Mostrando las entradas con la etiqueta Fuerza de Seguridad. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Fuerza de Seguridad. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de octubre de 2017

No fueron los gendarmes, fue la sociedad… @dealgunamanera...

No fueron los gendarmes, fue la sociedad…


Los resultados electorales de las legislativas arrojan luz al gravísimo problema de disociación de la sociedad argentina respecto de los problemas que la atraviesan y los peligros que la acechan. La confirmación de que el cuerpo hallado sin vida en el Río Chubut era el de Santiago Maldonado no movió el tablero político, y lejos de afectar al Gobierno, el oficialismo obtuvo más votos que en las PASO.

© Publicado el lunes 23/10/2017 por https://la-nocion.blogspot.com.ar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Todavía en campaña, los medios de comunicación adulteraron la verdad hasta despojarla de toda realidad, protegiendo al Gobierno de cualquier coletazo por la desaparición de Santiago Maldonado. Inventaron avistamientos a lo largo y a lo ancho del país de jóvenes que a juzgar por estas usinas de desinformación se asemejaban al artesano.

Ante cada nuevo avistamiento, la sociedad, cómplice de la mentira, renovaba su confianza en la información que le era suministrada. Es decir, los medios no fueron perdiendo credibilidad con la multiplicación de los hallazgos de parecidos de Santiago. De este modo, se fue inflando una burbuja cuya finalidad no fue esperanzar a la sociedad de encontrar al artesano con vida, sino más bien, generar desconfianza y descrédito acerca de la desaparición del muchacho. Para esto, hubo que desempolvar el manual de tergiversación y distracción de los 70s.

Es completamente erróneo poner la lupa sólo en el “corporativismo” de Gendarmería como encubridora de uno o dos de sus hombres a los que se les podría haber “ido la mano”. El corporativismo de esta Fuerza de Seguridad fue posible gracias al corporativismo del Gobierno, de los medios y de buena parte de la Sociedad. Gendarmería se hermetizó, el Gobierno no exigió a esta Fuerza que se depurara, los medios distrajeron con pistas falsas, y la sociedad fue cómplice de la coartada.

¿Por qué esperar que algún gendarme “se rompa” si los medios de desinformación adoctrinaron a la sociedad para que ésta buscara a Santiagos Maldonados por doquier? No fue necesario sacrificar, o “tirar por la ventana”-como sugirió la ministra de Seguridad Patricia Bullrich- a ningún gendarme. Además, se agregó un condimento adicional: se instó a la gente para que odie a ese chico que no conocían, del que nada sabían.

El caso Maldonado entró en la grieta. Y una vez allí, fue disociado de su importancia, de su gravedad. Injustamente se acusó al kirchnerismo de utilizar políticamente la tragedia, pasando por alto que el chico desaparecido no era militante K, y su familia, en la búsqueda, jamás tomó partido a favor de uno u otro candidato.

Por 78 días, los medios de desinformación masiva condujeron a la sociedad a que desconfiara de la búsqueda y se trajeron al presente las miserias que creíamos olvidadas: decir que el desaparecido estaba viviendo la buena vida en el exterior. Ruines, cínicos y cuidadosamente orquestados, levantaron la bandera de la desconfianza que ellos mismos generaron, poniendo en la boca de la candidata oficialista por la Ciudad de Buenos Aires las palabras que sintetizaban el sentimiento sembrado. “Está en Chile”, aseguró lilita Carrió, y para agregar mayor certeza a su afirmación adelantó que le iban a “tener que pedir perdón cuando se conozca la verdad”.

Ingenuos, como de costumbre, creímos que se trataba de un grosero error, de un desafortunado comentario en la recta final de la campaña electoral. Nada de eso. Carrió se proclamó la candidata, y Cambiemos la fuerza, que embanderaba el sentimiento de odio y desconfianza que los medios previamente habían sembrado.

Una vez confirmada la identidad del cuerpo, la sociedad ratificó su desinterés hacia la causa. Los votos al Gobierno aumentaron respecto de los de dos meses atrás. La sociedad mató de nuevo a Santiago Maldonado, y se puso en riesgo a sí misma de cara al futuro. Del “Yo Soy Santiago”, pasamos al tangible “El próximo Santiago puedo ser yo”.

Ya vimos que pueden endeudarnos a 100 años. Nos pueden empobrecer. Se van a enriquecer en nuestras narices. Nos pueden desaparecer y luego hacer aparecer muertos con la misma facilidad, sin dar mayores explicaciones ni “tirando por la ventana” a ninguno de los suyos. Y aun así, siempre obtienen más votos.

Entonces sí, prepárense porque es la sociedad la que los dotó de semejante poder y autoritarismo. Vinieron por todo. Volvieron los que creímos olvidados.