domingo, 1 de enero de 2012

Has recorrido un largo camino muchacha... De Alguna Manera...

Convicciones...

 
Descargada casi con displicencia, esa afirmación me dejó estupefacto. Dichas palabras resumían el famoso aire de la época, perfume que todo lo impregna. La cita debe ser transcripta en su totalidad. “Los que se jugaron en el ’73 por ‘luche y vuelve’ (…) pueden darse algunas licencias denostadas por burguesas en otras épocas, pero conservan las convicciones. (…) Ya no sueñan con la revolución, pero pretenden seguir jodiendo, como parte cultural de una sociedad que no logró eliminarlos”.

A veces las citas pueden no sólo ser odiosas sino –además– injustas y deshonestas. Este no es el caso. El articulista da en el clavo y explicita una verdad soterrada que suele ser reprimida. Impresiona el concepto de “licencias”, perezosa alusión a que, en otras épocas, tales libertades eran “denostadas” porque se las consideraba “burguesas”. ¿Cuáles serían tales “licencias”? ¿Robar? ¿Conducir autos caros? ¿Viajar por el mundo? ¿Ganar mucho dinero? ¿Vivir rodeados de comodidades en confortables y hasta suntuosas viviendas? ¿Oler rico? ¿Vestir fashion? ¿Vivir cool?

Se “expropiaba”, claro, en los famosos años setenta, pero esa caja se ponía al servicio de la revolución, con ella se mantenían militantes rentados, se solventaban viajes políticos, se compraban armas e insumos bélicos, se alquilaban casas y galpones. Eran otras “licencias”, es cierto. Lo que en aquellos años, recordados hoy en blanco y negro, se denostaba eran prácticas y hábitos “liberales” que alejaban al militante del objetivo revolucionario, como la infidelidad marital, la homosexualidad y el culto de placeres típicos de las clases adineradas. Los revolucionarios de hace cuarenta años manifestaban intenso y puritano desdén por placeres y gustos que asociaban con la injusta distribución de la riqueza. Enojados con su origen de clase, pregonaban y a menudo obligaban a los activistas a convertirse en proletarios contra natura.

Esos educados hijos de la burguesía se radicaban en barrios obreros y conseguían fácilmente trabajo en las fábricas. En aquellos enguerrillados años, cuando el desempleo no superaba el cinco por ciento, cualquier estudiante universitario resuelto a “servir al pueblo”, se conchababa como obrero. Había trabajo y esos revolucionarios querían ser lo más parecido posible a la clase que venían a redimir y conducir. Así como el “entrismo” trotskista se sincretizaba con (y en) el peronismo (había que “entrar” en el movimiento de “la clase”), la proletarización equivalía directamente a un entrismo social, un desclasamiento deliberado. Pensaban que ser como los obreros bastaba para impregnarles o inyectarles ideas re-volucionarias.
Por eso, desde la revolución, se penalizaba sin medias tintas las conductas juzgadas como ideológicamente enemigas. No eran, por cierto, penalidades ligeras. Degradaciones en el escalafón militar guerrillero, vituperio y humillación, e incluso el juicio “por traición” o “deserción” seguido de condena y ejecución de muerte fueron acontecimientos verificados entre, por lo menos, 1962 y 1980.

La cita que suscita estas reflexiones acredita por escrito el fin de una época. Aquellos veinteañeros de 1973 ya orillan los 70 años. Los “denostadores” eran ellos mismos y sus conductores de entonces. Los detractores de la impureza revolucionaria fueron ardorosos maximalistas, para quienes la palabra reforma era sinónimo de estafa y farsa. Hoy, en cambio, desde el buque insignia de los medios creados por este gobierno, surge la señal de alivio.

Alivio, ése es el concepto. Toda compulsión por la pureza revela un profundo y turbulento desacomodo interior. La cita con la que trabajé esta columna incluye una advertencia de poderosa elocuencia. Quienes se sienten representados por el actual gobierno de la Argentina pueden permitirse licencias otrora inaceptables. Eso es factible, se argumenta, “porque conservan las convicciones”. ¿Cuáles? No tiene caso explicitarlas, pero el autor de dichas líneas recompone de inmediato un binomio conceptual notable. Esa gente, confiesa, ya no sueña hoy con la revolución pero –atención– “pretenden seguir jodiendo”.

