jueves, 18 de julio de 2013

Mauricio, que es Macri sólo se pagó el 30% de las solicitudes de subsidios... De Alguna Manera...


Temporal: sólo se pagó el 30% de las solicitudes de subsidios...

Los damnificados muestran los expedientes de sus trámites. Foto: La Nación. Fabián Marelli 

Vecinos afectados por las inundaciones aún siguen esperando la ayuda; prometen soluciones en 10 días.

A tres meses y medio de la inundación del 2 de abril, la deuda de la Ciudad con los damnificados sigue pendiente: menos de un tercio de los vecinos que iniciaron el trámite cobró el subsidio que les corresponde. Según información oficial, hasta el 8 de julio se habían presentado, entre autos e inmuebles, 27.700 solicitudes, de las cuales se verificaron 15.627 y sólo se pagaron 8250 cheques.

A pesar de que, según el anuncio oficial, para fines de junio más del 90% de las solicitudes estarían tramitadas (condición para realizar los pagos), muchos vecinos siguen a la espera de respuesta. Mientras tanto, el gobierno de la ciudad prometió que en los próximos diez días regularizará la situación.

En la casa de Marta y Eduardo Desiata, en Villa del Parque, entraron más de 50 centímetros de agua, y en las paredes descascaradas todavía se observan las marcas de humedad. La pareja piensa arreglarlas con un préstamo blando del Banco Ciudad, al que, y por no haber recibido el subsidio, todavía no pueden acceder. "El problema de no tener el subsidio es no poder pedir el crédito. No es muy coherente no tener ni una cosa ni la otra", explicó Marta.

Entre abril y mayo, como el agua entró hasta el dormitorio, durmieron en el living. Mientras tanto, lijaron el piso de madera, cambiaron el Durlock y se deshicieron de los cajones del placard y un modular. Después de varios reclamos en la comuna 11 y pedidos de información a funcionarios desde mayo, siguen sin saber en qué estado se encuentra su expediente. "No te informan nada y nadie te atiende personalmente. Lo único que te dicen es: "Váyase a su casa y siga esperando.» La sensación es que nadie nos escucha", sostuvo Marta.

En lo de Horacio Valone, también en Villa del Parque, se arruinaron muebles, paredes y equipos electrónicos. Por el auto, que durante la inundación quedó bajo el agua en medio de la vereda, recibió un subsidio de $ 3000, pero por la casa todavía nada. "El asunto es recuperar algo simplemente, aunque sea una parte de lo que perdimos", afirmó Horacio.

Linda y Roberto López, dos jubilados de 84 años que también viven en Villa del Parque, en el cruce de las calles San Nicolás y Miranda, tampoco tuvieron respuesta. El único subsidio que les llegó fue un adicional de la Anses, en mayo. Con la crecida del agua, se refugiaron en una pieza al fondo de la casa, mientras veían pasar flotando las fotos de sus nietos y bisnietos. Como cobran la jubilación mínima, sus hijos los ayudaron a cambiar una alfombra y a comprar un mueble y una heladera nueva.

Los mismos reclamos se replican en las comunas 12 y 15, que fueron de las más afectadas por el temporal. A Christian Ariel Castro, de Villa Urquiza, le informaron que su expediente está parado porque no se cargó la verificación. "Todas las semanas voy a reclamar, pero me dicen que el sistema está colapsado", contó. "Quedás traumado cada vez que llueve", agregó, mientras recordó que la semana pasada, el pasaje De la Técnica, donde vive, volvió a llenarse de agua de lluvia como una pileta, de cordón a cordón, porque no tiene alcantarillas.

En Saavedra, Carlos Scally tampoco cobró la ayuda y pasó por los mismos trámites engorrosos en la sede comunal. "Me llegaron a decir que mi título de propiedad no era mío", aseveró. De la inundación sólo salvó una cama, una mesa y sillas de madera.

Daniel Mesisca, quien vive en Parque Chas, supo recién ayer que el motivo por el que no le llegaba el subsidio era que en los registros de su expediente figura que ya cobró.

Al informe no lo obtuvo a través de la línea telefónica 147 ni en forma personal. Frente a la falta de respuesta en los canales habituales, decidió reunirse en la comuna 15, junto a un grupo de vecinos y comuneros que intercedieron por sus pedidos ante la administración.

Así, algunos de ellos siguieron sin respuesta, a otros les informaron que estaba emitida la orden de pago y a otros, como Ethel Rudecindo, les entregaron un cheque junto a un diploma con el logotipo del gobierno de la ciudad que certifica el cobro. "Es un diploma al inundado", ironizó Ethel.

También los comerciantes de Belgrano siguen sin respuesta. Roberto, propietario de una tienda de ropa en Blanco Encalada 2425, tuvo pérdidas en mercadería de entre 12.000 y 13.000 pesos y jamás recibió noticias de su trámite. Lo mismo le sucedió a Héctor Lustrón, el dueño de otro local ubicado en la cuadra de enfrente, y a Teresa Salanoba, propietaria de otra tienda de ropa para niños en Blanco Encalada y La Paz.

Ante la consulta de LA NACION, Eduardo Machiavelli, secretario de Gestión Comunal y Atención Ciudadana, explicó que "esta semana se va a lanzar la última etapa de verificaciones" y que "en el curso de la semana que viene van a estar liquidados o denegados" los trámites faltantes. "Estamos bastante bien", agregó, y comparó el proceso de otorgamiento de este año con el de 2010. "Recibimos el triple de pedidos y lo resolvimos en un tercio del tiempo, o sea que fuimos nueve veces más eficientes", sostuvo.

