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sábado, 20 de abril de 2019

El Imaginero... Martín Valmaceda (Chile)... @dealgunamanera...

El Imaginero


¿De qué quiere usted la imagen? -preguntó el imaginero-.

Tenemos santos de pino, hay imágenes de yeso.

Mire este Cristo yacente, madera de puro cedro.

Depende de quién la encarga: una familia o un templo. O si el único objetivo es ponerla en un museo.

-Déjeme pues que le explique, lo que de verdad deseo -dijo el cliente-.

Yo necesito una imagen del Jesús, el galileo, que refleje su fracaso intentando un mundo nuevo.

Que conmueva las conciencias y cambie los pensamientos.

Yo no la quiero encerrada en iglesias ni en conventos, ni en casa de una familia para presidir sus rezos.

No es para llevarla en andas, cargada por costaleros.

Yo quiero una imagen viva de un Jesús hombre sufriendo, que ilumine a quien la mire el corazón y el cerebro; que den ganas de bajarlo, de su cruz y del tormento.

Y quien contemple esa imagen no quede mirando un muerto, ni que con ojos de artistas sólo contemple un objeto, ante el que exclame admirado ¡Qué torturado más bello! 

Perdóneme si le digo -responde el imaginero- que aquí no hallará seguro la imagen del Nazareno, vaya a buscarla en las calles entre la gente sin techo, en los hospicios y hospitales donde haya gente muriendo, en los centros de acogida en que abandonan a viejos, en los pueblos marginados entre los niños hambrientos, en mujeres maltratadas, en personas sin empleo.

Pero la imagen de Cristo no la busque en los museos, no la busque en las estatuas, en los altares y templos, no siga en las procesiones los pasos del Nazareno. No la busque de madera, de bronce, de piedra o yeso.

Mejor, ¡busque entre los pobres, su imagen de carne y hueso!

Martín Valmaceda (Chile)




domingo, 20 de abril de 2014

¡Felices Pascuas de Resurrección y Transformación!... De Alguna Manera...

¡Felices Pascuas de Resurrección y Transformación!...

El Vive, celebra la Resurrección...

Es Pascua… Época de Transformación, de Cambio, de Esperanza…

Pascua significa Paso, de un lugar de Esclavitud a otro de Esperanza como Abraham hacia la Tierra Prometida. Como Jesús a la Vida Eterna y por su Resurrección.

Habría que meditar entonces…

¿Qué cambios estamos dispuestos a hacer?...

¿Qué pasos vamos a dar hacia la Esperanza, hacia la Transformación en un país mejor para todos, que, a veces, esté más cerca de lo que podemos ver?...

¿Qué Transformaciones, en ésta, nuestra vida, estamos dispuestos a afrontar?...

Desde nuestro espacio de labor profesional, proponemos que, en este tiempo de Pascua, revisemos las alternativas y cambiemos, tomemos la decisión de Transformar, a partir del pensamiento, el país donde queremos vivir.

¡Felices Pascuas de Transformación!


domingo, 24 de marzo de 2013

Domingo de Ramos... De Alguna Manera...


Domingo de Ramos...

Recibieron a Cristo mientras entraba a la ciudad con palmas y ramos en muestra de que era el Mesias

Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.

Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban:

"¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"

Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.

La muchedumbre que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños, cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén.

Fueron muchos los que siguieron a Cristo en este momento de triunfo, pero fueron pocos los que lo acompañaron en su pasión y muerte.

Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.

¿Qué significado tiene esto en nuestras vidas?

Es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.

Explicación de la Misa del Domingo de Ramos

La Misa se inicia con la procesión de las palmas. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego se comienza la Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.

Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas benditas a nuestro hogar. Se acostumbra colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos siempre darle la bienvenida en nuestro hogar. Es importante no hacer de esta costumbre una superstición pensando que por tener nuestra palma, no van a entrar ladrones a nuestros hogares y que nos vamos a librar de la mala suerte.

Oración para poner las palmas benditas en el hogar

Bendice Señor nuestro hogar.
Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en él.
Por tu intercesión danos paz, amor y respeto,
para que respetándonos y amándonos
los sepamos honrar en nuestra vida familiar,
Sé tú, el Rey en nuestro hogar.
Amén.

© Escrito Tere Fernández el domingo 24/03/2012 y publicado por Catholic.net



 24 de Marzo, Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia.

jueves, 21 de marzo de 2013

El cielo y el barro… De Alguna Manera...