Vaya uno a saber en qué estaría pensando el articulista cuando soltó ese despreocupado “pretenden seguir jodiendo”, pero enternece. Implica un ánimo jovial y luminoso. No es un cambio fuerte de valores, un nuevo punto de partida. Pero si ya no proponemos la revolución, al menos queremos seguir jodiendo. Ya no aplicamos el rigor del puritanismo revolucionario setentista y, por ende, deseamos pasarla lo mejor posible.

Pero nada de lo dicho hasta aquí se terminaría de entender completamente sin otra cita de la misma columna, en la que se dibuja el escenario estratégico que sirve como marco de esa suspensión del puritanismo antiburgués de los años pasados. No es habitual toparse con tamaño acto de franqueza en la descripción de los propios propósitos. Semanas antes de conocerse la preocupante noticia de la enfermedad que padece la Presidenta, escribía el colum-nista: “Cristina tiene sólo (sic) cuatro años para formar a su delfín (sic) y a los cua-dros que deberían gobernar hasta 2020, en el intento por cambiar definitivamente (sic) al país, como lo imaginaba Kirchner”.

Sin hipocresía ni pudores, proponía consolidar en el poder un bloque histórico de 17 años sin interrupciones, bajo un mismo signo. Hay precedentes mundiales. Los Castro en Cuba hace casi 53 años, Chávez ya lleva 12 en Venezuela, el recientemente occiso Kadafi reinó durante 42, Putin comenzó hace ya 13 años (1999) y no tiene intenciones de irse del Kremlin hasta dentro de varios más. Pero en la Argentina quien se mantuvo 17 años arriba fue Rosas. ¿Ese es el proyecto? La columna sobre la que se apoya este comentario se tituló “Has recorrido un largo camino, muchacha”, la publicó Tiempo Argentino, diario editado por Matías Garfunkel y Sergio Szpolski, y fue firmada por Alberto Dearriba.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 30 de Diciembre de2011.

Link:
http://w139.elargentino.com/nota-168634-Has-recorrido-un-largo-camino-muchacha.html

CFK, Un doble impacto... De Alguna Manera...

Un doble impacto…
 
Cómo fue el paso a paso médico de Cristina. Del shock a la acción y el comunicado oficial. Sus guardianes políticos.

Cristina Fernández de Kirchner llegó a Diagnóstico Maipú, un centro médico de primer nivel, a las 8 de la mañana del jueves 22 de diciembre. Estaba de buen humor. Había concurrido a ese mismo lugar hacía unos dos meses. En esa ocasión debió hacerlo para una serie de radiografías, a los fines de descartar una fractura como consecuencia de una caída que sufrió en la Residencia de Olivos.

Ese jueves 22, la Presidenta estuvo acompañada por el Dr. Luis Buonomo, jefe de la Unidad Médica Presidencial, y por su segundo, el Dr. Marcelo Ballesteros. La razón que motivó la presencia de Fernández de Kirchner en ese instituto de diagnóstico fue la necesidad de descartar o confirmar la existencia de un nódulo tiroideo. El procedimiento que se siguió fue simple y rápido: primero se le realizó una ecografía de la tiroides, cuyo resultado confirmó la existencia de un nódulo en el lóbulo derecho de la glándula; luego, ya con esa confirmación, se le efectuó una punción biopsia. El médico a cargo de la ecografía y de la punción fue el Dr. Alejandro Boroda. Una vez completada la punción y obtenidas las muestras de tejido tiroideo, la Presidenta se retiró a la Quinta de Olivos en donde aguardó los resultados del estudio histoanatomopatológico, que estuvo a cargo del Dr. Julio Sanmartino y de la Dra. Liliana Ballsells.

