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miércoles, 20 de abril de 2011

Monseñor Carlos Horacio Ponce de León... De Alguna Manera...

Monseñor Carlos Horacio Ponce de León...

Carlos Ponce de León Monseñor Carlos Horacio Ponce de León, fue el tercer Obispo Titular de la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos. Fue nombrado por el Papa Pablo VI, mientras era obispo auxiliar de Salta, el 28 de abril de 1966.

Tomó posesión canónica... de esta sede el 18 de junio de ese año hasta que en 1977, fallece víctima de un accidente automovilístico sobre ruta 9, cuyas causas aún no han sido aclaradas y por lo que hay una causa abierta. Al quedar vacante la sede, Pablo VI designó Administrador Apostólico de San Nicolás al Obispo auxiliar de San Isidro, Mons. Justo Oscar Laguna Incluso, se cree que iba a presentar en la Nunciatura de Buenos Aires documentación que tenía que ver con el asesinato de los curas palotinos.

Según organismos de derechos humanos, Ponce De León era considerado un "obispo rojo" en el norte del territorio bonaerense, ya había tenido enfrentamientos con militares de San Nicolás e incluso lo apodaban "monseñor ambulancia" porque solía recoger a heridos en enfrentamientos y atendía a familiares de desaparecidos.

Como en el caso del obispo riojano Enrique Angelelli, siempre se sospechó que el accidente en el que murió Ponce De León había sido fraguado; el juez Villafuerte Ruzo, que investiga esa hipótesis, interrogó al hijo adoptivo del religioso, quien desde hace 25 años vive en el exterior. Al declarar por primera vez en la justicia sobre aquel episodio, Martínez "relató cómo Ponce de León fue rematado al borde de un camino por fuerzas militares a cargo del coronel Saint Amant", según aseguró la subsecretaria de Derechos Humanos bonaerense.

Rematando al obispo La subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, Sara Derotier de Cobacho, querellante en la causa, declaró a la prensa que Martínez contó que cuando viajaba por la ruta el auto volcó repentinamente y pudo ver cómo "un grupo de militares golpeaba con las culatas de sus fusiles al obispo, antes de oír la voz del coronel Saint Amant dar la orden para que lo remataran". Incluso, Martínez habría salpicado a sectores de la Iglesia con esta muerte y habría señalado al Nuncio Pío Laghi como "cómplice" del crimen.

"Ponce de León recibía de manera habitual a los familiares de jóvenes desaparecidos y le remitía esa información al Nuncio Apostólico Pío Laghi, que se la entregaba a su vez a Eduardo Emilio Massera", aseguró la subsecretaria. La funcionaria tuvo acceso a la declaración de Martínez, ya que es querellante en la causa en representación de los sacerdotes Marcelo Sbaffo y Marcelo Domenech, la agrupación HIJOS de Rosario, Madres de San Nicolás y Rosario y familiares de Ponce de León. En la Plaza 14 de Abril de San Nicolás fue entronizado un busto en memoria de Carlos Ponce de León, obra del escultor nicoleño Héctor Rodríguez (2007). Según el organismo, existen testimonios que dicen que Ponce León recibía constantes amenazas de muerte en las que le decían que "de julio no pasaba", que lo habían perseguido e insultado en la calle y que contaba con importante información sobre el asesinato de los curas palotinos, ocurrida un año antes, que planeaba presentar en la Nunciatura el mismo día de su muerte.

Carpetazo Pero desde la iglesia, las preocupaciones están centradas en otro temor, también relacionado con la dictadura, pero referente al cardenal Jorge Bergoglio. Según informó la agencia de noticias DyN, los estrategas celestiales esperan un "carpetazo" del gobierno contra Bergoglio, en referencia a una presunta operación que de antemano las fuentes religiosas dicen tener la certeza de que se sustenta en "viejas calumnias". Las mismas fuentes anticipan que un documento de inteligencia reflota el conflicto de Bergoglio con los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, por el compromiso de éstos con la "pastoral villera".

La consecuencia fue el secuestro por un grupo de tareas el 23 de mayo de 1976 y la aparición después de cinco meses de cautiverio. Según el propio Yorio, el deseo de Bergoglio de sacárselo de encima tentó, a este último, a hablar varias veces con Emilio Massera para que vinieran a llevarse a los terroristas infiltrados en la actividad evangelizadora", aseguran que cita el dossier de inteligencia que dicen conocer en la curia..

Fuente: Causa Popular


El asesinato de Monseñor Carlos Horacio Ponce De León, obispo de San Nicolás...

