Callejeros…
Reconocidos fiscales convocaron ayer desde el frente del edificio de los
Tribunales porteños. DyN
El control de la calle ha sido clave para la permanencia
de los gobiernos hasta la conclusión de su mandato. Todos los intentos para
empujar a Cristina hacia la puerta de salida han fracasado porque a diferencia
de Alfonsín, De la Rúa y el ex senador Duhalde, la presidente conserva niveles
de adhesión en su propia base social que actúan como estabilizadores contra
aquellos embates. Para anularlos, la histeria instalada en el último mes, con
fuerte eco internacional, debería complementarse con la movilización de los
indignados porteños.
La muerte de Nisman conseguiría así lo que no pudieron la crisis económica
y su reflejo social, atenuado por las políticas oficiales. Este es el sentido
de la marcha convocada por los fiscales, cuyos líderes son Ricardo Sáenz,
Germán Moldes y Raúl Plee. Todos ellos tienen tremendos agravios contra la
presidente y la Procuradora General Alejandra Gils Carbó. Cuando asumió su
cargo, Gils Carbó recibió la visita de Moldes, el jefe de la célula de Comodoro
Py, donde lo comisionó la SIDE pocos días después del atentado a la DAIA. Antes
había sido el viceministro del Interior de José Luis Manzano e intervino en el
irregular ingreso al país de los traficantes de armas y primos políticos de
Menem, Monzer y Ghazan Al-Kassar. Sin alzar nunca la voz, Moldes le informó a
la Procuradora: “Recuerde que Gustavo Beliz quiso fusionar el fuero federal con
el de instrucción y tuvo que irse a vivir a otro país”.
A Sáenz, Gils Carbó le abrió un expediente disciplinario a raíz de las
grabaciones ordenadas por el juez Juan Ramos Padilla sobre el teléfono de un
comisario corrupto, en el que se recibieron numerosas llamadas del fiscal,
quien le sugirió cómo aliviar su situación, con ayuda de uno de los tantos
jueces federales que giran en la órbita de la Secretaría de Inteligencia, Luis
Osvaldo Rodríguez, quien cumplió con la protección prometida, de modo que el
procedimiento no avanzó. Como fiscal de Cámara, Sáenz tiene acceso al
expediente por la muerte de Nisman que instruye Viviana Fein y es la más
probable fuente de las filtraciones que abastecen las primicias de Clarín.
El episodio Capitanich muestra, entre otras cosas, que el gobierno vuela a
ciegas. Coleccionista de souvenirs del nazismo, Rodríguez instruye la causa
abierta por la denuncia de la exposa de Nisman a raíz de la marca en su frente
en un ejemplar de la revista Noticias. En la Cámara Federal, Gils Carbó designó
otros dos fiscales, que podrían moderar el poder absoluto de Moldes sobre los
tribunales federales, pero una cautelar impidió que asumieran. A Plee, lo relevó
de la ineficaz Unidad Fiscal para la Investigación del Lavado de Dinero
(Ufilavdin), y lo reemplazó por Carlos Gonella, a cargo de la nueva
Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), que en
los primeros meses de actividad solicitó más embargos, secuestró más vehículos,
inmuebles y dinero que Plee en años. Esa es también la razón de la ofensiva
contra Gonella del juez Claudio Bonadío, cuya prohibición para salir del país
ya fue revocada por la Cámara Federal. Moldes y Bonadío formaban parte del
mismo grupo político que Manzano, Corach y Anzorreguy.
También es irónico que la marcha de los fiscales callejeros se escude en
Nisman: tanto Plee como Moldes obstruyeron la investigación de los
encubrimientos en la causa AMIA. En septiembre de 2012, el juez Ariel Lijo
sobreseyó a Corach y Carlos Rückauf, a varios funcionarios del juzgado de
Galeano y a policías federales y bonaerenses. Memoria Activa apeló, pero el
fiscal Patricio Evers consintió esas decisiones. Cuando las víctimas recurrieron
a Nisman, el fiscal especial les dijo que no podía hacer nada porque Moldes
sostenía el sobreseimiento consentido por Evers. Por supuesto, Evers es otro de
los convocantes a tomar las calles, igual que su colega Gerardo Pollicita,
quien ahora está a cargo de investigar la denuncia de Nisman contra Cristina.
Pollicita es el fiscal que cerró la causa abierta por la denuncia de Gustavo
Beliz contra Antonio Stiusso, en una resolución en la que no se privó de llamar
irresponsable al ex ministro. Otro vocero de la marcha de los fiscales es
Guillermo Marijuan, el candidato de Sergio Massa a la Procuración General.
En una nota dirigida en mayo de 2013 a Gils Carbó, Memoria Activa señaló
“como desaprensiva” la actuación de Plee, quien “no hizo nada durante tantos
años para acelerar el trámite del expediente”. También reclamó ante la CIDH,
porque los secretarios de la fiscalía no estaban presentes en las audiencias
por el encubrimiento. Nisman les dijo que no contaban con la autorización de
Moldes, a quien Hugo Anzorreguy designó en julio de 1994 fiscal ad hoc para el
caso AMIA.
Ya entonces, Moldes instaló la pista iraní sugerida por la CIA y el Mosad y
adoptada con entusiasmo por la SIDE. Moldes fue quien mostró ante las cámaras
de televisión un fragmento de la supuesta Trafic bomba, cuya existencia está
más que en duda. En mayo de 2013, Memoria Activa denunció a Gils Carbó que
Nisman, Moldes, Plee y Evers no cumplían con el deber constitucional de
promover la acción penal y defender los intereses de la sociedad. En el último
aniversario del atentado, el 18 de julio de 2014, Diana Malamud dijo frente a
la sede de la Corte Suprema que Nisman “ha demostrado su total incapacidad para
investigar en esta causa” y que se desentendió del “encubrimiento porque ahí
están procesados sus ex compañeros de trabajo”. En cambio prefirió limitarse a
los acusados iraníes que “están a 13.778 kilómetros de distancia”.
En diciembre, cuando Nisman presentó su denuncia contra CFK y Timerman,
Memoria Activa repudió “el uso y abuso que se ha hecho de la causa AMIA en
estos 20 años, para dirimir cuestiones políticas que nada tienen que ver con la
búsqueda de verdad y Justicia” y en forma categórica afirmó: “Al fiscal Nisman,
responsable de las investigaciones, no le creemos nada. Hemos pedido en los
últimos años, en reiteradas oportunidades, su remoción con claros y rotundos
argumentos y nada ha sucedido.
Es público y notorio que ha utilizado los enormes recursos que ha tenido su
fiscalía para fines que nada tienen que ver con el esclarecimiento de la
masacre de nuestros familiares y amigos. Su presentación del día de ayer ante
la justicia claramente refiere a una interna dentro de los servicios de
inteligencia, a la que aparentemente le ha dedicado los últimos años”. Luego de
la muerte del fiscal la entidad solicitó a la Procuradora que sancionara a
Moldes y Plee. Cuando CFK relevó a Juan Félix Marteau como representante
argentino ante el GAFI, este especialista en lavado de dinero pasó a colaborar
con el Grupo Clarín, al que asesora en las causas que se le abrieron por ese
delito. En su estudio trabaja María Celeste Plee, la hija del ex fiscal
antilavado. La idea de que todos los problemas se resuelven con el apartamiento
y la denuncia de Antonio Horacio Stiuso desdeña esta compleja trama que sólo
puede conjurarse con una profunda reforma institucional.
© Escrito por Horacio
Verbitsky el domingo 08/02/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.