El resultado no dejó dudas: Fernández de Kirchner padecía un carcinoma papilar de tiroides. Con el resultado ya en la mano, los doctores Buonomo y Ballesteros decidieron llamar al prestigioso cirujano Dr. Pedro Saco, jefe de la sección cabeza y cuello del Instituto de Oncología Angel Roffo, dependiente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

Una vez reunidos y hechas las consultas referidas al tratamiento a seguir y el pronóstico de la enfermedad, procedieron a comunicarle la mala nueva a la Presidenta quien, por unos minutos, quedó shockeada. En ese mismo momento se le hizo saber, además, el plan a ejecutar: operación el 4 de enero próximo, permanencia en el Hospital Universitario Austral por tres días y luego una fase de recuperación de unas tres semanas. Obtenido el consentimiento de la paciente, el Doctor Saco ordenó una tomografía corpórea para evaluar la existencia o no de ganglios que pudieran estar invadidos por las células neoplásicas, así como también la presencia o no de metástasis. Este estudio se realizó el martes 27 por la mañana y su resultado fue negativo; es decir, que no se encontraron evidencias de diseminación del tumor.

El cáncer de tiroides tiene una incidencia mayor en las mujeres. Hay distintos tipos de tumores tiroideos, pero los más comunes son: el carcinoma papilar y el carcinoma folicular. De los dos, el de mejor pronóstico es el papilar. A esos fines, es muy importante el estadio evolutivo en el que se encuentra el tumor, el cual depende de la existencia o no de células cancerosas en los ganglios linfáticos de la zona y de la presencia o no de metástasis. Eso es lo que evalúa la clasificación TNM (tumor; nódulo; metástasis). Un tumor sin nódulos y sin metástasis conlleva un pronóstico muy bueno. Esta es la situación en la que se haya la Presidenta según lo consignó el comunicado oficial leído en la noche del martes por Alfredo Scoccimarro. El carcinoma papilar es un tumor de histología maligna pero de evolución benigna.

El impacto político de la noticia fue y sigue siendo mayúsculo. Es la demostración, una vez más, de que la salud de un presidente es un dato político de primera magnitud que, por ende, debe ser considerado como una cuestión de Estado. Cristina Fernández de Kirchner tendrá que delegar el mando en Amado Boudou. Como ha ocurrido también en muchas ocasiones en la historia de la Argentina, una vez más el vicepresidente está llamado a ocupar el primer plano de la escena política. Consciente de ello, y para que por las dudas no se confunda, la Presidenta le marcó la cancha. “Guarda con lo que hacés”, fue la expresión con la que le indicó claramente a Boudou que su función habrá de ser la de cumplir órdenes. Lo estarán monitoreando de cerca Guillermo Moreno, Carlos Zannini, Máximo Kirchner y Héctor Icazuriaga, con todo el peso de la SIDE.

A la Presidenta se la vio muy bien en el acto de firma de acuerdos de desendeudamiento con las provincias, que marcó su reaparición pública luego del anuncio de su enfermedad. En ese acto no pasó como algo inadvertido la ausencia de cualquier mención de agradecimiento a la oposición que, justo es decirlo, cerró filas detrás de la jefa de Estado expresándole su apoyo y deseos de pronta recuperación. Esta actitud es la confirmación de que, si alguien esperaba un cambio de estilo en la forma de ejercer el poder por parte de Fernández de Kirchner, se equivocó de medio a medio. Lo mismo se puede decir de la relación –en verdad, la no relación– con Hugo Moyano. Dos fuentes confirmaron que el secretario general de la Confederación General del Trabajo se conmovió al conocer la enfermedad de la Presidenta y que la llamó, obteniendo como única respuesta el silencio.

En medio de este cuadro, irrumpió, una vez más, la crisis en Santa Cruz, motivada por un proyecto de ley destinado a implementar un recorte significativo en los haberes y las condiciones de las jubilaciones estatales y otro de emergencia económica. En buen romance, esto es un ajuste. Los hechos de violencia que se produjeron el jueves último desencadenaron una crisis política de proporciones que ha puesto en jaque al gobernador Daniel Peralta a tan sólo veinte días de la asunción. “Esto es consecuencia de una movida de integrantes de La Cámpora que, respondiendo a órdenes que vienen desde lo alto del poder, han adoptado una actitud que afecta directamente a Peralta al que, por lo pronto, le han vaciado el gobierno y a quien no sería raro que quisieran forzarlo a renunciar para facilitar el ascenso político de Matías Bezi y Mauricio Gómez Bull”, confiesa un legislador del Frente para la Victoria de la provincia.