Manifestación y corte en Núñez

Hoy, a las 18.30, vecinos de Saavedra y Núñez que fueron afectados durante el temporal del 2 de abril pasado se concentrarán en Crisólogo Larralde y Cabildo, en el barrio de Núñez, para llevar adelante una protesta que incluirá un corte de tráfico.

Como parte de su reclamo, los vecinos exigirán que se lleven adelante sin dilaciones las obras de limpieza y dragado del arroyo Medrano, con el objetivo de prevenir las consecuencias de nuevas tormentas.

Además, piden a las autoridades la presentación de un plan de emergencia hídrica y un programa integral de obras preventivas.

© Escrito por María Pagano el miércoles 17/07/2013 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 


miércoles, 17 de julio de 2013

Textual… De Alguna Manera...


Textual…

Es necesario el establecimiento de un clima permanente de orden, disciplina y exigencia en la sociedad, premisa imprescindible para consolidar el avance de la actualización del modelo económico y no admitir retrocesos contraproducentes.

Este tema no resulta agradable para nadie, pero el primer paso para superar un problema de manera efectiva es reconocer su existencia en toda la dimensión y hurgar en las causas y condiciones que han propiciado este fenómeno a lo largo de muchos años. No debemos restringirnos a debatir con toda crudeza la realidad, si lo que nos motiva es el más firme propósito de rebasar el ambiente de indisciplina que se ha arraigado en nuestra sociedad y ocasiona daños morales y materiales nada despreciables.

Hemos percibido con dolor, a lo largo de los años, el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás.

Una parte de la sociedad ha pasado a ver normal el robo al Estado. Se propagaron con relativa impunidad las construcciones ilegales, además en lugares indebidos, la ocupación no autorizada de viviendas, la comercialización ilícita de bienes y servicios, el incumplimiento de los horarios en los centros laborales, el hurto y sacrificio ilegal de ganado, la captura de especies marinas en peligro de extinción, el uso de artes masivas de pesca, la tala de recursos forestales, el acaparamiento de productos deficitarios y su reventa a precios superiores, la participación en juegos al margen de la ley, las violaciones de precios, la aceptación de sobornos y prebendas y el asedio al turismo.

Conductas antes propias de la marginalidad, como gritar a viva voz en plena calle, el uso indiscriminado de palabras obscenas y la chabacanería al hablar han venido incorporándose al actuar de no pocos ciudadanos, con independencia de su nivel educacional o edad.

Se tolera como algo natural tirar desechos en la vía; hacer necesidades fisiológicas en calles y parques; marcar y afear paredes de edificios o áreas urbanas; ingerir bebidas alcohólicas en lugares públicos inapropiados y conducir vehículos en estado de embriaguez; el irrespeto al derecho de los vecinos no se enfrenta, florece la música alta que perjudica el descanso de las personas; se convive con el maltrato y la destrucción de parques, monumentos, árboles, jardines y áreas verdes; se vandaliza la telefonía pública, el tendido eléctrico y telefónico, alcantarillas y otros elementos de los acueductos, las señales del tránsito y las defensas metálicas de las carreteras.

Igualmente, se evade el pago del pasaje en el transporte estatal o se lo apropian algunos trabajadores del sector; grupos de muchachos lanzan piedras a trenes y vehículos automotores, una y otra vez en los mismos lugares; se ignoran las más elementales normas de caballerosidad y respeto hacia los ancianos, mujeres embarazadas, madres con niños pequeños e impedidos físicos. Todo esto sucede ante nuestras narices, sin concitar la repulsa y el enfrentamiento ciudadanos.

Lo mismo pasa en los diferentes niveles de enseñanza, donde los uniformes escolares se transforman, al punto de no parecerlo, algunos profesores imparten clases incorrectamente vestidos y existen casos de maestros y familiares que participan en hechos de fraude académico.

Es sabido que el hogar y la escuela conforman el sagrado binomio de la formación del individuo en función de la sociedad, y estos actos representan ya no sólo un perjuicio social, sino graves grietas de carácter familiar y escolar. Esas conductas en nuestras aulas son doblemente incompatibles, pues además de las indisciplinas en sí mismas, hay que tener presente que, desde la infancia, la familia y la escuela deben inculcar a los niños el respeto a las reglas de la sociedad.

Lo más sensible es el deterioro real y de imagen de la rectitud y los buenos modales. No puede aceptarse identificar vulgaridad con modernidad, ni chabacanería ni desfachatez con progreso; vivir en sociedad conlleva, en primer lugar, asumir normas que preserven el respeto al derecho ajeno y la decencia.

El delito, las ilegalidades y las contravenciones se enfrentan de manera más sencilla: haciendo cumplir lo establecido en la ley, y para ello cualquier Estado, con independencia de la ideología, cuenta con los instrumentos requeridos, ya sea mediante la persuasión o, en última instancia, si resultase necesario, aplicando medidas coercitivas.

Es hora ya de cumplir y hacer cumplir lo que está establecido, tanto en las normas cívicas como en leyes, disposiciones y reglamentos. A pesar de las innegables conquistas educacionales alcanzadas, hemos retrocedido en cultura y civismo ciudadanos. Tengo la amarga sensación de que somos una sociedad cada vez más instruida, pero no necesariamente más culta.

***


Estas son palabras textuales. Eliminé sólo unas pocas del texto completo, para que no se advirtiera enseguida quién las había dicho. Tienen plena vigencia en la Argentina, pero las pronunció el 7 de julio de 2013 el general de Ejército Raúl Castro Ruz, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la primera sesión ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el año 55 de la Revolución. Me limité a bajarlas del sitio de Granma, el diario del Partido Comunista cubano. Fueron dichas, en y para Cuba, por el hermano de Fidel Castro.



© Escrito por Pepe Eliaschev el sábado 13/07/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.