El complejo de Dafne o la angustia de penetración...
La angustia de la penetración es un problema muy frecuente entre las
mujeres pero tiene solución.
Lo padecen muchas
mujeres jóvenes. Por qué se genera y cómo tratarlo. Apolo, dios del sol y la
música, fue maldecido por Eros después de burlarse de éste por jugar con un
arco y flechas. Eros, enojado, tomó dos flechas una de oro y otra de hierro.
Con la flecha de oro disparó a la ninfa Dafne provocando rechazo y desinterés y
con la de oro disparó a Apolo provocando amor y desesperación por Dafne.
Cuanto más Apolo la perseguía rogándolo que se quedara con
él, ella mas huía sintiendo miedo y angustia, ante esta situación ella huyó
hacia las montañas para evitarlo, se encomendó al Dios del río Peneo, y fue en
ese momento casi alcanzada por Apolo cuando ligeramente todo su cuerpo comenzó
con una mágica transformación: su piel se recubrió de corteza, sus delicadas
uñas se alargaron multiplicándose en hojas, sus cabellos formaron un denso
ramaje, el rostro fue desapareciendo detrás de la corteza y su cuerpo se
convirtió en tronco.
Así, quedó transformada en un árbol de laurel con sus raíces
hundidas en la tierra, rígida e inmóvil para siempre. Apolo abrazó al árbol y
como ya no podía tomarla como esposa prometió amarla eternamente y declaró que
ese árbol sería consagrado a su culto.
Apolo y Dafne es un relato de la mitología griega. Este mito
simboliza el “complejo de Dafne” que consiste en el miedo de algunas jóvenes
hacia la sexualidad, también se llama “angustia a la penetración”. Debido a
este miedo, algunas mujeres terminan evitando cualquier tipo de contacto
sexual.
En cambio, prefieren perjudicarse ellas mismas aislándose
con tal de no enfrentar la situación de miedo. Son mujeres que no saben o no
pueden poner en palabras lo que les pasa y es ahí donde el cuerpo expresa lo
que uno no puede decir, se cierran cada vez más, tomando una actitud evasiva.
Ante una posible penetración, incluso, se puede provocar un
espasmo involuntario de músculos que rodean la entrada de la vagina a tal punto
que es imposible el acto sexual, provocando, algunas veces, mucho dolor. A fin
de evitar una confrontación con sentimientos dolorosos, estas mujeres intentan
evitar todo tipo de contacto sexual. Esta situación provoca ansiedad, tensión y
rabia.
Generalmente se da en mujeres jóvenes. Entre las causas
principales, figuran la falta de una adecuada educación sexual, una educación
religiosa muy estricta, efectos psicológicos producto de un abuso o violación,
creencias erróneas con respecto a la sexualidad, crecer con padres que tienen
actitudes de rigidez y represión.
Para revertir esta situación, lo principal es tomar
conciencia de que tiene solución. Luego hay que eliminar creencias erróneas
respecto de la sexualidad y tomar una actitud activa en la resolución del
problema. La pareja puede brindar seguridad que no se hará nada que la otra
persona no quiera. En síntesis, mostrando amor, comprensión, calidez y
protección, la solución es mucho más fácil.
© Escrito por Ofelia Salgueiro (*) y publicado por el
Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 22 de Junio de 2012.
(*) Integrante del equipo profesional INEPA (Instituto de
Psicología Argentino).