Parafraseando el tango de Gardel y Lepera, bien podría decirse que este es el pasado que vuelve a encontrarse con la vida. ¿Será ese el destino de la Argentina?

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por el Doctor Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 30 de Diciembre de 2011.

Final sin certeza... De Alguna Manera...

Final sin certeza...
La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos. Antonio Machado

Pintura de Joe Sorren, "Elliots's attraction to all things uncertain"

Es un final sin certeza
cualquier día, algún lugar
todo habrá de terminar
será ausencia la tibieza.

Un asunto inesperado
brindando con un amigo
quizás charlando contigo
diciendo cuanto te he amado.

O me sorprenda escribiendo
estos versos vagabundos
así marcharé del mundo
dibujando, compartiendo.

Incógnita misteriosa
y ninguna la excepción
tieso, blanco, en un cajón
por la muerte sigilosa.

No hablemos más de "crímenes pasionales"... De Alguna Manera...

No hablemos más de "crímenes pasionales"... 

Lamentablemente, no existen estadísticas oficiales y así es imposible diseñar y aplicar políticas públicas realmente efectivas para erradicar la violencia contra las mujeres. Hay asociaciones civiles como La Casa del Encuentro que recopilan los casos extremos de violencia de género: los femicidios.

Su último informe revela que hasta octubre de este año fueron 237 las mujeres asesinadas por femicidas, el 15% más que en el mismo período de 2010. En la mayoría de los casos, las muertes fueron precedidas por denuncias. Las mujeres temen denunciar. Suelen atravesar un profundo proceso de desvalorización, baja autoestima, aislamiento y hostigamiento, que dificulta el reconocerse como víctimas y las hace hasta sentirse culpables y responsables por la conducta del hombre violento, además de avergonzadas. Por otro lado, muchas denuncias son desestimadas por el sistema judicial/policial que subestima la violencia sexista. El Estado no brinda las capacitaciones necesarias en temas de género al personal judicial y policial para garantizar una atención efectiva, no brinda contención ni asistencia integral a las víctimas, no ofrece soluciones. Si la mujer tiene que volver a su casa con un hombre violento que no es apartado del hogar, si no tiene dinero para subsistir, si se ve amenazada, ¿cómo puede pensarse que está en condiciones de denunciar?

La ley de Protección Integral de Violencia contra las Mujeres contempla campañas de prevención e información. Pero no es efectiva: todos los días leemos un caso nuevo de violencia que se cobra la vida de una mujer. En este punto, los medios de comunicación tienen un gran aporte por hacer, como consultar especialistas en temas de género o hablar de femicidios para denominar este tipo de violencia, dejando de lado términos como “crímenes pasionales” que ocultan la violencia sistemática contra las mujeres. Es una forma de generar conciencia y hacer visible la problemática.

Los casos de violencia publicados en los medios reflejan una realidad cotidiana producto de históricas relaciones de desigualdad entre los géneros: un abuso de poder y la dominación de varones sobre mujeres en sus relaciones interpersonales. Lo que llama la atención son las cruentas metodologías, copiadas por otros femicidas que saben que gozan de la impunidad que les otorga el sistema judicial, la sociedad patriarcal y el Estado.

Erradicar la violencia de género implica un cambio cultural que no se dará por sí solo: tanto el Poder Legislativo, así como el Judicial y el Ejecutivo, tienen que hacer lo propio. En 2009 fue sancionada la Ley de Protección Integral de Violencia contra las Mujeres. A dos años de su sanción, la autoridad de aplicación cuenta con un presupuesto irrisorio: hace falta decisión política para combatir este flagelo.

© Escrito por Margarita Stolbizer (*) y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 31 de Diciembre de 2011.

(*) Presidenta bloque de diputados del GEN-FAP.

CFK y la falta de grandeza... De Alguna Manera...