Él es la revolución…


Un maestro y un cartonero argentinos están más cerca de Francisco que cualquier otro dignatario. El cardenal Jorge Bergoglio se transformó en el papa Francisco el día de San José. No fue casualidad. El sintió el llamado de Dios al pasar frente a la parroquia de San José de Flores, en su barrio. José fue el esposo de la virgen María, la madre de Jesús de Nazaret. “José” viene de justo, del sentido de justicia que guarda fidelidad a la ley. Además, por su oficio, fue convertido en el santo del Trabajo. Dice Jairo con letra de Daniel Salzano: “Cuando José el carpintero/ supo que iba a ser papá/ levantó a María en brazos/ para ponerse a bailar”. José fue el padre terrenal de Jesús, el que lo protegió huyendo a Egipto cuando Herodes había decretado la mano dura. Por eso José es el patrono de la familia y también de la Iglesia.

Pero yo quiero hablarle de otro José, que no es santo pero que merecería serlo aunque fue un demonio. De José del Corral, el maestro de los chicos más frágiles que estaba a pocos metros del trono de Pedro. José y su amigo, el cartonero Sergio Sánchez, fueron los argentinos que más cerca estuvieron del flamante Papa. Más cerca que todos los reyes, príncipes y jefes de Estado más poderosos del planeta.

José dijo que supo ser “un ateo terrible” al que habían echado de siete colegios. Pero todo cambió cuando conoció al padre Jorge, que lo primero que hizo fue crear la Vicaría de la Educación. Un día en la Plaza de Mayo, delante de siete mil estudiantes, se puso el guardapolvo blanco que le regaló el maestro José. El mismo que vistió José ayer, casi al lado del Papa ante la extrañeza y, por qué no decirlo, la envidia de muchos que se creen mucho.

El maestro José contó que cuando el padre Jorge lo llamó por teléfono para despedirse porque se iba al Vaticano, como siempre le hizo una broma: “¿Voy preparando el bolso?”. Ambos rieron. Pero el docente José del Corral lloró cuando le avisaron que estaba invitado a la ceremonia de entronización de su amigo. Dicen que el abrazo que se dieron frente al altar movió los cimientos de la mismísima Capilla Sixtina.

El siguiente terremoto lo produjo el cartonero Sergio Sánchez, que estaba vestido con su uniforme de reciclador. La emoción volvió y fue millones de lágrimas. Sergio le recordó la última misa, rodeado de cartoneros, mujeres pobres y morochas de la Patria Grande arrancadas de la trata y la puta explotación. Muchachos renacidos del trabajo esclavo y costureras condenadas a la cama caliente y a un plato de lentejas que les pagan diseñadores vip. En esos tres argentinos, en Jorge el cura, José el maestro y Sergio el cartonero se podría resumir la Argentina de la esperanza, la Iglesia de los pobres para los pobres.

José del Corral y del pesebre, además, fue iluminado por la palabra justa como su antepasado de Belén, y dijo frente a un micrófono: “La revolución es él. Su vida es la revolución”.

Tuvo la sabiduría de decir todo en pocas palabras. Lo que hizo hasta acá y lo que tiene la misión de hacer de ahora en más son una tarea titánica. Un desafío que es como una gigantesca cruz sobre los hombros.

Deberá expulsar del templo a los mercaderes de la banca vaticana, a los inmorales que violan chicos y a los cómplices que los protegieron, a los jerarcas colaboracionistas de las dictaduras y los sacerdotes que asistieron a las torturas, y a los que abandonaron a los pobres como último orejón del tarro y prefirieron el lujo frívolo a la austeridad franciscana y republicana y al amor por los grasitas y los descamisados.

Si Francisco lo logra, habrá concretado una revolución, que es el nombre que los laicos damos a los milagros. En lo personal, y con su sola presencia, ya empezó a reconstruir esa Iglesia desfigurada en el rostro de Dios. Ya logró el milagro de tocar el cielo con las manos sin despegar los pies del barro.

Hoy Francisco está apenas un escalón abajo del reino de los cielos. Es el mismo que en el año 2009 dijo que “los derechos humanos se violan no sólo por el terrorismo, la represión o los asesinatos, sino también por las condiciones de extrema pobreza y las estructuras económicas injustas que originan las grandes desigualdades”.

Vox populi, vox Dei. La única verdad revelada es la realidad: el pueblo está con el Papa porque el Papa está con su pueblo. El milagro de la revolución parió una esperanza. Este país ya tiene Papa. Ojalá que el mundo tenga cura.

© Escrito por Alfredo Leuco el jueves 21 de Marzo de 2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.