martes, 22 de noviembre de 2011

El negocio se llama Ferrer... De Alguna Manera...

El negocio se llama Ferrer...

David Ferrer suele autotitularse, en la intimidad, como el peor top ten de la historia del tenis. Es, en realidad, un personaje muy agradable, un absoluto antihéroe en un negocio plagado de multimillonarios que viven como estrellas y que, de tanto en tanto, se muestran sobrios, respetuosos; “normales”, casi. Por cierto, también existen aquellos a los que la cuenta bancaria los delata: gente con mucho dinero y no tanta chapa que anda por la vida como si fuesen una mezcla de Mick Jagger y John Lennon. El equipo español ante el cual la Argentina intentará la mayor epopeya de su historia tenística tiene un enorme potencial… y exponentes de cada una de las especies que acabo de describir.

¿Por qué empezar hablando de Ferrer y no tanto de Nadal, de Feliciano López, de Fernando Verdasco o de Marcel Granollers? Porque David es el hombre por vencer. Si en algún rincón de nuestro optimismo incorregible se esconde la foto de Nalbandian y Del Potro besando la Copa Davis, el hombre que debería quedar en penitencia es, justamente, David Ferrer. Subestimar su condición de gran tenista no es la única contradicción del muchacho: él es uno de los tenistas con mayor capacidad atlética, capaz de jugar seis horas y parecer recién salido del vestuario. Nadie creería ver en él a un fumador empedernido, que ni siquiera se privó de unas pitadas, por ejemplo, cuando sus compañeros peleaban y ganaban aquella dolorosa final de Mar del Plata. A él es a quien creemos que podrían ganarle Del Potro y Nalbandian.

Luego, el dobles parece un partido menos imposible que pretender superar a Nadal, en polvo de ladrillo, y a cinco sets. Ese dobles que, siempre pensando en un escenario de nombres lógicos en las nominaciones propias y ajenas, deberían integrar Juan Martín y David, con Pico Mónaco topándose con Nadal en el singles del viernes, instancia en la que parece improcedente desgastar a Nalbandian ante el mejor tenista de canchas lentas de la historia.

Por cierto, todas las especulaciones que puedan hacerse a esta altura giran alrededor de un escenario de designaciones que uno imagina pero que, en parte por criterio de los capitanes y, en gran medida, por cuanto pueda suceder con ellos en los días por venir –especialmente con Nadal y Ferrer, que están ocupados en disputar el Masters de fin de año que acaba de comenzar–, pueden cambiar hasta dramáticamente. Recordemos, si no, lo que sucedió en 2008, cuando Nadal se bajó de la final. Fue la trampa mortal para un equipo que armó una cancha rápida pensando en molestar al Rafa sin imaginar que terminaría favoreciendo a Verdasco y a López. Por cierto, no fue ése el único factor desgraciado de aquella final. Se habló especialmente de la improcendencia del viaje de Del Potro al Masters de Shanghai –ni entonces ni ahora estuve de acuerdo con criticar su decisión–, de las disputas internas, de un par de puntos increíbles perdidos en un dobles que estaba en manos propias y se escapó, y tantas otras cosas. Lo único que quedó en claro es que se agrandó a un equipo con un líder destrozado –Ferrer perdió por paliza el debut con Nalbandian y no volvió a jugar en todo el fin de semana–, que quedó en manos de dos tenistas de espíritu inestable que, para colmo, lograron en esa ocasión las victorias más importantes de sus carreras. Por lejos.

Hubo algo más de aquella historia marplatense que no recuerdo haber leído ni escuchado. No demasiado, al menos. Conste que no se trata de algo que haya influido en la derrota. Por el contrario, se trata de una historia/fantasía que no trascendió, justamente, porque la Argentina perdió la final. El obsceno gasto que hizo la Provincia de Buenos Aires para quedarse con aquella sede –se habló de algo así como 9 millones de pesos pero nunca se supo fehacientemente si fue más o menos– apuntó, entre otras muchas cosas, a que su máximo referente político quedara eternizado en la foto de la victoria. Sin embargo, a día viernes, cuando el 1 a 1 de los singles iniciales no presagiaba necesariamente la derrota –con Del Potro descartado, se pensaba que el dobles podía ganar y, al día siguiente, David no dejaría escapar el quinto punto–, a alguien se le ocurrió repasar las formas del protocolo para la entrega de premios y se produjo un terremoto interno en el ánimo de varios protagonistas. De los políticos, quiero decir.

Según las normas, de la entrega de premios participan los referentes de las dos federaciones participantes, el máximo exponente del Comité de Copa Davis de la Federación Internacional de Tenis y el presidente del país anfitrión. O quien correspondiese en la línea sucesoria. Cualquiera que haya leído aun superficialmente la Constitución Nacional sabe que ningún gobernador de ninguna provincia figura, por ese cargo, en la línea sucesoria presidencial. Con Cristina fuera del país, nadie dudaba de que el vicepresidente se apersonaría feliz de la vida en Mar del Plata. De haber ganado la Argentina y haber participado Cobos de la entrega de premios, no me animo a asegurar quién hubiera sido el próximo gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Cuentan quienes abonaron toda esta historia que la decisión fue unánime: no habría políticos en la premiación. Y, por cierto, no los hubo.

Quiero decir que no creo que esta historia haya sido cierta. No tan plagada de miserias como me la contaron.

A dos semanas del final de la final de la Davis –ojalá haya domingo con vida para nuestro equipo–, no discuto la condición de amplio favorito del equipo local. Como tampoco discutíamos nuestro favoritismo en 2008. Ni el de Serbia hace un par de meses.

Quienes amamos la historia del tenis, sabemos que a la Davis y a sus misterios hay que respetarlos a ultranza. Y del mismo modo que todo salió mal hace tres años, ¿por qué no le pasaría lo mismo a los españoles esta vez? O mejor aun. Dejando de lado cuestiones esotéricas, dudo mucho de que los españoles no crean ver en la Argentina de Del Potro y de Nalbandian a un rival extremadamente peligroso. Claramente, no somos favoritos. Pero tampoco es que vayan a enfrentarse el Barcelona de Guardiola con el combinado de la Editorial Perfil.

© Escrito por Diego Bonadeo y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 19 de Noviembre de 2011.

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