En su hora más difícil, a Cristina le faltó grandeza…




En vísperas de la Navidad, Juan Carlos de Borbón Dos Sicilias dirigió el tradicional mensaje a sus súbditos. Les habló de las dificultades de Europa y de España y, por elevación, de sus propias tribulaciones con un yerno que le salió rana y desvió fondos de una ONG a sus cuentas personales. “La Justicia es igual para todos”, dijo en ese lenguaje elíptico de los estados. No había mencionado al alavés Iñaki Urdangarín, pero tampoco hacía falta: todos sabían que se refería al Duque de Palma. Don Juan Carlos no es el único jefe de Estado jaqueado por la corrupción: a Christian Wulff acaba de saltarle alguna que otra prebenda, gentilezas empresariales que pusieron en entredicho el clásico mensaje a los alemanes.

Barack Obama y su mujer también se dirigieron a los americanos. Lo hicieron desde una base militar, mientras celebraban la salida de las tropas de Irak.

El colombiano Juan Manuel Santos colgó sus votos de felicidad en Internet; el mexicano Felipe Calderón y el venezolano Hugo Chávez eligieron llegar a sus conciudadanos a través de Twitter y hasta Rafael Correa se prodigó en buenos deseos con los ecuatorianos.

En medio de la tormentosa actualidad europea, el primer mandatario irlandés Michael Higgins hilvanó unas palabras sencillas, directas y cargadas de emotividad: “Para algunos de ustedes – dijo – ésta será una Navidad en la que el desempleo, la inseguridad económica o la ausencia del algún ser querido que ahora vive en el exterior proyectan una sombra oscura. Para muchos otros será un momento triste debido a la enfermedad o el duelo de la familia”. Al final recordó lo que todos los ciudadanos esperan escuchar de su presidente: que es el responsable de un país a cuyo pueblo se siente “honrado de servir”.

Afirman que la costumbre nació en los años ’30. Con Jorge V de Inglaterra, sostienen algunos; con Franklin Delano Roosevelt, prefieren creer otros. La televisión, al fin de aquella década, universalizó el hábito . El medio no era todavía el mensaje pero era el soporte indicado.

En 1951, Eva Perón utilizó la radio y habló desde la cama en la que estaba postrada. Pidió que acompañaran a Juan Perón, que lo respaldaran. Fue explícita acerca de los destinatarios de la súplica: “Todos los corazones amigos de la gran fraternidad justicialista” . Era un mensaje sesgado, por supuesto, pero estaba en su derecho: no tenía cargo alguno , era nada más – y nada menos – que una de las cabezas del movimiento gobernante. El auditorio para el que estaba pensado y escrito era el peronismo.

Para Cristina Fernández, el 2011 ha sido un año duro, su annus horribilis, como caracterizó Isabel II a 1992. En el caso de la Presidente no es la vida privada de sus hijos la que se cae a pedazos. Tampoco ha ardido un ala de su casa de El Calafate, aunque la temperatura social se levante en su “lugar en el en el mundo” e igual que sucede con los fuegos de verano aparezcan focos de disputas internas aquí y allá, primero en La Plata y ahora en Santa Cruz. Este año que termina fue peor que todo eso: atraviesa el duelo por la muerte de su marido, un año atrás y acaban de diagnosticarle un cáncer de tiroides cuya incidencia es aún incierta.

Fue un acto de prudencia, de madurez política que su vocero Alfredo Scoccimarro informara oficialmente de la situación. En la región, Lula, Chávez, Dilma Rousseff y Fernando Lugo padecen la enfermedad, incluso en formas más graves.

A ninguno de ellos se le ocurrió adjudicarla a sus inmensas responsabilidades . Claro, cada uno es dueño de atribuir la etiología del cáncer a lo que le plazca.

En su último discurso, la Presidente agradeció “la solidaridad” y con tono de broma le advirtió a su vicepresidente que en esta impasse lo marcará de cerca . Nada nuevo: está en la esencia del kirchnerismo “permanecer alertas y vigilantes”.

Tal vez como una manifestación de en qué espejo se refleja y quiénes serán sus ojos y oídos durante la convalecencia, detrás de ella asomaba la efigie de Eva Perón y, sentada en primera fila, en los sitios de privilegio, la plana mayor de La Cámpora la escuchaba sobrecogida.

