Furor en Chueca con los 'pollofres': gofres con forma de
pene…
La Pollería es un local que acaba de abrir en la
madrileña calle Barbieri. La idea es sencilla, pero provocadora: unos bollos
fálicos acompañados de distintas cremas.
© Escrito por Mar Muñiz y publicado el
miércoles 11/12/2019 por el Diario El Mundo de la Ciudad de Madrid, España.
La semana pasada Pedro Buerbaum, un tinerfeño de 24 años, abrió La Pollería
(Barbieri, 23), un local en el barrio de Chueca que vende gofres con forma de
pene. Él los llama 'pollofres' y, aunque suponía que hacer bollos
como falos en la zona gay por excelencia de la capital iba
a ser un "pelotazo", se ha quedado corto.
El local, cuenta Pedro, es muy pequeño y, al
menos por ahora, está de bote en bote. Por eso, el público consume los
'pollofres' en la puerta y las risas de los comensales contagian a otros
viandantes. Ya se sabe que el humor bizarro nunca falla. "Se
ha viralizado de una forma tremenda, porque los clientes
comparten fotos y vídeos en sus redes. Tenemos un montón seguidores [ahora
mismo más de 4.500 en Instagram], y hemos creado perfiles también en Tinder y
Grindr", explica.
Buerbaum tiene, además, un local en Malasaña
en el que elabora helados con algodón de azúcar. Mientras pensaba cómo superar
el bache estacional de un negocio de verano, se le ocurrió esta idea, original
y provocadora. Los gofres están hechos con la receta tradicional y espera,
cuando 'aterrice' de este éxito, prepararlos también con ingredientes
alternativos: "Hemos recibido más de 300 comentarios preguntando
si los hacemos veganos, pero se hacen con leche, huevo... y por
el momento lo veo difícil. Más adelante, nos gustaría poder ofrecer 'pollofres'
para celíacos", dice.
Los gofres cuestan 3,80 euros más 0,50 por
bañarlos en alguna crema. Ahora tienen sirope de chocolate negro, Nutella,
chocolate de fresa, un dulce avainillado de color azul, crema de Kinder Bueno y chocolate
blanco, "que es el topping estrella". Otra vez, el humor
bizarro.
Los elaboran con unas planchas y miden 17 centímetros. Si se consideran o no realistas es harina de otro costal. "La semana que viene queremos empezar a rellenarlos también por abajo", adelanta. El caso es innovar y seguir alimentando el boca a boca, aunque el dueño reconoce que el primer sorprendido es él: "Viene mucho público femenino, gays y también muchas parejas heterosexuales. Lo toman como un juego. Incluso gente mayor".
Este emprendedor tiene claro que ahora se
trata de aprovechar el tirón: se está preparando para la semana del Orgullo Gay
y ya les han propuesto poner 'stands' en diversos festivales gays. Aunque en
las RRSS se ha generado un cierto debate sobre si los 'pollofres' cosifican al
hombre y sobre si se hipersexualiza al colectivo LGTBI, el
dueño prefiere mantenerse al margen y que la polémica alimente el 'hype': "Nosotros somos neutrales. Solo hacemos gofres con una forma divertida", concluye.