeronaves se equiparon para la misión. Se instalaron los esquíes y la unidad de Exploración y Reconocimiento Aerofotográfico y se intensifico el adiestramiento de los pilotos en condiciones nulas de visibilidad. Las aeronaves quedaron en condiciones de iniciar el asalto al continente blanco.
Luego de una riesgosa travesía iniciada días antes en Río Gallegos y tras cumplir dos etapas previas con escalas en proximidades de la isla Robertson, sobre la barrera de hielos de Larsen, en primer término y posteriormente en la estación científica de Ellsworth, aterrizaron por primera vez en el Polo Sur, uniendo en vuelo por primera vez ese punto del globo con el continente sudamericano.
La expedición fue comandada por el capitán de fragata Hermes Quijada y formaron parte de la dotación de las dos aeronaves los capitanes de fragata Pedro Margalot y Rafael Checchi; los tenientes de navío Jorge Pittaluga, Miguel Grondona, Héctor Martini, Enrique Dionisi y José Perez; el suboficial primero Edmundo Franzoni; el suboficial segundo Ricardo Rodríguez; el cabo principal Elías Gabino y el cabo primero Raúl Ibasca. El piloto de uno de los aviones era el mismo Quijada y del otro el teniente Pittaluga.
Esta misión materializó para la época un decidido avance en todos los ordenes de actividades relacionadas con aquellas remotas regiones. Por ella se amplió el conocimiento científico universal que adquirió nuevos aportes geográficos, glaciológicos, meteorológicos, geológicos y sanitarios sobre zonas del "sexto continente", aún inexploradas y sobre otras poco conocidas.
El itinerario de vuelo.
A las 05.48 horas del 18 de diciembre de 1962 las aeronaves al mando del entonces Capitán de Fragata Hermes Quijada despegaron de la Estación Naval Río Gallegos rumbo al Cabo de Hornos. La velocidad era poca, pues las 32000 libras de peso, sumadas a los vientos del sector Sur y a la necesidad de ahorrar combustible, en previsión de cualquier súbito empeoramiento de tiempo, no les permitió pasar los 115 nudos.
Tanto el Capitán Quijada como el Teniente Pittaluga, comandantes de sendos aviones, realizaron un perfecto aterrizaje en la Base Teniente Matienzo, el primero en la nieve, con el que concluyo la etapa inicial del vuelo al Sur luego de 8 horas 17 minutos de travesía.
Esta Base Conjunta del Ejercito y Aeronáutica, a pocas millas de distancia del lugar de aterrizaje. Todos sus miembros, ocupados en la construcción definitiva de la misma, les brindaron permanentemente su apoyo moral y material. Llego el 24 de diciembre y los expedicionarios fueron invitados por los camaradas de la Base a pasar la nochebuena con ellos. El 26 de diciembre aprovechando la buena meteorología despegaron para continuar el trayecto.
Al volar sobre Bahía Austral, la Estación Científica Ellsworth apareció como una manchita negra que poco a poco fue aumentando de tamaño. La pista había sido bien señalada y a poco de aterrizar fueron recibidos por el personal de la estación.
Al volver el buen tiempo la estación Polo Sur les comunico que estaba listo a recibirlos. El 6 de enero 13.05 horas despegaron rumbo al Sur, mientras se abría a su proa una zona cubierta de grietas enormes. Se encontraban muy cerca al Polo Sur y la zona que sobrevolaban tenia una capa de hielo de casi 3000 metros de espesor.
Eran las 20.45 hora argentina, al iniciar la cuarta pierna de la búsqueda, descubrieron por la amura de estribor unos puntos negros que no pertenecían al natural paisaje antártico. El teniente Grondona copiloto de una de las aeronaves giro de inmediato hacia es dirección donde avistaron el Polo Sur a mas de 30 millas. Recién a las 20.15 horas estuvieron sobre su vertical y diez minutos mas tarde aterrizaban en medio de la mirada complacida de todos los integrantes de la base.
Enseguida una emotiva ceremonia reunió a los representantes de las dos republicas y en ella tras las palabras del Capitán Quijada, la delegación argentina, entrego a la base estadounidense Amundsen-Scott una placa recordatoria del vuelo con el siguiente texto: “La Republica Argentina a Amundsen, Scott y sus hombres en el cincuentenario de su llegada al Polo Sur. Homenaje de la Aviación Naval de la Armada Argentina en su primer vuelo al Polo Sur”.
Especial, adelanto de la revista N° 754
© Publicado por el periódico Gaceta Marinera el viernes 6 de Enero de 2012.