Para recordar a este Obispo resulta muy oportuno el testimonio del Sacerdote Roberto D´amico que atiende en el Colegio Don Bosco, de la ciudad de San Nicolás, donde este comprometido pastor era Obispo. D´amico relata que "Monseñor Ponce de León desarrolló una tarea de apoyo a los sectores que trabajaban junto a los obreros para que tengan una conciencia propia y que trabajen para su liberación".

D´amico agregó que "cuando llegaron los militares y empezaron las desapariciones, Ponce de León comenzó a recibir a los familiares que intentaban encontrar a los detenidos. El obispo iba haciendo carpetas propias y las llevaba mensualmente a Buenos Aires, a la conferencia episcopal y también ante el jefe del ejército de la provincia, el general Suárez Mason, para interceder ante él y pedir por la suerte de los desaparecidos".

Este sacerdote cercano a la Renovación carismática Católica, en aquellos años previos al golpe, era un fervoroso militante de las causas populares. Narró una anécdota que pinta de cuerpo entero la dimensión de la persecución que se desató contra los curas del denominado “obispo rojo”

Recordó que "Una mañana nos encontrábamos trabajando con los alcohólicos acá en el colegio y de pronto vemos una serie de camiones del ejército del que bajan soldados. También había un helicóptero arriba de la escuela. Me buscaban a mí. La única que me quedaba era salir con los borrachos y así fue. Me hice pasar por uno de ellos y zafé. Era una locura", cuenta D´amico, luego agrega que: “los militares le tenían mucha bronca a Ponce de León y no lo querían en San Nicolás”.

EL CASO EN EL LIBRO “NUNCA MAS”

El caso Ponce de León forma parte del "Nunca Más", donde se relata que el prelado se dirigía a la Capital Federal en compañía de su colaborador Víctor Oscar Martínez, con el objeto de llevar documentación a la Nunciatura Apostólica, relativa a la represión ilegal (secuestros y torturas) implementada en la diócesis de San Nicolás y también en Villa Constitución. Esa documentación involucraba al entonces general Carlos Guillermo Suárez Mason (jefe del primer cuerpo de ejército), al coronel Camblor (jefe del regimiento de Junín) y más directamente al teniente coronel Saint Aman (jefe del regimiento con asiento en San Nicolás).

La documentación que el obispo de San Nicolás llevaba en su poder desapareció sin ser reclamada por el canciller de la diócesis, monseñor Roberto Mancuso, capellán de la unidad carcelaria. Víctor Martínez recuerda que el obispo después de asistir al entierro de monseñor Angelelli, obispo de La Rioja, había comentado en una reunión: "ahora me toca a mi".

A consecuencia del choque automovilístico, el obispo fue conducido a la clínica San Nicolás (en la misma estuvo internado Víctor Martínez) donde falleció horas más tarde como consecuencia de las heridas sufridas. Pudo establecerse que ni al médico de cabecera del prelado le fue permitido ingresar en la sala de terapia intensiva; sólo pudo verlo, antes demorar, su madre.

A los pocos días del accidente, Víctor Martínez --que estaba haciendo el servicio militar en la Prefectura de San Nicolás-- fue arrestado por orden del Teniente Coronel Saint Aman sufriendo toda clase de vejaciones físicas y psíquicas durante su cautiverio. "En ese lugar me golpearon hasta desmayarme. Así durante horas. Luego comenzaron a preguntarme cuáles eran las actividades del obispo, qué personas lo visitaban, a cuántos extremistas había ocultado". Hacía tiempo que monseñor Ponce de León era objeto de amenazas. "Las amenazas personales se las hacía el teniente coronel Saint Aman: “tenga cuidado, usted está considerado un obispo rojo”. El mismo jefe militar le había prohibido celebrar misas de campaña en el regimiento "porque allí no entraban los curas comunistas"

Testimonio de Víctor Oscar Martínez

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“Me empujaron y metieron en una combi”...


El testigo Víctor Martínez denunció que tres desconocidos lo secuestraron y amenazaron. Víctor Martínez reapareció en la madrugada de ayer. En diálogo con Página/12, denuncia que fue secuestrado el lunes en la calle Pringles. Acusa al juez Villafuerte Ruzo, con quien mantiene un enfrentamiento.

“Me empujaron y me metieron en una combi. Había dos tipos adelante y uno atrás, que fue el que me empujó y me tiró adentro”, relata Víctor Oscar Martínez. El sur asiático recorre la casa en el dulzón del incienso encendido, un cuadro de Shirdi Sai –gurú elevado al pedestal de santo en la India– y Los místicos de Occidente, de Elémire Zolla, en una de las dos bibliotecas del living. Tal vez por haber dormido poco, la voz de Martínez brota con cierta cadencia. A pocas horas de ser liberado en la madrugada de ayer en el barrio de Liniers, el testigo del asesinato del obispo Carlos Ponce de León durante la dictadura denuncia que el lunes pasado fue secuestrado cerca de su casa y que aunque las versiones que dan vueltas “son muchas”, la realidad “es una sola”.

