'¡Va fanculo!'...
Durante la larga historia del surgimiento de las tecnologías de comunicación, cada nuevo dispositivo técnico, incluida la televisión, generó fenómenos nuevos, por un lado en la producción de los discursos, por otro lado en su consumo, fenómenos que afectaron a su vez múltiples aspectos de la vida social.
En los últimos años se ha vuelto común oponer “viejos” y “nuevos” medios, y
cuando se habla de nuevos medios se suele pensar en internet. Grave error:
internet, la red, la web o como se la quiera llamar, no es un medio (en el
sentido clásico en que lo son el cine, la radio y la televisión); es un
dispositivo que produce un cambio radical en las condiciones de acceso a los
discursos mediáticos y al espacio público; o sea: es una mutación de la
circulación de los discursos. ¿Con qué consecuencias? Un elemento fundamental
es que esta mutación se produce en el momento en que el capitalismo entra en
una grave crisis económica y política. Que el ciberespacio va a adquirir
dimensiones políticas inéditas, creo que ya nadie lo pone en duda. Se ha
hablado mucho del papel de internet en la llamada Primavera Arabe. Yo lo hice
en este diario, subrayando el poder de la red para convocar a la ocupación
masiva y pacífica de los espacios urbanos, y preguntándome si las democracias
“occidentales” no tendrían bastante que aprender de lo que está pasando en esos
países.
Un caso particularmente interesante es la figura de Giuseppe Grillo,
conocido como “Beppe”, del que se habló en los medios locales estos últimos
días con motivo de los resultados de las elecciones municipales italianas.
Durante muchos años, Grillo fue un gran cómico de la televisión; ahora es sin
duda el político italiano más popular. La notoriedad de su Movimiento 5
Estrellas empezó en 2009, por el éxito de su blog y luego se expandió en
internet (las cinco estrellas: medioambiente, agua, desarrollo económico,
conectividad y transporte público). El 8 de setiembre del año pasado, Beppe
organizó el ‘Día V’ en doscientas veinte ciudades de Italia, movilizando a dos
millones y medio de personas. Según las medidas del motor de búsqueda
Technorati, el blog de Grillo está entre los diez más visitados del mundo. En
estas elecciones municipales, el Movimiento del Beppe apareció como la tercera
fuerza política italiana, y ha ganado nada menos que grien Parma, famosa no
sólo por el queso, sino también por los escándalos de corrupción.
En alguna vieja columna conversé con mis lectores sobre la relación íntima
entre la comedia y la política. Un antecedente que me interesó mucho en su
momento, fue la candidatura presidencial de Coluche en las elecciones
presidenciales francesas de 1981. Coluche era entonces el más célebre cómico de
su país. Su eslogan de campaña fue Tous ensemble pour leur foutre au cul
(“Todos juntos para darles por el culo”). Coluche decía que Francia estaba
dividida en dos (izquierda/derecha), pero que él iba a hacer que se doblara en
cuatro (pliée en quatre significa “muerta de risa”). Beppe Grillo es un comediante
que tuvo mucho éxito en la televisión italiana hasta que la RAI lo echó por
hacer chistes sobre la corrupción de los políticos, en particular del primer
ministro socialista Craxi.
Grillo tiene una larga historia de denuncia de la corrupción en Italia, aplicando
el humor como arma extremadamente eficaz. Un largo artículo de Tom Mueller
trazó la biografía de Giuseppe Grillo en el The New Yorker. Mueller recuerda
que en 1981, cuando se produjo el famoso escándalo de la llamada P2, una logia
mafiosa integrada por jueces, políticos, empresarios y miembros de los
servicios secretos, Grillo estaba todavía en la televisión, y los responsables
de la RAI le hicieron saber que no debía hablar sobre ese tema. Obedeciendo la
orden de sus superiores, trajo al piso de su programa un pizarrón y describió
por escrito, en silencio, todos los aspectos del caso P2. El chiste que le
valió la expulsión de la RAI era así: Craxi está en visita oficial en China, y
uno de sus asistentes le pregunta: “Señor, si aquí son todos socialistas, ¿a
quién le roban?”
A la hora de internet, renace la tradición de Coluche. Uno de los gritos
asociados al gesto de los dedos en V, en las reuniones multitudinarias del
Beppe, es: “Vafanculo!”, traducible (según se prefiera) como “andá a cagar” o
como “andá a que te la den por el culo”. Maravilla semiótica, por inversión
simétrica, de una perfecta metáfora corporal: lo que la palabra (el discurso
político) es al culo, la mierda es a la boca. Signore mio (como dice siempre el
Beppe), no diga que no se lo advertimos: en esta crisis, la palabra política
sale por un orificio que no es el que usted se imagina.
© Escrito por Eliseo Verón Profesor
plenario Universidad de San Andrés y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 2 de Junio de 2012.