La Presidente empleó el tono que se ha hecho habitual en sus disertaciones cotidianas: deslizó comentarios venenosos sobre sus adversarios, ninguneó a Mauricio Macri y aprovechó para reiterar cuánta abnegación y cuánto valor le han echado al cargo ella y su fallecido esposo.

Sostienen los expertos en comunicación que fue una puesta magistral, un ejemplo de cómo se transforma una mala pasada del destino en agua para los odres del cristinismo, una maestría en aquello de hacer de la necesidad virtud . Visto desde la perspectiva del Estado, sobró domesticidad y faltó grandeza . Quienes esperaban escuchar otros contenidos, más acordes al momento presidencial y al calendario, fueron por lana y salieron trasquilados. Es que ni la Presidente ni su difunto esposo han sido afectos a las tradiciones que sí se practican en otras partes.

Hay quienes intuyen que en ese desinterés por la formalidad se esconde la incapacidad para dirigirse a todos, porque los Kirchner nunca hablaron para todos : ni para todos los pobres, ni para todos los ricos, ni para todos los empresarios ni para todos los trabajadores. Lo hicieron para aquellos que, en una inhibición del ejercicio de ciudadanía, practican el kou tou , la reverencia con que los campesinos chinos casi tocaban el suelo con la cabeza.

La Presidente comanda una nación integrada por 23 provincias y una Ciudad Autónoma, un extenso territorio en el que se asientan 40.117.096 habitantes, de los que más de 20 millones son mujeres y 19,5 millones son hombres. Según estadísticas públicas, entre ellos sobreviven como pueden 4,8 millones de pobres y 1,2 millón de indigentes; según las cuentas privadas, a los pobres hay que multiplicarlos casi por tres y a los indigentes por cuatro. Para el INDEC, pobre es una familia con un ingreso inferior a 1.250 pesos; Cáritas considera pobre a las familias que viven con menos de 2.150. En el país donde la Presidente ha sido reelegida con el 54 por ciento de los sufragios, 450.000 jubilados esperan que sus juicios por reajuste de haberes sean respondidos con la misma celeridad que el de Ofelia Wilhelm, su madre.

Lo que no contabilizan ni las encuestas ni los censos, pero el sentido común registra, es que entre esos 40 millones de seres humanos hay muchos, demasiados, que, además de penurias económicas, atraviesan dolores y angustias similares a los de la Presidente, por ellos mismos, por sus padres, por sus maridos y sus mujeres, por sus hijos. En los hospitales, los geriátricos, los albergues y hasta en las cárceles, durante la nochevieja el sufrimiento siempre es más lacerante. No habría estado de más que Cristina Fernández se asumiera como lo que también debe ser una jefa de Estado: la veladora, la protectora, la cuidadora de la ciudadanía.

No habría estado de más que se acordara de ellos y de todos.

Un libro inteligente y disparador de debates asegura que son los imprevistos, los hechos inesperados, “los cisnes negros”, los que cambian el curso de la vida de los hombres y de los países.

En quince meses, “el cisne negro” se presentó dos veces ante la Presidente.

Al parecer, el encuentro con la desgracia no la cambió y a eso lo han dado en llamar fortaleza. Es una pena. Hubiera sido reconfortante que la primera mandataria no sólo recibiera solidaridad sino que la brindara, que dijera “hago llegar mi saludo a cada uno, a los que están alegres y a los que lloran, levanto una copa por sus familias, por la mía y por los que no la tienen”. No lo ha hecho, hasta hoy. Igual, faltan unas horas. Todavía está a tiempo.

© Escrito por Susana Viau y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 31 de Diciembre de 2011.

¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!... Bienvenido 2012...


Por un Año lleno de Piedras...


El distraído tropezó con ella.
El violento la uso como proyectil.
El emprendedor construyó con ella.
El caminante cansado, la usó como asiento.
Para los niños fue un juguete.
Drummond hizo poesía con ella.
David mató a Goliat.
Michelángelo extrajo de ella, la más bella escultura.
En todos los casos la diferencia no estaba en la piedra, sino en la persona.
No existe piedra en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.

¡¡¡Que el 2012 venga así: lleno de “piedras”!!!

Vos haces la diferencia…

De Alguna Manera...