“Rebelde y antidogmático por naturaleza”, se considera Martínez, de 52 años, quien se presenta como un estudioso de las religiones comparadas; traductor de sánscrito, pali y defensor de los monjes budistas perseguidos en China y Bangladesh. Martínez tenía planeado pasar el lunes al mediodía por una escribanía del centro para retirar unos libros. Caminaba por Pringles rumbo a Corrientes cuando tres hombres lo interceptaron.

El testigo mueve la mano, dando a entender que el vehículo adonde lo metieron tenía una puerta corrediza. Le pusieron un cuello de lana sobre los ojos. “Me hicieron masticar grandes cantidades de medicina, el médico me dijo que se trataba de Alplax y Valium”, afirma. El viaje fue en completo silencio. Si bien no pudo calcular cuánto demoró, le pareció “muy largo” y que, en un momento, el coche ingresó a un camino de tierra. “Me deben haber llevado a una casa de campo”, arriesga. Al llegar lo encerraron en una habitación donde había un colchón y una frazada. En la casa había pocos muebles.

Aunque no puede describirlos físicamente, dice que los hombres eran mayores, como de 50 años, con “un lenguaje elaborado”, tranquilos, respetuosos. “Me trataban de usted.” En su cautiverio habló con una sola persona que le advirtió: “Le voy a dar seis consejos en tres días, después de esto usted se muere”. El primero fue que no podía ir contra el juez Carlos Villafuerte Ruzo, que se encargarían de “pasar a vía muerta” su querella por persecución religiosa.

Martínez mantiene un enfrentamiento con el juez en la causa por el asesinato del obispo Ponce de León, ocurrido en 1977, en un accidente simulado. Villafuerte Ruzo lo acusó de falso testimonio y Martínez le inició una querella.

Los captores, sigue Martínez, le dijeron que su abogada era “una estúpida” a la que “iban a llevar a la quiebra vía multas”. Volvieron a suministrarle pastillas, no le dieron de comer y le dejaron una gaseosa. El hombre que le hablaba le pidió la billetera. “Vio la foto de mi hijo y me dice: ‘¡Qué pena! Por estar en contra de un juez y traicionar a la Iglesia le puede costar la vida a su familia’”. Y le sugirió que hiciera “algo inteligente” y que “se fuera del país”.

Más tarde escuchó que uno de sus captores le decía a otro: “El país ya está enterado, lo están buscando por todos lados. Es fácil chuparlo, pero cuando te cierran el círculo es muy difícil desprenderte, larguémoslo ahora”, fue la conversación. Entonces le hicieron tomar un montón de pastillas y lo dejaron cerca de la General Paz. Martínez no puede precisar a qué hora lo dejaron en Liniers, donde encontró a un hombre “muy amable”, al que le contó que había sido secuestrado. Esa persona le ofreció el teléfono celular para avisar a su familia.

Al dejarlo en Liniers, los captores le advirtieron que si no quería perjudicar a su familia se tomara un taxi hasta Acoyte y Rivadavia. “Ahí sí buscá a la policía y hacé lo que se te cante”, fue el mensaje. En Caballito, Martínez recordó que había una comisaría sobre Díaz Vélez. Hizo la denuncia en la comisaría 11ª, declaró hasta las 5 de la mañana. “Por lo que sé todo el Gobierno actuó rápidamente”, asegura. El testigo de la causa Ponce de León señala al juez Villafuerte Ruzo como el responsable de su secuestro, que “tiene un grupo de tareas” y es parte de “un conflicto mayor que debe resolver a futuro. Estoy seguro de que él puede dar información sobre las imprecisiones en mi relato, como la localización y los horarios” del secuestro, concluye.

Si bien la investigación se encuentra en una etapa inicial y todavía es prematuro anticipar un análisis, allegados a la causa dijeron que “el tema es sensible”. En diálogo con Página/12 , aseguraron que “es necesario ser cuidadosos” porque debido al estado en el que se encontraba Martínez al momento de la liberación, la información que aportó al expediente fue poco precisa. “Su relato no aporta demasiados datos para avanzar en la investigación”, señalaron los investigadores. Esto complica el desarrollo en la pesquisa iniciada a partir de la denuncia realizada esta semana por los familiares de Martínez.

