Huracán venció esta noche a Newell's Old Boys por 2-1 en un partido de alternativas cambiantes en el que el ganador dominó claramente la primera mitad, pero en la segunda, bajo un diluvio, se vio superado por su rival que le empató y lo tuvo contra las cuerdas.
Paolo Goltz, capitalizando un penal que le habían cometido a Andrés Franzoia, puso el 1-0 parcial, un resultado que le quedaba chico al equipo de Héctor Rivoira, que había dominado con claridad ese segmento.
En el complemento, Cristian Núñez, de cabeza, puso el empate parcial para los rojinegros, que utilizaron varios suplentes en la noche del miércoles. Y cuando parecía que otra vez se le venía la noche a los de Parque Patricios, apareció Balvorín y de cabeza selló la victoria quemera a siete minutos del final.
El equipo de Héctor Rivoira fue claramente superior a Newell's en el primer período porque tuvo una actitud mucho más ambiciosa que un equipo rosarino demasiado mezquino.
El "Globo" intentó lastimar de entrada. El "Chulo" Rivoira plantó un esquema ofensivo con Gastón Machín, como improvisado lateral derecho, saliendo a presionar al mediocampo, sector en el que Leandro Díaz se mostró muy participativo junto a Patricio Toranzo, quien trató de hacerse eje de los ataques y por momentos lo logró.
Arriba, Franzoia corría todas en ataque y desnivelaba casi siempre, mientras Balvorín, con sólo una práctica con sus compañeros, se mostraba voluntarioso, pero impreciso.
Varias buenas intervenciones de Sebatián Peratta y la falta de puntería de los jugadores locales hicieron que la apertura que Huracán merecía largamente recién llegara sobre los 28 minutos.
Franzoia se le escapó a Rolando Schiavi y cuando ingresó al área fue derribado por Alexis Machuca. Del penal se encargó Goltz, quien, con un disparo fuerte y al medio, puso el 1-0. Se hacía justicia.
Entonces, Newell's, que se había mostrado impreciso y partido, recién se animó a buscar el arco rival al encontarse en desventaja. Y sobre los 36 estuvo muy cerca de alcanzar el empate en su única llegada de la etapa inicial.
Mauricio Sperduti sacó un centro desde la derecha y el cabezazo de Núñez se fue apenas desviado.
Newell's salió con otra actitud en la segunda parte. En medio de un diluvio, el conjunto rojinegro pasó a dominar el juego y cerca estuvo de la igualdad cuando, tras un centro de Cristian Sánchez Prette, Núñez habilitó de cabeza a Hugo Barrientos, pero al volante, solo frente al arquero, le pegó mal facilitando el rechazo de Gastón Monzón.
El elenco rosarino hizo pie en el campo anegado y, además, las variantes introducidas por Roberto Sensini le dieron buen resultado. Se olía el empate y el mismo llegó sobre los 24 cuando Núñez cabeceó libre un córner ejecutado desde la derecha por Sperduti.
Y siguió siendo más el visitante, que tuvo un par de chances para liquidar el pleito, pero falló en la puntada final. Huracán parecía vencido, pero no le perdonó es impotencia ofensiva a los rojinegros. Un tiro libre ejecutado desde la izquierda por Toranzo fue cabeceado abajo por Balvorín, quien a siete del final sentenció un partido que parecía fácil para los "quemeros", pero se les terminó complicando.
© Fuente DYN y publicado en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 4 de Febrero de 2010
Diluvio triunfal...
Cualquiera diría que para que el Globo volviera a ganar tenían que caer baldazos de agua (la que podríamos llamar bendita) y meter un gol de penal. Ambas circunstancias no guardaban un recuerdo cercano en nuestras memorias. Sin embargo, tal combinación ocurrió en la noche del Ducó. No sin sufrimientos. No sin imaginaciones de que otra vez la victoria iba a pasar de largo por nuestras narices.
¡Gracias por este respiro sostenido! Tan necesario que no importó bancarnos el aguacero interminable. Diluvio quemero y lleno de lágrimas de desahogo. El equipo disponía de una chance de levantarse y en 72 horas lo logró. Sacrificadísimo esfuerzo de todos. Ese es el camino para sostenernos en pie, para no decaer en la moral y traer fantasmas que mejor tenerlos bien lejos.
Será una lucha sin cuartel, y así debe ser entendida por jugadores e hinchas. Aflojar es caerse. Aflojar es hundirnos en un pozo. Convicción es no creerse menos que nadie. Estoy todo empapado. Lo sé. Pero si había que llegar a esto para tener esperanza, que no deje de llover nunca.
© Escrito por Ricardo Sapia y publicado en el Diario Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 4 de Febrero de 2010