Por su parte, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, se refirió a la desaparición de Martínez y pidió hacerles llegar sus palabras de aliento a todas las personas que están dando su testimonio en los crímenes de lesa humanidad que se llevan adelante en todo el país. “Quiero decirles a todo ellos que el Estado tiene forma de protegerlos, que estamos en un momento de la historia de nuestro país donde quieren imponernos el miedo y desestabilizar a la democracia.” Por último, recordó el atentado que sufrió ella, en 2002, y el intento de secuestro a Sonia Torres, abuela de la filial Córdoba, a quien le gatillaron en la cabeza. “Se trata de las mafias mercenarias”, advirtió.

© Escrito por Adrián Pérez y publiciado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 22 de Abril de 2011.


Desmienten al testigo que desapareció esta semana...

El juez Villafuerte Ruzo aclaró que Martínez fue procesado por mentir y hacerse pasar por víctima de terrorismo de Estado.

El juez federal de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo aclaró, mediante un comunicado, que Víctor Oscar Martínez, quien dijo haber sido secuestrado recientemente por su supuesta vinculación a un delito de lesa humanidad, fue procesado por falso testimonio e imputado por estafa años atrás, al intentar cobrar la indemnización a víctimas del terrorismo de Estado.

Asimismo, indicó que Martínez no había sido investigado por su juzgado por sus "creencias religiosas" como lo informó a la prensa días atrás su abogada defensora, Gabriela Scopel, sobre quien recordó que fue "sancionada con multa por inconductas procesales en ese expediente".

De acuerdo con la agencia DyN, el juez señaló que el procesamiento contra Martínez fue confirmado en febrero por la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario. Según Villafuerte Ruzo, Martínez incurrió en falso testimonio e intento de estafa cuando trató de "ponerse falsamente en el papel de víctima del terrorismo de Estado".

De ese modo, acotó, buscaba "poder cobrar la indemnización que otorga el Estado Nacional por intermedio de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación a tales personas".

No estaban "dentro del objeto procesal de la causa las distintas creencias religiosas de Martínez, tal como erróneamente lo ha informado su abogada defensora Gabriela Scopel", añadió el juez.

Los dichos de Villafuerte Ruzo surgen luego de las acusaciones contra el juzgado en el que se tramita la investigación sobre la muerte del obispo de San Nicolás, Horacio Ponce de León, en torno a una supuesta persecución religiosa en contra de Martínez.

Ante ello, el juzgado decidió informar sobre "datos objetivos" del contexto jurídico de las causas en trámite en las que se encuentra involucrado Martínez.

El comunicado enviado a DyN informa que Martínez estaba "procesado en la causa 29.026 exclusivamente por el delito de falso testimonio agravado e imputado por el delito de 'estafa contra la administración pública', en grado de tentativa, bajo la sospecha de falsear su testimonio” en la causa sobre Ponce de León.

Fuentes vinculadas a la investigación señalaron a DyN que si bien Martínez viajaba en el automóvil con Ponce de León cuando se produjo la muerte del prelado, en su primera declaración de 1977 dijo que no había visto nada porque dormía y en 1984 ante la CONADEP, declaró que había sido secuestrado, al parecer por presenciar el crimen del religioso, desde la sede de Prefectura de San Nicolás, donde cumplía el servicio militar.

Pese a todo ello, en 2006 afirmó que Ponce de León habría sido asesinado en plena ruta, luego de un impacto frontal con otro vehículo y mediante un culatazo de FAL que le destrozo el pecho, lo cual, sostuvo fue ordenado por el entonces Jefe del Batallón de San Nicolás Manuel Fernando Saint Amant, quien está procesado en causas por violaciones a los Derechos Humanos y espera ir a juicio oral.

En esa última declaración, Martínez dijo haber sido "secuestrado y sacado por un camión del Ejército desde la clínica en la que se encontraba internado, para ser llevado a un lugar en el que fue drogado y torturado hasta septiembre de 1977".

Sin embargo, los informantes consultados dijeron que, pese a esas versiones, en agosto Martínez firmó los recibos en los que recibió bienes que le dejó Ponce de León en su testamento.

El comunicado oficial del juez remarcó que la autopsia al cadáver del obispo "por unanimidad de los peritos intervinientes, incluidos los de parte, del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema y del Equipo Argentino de Antropología Forense, se descartó la fractura de los huesos del tórax anunciada en forma testimonial por Martínez, lo cual puso en evidencia aún más la mendacidad de los dichos del nombrado".

En 2009, "sobre la base de numerosas pruebas testimoniales, documentales y periciales llevadas a cabo, Víctor Oscar Martínez fue procesado sin prisión preventiva" por falso testimonio, lo cual fue "confirmado por la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario en fallo unánime" el 8 de febrero de 2011.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónima de Buenos Aires el sábado 23 de Abril de 2011.